
Ayer por la mañana temprano, alrededor de la 1:00 a.m., había terminado mi trabajo diario sobre mi actual “proyecto” (top secret por ahora, lo siento, ¡Para no alertar a los ladrones!). Alguien me mandó un “link” sobre una discusión que mantuvieron Bill OReilly y Sarah Palin algunas horas antes acerca de mi creencia de que el dinero de los ricos del siglo XXI no les pertenece, y que una considerable cantidad había sido enviada por ellos al exterior. Ambos se refirieron a los comentarios que yo había hecho a principios de semana en un pequeño cable titulado GRITtv (Parte 1 y Parte 2). Yo no sabía sinceramente que saldría esa noche al aire (se me había pedido detenerme y decir algunas palabras sobre el apoyo a un video del sindicato de enfermeras) pero hablé con el corazón de los millones de compatriotas estadounidenses a quienes una clase criminal de millonarios y multimillonarios les han robado sus casas y sus trabajos. Fue la mañana siguiente a la entrega de los Oscar, en la que el ganador del Mejor Documental “Inside Job” declaró frente al micrófono: “Quiero empezar señalando que tres años después de la horrible crisis financiera ocasionada por un fraude financiero, ningún ejecutivo de las finanzas ha ido a la cárcel”. Y fue muy aplaudido. (¿Cuándo se abuchearon los discursos en los Oscar? ¡Diablos!)
GRITtv irradió mis comentarios y toda la semana el ala derecha estuvo alterada
por lo que dije: que el dinero que los ricos habían robado (o por el que no
habían pagado impuestos) pertenecía al pueblo estadounidense. Drudge, Limbaugh,
Beck y hasta Donald Trump se volvieron locos, insultándome y sugiriendo que me
marchara a Cuba. Por lo tanto en la madrugada del día siguiente me senté a
escribirles una respuesta. Alrededor de las 3hs AM, se había convertido en algo
más que un manifiesto sobre la lucha de clases, o mejor diría, un manifiesto
acerca de la lucha de clases que los ricos han instalado gobernando al país
durante los últimos treinta años. Lo leí en voz alta para mí mismo para ver
como sonaba (tratando de no despertar a nadie en el departamento) y entonces –y
esta es la razón por la que nadie más se despertó a las 3:00 a.m.– el loco dio
una patada y dijo: “Debo ir en el auto a Madison y leer este discurso”
Comprobé la dirección y ví que no había ningún gran rally oficial planificado
en ese sentido como el que había habido el sábado anterior y lo habría el
sábado siguiente.
Solo la normal manifestación y ocupación del Capitolio que se había iniciado el
12 de febrero (al día siguiente de que Mubarak fue derrocado en Egipto) en
protesta porque el gobernador intenta eliminar a los sindicatos de empleados
estatales.
Entonces, son las tres de la mañana y estoy a mil millas de Madison y sé que
los micrófonos abiertos para que la gente se exprese comienzan a mediodía. Hmm.
No me da el tiempo para ir manejando desde Nueva York. Me dirigí al aeropuerto.
Dejé una nota en la mesa de la cocina diciendo, estaré de regreso a las 9:00
p.m. Llamé a un amigo y le pedí que se encontrara conmigo en el mostrador de la
empresa Delta. Llamé al chico que maneja mi sitio web, lo desperté y le pedí
que se conectara con los coordinadores en Madison y que les dijera que estaba
en camino y que quería decir unas palabras, si fuera posible –“pero diles que
tengo otros planes si no hay lugar para mí. Estaré feliz acompañándoles
mostrando una señal y cantando Solidaridad para Siempe.
Y lo logré. Los luchadores, sabiendo que estaba allí, me pidieron que liderara
su manifestación de protesta a través del centro de Madison. Marché con ellos,
junto a John Nichols (que vive en Madison y escribe para The Nation). La
congresista Tammy Baldwin y la gran cantante Michelle Shocked también habían
decidido adherirse.
El panorama en Madison no tiene nada que ver con lo que se muestra por TV o en
los diarios. Primero uno se entera de que toda la ciudad está de acuerdo. En
las calles, en los negocios, se ven muestras de que toda la ciudad apoya a los
empleados públicos. Hay cientos de personas recorriendo las calles en las seis
manzanas que conducen al Capitolio, llevando pancartas, gritando y alentando y
vociferando. Luego hay escenarios y amistosa competencia alrededor del edificio
(ayer se estimaba entre 50.000 y 70.000 personas, la más pequeña hasta ahora)
Un enorme camión provisto por James Hoffa de los Teamsters estaba estacionado
en la calle frente al Capitolio como un “no se metan con nosotros” tanque
Sherman. Hay una larga fila –separada de las demás manifestaciones– de 4.000
personas esperando turno para entrar por la única puerta abierta del Capitolio
para unirse a los ocupantes que están adentro.
Y dentro de la Rotonda se está… bien, se le llenarán los ojos de lágrimas si va
allí. Es como una tumba para el pueblo trabajador –lo que son los EE.UU. y lo
que serían– llena de familias de chicos y de muchos ciudadanos mayores
haciéndome feliz por el impacto sobre las expectativas de vida del siglo
pasado. Había abuelas y abuelos que recordaban a FDR y a La follette de
Wisconsin (1) mirando largamente esta lucha. Permanecer en la Rotonda era como
una experiencia religiosa. Nunca vi nada similar en décadas
Y fue en ese lugar, al aire libre en las escalinatas del Capitolio ante una
multitud de la que no veía el final donde“aparecí” y dije mi discurso
incomparable con todos mis anteriores. Como lo había escrito y no tuve tiempo
de memorizarlo leí todas las páginas que había llevado conmigo. Quería estar
seguro de que las palabras que había elegido eran claras y exactas. Supe que
tenían la potencia de conducir a los oyentes a la irascibilidad (no a una linda
mirada) pero también temí de que los ricos dueños de los Derechos iban a ver la
necesidad de tomar represalias porque estas palabras podrían poner en acción a
los ciudadanos a través en todo el territorio. Después de todo los estaba
informando. Vamos a seguirlos, los vamos a detener y vamos a recuperar el
dinero/los trabajos/las casas que le han robado al pueblo. Han ido demasiado
lejos. Es demasiado que no estén satisfechos habiendo hecho millones, ustedes
querían tener billones –y ahora ustedes quieren quitarnos la posibilidad de
hablar y de negociar. Su punto de referencia es Wall Street; les ha llegado el
momento de la venida de Jesús, America Corporativa. Estoy contento porque podré
ser testigo de todo eso.
Pueden encontrar la versión escrita de mi discurso en mi sitio web Por favor
léanlo y distribúyanlo ampliamente. También pueden ver el video en que doy el
discurso en los escalones del Capitolio. Les mandaré una segunda versión corta
con solo el discurso para que puedan difundirlo una versión en limpio de la
historia de cómo abandoné a mi familia en medio de la noche para ir por un día
a Wisconsin.
No puedo expresarles el grado de admiración que siento por la gente de
Wisconsin, quienes desde hace tres semanas, enfrentan el brutal y frío invierno
y permanecen frente al Capitolio del Estado. Les digo que cientos de miles de
personas se han dirigido a Madison para hacer oir sus voces, Todo comenzó con
el abandono de las clases de los estudiantes secundarios y la marcha hacia ese
edificio. (Pueden leer el informe en el High School Newspaper de mi sitio web).
Luego se les unieron los padres. Luego 14 valientes senadores demócratas
abandonaron el Estado para que el gobernador no lograra quórum.
Y todo eso mientras la Casa Blanca trataba de detener el movimiento (léalo).
Pero no fue posible. El tren del pueblo dejó la estación. Y ahora las protestas
están desparramándose por cerca de 50 Estados.
Los medios han dado una pobre cobertura (imagínese la toma del poder en
cualquier otro país, liberal o totalitario, nuestros medios se habrían ensañado
con ella) Pero esto les asustaría igual que a sus patrones. Los organizadores me
dijeron esta mañana que mi show los alentó ayer mucho más porque se ha
producido una inyección de optimismo que debemos mantener. Estoy contento de
poder ayudar. Pero se necesitan a muchos más que yo y necesitan hacer cosas
similares en sus ciudades y sus Estados.
¿Qué más? Yo sé que ustedes saben: que es nuestro momento. Hay que tomarlo.
Cada uno de nosotros puede hacer algo
Vuestro
Michael Moore