SER ANTIIMPERIALISTA HOY

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Publicado el 01/10/2010

Cambio, en su suplemento Movimientos Sociales, publicó el pasado sábado 4 de septiembre una entrevista reveladora con Rina Bertaccini, ingeniera geógrafa argentina dedicada a la lucha por la paz frente a la militarización en esta parte del continente y la soberanía de los pueblos.

En el curso de la entrevista, Bertaccini entrega información altamente valiosa de la que todo latinoamericano que milita en las filas de la paz y la defensa de la soberanía de nuestros pueblos debiera estar advertido. De acuerdo con los estudios y datos con que cuenta la activista, en el Caribe no sólo está Estados Unidos, como fuerza militar influyente ubicada en puntos estratégicos, hay bases militares alquiladas a Holanda (por parte de EEUU) en las islas de Curaçao y Aruba, pero hay otras bases en la Guayana Francesa que siguen siendo un territorio colonial francés y, vale aclararlo, Francia es miembro del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Sobran, desde luego, los comentarios sobre los países en los que las potencias mundiales se han instalado cual gendarmes del mundo, prestos a cualquier intervención allí donde se les antoje.

No en vano la activista por la paz y contra las bases militares en América Latina habló de que nuestros países están rodeados de un círculo de fuego. Desde el Caribe hasta las Islas Malvinas, Estados Unidos y la OTAN se han encargado de sentar su presencia militar con el más absoluto cinismo. Hay bases en Martinica, no se han ido del todo de las bases de Puerto Rico, y en algunas islas británicas pequeñas –entre Puerto Rico y EEUU– hay también instalaciones militares que son de la OTAN. En el sur, en las Malvinas está la gran base militar de Mount Pleasant; para unas islitas donde viven 2.500 habitantes hay dos pistas de aviación, una con 2.600 metros de largo, igual que la de Palmerola. El largo de la pista tiene que ver con el tamaño de los aviones que tienen que moverse para transportar tropas, equipos, armas, municiones, y esto también está reconocido con documentos de la Unión Europea.

A estas alturas de la historia, pareciera no ser ya una novedad aquella presencia que ha desatado una corriente social y política que recorre América Latina y el mundo en contra de las bases militares que, como nos enteramos gracias a la destacada entrevista, ya no son sólo de los Estados Unidos, sino de países pertenecientes a la OTAN.

Un verdadero círculo de fuego custodia hoy no sólo la influencia política de las potencias imperialistas en la región, sino –y esto quizás es lo más grave– los riquísimos recursos naturales con que cuentan nuestros países. No es casual pues tal despliegue y tanta presión guerrerista, por ahora  silenciosa sobre el continente.

Estos criterios vale la pena recuperarlos para reflexionar sobre la urgente como insoslayable necesidad de denunciar y resistir toda presencia militar extranjera en nuestros países. Bertaccini sostiene, por ejemplo, que uno de los principales grupos afectados por las bases militares y las políticas del Pentágono son los pueblos indígenas, cómo no denunciarlo y rechazarlo de manera militante. Algunos ejemplos de la guerra silenciosa contra los indígenas están a la vista: en Chile tienen una ley llamada antiterrorista que la están aplicando a los mapuches; Perú es una gran base militar norteamericana; Panamá sigue los pasos de Colombia y sus territorios están a merced de la política intervencionista del Pentágono.

Según la activista, desde hace muchos años hay una política de injerencia de Washington en la región, la que ahora se ha visto afectada por el hecho de que en los pueblos de la región ha surgido una cantidad de gobiernos con distintas definiciones políticas. Algunos se enfrentan, o por lo menos no comparten o resisten las políticas del Pentágono. La mayoría de los gobiernos se opone a este proceso de remilitarización del continente por parte de EEUU, remilitarización que es impulsada desde la misma Casa Blanca y a través del Comando Sur, o lo que ellos llaman Ministerio de Defensa, que en realidad debería llamarse Ministerio de la Guerra.

El signo más evidente de esta política de remilitarización –señala Bertaccini– es el desarrollo de muchas más bases extranjeras en la región. Es cierto que hace mucho tiempo que hay bases militares, pero quizá en el último período (2009 y 2010) el signo característico es el aumento brutal de éstas.

Es una realidad recién visibilizada para la gente común. El año pasado en Bariloche, en la Cumbre de Unasur del 28 de agosto, cuando apareció el escándalo de las nuevas bases militares en Colombia cedidas por el gobierno de Álvaro Uribe al Pentágono, se pudo ver –durante siete horas en la televisión estatal– toda la discusión de los gobiernos criticando a Uribe y denunciando la presencia de las bases militares extranjeras. Los doce gobiernos de Unasur rechazaron esta presencia extranjera y Uribe se quedó solo. Ni siquiera el Gobierno de Perú, que es su aliado en estos temas, lo apoyó. Gobiernos como los de Hugo Chávez de Venezuela, Rafael Correa del Ecuador y Evo Morales de Bolivia, salieron al frente para denunciar y rechazar la presencia militar norteamericana.

Frente a la evidente amenaza no ya de la instalación de bases militares, sino de su presencia efectiva en varios puntos estratégicos del mapa latinoamericano, se ha gestado un gran movimiento antiimperialista en Argentina, Brasil, Colombia, Cuba e inclusive Estados Unidos, en rechazo a las bases militares cuyo objetivo superior, sin duda, es la intervención sobre aquellos pueblos que han dicho basta al modelo capitalista depredador y plantean hoy nuevos caminos para la construcción de la verdadera independencia, con dignidad y soberanía.

Es bueno no olvidar que el enemigo principal de los pueblos tiene un nombre y posee un frondoso prontuario de delitos contra la humanidad: el imperialismo norteamericano.


En las Malvinas está la gran base militar de Mount Pleasant; para unas islitas donde viven 2.500 habitantes hay dos pistas de aviación, una con 2.600 metros de largo...esto tiene que ver con el tamaño de los aviones, que tienen que transportar tropas, equipos, armas...