… Esas "dictaduras amigas"

¿Una dictadura en
Túnez? ¿En Egipto una dictadura? Viendo a los medios relamerse con la palabra
«dictadura» aplicada al Túnez de Ben Alí y al Egipto de Moubarak, los franceses
han debido de preguntarse si han entendido o han leído bien. ¿No habían
insistido durante decenios esos mismos medios y esos mismos periodistas en que
esos dos “países amigos” eran “Estados moderados”? ¿La horrible palabra
“dictadura” no estaba exclusivamente reservada en el mundo árabe musulmán
(después de la destrucción de la “espantosa tiranía” de Saddam Hussein en Irak)
solo al régimen Iraní? ¿Cómo? ¿Había entonces otras dictaduras en la región? Y
¿nos lo habrían ocultado los medios de nuestra ejemplar democracia? He aquí, en
todo caso, un primer abrir de ojos que debemos al rebelde pueblo tunecino. Su
prodigiosa victoria ha liberado a los europeos de la “retórica hipócrita y de
ocultamiento” en vigor en nuestras cancillerías y en nuestros medios. Obligados
a quitarse la careta, simulan descubrir lo que sabíamos desde hace rato (1),
que las “dictaduras amigas” no son más que eso: regímenes de opresión. Sobre el
asunto, los medios no han hecho otra cosa que seguir la “línea oficial”: cerrar
los ojos o mirar hacia otro lado confirmando la idea de que la prensa no es
libre salvo en relación con los débiles y la gente aislada. ¿Acaso Nicolás
Sarkozy no ha tenido el aplomo de asegurar que en Túnez “había una
desesperanza, un sufrimiento, un sentimiento de ahogo que hay que reconocer
que no habíamos apreciado en su justa medida”, con respecto al sistema
mafioso del clan Ben Alí-Trabelsi?
“No habíamos apreciado en su justa medida…” En 23 años… A pesar de contar allí
con servicios diplomáticos más prolíficos que los de cualquier otro país… A
pesar de la colaboración en todos los sectores de la seguridad (policía,
gendarmería, inteligencia…) (2). A pesar de las estancias regulares de altos
responsables políticos y mediáticos que establecían allí desacomplejadamente
sus lugares de veraneo… Pese a la existencia en Francia de dirigentes exiliados
de la oposición tunecina, mantenidos como apestados al margen por las
autoridades francesas y de acceso prohibido durante decenios a los grandes
medios… Democracia ruinosa..
En realidad esos regímenes autoritarios han sido (y siguen siendo)
complacientemente protegidos por las democracias europeas, despreciando sus
propios valores, con el pretexto de que constituyen baluartes contra el
islamismo radical (3). El mismo cínico argumento usado por Occidente durante la
Guerra Fría, para apoyar dictaduras militares en Europa (España, Portugal,
Grecia, Turquía) y en América Latina pretendiendo impedir la llegada del
comunismo al poder.
¡Qué formidable lección dan las sociedades árabes revolucionarias a los que en
Europa los describían con términos maniqueos, es decir, como masas dóciles
sometidas a sátrapas orientales corruptos o como muchedumbres histéricas
poseídas por el fanatismo religioso! Y he aquí que de repente surgen, en las
pantallas de nuestros ordenadores o de nuestros televisores (cf.: el admirable
trabajo de Al-Jazeera) preocupadas por el progreso social, nada
obsesionadas por la cuestión religiosa, sedientas de libertad, soprepasadas por
la corrupción, detestando las desigualdades y reclamando democracia para todos,
sin exclusiones.
Lejos de las caricaturas binarias, estos pueblos no constituyen en modo alguno
una especie de “excepción árabe” sino que se asemejan en sus aspiraciones
políticas al resto de las ilustradas sociedades urbanas modernas. Un tercio de
los tunecinos y casi un cuarto de los egipcios navegan regularmente por
Internet. Como afirma Moulay Hicham El Alaoui: “Los nuevos movimientos ya no
están marcados por los viejos antagonismos como antiimperialismo,
anticolonialismo, o antisecularisno. Las manifestaciones de Túnez y El Cairo
han estado desprovistas de todo simbolismo religioso. Constituyen una ruptura
generacional que refuta la tesis del excepcionalismo árabe. Además son las
nuevas metodologías de la comunicación de Internet las que animan estos
movimientos. Ellos proponen una nueva versión de la sociedad civil en la que el
rechazo al autoritarismo va de la mano con el rechazo a la corrupción (4)”.
Especialmente gracias a las redes sociales digitales, las sociedades tanto de
Túnez como de Egipto se movilizaron con gran rapidez y pudieron desestabilizar
el poder en tiempo récord. Aún antes de que los movimientos hayan tenido la
oportunidad de “madurar” y de favorecer la emergencia de nuevos dirigentes
dentro de ellos. Es una de las raras ocasiones en las que sin líderes, sin
organización dirigente y sin programa, la simple dinámica de la exasperación de
las masas ha bastado para conseguir el triunfo de la revolución. Se trata
de un momento frágil y sin duda las potencias ya estarán trabajando,
especialmente en Egipto, para que “todo cambie sin que cambie nada” según el
viejo adagio de El Gatopardo. Esos pueblos que conquistaron su libertad
deben recordar la advertencia de Balzac, “Se matará a la prensa como se mata a
un pueblo, otorgándole la libertad”(5). En las “democracias vigiladas” es mucho
más fácil domesticar legítimamente a un pueblo que en las antiguas dictaduras.
Pero esto no justifica su mantenimiento. Ni debe empañar el ardor de derrocar
una tiranía.
El hundimiento de la dictadura tunecina ha sido tan veloz que los demás pueblos
magrebíes y árabes han llegado a la conclusión de que esas autocracias –las más
viejas del mundo- estaban en realidad profundamente corroídas y no eran por lo
tanto más que “tigres de papel”. Esta demostración se ha verificado también en
Egipto.
De allí este impresionante levantamiento de los pueblos árabes, que lleva a
pensar inevitablemente en el gran florecimiento de las revoluciones europeas de
1848, en Jordania, en Yemen, en Argelia, en Siria, en Arabia Saudí, en Sudán y
también en Marruecos.
En este último país, una monarquía absoluta, en el que el resultado de las
“elecciones” (siempre trucado) siempre lo decide el soberano, que designa según
su voluntad a los llamados ministros “de la soberanía”, unas cuantas decenas de
familias próximas al trono continúan acaparando la mayoría de las riquezas (6).
Los cables difundidos por Wikileaks han revelado que la corrupción llega a
niveles de indecencia descomunales, mayores que los del Túnez de Ben Alí, y que
las redes mafiosas tenían todas como único origen el Palacio. Un país en el que
la práctica de la tortura está generalizada y el amordazamiento de la prensa es
permanente.
Sin embargo, como en el Túnez de Ben Alí, esta “dictadura amiga” se beneficia
de la gran indulgencia de los medios y de la mayor parte de nuestros
responsables políticos (7), los cuales minimizan las señales del comienzo de un
“contagio” de la rebelión. Cuatro personas se han inmolado ya prendiéndose
fuego. Se han producido manifestaciones de solidaridad con los rebeldes de
Túnez y de Egipto en Tánger, en Fez y en Rabat (8). Acosadas por el miedo las
autoridades han decidido subvencionar preventivamente los artículos de primera
necesidad para evitar las “rebeliones del pan”. Importantes contingentes de
tropas del Sahara Occidental habrían sido desplazadas aceleradamente hacia Rabat
y Casablanca. El rey Mohamed VI y algunos colaboradores se habrían trasladado a
Francia el 29 de enero para consultar a expertos en orden público del
Ministerio francés del Interior (9).
Aunque las autoridades desmienten las dos últimas informaciones, está claro que
la sociedad marroquí está siguiendo los acontecimientos de Túnez y Egipto con
excitación. Preparados para unirse al impulso de fervor revolucionario y
quebrar de una vez por todas las trabas feudales. Y a pedir cuentas a todos
aquéllos que en Europa fueron durante decenios cómplices de las “dictaduras
amigas”.
Notas
(1) Leer, por ejemplo de Jacqueline Boucher "La société tunisienne privée
de parole" y de Ignacio Ramonet "Main de fer en Tunisie", Le
Monde diplomatique,de febrero de 1996 y de julio de 1996 respectivamente.
(2) Cuando Mohamed Bouazizi se inmoló incendiandose el 17 de diciembre de 2010,
cuando la insurrección ganaba a todo el país y decenas de tunecinos rebeldes
continuaban cayendo bajo las balas de la represión benalista, al alcalde de
París Bertrand Delanoé y a la ministra de relaciones exteriores Michèle
Alliot-Marie les parecía absolutamente normal ir a festejar alegremente la
Nochebuena o la Nochevieja en Túnez.
(3) Al mismo tiempo, Washington y sus aliados europeos, sin aparentemente medir
las contradicciones, apoyan al régimen teocrático y tiránico de Arabia Saudita,
principal hogar oficial del islamismo más oscurantista y más expansionista.
(4) http://www.medelu.org/spip.php?article711
(5) Honoré de Balzac, Monographie de la presse parisienne, Paris, 1843.
(6) Leer Ignacio Ramonet, "La poudrière Maroc", Mémoire des luttes,
setiembre 2008. http://www.medelu.org/spip.php?article111
(7) Desde Nicolas Sarkozy hasta Ségolène Royal,pasando por Dominique
Strauss-Kahn que posee un “ryad” en Marraquech, los dirigentes políticos
franceses no tienen el menor escrúpulo en pasar sus vacaciones de invierno
entre estas “dictaduras amigas”
[8] El País, 30 de enero de 2011- http://www.elpais.com/../Manifestaciones/Tanger/Rabat
[9] Leer El País, 30 de enero de 2011 http://www.elpais.com/..Mohamed/VI/va/vacaciones
y Pierre Haski, "Le discret voyage du roi du Maroc dans son château de
l´Oise", Rue89, 29 enero de 2011.http://www.rue89.com/..le-roi-du-maroc-en-voyage-discret...188096