
Los presidentes
estadounidenses parecen ignorar a conciencia los precedentes históricos
–especialmente cuando la violencia y la mentira se convierten en instrumentos
primarios de política. En la primavera de 1914, las potencias europeas
competían por ventajas en medio de insinuaciones de guerra. En junio Gavrilo
Prinzip, un nacionalista serbio, asesinó al archiduque Francisco Fernando,
heredero aparente del imperio austro húngaro. La bala no ayudó al nacionalismo
serbio, pero provocó el inicio de la Primera Guerra Mundial. Decenas de
millones de personas murieron. Wilson arrastró a Estados Unidos a esa guerra en
1917.
A finales de 2002, otro incidente estrafalario creció hasta convertirse en un
pretexto para la guerra y asesinatos que aún continúan. Un “científico” iraquí
desertó a Alemania y contó a los funcionarios de inteligencia una historia
espeluznante acerca de que Sadam Husein poseía armas de destrucción masiva. Los
alemanes entregaron un informe a la CIA, pero denominaron al iraquí como
“Curveball” (Lanzamiento en Curva) para mostrar su escepticismo. Sin embargo,
los bushistas, desesperados por una guerra, ignoraron las dudas alemanas. Esta
historia –verdadera o falsa— era una respuesta a sus belicosas oraciones:
podrían vender esta porquería a escritorzuelos de los medios –como Judith
Miller, de The New York Times— para ayudar a convencer a un público
incrédulo.
Hoy Rafid Ahmed Alwan admite con orgullo que inventó los cuentos de las
supuestas ADM de Sadam. Rió triunfantemente cuando en febrero de 2003 Colin
Powell repitió de manera dramática sus inventos en un discurso en el Consejo
Nacional de la ONU ante el público televidente de todo el mundo. “Curveball” se
convirtió en la fuente clave de los halcones para justificar la invasión de
Irak por EE.UU.
Tyler Drumheller era un oficial de la CIA que observó de qué forma los
bushistas utilizaron a Curveball como un pretexto ideal.
“Si no hubieran tenido a Curveball, probablemente hubieran encontrado a otra
persona”. Le dijo a Bob Simon en el programa de TV “60 Minutes”. Porque estaban
decididos a hacerlo. Pero para ir a la guerra con Irak, en las circunstancias
en que lo hicimos, Curveball era el caso absolutamente esencial”. (4 de
noviembre de 2007.)
La costosa invasión de Bush y la subsiguiente ocupación que aún existe en
Afganistán e Irak fueron una lección. Aunque Obama no se ha retirado de estos
dos países y ha incrementado el número de soldados estadounidenses en
Afganistán, no ha invadido Irán como exigen algunos halcones.
Sin embargo, es improbable que un asesino serbio o un mentiroso iraquí
catalicen la próxima película de horror, ya que la administración Obama ha
transferido los previos poderes humanos catalíticos a la tecnología: el
asesinato selectivo se ha convertido en la alternativa a la invasión a países
que están repletos de enemigos extremistas de Estados Unidos e Israel.
Esta táctica depende de las mismas agencias estadounidenses de inteligencia que
metieron la pata al evaluar las ADM en Irak y fracasaron en pronosticar los
recientes levantamientos por todo el mundo árabe. Los expertos en inteligencia
juran ante el Congreso y a “reporteros” cuidadosamente seleccionados que los
espías estadounidenses obtienen información absolutamente precisa acerca de
nuestros enemigos más virulentos.
Estas fuentes extranjeras pagadas por la CIA –¿los que están en el ajo los
denominan “Screwballs”?1—suministran a los agentes de EE.UU. los
nombres y localización de los malos en el extranjero. Como somos un gobierno de
ley y no de nombres, los agentes “verifican” la exactitud de los datos. ¡Dios
nos libre de cometer el mismo error que con Curveball!
“Verificadores” desconocidos “verifican” luego la información y la envían a los
verdugos: jóvenes informáticos que programan los aviones sin piloto repletos de
misiles para que golpeen la casa, auto, motocicleta o tienda del “blanco”. ¡Un
juego de video en la vida real!
Oigan, es mejor que enviar tropas estadounidenses a que invadan a otro país y
maten a decenas de miles de personas en el proceso. Ahora Washington asesina a
grupos más pequeños. Nada de procesos embarazosos –acusaciones, juicios,
audiencias. Después de todo, los “informes sólidos y secretos” aseguran que los
blancos eran terroristas.
El año pasado, la Campaña por las Víctimas Inocentes en Conflictos (CIVIC)
ofreció un “atisbo de los ataques por aviones sin piloto basado en entrevistas
reales con víctimas civiles de los ataques”.
Una víctima civil de Waziristán del Norte “contó que su casa había sido
visitada por luchadores talibanes que le pidieron comida. Él dijo que aceptó
por temor. Al día siguiente, recuerda él, su casa fue destruida por un
misil desde un avión sin piloto que mató a su único hijo”. (Gareth Porter, Al
Jazeera, 3 de noviembre de 2010.)
Peter Bergen y Katherine Tiedemann, de la Nueva Fundación Estadounidense,
estimaron que entre 1.109 y 1.734 personas han muerto debido a los ataques de
aviones sin piloto desde principios de 2008 a noviembre de 2010.
Supuestamente, entre los muertos se incluye a “66 funcionarios importantes de
al-Qaida u otros grupos antiestadounidenses”. Los militares de EE.UU.
identificaron a otros cadáveres como de “militantes”. (Porter)
Las reglas de la ONU prohíben que un Estado use la fuerza contra otro Estado o
grupo no estatal sin el consentimiento del otro Estado, o sin la autorización
del consejo de Seguridad Nacional; o en defensa propia, pero Harold Koh, el
experto legal del Departamento de Estado, asegura que los ataques de aviones
sin piloto son en defensa propia, y que las muertes son parte del conflicto
armado. ¿Y qué importa que Pakistán no haya dado permiso? ¿O que las reglas de
la guerra prohíban los ataques a civiles u objetivos civiles?
Sin embargo, según la lógica legal de Koh, los comandantes talibanes en guerra
con Estados Unidos podrían ordenar a pakistaníes que se encuentran en EE.UU. y
que poseen títulos de ingenieros en aeronáutica que diseñen aviones sin piloto
contra objetivos estadounidenses. Supongamos que estos ingenieros tengan entre
sus familiares víctimas de los aviones sin piloto y pudieran mejorar los
aviones operados con baterías que los niños hacen volar en campos de juego.
Recuerden: en 1993 Aimal Kasi, un pakistaní, mató a dos personas e hirió a
otras tres frente al cuartel general de la CIA. ¿Es que nadie en el vasto mundo
secreto de Ansiedad Interna sugiere un escenario de respuesta –no con un
nacionalista serbio o un mentiroso iraquí—sino con aviones sin piloto?
Los abogados inventan elásticas “reglas legales”. La muerte sigue volando en
aviones sin piloto.
1 Juego de palabras con el término que se utiliza para el
lanzamiento de pelota (screwball o tirabuzón) y un segundo significado que es
el de “chiflado” o “excéntrico”.
El nuevo filme de Saul Landau es: Por favor, que el verdadero terrorista
se ponga de pie (disponible por medio de CINEMALIBRESTUDIO.COM).