PRODUCIR O IMPORTAR?

Por:
Hernán Zeballos H

Publicado el 01/04/2011

El presidente del Banco Central de Bolivia ha hecho conocer los lineamientos de política de esa institución, una de las claves, como instrumento que define en gran medida, el desarrollo del país. Uno de los puntos que llamó fuertemente mi atención fue su afirmación de que el boliviano se seguirá apreciando, esto es, en términos de la tasa de cambio el dólar seguirá rebajándose, a objeto de hacer que las “importaciones” sean más baratas y, al mismo tiempo, nuestros productores y exportadores reciban menos ingresos. Esto, como una forma de tener alimentos baratos para combatir la inflación.

Esta no es, ni más ni menos, que la política que se aplicó durante décadas, como una forma de mantener alimentos baratos para ser principalmente exportadores de minerales, de piedras sin darles valor agregado. Hoy en día de manera oficial se declara que, hay que proveer alimentos baratos, porque la inflación mundial está encareciendo los productos de los alimentos, a expensas de los productores nacionales. De tal manera que adoptamos oficialmente la política del neo extractivismo.

De nada ha servido entonces el esfuerzo durante el período 1960 – 1985 –exceptuando el periodo de la hiperinflación entre 1982-85, para avanzar en nuestro abastecimiento de alimentos y lograr una agroindustria de exportación que nos permitió ser un exportador confiable para algunos de los países de la Comunidad Andina, para revertirla de manera inmisericorde. Una muestra clara de que volvemos a ser dependientes de las importaciones para alimentarnos. Como anota Humberto Vacaflor en una última nota: “alimentos o coca”, el Chairo paceño tiene 17 ingredientes, pero ahora 10 de ellos son importados. Simplemente  absurdo para un país que tiene una base de recursos naturales, entre ellos tierra, muy amplios.

De nada sirve ese ejemplo, tan interesante, de “migrantes exitosos” que se trasladaron a La Paz, para explicar su extraordinaria transformación de campesinos pobres en Oruro, Potosí, Tarija, Chuquisaca en Santa Cruz, para ser acogidos en esta tierra que les dio oportunidad para convertirse en agricultores modernos, superando las adversidades de un nuevo clima, para, con la fuerza de sus brazos, convertirse en hombres prósperos, cuyos hijos tienen un destino mucho más prometedor.

De nada sirve el ejemplo de los campesinos del altiplano, que se trasladaron del altiplano paceño, orureño y ´potosino, para convertirse en agricultores exitosos dedicados a la producción y exportación de cacao en el altiplano, creando una central de cooperativas de las más exitosas del país: el ceibo.

De nada sirve el ejemplo de los campesinos del altiplano que, incentivados por los altos precios de la quinua, han ampliado cultivos y están exportando en cantidades crecientes.

Todo ello se empieza a tirar por la borda, para convertirnos nuevamente en importadores de comida, la que, cuando los precios de nuestros minerales caigan y los subsidios a los combustibles devoren los ingresos extraordinarios  del gas,  es muy probable que aterricemos en el modelo de que se nos asigne una libreta de racionamiento, para que la mayoría coma lo que el “ogro filantrópico” considera indispensable.