
Había terminado el verano y el 27 de marzo de 1948, era jueves
popular. Esa noche los cines 3 de febrero, Ebro y Sucre estaban repletos.
Muchos se habían quedado fuera y lamentaban no haber logrado taquilla para las
funciones triples, que eran de las pocas distracciones para casi 50 mil
habitantes de la capital de la república.
A las ocho de la noche, se sintieron los primeros síntomas. Los perros ladraban
sin motivo, las gallinas cacareaban y los gallos cantaban a deshora, los gatos
buscaban refugio huyendo de enemigos invisibles y algunas personas denunciaban
inusuales mareos.
No había terminado la primera película, cuando se sintió un fuerte remesón,
luego siguieron otros menores. Las galerías repletas de los cines se vinieron
abajo, pues eran simples tablones. Muchos salieron heridos por el derrumbe y
por los pisotones del desbande.
El sismo fue muy fuerte. Se cortó la energía eléctrica. Las calles oscuras
estaban llenas de gente que no sabía dónde refugiarse. Se sacaron colchones
para dormir en la calle. En la plaza 25 de mayo, los apóstoles de bronce de la
torre de la catedral, se habían precipitado como nadadores en piscina. Aún hoy
se pueden ver sus heridas.
La arquitectura de entonces estaba basada en el adobe. Las paredes heredadas de
la colonia y la república, eran de un metro de ancho. Todo quedó en mal estado.
En casa, una tía mía lloraba pues toda su cristalería se había destruido.
Fueron muchas las pérdidas causadas por el sismo, que aún hoy se comenta.
Producto de esa tragedia y como parte de las medidas de emergencia adoptadas
por el gobierno de Hertzog se decidió constituir una fábrica de cemento en base
a las calizas existentes a sólo cuatro kilómetros de la ciudad.
El 21 de enero de 1959, la sociedad anónima entre la alcaldía, universidad y
Corporación Boliviana de Fomento (CBF) arrancó con 33,33% para las dos primeras
y 33,34% para la tercera socia que a su liquidación, la cedió a la Prefectura. Así
nació la Fábrica
de Cemento Sociedad Anónima (Fancesa).
Los neoliberales se repartieron el país
Fue un orgullo regional, hasta la llegada de los neoliberales enviados por el
“Tío Sam” encabezados por Víctor Paz Estenssoro. En 1985 nos lanzaron una
píldora cuadrada que tragamos, pues nos aseguraron que Mamá Bolivia se nos
moría. Nos hicieron creer que al ser pobres, debíamos vender las joyas de la
familia para comprar las medicinas que precisaba.
Para actuar de consuno, se asociaron en una banda de truhanes que
se llamó “Acuerdo Patriótico” y comenzaron a liquidar lo que encontraron a su
paso. El Ministro de Planeamiento, Samuel Doria, liquidó en pocos meses
el Banco del Estado, al que debía más de 22 millones de dólares. Nunca hubo un
banco más grande en Bolivia, pero desapareció. Aún hoy siguen en liquidación
otros que no le llegaban ni a los talones.
“Esto para mí y esto para ti”, la truhanería se repartió las empresas estatales
que eran las joyas de mamá, pues esperaban su pronta muerte. Como dicen
familiarmente los argentinos cuando son hurtados, “nos afanaron las empresas”.
Mamá Bolivia no murió y hoy sana de sus dolencias quiere que sus buenos hijos
recuperen lo que le pertenece.
El decreto 0616, ordena la reversión de las acciones de FANCESA al dominio
estatal para beneficio de los chuquisaqueños. Al margen, se tendría que
garantizar una investigación en torno a las circunstancias por las que un
tercio de las acciones pasaron a manos de la, por entonces, casi quebrada
cementera paceña. Doria dice que pagó 26 millones de dólares.
Del dicho al hecho hay mucho trecho. La Autoridad de Fiscalización y Control Social de
Empresas, tiene la obligación de investigar si el pago fue en efectivo o de a
poquito con las ganancias de la propia Fancesa. Al Banco del Estado, Doria le
debía más de 22 millones de dólares. Siendo Ministro, es decir juez y parte, le
pagó sólo diez centavos por cada dólar adeudado.
Los chuquisaqueños estamos acordes con la recuperación y es más, exigimos una
profunda investigación para el caso de las casi 70 empresas que se auto
regalaron miristas, movimientistas, adenistas, eneferistas, ucesistas y otros
socios del “Acuerdo” pagando precios de “gallina muerta”.
Segunda Parte:
FANCESA para el MIR
Ya el año 2000 un juez de Partido en lo Civil y Comercial
de la capital sentenció que el convenio suscrito entre la Universidad Francisco
Xavier y Soboce S.A. atentó contra los intereses y el patrimonio de los
chuquisaqueños. Se habían cumplido 10 años de agresión…
El siguiente es un fragmento de un ensayo que recoge una parte de la oscura
historia que significó el proceso de privatizaciones en Bolivia y el caso
FANCESA en particular.
escribe: Orlando Ceballos Acuña abogado y ex constituyente
El desmantelamiento del Estado que impuso el MNR a través de su modelo neoliberal permitió la distribución vergonzosa de las empresas estratégicas del Estado: los ferrocarriles para los chilenos; Entel para los italianos; el LAB para Canhedo (un pícaro empresario del Brasil); YPFB reducida a despojos y los hidrocarburos para trasnacionales norteamericanas, europeas y brasileñas, y Fancesa para el MIR.
El dictador elegido Hugo Banzer Suárez —que cogobernaba en alianza del MIR—, mediante DS Nº 25523 de 28 de septiembre de 1999, en el marco de la Ley Nº 1330 de Privatización —que autorizaba a las instituciones, entidades y empresas del sector público enajenar los activos, bienes, valores, acciones y derechos de su propiedad y transferirlos a personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras— aprobó la adjudicación y autorizó la transferencia de las acciones de la Prefectura del Departamento de Chuquisaca, correspondiente al 33,34% del paquete accionario en la Fábrica Nacional de Cemento S.A. (Fancesa), a favor de Soboce en la suma de 26 millones de dólares. Esta diligente operación estuvo a cargo del Ministro de Comercio Exterior e Inversión, Carlos Saavedra Bruno. De esta manera, el MIR cobraba su tajada de la torta por su esfuerzo de respaldar y operativizar la gran tarea neoliberal de desmantelar el Estado.
Chuquisaca no se quedó de manos cruzadas, con la fuerza de su
dignidad regional y con el coraje que sólo el precedente histórico suele
movilizar a los pueblos, resistió la embestida neoliberal, porque Fancesa es la
síntesis de Chuquisaca, es la entraña regional que convertida en valor sienta
presencia en el país. Fancesa es la manera de ser Chuquisaca en Bolivia. La
universidad se movilizó, el transporte pesado presidido por su dirigente Óscar
Reynolds, junto a los trabajadores de Fancesa, dirigidos por el Comandante
Guadalupe Alberto Arias y Juan Quiróz, instalaron sendas asambleas, evaluaron
seriamente la situación, deliberaron y resolvieron resistir. Al llamado
regional, Chuquisaca entera adoptó medidas de presión, la Central Obrera
Departamental aglutinó a los sectores sociales y las instituciones
disciplinadamente respaldaron las medidas.
Cuadrillas de chuquisaqueños se hicieron presentes en el Palacio de
Comunicaciones de la ciudad de La
Paz para denunciar la angurria mirista para hacerse
fraudulentamente de una productiva fábrica que contaba con un prestigio
insuperable en el mercado nacional (especialmente oriental), cuyo producto era
de una calidad indiscutible. El rector Robles protagonizó las movilizaciones…
nos hizo jurar —a todos los chuquisaqueños— públicamente en plaza 25 de Mayo,
desde los balcones de la
Federación de Chóferes, defender nuestra fábrica hasta la
muerte, antes que un empresario ambicioso ponga un pie en Fancesa. Esa tarde,
la plaza se erizó de puños en alto.
Después, dolorosamente se descubrió que este mismo rector, a espaldas de Chuquisaca, en la ciudad de La Paz, el 2 de diciembre de 1999, suscribió el famoso Convenio Universidad-Soboce, mediante el cual unilateralmente la Universidad cede la administración de sus acciones, del 33,33%, a favor de Soboce por el lapso de siete años, con plenas facultades para la designación de sus directores, estableciendo como condición el desembolso de 12 millones de bolivianos que recibiría la Universidad San Francisco Xavier, para lo cual otorgó poder notarial irrevocable a favor de Soboce y el depósito de las acciones de la Universidad en un banco como garantía de cumplimiento.
Sin reparar la transgresión de los artículos 59.5, 7 y 9 de la CPE de entonces y sin importar la lesión de los derechos protegidos por el Código de Comercio y el Código Civil que le asistían al tercer copropietario: el Gobierno Municipal, las partes acordaron los siguiente: CLÁUSULA SEXTA.- SOBOCE S.A. recuperará el monto citado con la retención del 1,5% (uno y medio por ciento) de las ventas brutas anuales de cemento durante los 6 años, no siendo la fuente los recursos de la Universidad.
Ya con anterioridad, el Consejo Universitario de San Francisco
Xavier de 30 de noviembre de 1999 —previa solemne votación reglamentaria—
aprobó el convenio a ser suscrito por el Magnífico Rector, que hasta ese
entonces —en Comunidad Universitaria— deliraba con los millones de una
organización internacional criminal que terminó estafando a la más que
tricentenaria Universidad.
Luego de varios viajes (de placer) a EEUU, con la complicidad de turísticas
comisiones de decanos, aprovisionados de millonarios viáticos universitarios y
adornado de un escándalo amoroso de una secretaria de por medio, Robles finalmente
admitió las consecuencias de su delirio que ocasionó su caída como rector, y en
típica actitud olañetista, quienes secundaban sus fantasías fueron los primeros
en iniciarle acciones penales “hasta las últimas consecuencias” que fue hasta
ninguna (no buscaban transparencia ni establecimiento de responsabilidades,
ellos eran parte de la irresponsabilidad cómplice, sólo ambicionaban el
magnífico trono rectoral).
Los otrora “consecuentes y leales roblistas” rápidamente abominaron de las
acciones del ex rector y en santa alianza se hacían del poder universitario
para posteriormente, igual y mejor, sucumbir de rodillas ante el Don Doria
Medina.
Y si quedaba alguna duda —antes de la caída— se conformó en la academia una Comisión Técnica (conformada por Jaime Barrón, Carlos Garrón, Marcel Civera y Javier Ledezma), presidida por el vicerrector de entones Wálter Arízaga, que evacuó el informe de 20 de julio de 2000 de conformidad con la vergonzosa cesión de los derechos de la universidad a la inconstitucional disposición de las acciones de la estatal universidad que como garantía fueron depositadas en un banco a cambio de los 12 millones de bolivianos que ávidamente recogieron, de las manos del Señor Potentado, los injustamente y mal pagados docentes de San Francisco Xavier. A cambio de plata —Samuel— se metió al bolsillo a autoridades, dirigentes docentes, estudiantiles y dignidad universitaria incluida.
PAPÁ NOEL CEMENTERO
Papá Noel viene cargado de dinosaurios de cemento, canastones navideños de 2.000 dólares, lujosos calendarios de mujeres desnudas y presupuesto millonario para la estrategia mediática del adormecimiento.
La página de Internet muestra la siguiente información sobre la composición accionaria de Soboce: 51,15% de las acciones son de la Compañía de Inversiones Mercantiles S.A.; 47,02% del Grupo Cementos de Chihuahua, México; 1,83% otros menores.
Como se puede advertir, Soboce S.A. no es un consorcio de capitales nacionales, es una sociedad sometida a capitales transnacionales, es decir, los recursos naturales de Cal Orcko —patrimonio del departamento de Chuquisaca— enriquecen a inversionistas extranjeros. De cada tres dólares que genera la riqueza de Fancesa, sólo dos se reinvierten en la región, del resto sólo quedan los centavos en Bolivia y grandes cantidades fugan del país.
El prestigio ganado por Fancesa en el mercado nacional es el
resultado del esfuerzo de técnicos, trabajadores e instituciones que
concientemente defienden a Fancesa. Soboce, con las características de su
composición societal que hemos señalado, participa en todos los mercados a
nivel nacional con sus diferentes marcas de cemento: Cemento Viacha, Áridos San
Roque, en el departamento de La
Paz; Ready Mix-Hormigón Premezclado, en los departamentos de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba;
Cemento El Puente en el departamento de Tarija; Cemento Warnes en Santa Cruz;
Emisa en el departamento de Oruro.
El cuadro descrito nos hace ver que estamos ante un verdadero monopolio de la
industria del cemento en Bolivia. FANCESA tiene como su único y principal
competidor —en el mercado nacional— a SOBOCE, paradójicamente, la competencia
(Soboce), tiene el control total de Fancesa, en claro conflicto de intereses.