Lo del mar y el cambio de rumbo en la “estrategia” boliviana para lograr el objetivo de retornar a él con soberanía, tomará tiempo. El encargado designado para diseñar la demanda que deberá interponerse en tribunales internacionales, tendrá primero que aprender el tema, empaparse y - curiosidad aparte - recibir consejos de ex mandatarios a los que el presidente actual los ha descalificado políticamente por sus actos de gobierno anteriores.
Ninguno de esos ex mandatarios, a su turno, ha puesto en marcha una estrategia
similar a la de Evo Morales, que es someter el diferendo a un tribunal de
justicia internacional. Es más, varios de ellos tuvieron cancilleres proclives al
bilateralismo e incluso alentaron el restablecimiento incondicional de
relaciones con Chile, dejando la demanda marítima en los libros de historia.
En el contexto actual, hacen bien algunos parlamentarios del Movimiento al
Socialismo (MAS) de sugerir ‘rodear’ al nuevo encargado del tema. “Yo sé que es
buen abogado y no estará solo porque todo puede pasar (...) Chile hasta puede
influir o meterse...”, expresó el senador Isaac Ávalos. No es para menos
desconfiar de todos en esta materia. No olvidemos que incluso sobre los
generales bolivianos en la guerra del Pacífico cayeron sombras de duda y
presunta traición.
Por lo mismo, habrá que poner a prueba la eficacia, compromiso patriótico y
lealtad a toda prueba del actual equipo diplomático boliviano. Empecemos,
entonces, por lo más fácil e inmediato: recuperar el uso de las aguas del
manantial Silala.
Como sabemos, las aguas de éste manantial se reúnen artificialmente, mediante
canales construídos por el hombre, y son conducidas a territorio chileno, país
que las aprovecha en su integridad y sin pagar un centavo a Bolivia desde hace
más de cien años.
Chile dice que el Silala es un río de curso internacional. Se ha acordado que
la averiguación de la verdad se la haga mediante ciertos procedimientos, que
durarán al menos cuatro años.
Expertos en la materia, han sugerido que, entretanto, Chile pague por el 50%
del agua que transcurre hacia su territorio pero que, aún en la hipótesis
chilena, le corresponden a Bolivia.
Eso debiera ocurrir de inmediato, sin condicionamiento alguno. Otra tarea,
tambien inmediata, será cobrar el valor de las aguas aprovechadas con carácter
retroactivo.
En todo caso, mientras se calcule el valor de la deuda histórica, lo importante
y práctico es lograr que desde hoy mismo Chile pague por lo que a partir de hoy
consume gratuitamente (al menos el 50% del volúmen del agua que se lleva).
También será importante reconducir, corregir, los errores de la diplomacia
boliviana que, haciéndole el juego a la del Mapocho, convinieron en esperar
cuatro años para determinar si el agua del Silala es resultado de un curso de
agua (río) o si, como han probado hasta la saciedad los expertos bolivianos, es
un manantial cuyas 100% boliviano cuyas aguas son artificialmente conducidas
por canales construidos por el hombre hace una centuria.
La técnica para demostrar una u otra cosa es sencillísima, dice uno de los
expertos: Cortar por un día el curso del agua por el canal y observar si se
insume en los bofedales o busca otro derrotero para irse a Chile. Se necesitan
24 horas y dos dedos de frente para averiguar eso, no cuatro años de ociosas
cuanto interesadas “observaciones técnicas”.