¡Larga vida a la Françafrique!

El auténtico heredero
del espíritu y la práctica del foccartismo (Jacques Foccart muere en
1997) es Robert Bourgi, abogado francés de origén libanés nacido en Dakar
(Senegal) e hijo de Mahmoud Bourgi, un empresario con quien Foccart hizo buenos
negocios. Bourgi fue gran amigo del presidente de Gabón, Omar Bongo, y lo es en
la actualidad de los presidentes de Senegal, Abdoulaye Wade, y de la República del Congo,
Dennis Sassou-Nguesso. Este ambicioso abogado ha sabido desempeñar muy bien su
papel. Crecido a la somba de Chirac y luego de Dominique de Villepin, en
septiembre de 2005 se pasó al bando de Nicolas Sarkozy, para quien gestiona,
actualmente, los asuntos africanos de la República francesa.
Y lo hace al mejor estilo Foccart. Hace unos años, acompañó a Karim Wade, hijo
del presidente senegalés, al despacho de Sarkozy. De allí salió un jugoso
contrato para la construcción de una central nuclear en Senegal por parte de
las empresas francesas Areva, Bouygues y EDF. A cambio, el delfín del
presidente Wade, que ya se postula para relevar a su anciano padre y que lidera
la corriente interna llamada Generación del Concreto del Partido Demócrata
Senegalés (PDS), lograba una codiciada foto junto al patrón Sarkozy.
Otro dato llamativo de Robert Bourgi es que su hermano Albert es editor de la
famosa revista francesa sobre África, Jeune Afrique, considerada como
una herramienta más de la política exterior francesa. De hecho, son muy
llamativos en esta revista, por ejemplo, los dossieres muy positivos sobre
Marruecos, gran aliado francés, que publica periódicamente Jeune Afrique en
los que, entre otras cosas, se obvia por completo la violación de los Derechos
Humanos en los territorios ocupados del Sahara y se considera a la ex colonia
española como parte del reino alauí, algo a todas luces ilegal según la
legislación internacional.
Precisamente en el contencioso del Sahara se pone de manifiesto la manera en
que el Elíseo ignora los derechos de los africanos. Francia lleva años jugando
el papel de árbitro, pero también de aliado, de las dos grandes potencias que
se disputan la supremacía del Magreb occidental, Marruecos y Argelia, en los
que París se juega muchísimo económicamente. Por eso, Rabat sabe que cuenta en
los galos con uno de sus grandes apoyos.
Este hecho se puso bien a las claras en una reciente reunión del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas, en la que la mayoría de los países, incluído
España, pretendía incluir la cuestión de los Derechos Humanos entre las
competencias de la Misión
para el Sahara de Naciones Unidas (Minurso), la única misión internacional en
el mundo que no vela por ellos. Sin embargo, el veto francés impidió esta
ampliación de competencias, lo que permite a Marruecos hacer y deshacer en los
territorios ocupados, empleándose allí con gran violencia contra la población
civil que defiende la celebración de un referéndum, tal y como ha fijado la ONU.
BOURGI, PERO
TAMBIÉN BOLLORÉ
Bourgi es uno de los eslabones de la Françafrique que llegan hasta
Sarkozy, hasta la actualidad. Pero hay otros que, al más puro estilo Foccart,
operan en la sombra. Es el caso del multimillonario empresario Vincent Bolloré,
íntimo amigo del presidente francés y que se hizo mundialmente famoso por
prestar su yate de lujo a Sarkozy para que pasara sus vacaciones justo después
de que éste ganara las elecciones. El grupo Bolloré está implantado en una
cuarentena de países africanos, especialmente en Costa de Marfil, República del
Congo, donde es la principal empresa productora de petróleo, Gabón y Camerún.
En este último país controla el puerto de Douala y el servicio ferroviario y
participa en las plantaciones de palmeras a través de la sociedad Socopalm.
Asimismo, mantiene la fundación de la esposa del presidente camerunés Paul
Biya, Chantal Biya, y gestiona una radio muy próxima al poder.
La incursión y presencia de Bolloré en medios de comunicación es muy conocida
en Francia. Controla buena parte del grupo Havas, desde donde ha lanzado la
cadena de televisión Direct 8 y los periódicos gratuitos Direct Soir
y Matin Plus, todos ellos muy benévolos con Sarkozy. Asimismo, participa
en empresas de publicidad, sondeos televisivos y encuestas, lo que le da una
gran capacidad de influencia en la opinión pública francesa.
Uno de los temas más espinosos de las independencias africanas es la amplísima
presencia militar francesa en África, con unos 10.000 soldados en la
actualidad, planteada inicialmente y en muchos países como necesaria para la
defensa ante enemigos exteriores, pero que, en la práctica, ha servido en estos
cincuenta años para operaciones de "contrainsurgencia" contra la
población civil o contra rebeldes (Chad y República Centroafricana son ejemplos
muy recientes) o para servir, directamente y sin ambages, a los intereses de la France. En
Senegal, por ejemplo, la presencia de bases francesas es un tema que indigna a
mucha gente y el propio presidente Wade se ha visto forzado a prometer su
desmantelamiento para este mismo año, lo que aún no ha ocurrido en la práctica.
UN DISCURSO
DENIGRANTE
Cuando Nicolas Sarkozy llegó al poder manifestó su intención de separarse de
sus antecesores en lo que a África respecta. Habló de una relación
"transparente" y "alejada de los cauces oficiosos que tanto daño
han hecho" en el pasado. Sin embargo, en su primera visita al África
subsahariana, en el verano de 2007, el presidente ya mostró el colmillo con un
discurso denigrante para los africanos, pronunciado en la universidad Cheikh
Anta Diop de la capital senegalesa. Entre otras lindezas, aseguró que "el
drama de África es que el hombre no ha entrado lo suficiente en la Historia", obviando
milenios de riquísima historia africana) y redujo al africano a un pobre
campesino que se deja llevar por las leyes de la naturaleza. Lo increíble fue
que nadie se levantara de su asiento ante tanto insulto.
En la actualidad, nuevos y potentes actores económicos intervienen en el
continente. Es el caso de Brasil, Rusia o China, por citar algunos casos de los
conocidos países emergentes o BRIC. Y las viejas potencias coloniales están
preocupadas de perder sus relaciones de privilegio con sus ex colonias, que
tantos beneficios les han generado. Todos parecen estar tomando posiciones en
una guerra sorda por el control, en la que el continente sigue siendo visto
como un solar para la extracción de materias primas. Si Sarkozy pudiera haber
albergado alguna intención de renunciar a la Françafrique,
esta feroz competencia ha contribuído a quitárselo de la cabeza.
Y en cuanto a los sinuosos vericuetos de la política exterior francesa en
África, más de lo mismo. Como se ha visto, tanto por quienes la ejecutan como
por la manera de hacerlo, tanto en la política como la economía, Francia sigue
moviéndose en varios niveles en el continente que antaño dominara con la
colonización. Como decía el politólogo francés Aziz Fall en una reciente
entrevista a GuinGuinBali, "con una mano hace una cosa y con la otra lo
contrario". Así, el debate sobre las independencias africanas que se
celebran estos días de agosto de 2010 está tan vigente como que aún no está
claro, en absoluto, si la mayoría de los países africanos, al menos los que
tuvieron a Francia como potencia colonial son, realmente, independientes.
Fuente: http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=specials&task=view_special_new&cat=3&id=754
Lecturas recomendables
Este tema es amplio y complejo. Esta serie de artículos que hoy
acaba tan solo ha pretendido servir para presentar la cuestión y estimular la
curiosidad de saber más a quienes puedan estar interesados. Para ello,
recomendamos, además de las páginas web de Survie y Grila,
la lectura de El bombero pirómano, de François-Xavier Verschave,
Jean-Marie Volet, André Ntonfo, Odile Tobner / Mongo Beti,
Dossier negro 23 de Survie, ¿Qué hace el Ejército francés en África?, de
Raphaël Granvaud.
Nicolas Sarkozy ou la
Françafrique décomplexée, de Samuël Foutoyet.
Sarko en Afrique, de Antoine Glaser y Stephen Smith.
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