¿Cuáles son los verdaderos objetivos de Estados Unidos?

Veintisiete veces ha bombardeado EE.UU. algún país desde 1945. Y cada vez se nos ha afirmado que estos actos de guerra eran “justos” y “humanitarios”. Hoy se nos dice que esta guerra es distinta a las precedentes. Lo mismo que se dijo de la anterior. Y de la anterior. Y de cada vez. ¿No es hora ya de poner negro sobre blanco las preguntas que hay que plantearse en cada guerra para no dejarse manipular?
I. Preguntas que hay que
plantearse en cada guerra
Para la guerra ¿hay siempre dinero?
En el país más poderosos del globo, 45 millones de personas viven bajo el
umbral de la pobreza. En EE UU, escuelas y servicios públicos se caen porque el
Estado “no tiene dinero”. Así también en Europa, “no hay dinero” para las
pensiones o para la promoción del empleo.
Pero cuando la avaricia de los banqueros provoca la crisis financiera,
entonces, en cuestión de días, aparecen miles de millones para salvarlos. Esto
ha permitido a los banqueros de EE UU repartir el año pasado 140 mil millones
de dólares de beneficios y bonos a sus accionistas y especuladores.
También para la guerra parece fácil encontrar miles de millones. Ahora bien,
son nuestros impuestos los que pagan estas armas y estas destrucciones. ¿Es
razonable convertir en humo cientos de miles de euros en cada misil o
despilfarrar cincuenta mil euros por hora de un portaviones? ¿O es porque la
guerra es un buen negocio para algunos?
Al mismo tiempo un niño se muere de hambre cada cinco segundos y el número de
pobres no cesa de aumentar en nuestro planeta a pesar de tantas promesas.
¿Qué diferencia hay entre un libio, un bahreiní y un palestino?
Presidentes, ministros, generales, todos juran solemnemente que su objetivo es
únicamente salvar a los libios. Pero al mismo tiempo, ¡el sultán de Bahréin
aplasta a los manifestantes desarmados gracias a los dos mil soldados saudíes
enviados por EE UU! Al mismo tiempo, en Yemen, las tropas del dictador Saleh,
aliado de EE UU, matan a 52 manifestantes con sus metralletas. Estos hechos
nadie los pone en duda, pero el ministro de EE UU para la guerra, Robert Gates,
acaba de declarar: “No creo que sea mi papel intervenir en los asuntos internos
de Yemen”. (1)
¿Por qué estas dos varas de medir? ¿Por qué Saleh acoge dócilmente la 5ª Flota
USA y dice sí a todo lo que le ordena Washington? ¿Porque el régimen bárbaro de
Arabia saudita es cómplice de las multinacionales petroleras? ¿Habrá “buenos
dictadores” y “malos dictadores”? ¿Cómo EE UU y Francia pueden pretenderse
“humanitarios”? Cuando Israel mató a dos mil civiles en los bombardeos sobre
Gaza ¿declararon una zona de exclusión aérea? No. ¿Decretaron alguna sanción?
Ninguna. Aun peor, Solana, entonces responsable de Asuntos exteriores de la UE
declaró en Jerusalén: “Israel es un miembro de la UE sin ser miembro de sus
instituciones. Israel es parte activa en todos los programas” de investigación
y de tecnología de la Europa de los 27. Añadiendo aun: “Ningún país fuera del
continente tiene el mismo tipo de relaciones que Israel con la Unión Europea”.
En este punto, Solana tiene razón: Europa y sus fabricantes de armas colaboran
estrechamente con Israel en la fabricación de drones, misiles y otros
armamentos que siembra la muerte en Gaza.
Recordemos que Israel que expulsó a 700 mil palestinos de sus aldeas en 1948,
se niega a devolverles sus derechos y continúa cometiendo innumerables crímenes
de guerra. Bajo esta ocupación, 20% de la población palestina actual está o ha
pasado por las cáceles israelíes. Mujeres encinta han sido obligadas a dar a
luz atadas a la cama y reenviadas inmediatamente a sus celdas con sus bebés.
Esos crímenes se comenten con la complicidad de EE UU y la UE.
¿La vida de un palestino o de un bahreiní vale menos que le dé un libio? ¿Hay
árabes “buenos” y árabes “malos”?
Para los que aún creen en la guerra humanitaria…
En un debate televisado que tuve con Louis Michel, antiguo ministro belga de
Asuntos exteriores y comisario europeo para la Cooperación al desarrollo, éste
me juró, con la mano en el pecho, que esta guerra pretendía “poner de acuerdo
las conciencias de Europa”. Estaba apoyado por Isabelle Durant, dirigente de
los Verdes belgas y europeos. ¡Así es como los ecologistas “peace and love”
mutaron en belicistas!
El problema es que cada vez nos hablan de guerra humanitaria y que gente de
izquierdas como Durant se dejan atrapar cada vez. ¿No harían mejor en leer lo
que piensan los verdaderos dirigentes de EE UU en vez de mirar y escuchar la
tele? Oigan, por ejemplo, a propósito de los bombardeos contra Iraq, al célebre
Alan Greenspan, durante mucho tiempo director de la Reserva federal de EE UU.
Escribe en sus memorias: “Me siento triste cuando veo que es políticamente
incorrecto reconocer lo que todo el mundo sabe: la guerra en Iraq fue
exclusivamente por el petróleo”. (2) Y añade: “Los oficiales de la Casa Blanca
me respondieron: pues efectivamente, por desgracia no podemos hablar de
petróleo”. (3)
Escuchen, a propósito de los bombardeos sobre Yugoslavia, a John Norris,
director de comunicaciones de Strobe Talbot que por entonces era viceministro
de EE UU de Asuntos exteriores encargado para los Balcanes. Norris escribe en
sus memorias: “Lo que mejor explica la guerra de la OTAN es que Yugoslavia se
resistía a las grandes tendencias de reformas políticas y económicas (quiere
decir: se negaba a abandonar el socialismo), y ese no era nuestro compromiso
para con los albaneses de Kosovo”. (4)
Escuchen, a propósito de los bombardeos contra Afganistán, lo que decía el antiguo
ministro de Asuntos exteriores, Henri Kissinger: “Hay tendencias, sostenidas
por China y por Japón, para crear una zona de libre cambio en Asia. Un bloque
asiático hostil, que combine a las naciones más pobladas del mundo con grandes
recursos y algunos de los países industriales más importantes, sería
incompatible con el interés nacional americano. Por estas razones América debe
mantener su presencia en Asia…”. (5)
Lo que venía a confirmar la estrategia avanzada por Zbigniew Brzezinski, que
fue responsable de la política exterior con Carter y es el inspirador de Obama:
“Eurasia (Europa+Asia) es el tablero sobre el que se desarrolla el combate por
la primacía global. (…) La manera como EE UU maneja Eurasia es de una
importancia crucial. El mayor continente de la superficie del globo es también
su eje geopolítico. La potencia que lo controle, controlará de hecho dos de las
tres grandes regiones más desarrolladas y más productivas: el 75% de la
población mundial, la mayor parte de las riquezas físicas, bajo forma de
empresas o de yacimientos de materias primas, un 60% del total mundial”. (6)
¿Nada se ha aprendido en las izquierdas de las falsimedias humanitarias de las
guerras precedentes? Cuando Obama mismo lo dice ¿tampoco le creéis? Este mismo
28 de marzo Obama justificaba así la guerra de Libia: “Conscientes de los
riesgos y de los gastos de la actividad militar, somos naturalmente reticentes
a emplear la fuerza para resolver los numerosos desafíos del mundo. Pero cuando
nuestros intereses y valores están en juego, tenemos la responsabilidad de
actuar. Vistos los costes y riesgos de la intervención, tenemos que calcular
cada vez nuestros intereses ante la necesidad de una acción. América tiene un
gran interés estratégico en impedir que Gadafi derrote a los que se le oponen”.
¿No está claro? Entonces algunos van y dicen: “Sí, es verdad, EE UU no
reacciona si no ve en ello su interés. Pero al menos, ya que no puede
intervenir en todos los sitios, habrá salvado a aquella gente”. Falso. Vamos a
demostrar que son únicamente sus intereses los que busca defender. No los
valores. En primer lugar, cada guerra de EE UU produce más víctimas que las que
había antes (un millón en Iraq, directas o indirectas). La intervención en
Libia, se prepara para producir más…
¿Quién se niega a negociar?
Desde el momento en que os planteáis una duda sobre la oportunidad de esta
guerra contra Libia, inmediatamente se os culpabiliza: “¿entonces rechazáis
salvar a los libios de la masacre?” Asunto mal planteado. Supongamos que todo
lo que se nos ha contado fuera verdad. En primer lugar ¿se puede parar una
masacre con otra masacre? Ya sabemos que nuestros ejércitos al bombardear van a
matar a muchos civiles inocentes. Incluso si, como a cada guerra, los generales
nos prometen que va a ser “limpia”; ya estamos acostumbrados a esa propaganda.
En segundo lugar, hay un medio mucho más sencillo y eficaz de salvar vidas
rápidamente. Todos los países de América latina propusieron enviar
inmediatamente una mediación presidida por Lula. La Liga árabe y la Unión
africana apoyaban esta gestión y Gadafi la había aceptado (proponiendo él
también que se enviasen observadores internacionales para verificar el alto el
fuego). Pero los insurgentes libios y los occidentales rechazaron esta
mediación. ¿Por qué? “Porque Gadafi no es de fiar”, dicen. Es posible. ¿Y los
insurgentes y sus protectores occidentales son siempre de fiar? A propósito de
EE UU, conviene recordar cómo se comportaron en todas la guerras anteriores
cada vez que un alto el fuego era posible. En 1991, cuando Bush padre atacó
Iraq porque éste había invadido Kuwait, Saddam Hussein propuso retirarse y que
Israel se retirase también de los territorios ilegalmente ocupados en
Palestina. Pero EE UU y los países europeos rechazaron seis propuestas de
negociación. (7)
En 1999, cuando Clinton bombardeó Yugoslavia, Milosevic había aceptado las
condiciones impuestas en Rambouillet, pero EE UU y la OTAN añadieron una,
intencionadamente inaceptable: la ocupación total de Serbia. (8)
En 2001, cuando Bush hijo atacó Afganistán, los talibanes habían propuesto la
entrega de Ben Laden a un tribunal internacional si se aportaban pruebas de su
implicación, pero Bush rechazó la negociación.
En 2003, cuando Bush hijo atacó Iraq con el pretexto de las armas de destrucción
masiva, Saddam Hussein propuso el envío de inspectores, pero Bush lo rechazó
porque él sabía que los inspectores no iban a encontrar nada. Esto está
confirmado con la divulgación de un memorándum de una reunión entre el gobierno
británico y los dirigentes de los servicios secretos británicos en julio de
2002: “los dirigentes británicos esperaban que el ultimátum fuese redactado en
términos inaceptables de modo que Saddam Hussein lo rechazase directamente.
Pero no estaban seguros de que eso funcionara. Entonces tenían un plan B: que
los aviones que patrullaban la zona de exclusión aérea lanzaran muchísimas más
bombas a la espera de una reacción que diera la excusa para una amplia campaña
de bombardeos”, (9) Entonces, antes de afirmar que “nosotros” decimos siempre
la verdad y que “ellos” siempre mienten, así como que “nosotros” buscamos
siempre una solución pacífica y “ellos” no quieren comprometerse, habría que
ser más prudentes… Pronto o tarde, la gente sabrá lo que pasó cuando las
negociaciones entre bastidores, y constatará una vez más que ha sido
manipulada. Pero será muy tarde y a los muertos ya no los resucitaremos.
¿Libia es igual que Túnez o Egipto?
En su excelente entrevista publicada hace unos días por InvestiAction, Mohamed
Hassan, planteaba la verdadera cuestión: “Libia ¿revuelta popular, guerra civil
o agresión militar?” A la luz de recientes investigaciones es posible
responder: las tres cosas. Una revuelta espontánea rápidamente recuperada y
transformada en guerra civil (que ya estaba preparada), todo sirviendo de
pretexto a una agresión militar. La cual, también, estaba preparada. Nada en
política cae del cielo. Me explico…
En Túnez y en Egipto la revuelta popular creció progresivamente en unas
semanas, organizándose poco a poco y unificándose en reivindicaciones claras,
lo que permitió echar a los tiranos. Pero cuando analizamos el encadenamiento
ultrarrápido de los acontecimientos en Benghazi, uno queda intrigado. El 15 de
febrero hubo manifestaciones de parientes de presos políticos de la revuelta de
2006. Manifestación duramente reprimida como ha sido siempre en Libia y en los
demás países árabes. Apenas dos día después, otra manifestación, esta vez los
manifestantes salen armados y pasan directamente a una escalada contra el régimen
de Gadafi. En dos días, nada menos, una revuelta popular se convierte en guerra
civil. Totalmente espontánea?
Para saberlo hay que examinar lo que se oculta bajo el impreciso vocablo
«oposición libia”. En mi opinión, cuatro componentes con intereses muy diferentes:
1º Una oposición democrática. 2º Dirigentes de Gadafi “regresados” del Oeste.
3º Clanes libios descontentos del reparto de las riquezas. 4º Combatientes de
tendencia islamista.
¿Quiénes componen esta «oposición libia»?
En toda esta maraña es importante saber de qué estamos hablando. Y sobre todo,
qué facción es la aceptada por las grandes potencias…
1º Oposición democrática. Es legítimo tener reivindicaciones ante el régimen de
Gadafi, tan dictatorial y corrompido como los otros regímenes árabes. Un pueblo
tiene el derecho de querer sustituir un régimen autoritario por un sistema más
democrático. Sin embargo, estas reivindicaciones están hasta hoy poco
organizadas y sin programa concreto. Tenemos también, en el extranjero,
movimientos revolucionarios libios, igualmente dispersos, pero todos opuestos a
la injerencia extranjera. Por diversas razones que exponemos más adelante, no
son estos elementos democráticos los que tienen mucho que decir hoy bajo la
bandera de EE UU ni de la de Francia.
2º Dignatarios “regresados”. En Bengazhi, un “gobierno provisional” ha sido
instaurado y está dirigido por Mustafá Abud Jalil. Este hombre era, hasta el 21
de febrero, ministro de Justicia de Gadafi. Dos meses antes, Amnistía lo había
puesto en la lista de los más espantosos responsables de violaciones de
derechos humanos de África del Norte. Es este individuo el que, según las
autoridades búlgaras, había organizado las torturas de enfermeras búlgaras y
del médico palestino detenidos durante largo tiempo por el régimen. Otro
“hombre fuerte” de esta oposición es el general Abdul Faah Yunis, ex ministro
del Interior de Gadafi y antes jefe de la policía política. Se comprende que
Massimo Introvigne, representante de la OSCE (Organización para la seguridad y
la cooperación en Europa) para la lucha contra el racismo, la xenofobia y la
discriminación, estime que estos personajes “no son los sinceros demócratas de
los discursos de Obama, sino de los peores instrumentos del régimen de Gadafi,
que aspiran a echar al coronel para tomar su sitio”
3º Clanes descontentos. Como subrayaba Mohamed Hassan, la estructura de Libia
continúa siendo tribal. Durante el periodo colonial, bajo el régimen del rey
Idriss, los clanes del Este dominaban y se aprovechaban de las riquezas petroleras.
Después de la revolución de 1969, Gadafi se apoyó en las tribus del Oeste y el
Este se vio desfavorecido. Es lamentable; un poder democrático y justo debe
velar por eliminar las discriminaciones entre las regiones. Se puede uno
preguntar si las antiguas potencias coloniales no azuzaron a las tribus
rebeldes para zapar la unidad del país. No sería la primera vez. Hoy, Francia y
EE UU apuestan por los clanes del Este para tomar el control del país. Dividir
para reinar, un viejo dicho clásico del colonialismo.
4° Elementos de Al-Qaeda. Cables difundidos por Wikileaks advierten que el Este
de Libia era, proporcionalmente, el primer exportador en el mundo de
“combatientes – mártires” a Iraq. Informes del Pentágono describen un escenario
“alarmante” sobre los rebeldes libios de Bengazhi y Derna. Derna, una ciudad de
apenas 80 000 habitantes, sería la fuente principal de yihaidistas en Iraq.
Asimismo, Vincent Cannistrar, antiguo jefe de la CIA en Libia, señala entre los
rebeldes muchos “extremistas islámicos capaces de crear problemas” y que “las
posibilidades [son] muy altas de que los individuos más peligrosos puedan tener
una influencia en el caso en que Gadafi caiga”.
Evidentemente todo esto se escribía cuando Gadafi era aun un “amigo”. Pero esto
muestra la ausencia total de principios en el jefe de EE UU y de sus aliados.
Cuando Gadafi reprimió la revuelta islamista de Bengazhi en 2006, lo hizo con
las armas y el apoyo de Occidente. Una vez, estamos contra los combatientes
tipo Ben Laden, otra vez, los utilizamos. A saber.
Entre estas diversas «oposiciones» ¿cuál prevalecerá? ¿Puede ser éste también
un objetivo de la intervención militar de Washington, París y Londres: procurar
que “los buenos” ganen? Los buenos desde su punto de vista, claro. Más tarde se
utilizará la “amenaza islámica” como pretexto para instalarse de forma
permanente. En cualquier caso una cosa es segura: el escenario libio es
diferente de los escenarios tunecino o egipcio. Allí era “un pueblo unido
contra un tirano”. Aquí estamos en una guerra civil, con un Gadafi que cuenta
con el apoyo de una parte de la población. Y en esta guerra civil el papel que
han jugado los servicios secretos americanos y franceses ya no es tan secreto…
¿Cuál ha sido el papel de los servicios secretos?
En realidad, el asunto libio no empezó en febrero en Benghazi, sino en París el
21 de octubre de 2010. Según revelaciones del periodista Franco Bechis (Libero,
24 de marzo), fue ese día cuando los servicios secretos franceses prepararon la
revuelta de Benghazi. Hicieron “volver” (o tal vez ya anteriormente) a Nuri
Mesmari, jefe del protocolo de Gadafi, prácticamente su brazo derecho. El único
que entraba sin llamar en la residencia del guía libio. En un viaje a París con
toda su familia para una operación quirúrgica, Mesmari no se encontró con
ningún médico, al contrario, tuvo encuentros con varios funcionarios de los
servicios secretos franceses y con próximos colaboradores de Sarkozy, según el
boletín digital Magreb Confidential.
El 16 de noviembre, en el hotel Concorde Lafayette, habría preparado una
imponente delegación que debía viajar dos días más tarde a Benghazi.
Oficialmente se trataba de responsables del ministerio de Agricultura y de
dirigentes de las firmas France Export Céréales, France Agrimer, Louis Dreyfus,
Glencore, Cargill y Conagra. Pero según los servicios italianos, la delegación
incluía también a varios militares franceses camuflados en hombres de negocios.
En Benghazi se encontraron con Abdallah Gehani, un coronel libio al que Mesmari
les había presentado como dispuesto a desertar.
A mediados de diciembre, Gadafi, desconfiando, envía un emisario a París para
intentar contactar con Mesmari. Pero es arrestado en Francia. Otros libios van
de visita a París el día 23 de diciembre y son ellos los que van a dirigir la
revuelta de Benghazi con las milicias del coronel Gehani. Además, Mesmari
reveló cantidad de secretos de la defensa libia. De todo esto resulta que la
revuelta en el Este no fue tan espontánea como se nos ha dicho. Pero esto no es
todo. No sólo fueron los franceses…
¿Quién dirige actualmente las operaciones militares del “Consejo nacional
Libio” anti-Gadafi? Un hombre justamente llegado de EE UU el 14 de marzo, según
Al-jazzira. Presentado como una de las dos “estrellas” de la insurrección libia
por el diario británico de derechas Daily Mail, Khalifa Hifter es un antiguo
coronel del ejército libio pasado por EE UU. Fue uno de los principales
comandantes de Libia hasta la desastrosa expedición al Chad a finales de los
80; emigró inmediatamente a EE UU y vivió los últimos veinte años en Virginia.
Sin ninguna fuente de ingresos conocida, pero a muy poca distancia de las
oficinas… de la CIA. (10) El mundo es un pañuelo.
¿Cómo puede un alto militar libio entrar con toda tranquilidad en EE UU unos
años después del atentado terrorista de Lockerbie, por el que Libia fue
condenada, y vivir durante veinte años tranquilamente al lado de la CIA? Por
fuerza tuvo que ofrecer algo a cambio. Publicado en 2001, el libro
Manipulations africaines de Pierre Péan, traza las conexiones de Hifter con la
CIA y la creación, con el apoyo de la misma, del Frente Nacional de Liberación
Libio. La única hazaña del susodicho frente será la organización en 2007, en EE
UU, de un “congreso nacional” financiado por el National Endowment for
Democracy (11), tradicionalmente el mediador de la CIA para engrasar a las
organizaciones al servicio de EE UU…
En marzo de este año, en fecha no comunicada, el presidente Obama firmó una
orden secreta que autoriza a la CIA a emprender operaciones en Libia para
derrocar a Gadafi. El Wall Street Journal, que informa de ello el 31 de marzo,
añade: “Los responsables de la CIA reconocen haber estado activos en Libia
desde hacía varias semanas, al igual que otros servicios secretos
occidentales”.
Todo esto ya no es muy secreto, circula por internet desde hace algún tiempo;
lo que es extraño es que los grandes medios no hayan dicho ni palabra. Sin
embargo se conocen muchos ejemplos de “combatientes de la libertad” armados de
este modo y financiados por la CIA. Por ejemplo, en los años 80, las milicias
terroristas de la contra, organizadas por Reagan para desestabilizar Nicaragua
y derrocar su gobierno progresista. ¿Nada se ha aprendido de la Historia? Esta
“Izquierda” europea que aplaude los bombardeos ¿no utiliza internet?
¿Habrá que extrañarse de que los servicios secretos italianos delaten así las
hazañas de sus compañeros franceses y que estos delaten a sus colegas
americanos? Eso sólo si se cree en historias bonitas sobre la amistad entre
“aliados occidentales”. Ya hablaremos…
II. ¿Cuáles son los verdaderos objetivos de EEUU?
En este punto de nuestra reflexión, varios indicios permiten ya descartar
definitivamente la tesis de la guerra humanitaria o de la reacción impulsiva
ante los acontecimientos. Si Washington y París han deliberadamente rechazado
toda negociación, si han estado “forjando” desde hace tiempo la oposición libia
y preparado escenarios detallados de intervención, si los portaviones estaban
preparados desde hacía tiempo, listos para intervenir (como lo ha confirmado el
almirante Gary Roughead, jefe de la US Navy: “Nuestras fuerzas ya estaban
posicionadas frente a Libia”, Washington, 23 de marzo), fuerza es pensar que
esta guerra no se decidió en el último momento como reacción a súbitos
acontecimientos, sino que estaba planificada. Porque esta guerra persigue unos
objetivos que sobrepasan muy de lejos la persona de Gadafi. ¿Cuáles?
En esta guerra contra Libia, Washington persigue varios objetivos a la vez: 1.
Controlar el petróleo. 2. Asegurar a Israel. 3. Impedir la liberación del mundo
árabe. 4. Impedir la unidad africana. 5. Instalar la OTAN como gendarme de
África.
¿Parecen muchos objetivos? Sí. Exactamente igual que en las guerras
precedentes: Iraq, Yugoslavia, Afganistán. Una guerra de este tipo,
efectivamente, cuesta mucho y supone riesgos importantes para la imagen de EE
UU sobre todo si no logran ganarla. Si Obama desencadena una guerra así, es
porque espera obtener importantes ganancias.
Objetivo nº 1: Controlar todo el petróleo
Algunos dicen que esta vez no es una guerra por el petróleo porque las
cantidades libias serían marginales en la producción mundial y que, de todas
maneras, Gadafi ya vendía su petróleo a los europeos. Pero esta gente no
entiende en qué consiste la “guerra mundial del petróleo”…
Con el agravante de la crisis general del capitalismo, las grandes potencias
económicas están metidas en una pelea cada vez más encarnizada. En este juego
de sillas las plazas son caras. Para garantizar una silla a sus multinacionales,
cada potencia debe batirse en todos los frentes: conquistar mercados,
conquistar zonas de mano de obra rentable, obtener grandes contratos públicos y
privados, asegurarse monopolios comerciales, controlar a Estados que les
concedan ventajas… Y sobre todo, asegurarse el dominio de las materias primas
codiciadas. Y ante todo, del petróleo.
En el año 2000, al analizar las guerras que iban a venir, en nuestro libro
Monopoly, escribíamos: “Quien quiera dirigir el mundo debe controlar el
petróleo. Todo el petróleo. Donde quiera que esté.” Si eres una gran potencia,
no te basta con asegurar tu propio aprovisionamiento de petróleo. Cada vez
querrás más, querrás lo máximo. No sólo por los enormes beneficios, sino porque
asegurándote un monopolio, estarás en condiciones de privar de él a tus rivales
molestos y someterlos a tus condiciones. Tendrás el arma absoluta. ¿Chantaje?
Sí.
Desde 1945, EE UU ha hecho todo por asegurarse este monopolio sobre el
petróleo. Un país enemigo como Japón, por ejemplo, dependía al 95% de EE UU en
su aprovisionamiento de energía. Con lo que garantizar su obediencia. Pero las
relaciones de fuerza cambian, el mundo se hace multipolar y EE UU se enfrenta a
la subida de China, a la recuperación de Rusia, a la emergencia de Brasil y
otros países del Sur. El monopolio se hace cada vez más difícil de mantener.
¿Que el petróleo libio representa solamente el 1% o el 2% de la producción
mundial? De acuerdo, pero es el de mejor calidad, de más fácil extracción y por
tanto muy rentable. Y sobre todo está muy cerca de Italia, de Francia y de
Alemania. Importar petróleo de Oriente Medio, de África negra o de América
latina sale a un coste mucho mayor. Sí que hay pues guerra por el oro negro
libio. Y más para un país como Francia tan comprometido en un programa nuclear
cada vez con más riesgos.
En este contexto hay que recordar dos cosas: 1. Gadafi deseaba subir la
participación del Estado libio en el petróleo del 30% al 51%. El 2 de marzo
último, Gadafi se quejaba de que la producción petrolera de su país estaba en
su nivel más bajo. Amenazó con sustituir las firmas occidentales que habían
dejado Libia por sociedades chinas, rusas e indias. ¿Coincidencia? Cada vez que
un país africano se vuelve hacia China, ya tiene problemas.
Otro indicio: Alí Zeidan, el hombre que largó lo de los “seis mil muertos
civiles”, víctimas de los bombardeos de Gadafi, este hombre que es también
portavoz del famoso CNL, el gobierno de oposición, reconocido por Francia. Pues
bien, en este punto, Alí Zeidan declaró que “los contratos firmados serán
respetados”, pero que el futuro poder ¡“tendrá en cuenta a las naciones que nos
han ayudado”! Se trata pues ciertamente de una guerra del petróleo. Pero no se
desarrolla únicamente en Libia…
¿Por qué estas rivalidades EE UU – Francia – Alemania?
Si la guerra contra libia es justa y humanitaria, no se comprende por qué los
que la hacen se pelean entre ellos. ¿Por qué Sarkozy se precipitó por ser el
primero en disparar? ¿Por qué se cabreó cuando la OTAN quiso llevar el control
de las operaciones? Su argumento “La OTAN es impopular en los países árabes”,
no se tiene en pie. ¡Como si él, Sarkozy, fuera tan popular después de haber
protegido, como lo ha hecho, a Israel y a Ben Alí!
¿Por qué Alemania e Italia se mostraron tan reticentes ante esta guerra? ¿Por
qué el ministro Frattini declaró al principio que hacía falta “defender la
soberanía y la integridad territorial de Libia” y que “Europa no debería
exportar la democracia a Libia”? (12) ¿Simples divergencias sobre la eficacia
humanitaria? No, se trata aquí también de intereses económicos. En una Europa
enfrentada a una crisis, las rivalidades son cada vez mayores también. Aun hace
unos meses desfilaban todos a Trípoli para abrazar a Gadafi y embolsarse los
buenos contratos libios. Los que los obtenían, no tenían ningún interés en
derrocarlo. Los que no, sí tenían interés en ello. ¿Quién era el primer cliente
del petróleo libio? Italia. ¿El segundo? Alemania. Continuemos con las
inversiones y las exportaciones de las potencias europeas… ¿Quién había
conseguido la mayoría de contratos en Libia? Italia. ¿Número dos? Alemania.
Era la firma alemana BASF la que había llegado a ser la principal productora de
petróleo en Libia con una inversión de dos mil millones de euros. Era la firma
DEA, filial del gigante del agua RWE, la que obtuvo más de 40 000 kilómetros
cuadrados de yacimientos de petróleo y de gas. Era la firma alemana Siemens la
que jugaba el papel más importante en las enormes inversiones del gigantesco
proyecto “Great Man Made River”, el mayor proyecto de irrigación del mundo, una
red de tuberías para llevar el agua desde los acuíferos de Nubia hasta el
desierto del Sáhara. Más de 1300 pozos, a menudo a más de 500 metros de
profundidad, que una vez terminados, suministrarían cada día 6,5 millones de
metros cúbicos de agua a Trípoli, Benghazi, Sirte y otras ciudades. (13) ¡25
mil millones de dólares que atraían algunas codicias! Además de esto, Libia con
sus petrodólares se había embarcado en un ambicioso programa para renovar sus
infraestructuras, construir escuelas y hospitales y para industrializar el
país.
Aprovechándose de su potencial económico, Alemania se había asociado con socios
privilegiados de Libia, Arabia Saudita y los países del Golfo arábigo. No tenía
pues ningún interés en manchar su imagen en el mundo árabe. En cuanto a Italia,
hay que recordar que colonizó Libia con una brutalidad inaudita apoyándose en
las tribus del oeste contra las del este. Ahora, con la mediación de
Berlusconi, las sociedades italianas obtuvieron muy buenos contratos. Tienen
pues mucho que perder. Al contrario, Francia e Inglaterra, que nunca habían
logrado buenos trozos del pastel, se ponen a la ofensiva para lograr su parte
en este pastel. Y la guerra de Libia es sencillamente la prolongación de la batalla
económica por otros medios. El mundo capitalista, decididamente, no es muy
bello.
La rivalidad económica se traduce en términos militares. En una Europa en
crisis y dominada por una Alemania de altos rendimientos (gracias sobre todo a
su política de bajos salarios), Francia rompe sus alianzas y se vuelve hacia
Inglaterra para intentar reequilibrar la situación. París y Londres tienen más
medios militares que Berlín e intentan jugar esta carta para contrarrestar su
debilidad económica.
Objetivo nº 2: Asegurar a Israel
En el Oriente Medio, todo está ligado. Como nos explica Noam Chomski en una
entrevista: “A partir de 1967, el gobierno de EE UU viene considerando a Israel
como una inversión estratégica. Como un distrito policial encargado de proteger
a las dictaduras árabes productoras de petróleo”. (14) Israel es el poli del
Oriente Medio.
Sólo que el nuevo problema para Washington es que los numerosos crímenes
cometidos por Israel (Líbano, Gaza, Flotilla humanitaria,…) lo aíslan cada vez
más. Los pueblos árabes reclaman el fin de este colonialismo. De repente, es el
“poli” el que necesita ser protegido. Israel no puede sobrevivir sin un entorno
de dictaduras árabes que no tengan en absoluto en cuenta la voluntad de sus
pueblos de ser solidarios con los palestinos. Por eso Washington protegía a
Mubarack y a Ben Alí, y seguirá protegiendo a otros dictadores.
EE UU teme “perder” Túnez y Egipto en los próximos años. Lo que cambiaría la
relación de fuerzas en la región. Después de la guerra contra Iraq en 2003, que
era además una advertencia y una intimidación para los otros dirigentes árabes,
Gadafi se sintió amenazado. Y entonces empezó a multiplicar las concesiones, a
menudo exageradas, a las potencias occidentales y a su neoliberalismo. Lo que
le había debilitado en el plano interior de las resistencias sociales. Cuando
se cede al FMI, se hace daño a la población. Pero si mañana Túnez o Egipto
virasen a la izquierda, Gadafi podría reconsiderar sus concesiones. Un eje de
resistencia El Cairo – Trípoli – Túnez, haciendo frente a EE UU y decidido a
hacer plegarse a Israel, sería una pesadilla para Washington. Hacer caer a
Gadafi es pues una prevención.
Objetivo nº 3: Obstaculizar la liberación del mundo árabe
¿Quién domina hoy sobre el conjunto del mundo árabe, su economía, sus recursos
y su petróleo? No los pueblos árabes, ya se sabe. Pero tampoco los dictadores
del lugar. Sí, ellos ocupan la escena, pero los verdaderos amos están detrás de
la escena.
Son las multinacionales de EE UU y europeas las que deciden lo que hay que
producir o no en estos países, qué salarios hay que pagar, a quién aprovecharán
los beneficios del petróleo y qué dirigentes se les impondrán. Son las
multinacionales las que enriquecen a sus accionistas a costa de las poblaciones
árabes.
Imponer a tiranos al conjunto del mundo árabe tiene consecuencias muy graves:
el petróleo, pero también los otros recursos naturales que sirven solamente al
beneficio de las multinacionales, no a diversificar la economía local o a crear
empleos. Además, las multinacionales marcan bajos salarios para el turismo, las
pequeñas industrias y los servicios en subcontratas.
De repente las economías se hacen dependientes, desequilibradas y ya no
responden a las necesidades de los pueblos. En los años que vienen, se va a
agravar el paro porque el 35% de los árabes tiene menos de 15 años. Los
dictadores son empleados de las multinacionales, son los encargados de
asegurarles los beneficios y romper la contestación. Los dictadores tienen como
rol impedir la justicia social.
Trescientos millones de árabes distribuidos en veinte países, pero
considerándose a justo título, una sola nación, se encuentran pues ante una
elección decisiva: ¿aceptar el mantenimiento de este colonialismo o hacerse
independientes tomando un nuevo rumbo? Todo el mundo alrededor está en plena
transformación: China, Brasil y otros países se emancipan políticamente, lo que
les permite progresar económicamente. El mundo árabe ¿va a quedarse atrás?
¿Seguirá siendo una dependencia de EE UU y de Europa, un arma que estos
utilizan contra las otras naciones en la gran batalla económica y política
internacional? ¿O bien, sonará al fin para ellos la hora de la liberación?
Esta idea aterroriza a los estrategas de Washington. Si el mundo árabe y el
petróleo se les van de las manos, se les acabó el domino del planeta. Porque EE
UU, una potencia en declive económico y político, está cada vez más contestado:
por Alemania, por Rusia, por América latina y por China. Además, numerosos
países del Sur aspiran a establecer relaciones Sur – Sur, más ventajosas que la
dependencia de EE UU.
Cada vez le cuesta más mantenerse como la mayor potencia mundial, capaz de
rapiñar a naciones enteras y de llevar la guerra por todos los sitios a donde
decida llevarla. Repitámoslo: si mañana el mundo árabe se une y se libera, si
EE UU pierde el arma del petróleo, no será más que una potencia de segundo
orden en un mundo multipolar. Pero eso será también un gran progreso para la
humanidad: las relaciones internacionales tomarán un nuevo rumbo y los pueblos
del Sur podrán por fin decidir su propio destino y terminar con la pobreza.
Aquellos para quienes la democracia es peligrosa
Las potencias coloniales o neocoloniales de ayer nos juran que han cambiado.
Después de haber financiado, armado, aconsejado y protegido a Ben Alí y a
Mubarak y compañía, he aquí que EE UU, Francia y otros nos inundan con
declaraciones conmovedoras. Como Hillary Clinton: “Nosotros apoyamos la
aspiración de los pueblos árabes a la democracia”.
Mentira total. EE UU y sus aliados no quieren en absoluto una democracia árabe,
no quieren en absoluto que los árabes puedan decidir sobre su petróleo y demás
riquezas. Han hecho todo para frenar la democratización, para mantener en el
poder a los responsables del antiguo régimen. Y cuando eso no funciona,
imponerles otros dirigentes encargados de desmovilizar las resistencias
populares. El poder egipcio, por ejemplo, acaba de tomar medidas anti-huelga
muy brutales.
Explicar la guerra contra Libia con la idea de que después de Túnez y Egipto,
Washington y París habrían “comprendido” y quisieran lavar su conciencia o, en
todo caso, mejorar su imagen, no es más que una gruesa mentira. En realidad, la
política occidental en el mundo árabe forma un conjunto que se aplica bajo tres
formas diferente: 1. Mantener dictaduras represivas. 2. Remplazar a Mubarak y a
Ben Alí por peones bajo su control. 3. Derrocar los gobiernos de Trípoli,
Damasco y Teherán para recolonizar a estos países”perdidos”. Tres métodos, pero
un solo objetivo: mantener al mundo árabe bajo dominio para continuar
explotándolo.
La democracia es peligrosa cuando se representa solamente los intereses de una
pequeña minoría social. Lo que más miedo da a EE UU es que el descontento
social haya estallado en casi todas las dictaduras árabes… En Iraq (nuestros
medios no han dicho nada) numerosas huelgas han afectado al petróleo, al sector
textil, electricidad y otros sectores. En Kut, tropas de EE UU incluso cercaron
una fábrica textil en huelga. Ha habido manifestaciones en 16 de las 18
provincias, con todas las comunidades juntas, contra el gobierno corrupto que
abandona en la miseria a su pueblo. En Bahréin, bajo la presión de la calle, el
rey terminó por prometer una ayuda especial de 2650 dólares a cada familia. En
Omán, el sultán Qaboos bin Said, cambió a la mitad del gobierno y aumentó el
salario mínimo un 40% y ordenó crear 50 000 empleos. El mismo rey saudí, Fahd,
desbloqueó 36 mil millones de dólares para ayudar a las familias con bajos
ingresos.
Evidentemente, una cuestión surge entre la gente sencilla: ¿cómo es que tenían
todo este dinero? ¿por qué lo tenían guardado en sus cofres? Y la siguiente
pregunta: ¿Cuántos miles de millones más habrán robado a sus pueblos con la
complicidad de EE UU? Y la última: ¿Cómo poner fin a todo este robo?
“Las «revoluciones Facebook», ¿un gran complot made in USA o auténticas
revoluciones?
Una interpretación errónea se está difundiendo por internet: las revoluciones
árabes habrían sido desencadenadas y manipuladas por EE UU, que habría ido tirando
de las cuerdas con el fin de provocar cambios muy controlados y así poder
atacar Libia, Siria, Irán. Todo habría sido “fabricado”. El argumento de esta
hipótesis: organismos más o menos oficiales habían invitado a ir a EE UU y
formado a cyberactivistas árabes que han jugado un papel puntero en la
circulación de infos y que han simbolizado una revolución de nuevo tipo, la
revolución facebook.
La idea de este gran complot no se sostiene. En realidad, EE UU ha hecho todo
por mantener el mayor tiempo posible a Mubarak, un dictador muy útil. Sin
embargo, EE UU lo sabía con muy mala salud y acabado. En este tipo de
situaciones, EE UU prepara evidentemente un plan B e incluso un plan C. El plan
B consistiría en remplazar a Mubarak por uno de sus adjuntos. Pero esto no
tenía muchas posibilidades de funcionar vista la cólera del pueblo egipcio.
Así pues, EE UU tenía uno, o muchos, Plan C, como lo suelen hacer, por otra
parte, en prácticamente cualquier país que quieren controlar. ¿En qué consiste?
Compra por adelantado a algunos opositores e intelectuales – sean o no
conscientes – e invierte en futuro. Llegado el día, empuja a esta gente hacia
delante de la escena. Cuánto tiempo funcionará esto, es otra cuestión desde el
momento en que la población se moviliza y un régimen, incluso remaquillado, no
es capaz de resolver las reivindicaciones populares cuando su objetivo es
mantener la explotación de la gente.
Hablar de revolución facebook es un mito que le viene bien a EE UU. Igual que
hemos señalado desde hace mucho tiempo la importancia de los nuevos métodos de
información y movilización por internet, igualmente consideramos absurda la
idea de que Facebook sustituya las luchas sociales y las revoluciones. Esta
idea les viene bien a los grandes capitalistas (de los que Mubarak era buen
representante), pero en realidad lo que ellos temen por encima de todo es la
contestación de los trabajadores, porque pone directamente en peligro su fuente
de beneficios.
El papel de los trabajadores
Facebook es un método de lucha, pero no es la esencia de la revolución. Esta
presentación pretende escamotear el papel de la clase obrera (en sentido
amplio), que sería sustituida por internet. En realidad, una revolución es una
acción mediante la cual los de abajo liquidan a los de arriba. Con un cambio
radical no sólo del personal político sino sobre todo en las relaciones de
explotación social.
¡Ay! Según nuestros grandes pensadores oficiales hace tiempo que no tendríamos
ya el derecho de usar el término lucha de clases, que está ya anticuado y hasta
es un poco obsceno. No tenéis suerte, el segundo hombre más rico del mundo, el
gran banquero Warren Buffet, lo soltó hace ya tiempo: “De acuerdo, hay una
lucha de clases en América. Pero es mi clase, la clase de los ricos, que hace
la guerra y la hemos ganado”. (15) Señor Buffet, ¡eso no se debe jurar nunca
antes de ganar la partida! El último que ríe…
Pero las realidades tunecinas y egipcias confirman la actualidad de la lucha de
clases, de acuerdo con el señor Buffet… ¿Cuándo Ben Alí tuvo que hacer sus
maletas? El 14 de enero, cuando los trabajadores tunecinos estaban metidos en
una huelga general. ¿Cuándo dejó Mubarak su trono? Cuando una potente huelga de
los obreros egipcios paralizó las fábricas del textil, correos y hasta los
medios oficiales de comunicación. Explicación de Joel Beinin, profesor en la
Universidad Stanford y antiguo director de la universidad americana del Cairo:
“Estos diez últimos años, una ola de protestas sociales venía afectando a más
de dos millones de trabajadores en más de tres mil huelgas, sentadas y otras
formas de protesta. Ese fue el telón de fondo de todo este levantamiento
revolucionario de las últimas semanas… Pero es que en los últimos días, se ha
visto a decenas de miles de trabajadores ligar sus reivindicaciones económicas
a la exigencia de abolir el régimen de Mubarak…”. (16)
La revolución árabe no ha hecho más que comenzar. Después de las últimas
victorias populares, la clase dominante, siempre en el poder, intenta apaciguar
al pueblo con algunas pequeñas concesiones. Obama deseaba que la calle se
calmara lo antes posible y que todo quedara como antes. Eso puede funcionar un
tiempo, pero la revolución árabe está en marcha. Podrá tomar años, pero será
muy difícil pararla.
Objetivo nº 4: Impedir la unidad africana
África es el continente más rico del planeta en abundancia de recursos
naturales, pero es también el más pobre. 57% de su población vive bajo el
umbral de la pobreza, es decir, con menos de 1,25 € al día. ¿La clave de este
misterio? Justamente que las multinacionales no le pagan estas materias primas,
se las roban. En África rapiñan los recursos, imponen bajos salarios, acuerdos
comerciales desfavorables y privatizaciones nocivas, ejercen toda suerte de
presiones y chantajes a Estados débiles, los estrangulan con una deuda injusta,
instalan a dictadores complacientes, provocan guerras civiles en las regiones
apetitosas…
África es estratégica para las multinacionales porque su prosperidad está
basada en el pillaje de sus recursos. Si se pagara un precio correcto por el
oro, el cobre, el platino, el coltán, el fosfato, los diamantes y los productos
agrícolas, las multinacionales serían mucho menos ricas pero las poblaciones
locales podrían alejarse de la pobreza.
Para las multinacionales de EE UU y de Europa es pues vital impedir que África
se una y se emancipe. Tiene que seguir dependiente. Un ejemplo, muy bien
expuesto por un autor africano, Jean-Paul Pugala… “La historia comienza en 1992
cuando 45 países africanos crean la sociedad RASCOM para disponer de un
satélite africano y hacer caer los costes de comunicación en el continente.
Telefonear desde o hacia África tiene la tarifa más alta del mundo ya que había
un impuesto de 500 millones de dólares que Europa cobraba al año sobre las conversaciones
telefónicas, incluso al interior del mismo país, por el tránsito de voz por los
satélites europeos como el Intelsat.
Un satélite africano costaba justamente 400 millones de dólares pagables de una
vez y no los 500 millones de alquiler al año. ¿Qué banquero financiaría tal
proyecto? Pero la ecuación más difícil de resolver era: ¿cómo puede el esclavo
liberarse de la explotación servil de su amo solicitándole su ayuda para
lograrlo? Así estuvieron el Banco Mundial, el FMI, EE UU, la Unión Europea enredando
inútilmente a estos países durante catorce años. Fue entonces cuando Gadafi, en
2006, puso fin al suplicio de esta inútil mendicidad a países occidentales
pretendidamente bienhechores, practicantes de préstamos a intereses de usura;
el guía libio puso encima de la mesa 300 millones de dólares, el Banco Africano
de Desarrollo, 50, el Banco Oeste-Africano de Desarrollo, 27; y así es como
África, desde el 27 de diciembre de 2007, tiene su primer satélite de
comunicación de su historia. Enseguida China y Rusia se implicaron, en este
caso cediendo su tecnología, lo que permitió el lanzamiento de nuevos
satélites, sudafricano, nigeriano, angoleño, argelino; incluso un nuevo
satélite africano fue lanzado en julio de 2010. Se espera para 2020 que el
primer satélite tecnológicamente 100% africano sea construido en suelo
africano, concretamente en Argelia. Este satélite está previsto que compita con
los mejores del mundo, pero a un coste diez veces menor; un auténtico desafío.
He aquí cómo un simple gesto simbólico, de unos 300 millones, puede cambiar la
vida de todo un continente. La Libia de Gadafi hizo perder a Occidente, no sólo
los 500 millones de dólares al año, sino los miles de millones de dólares en
deuda e intereses que esta misma deuda permite generar hasta el infinito y a
escala exponencial, contribuyendo así a mantener oculto el sistema de expolio
de África. (…) Es la Libia de Gadafi la que ofrece a toda África su primera
revolución verdadera de los tiempos modernos: asegurar la cobertura universal del
continente por telefonía, televisión, radiodifusión y muchas más aplicaciones
como la telemedicina y la educación a distancia. Por primera vez una conexión a
bajo coste está disponible en todo el continente, hasta en las zonas rurales
gracias al sistema puente por radio WMAX. (17)
Ya ven, ¡algo que nunca se nos había contado del malo de Gadafi! Que ayudaba a
los africanos a emanciparse de la ahogadora tutela de los occidentales. ¿Y no
habrá otras cosas más de este género nunca dichas?
Gadafi ha desafiado al FMI y Obama juega a carterista
Sí. Al sostener el desarrollo del «Fondo monetario africano» (FMA), Gadafi
cometió el crimen de desafiar al FMI. Ya sabemos que el FMI, controlado por EE
UU y Europa, presido por Dominique Strauss-Kahn, ejerce un verdadero chantaje
sobre los países en desarrollo. Les presta dinero solamente a condición de que
esos países acepten deshacerse de sus empresas en beneficio de las
multinacionales, de cursar pedidos sin provecho o de reducir sus presupuestos
en salud y educación. En una palabra, este banquero FMI es muy nocivo.
Pues bien, al igual que los Latinos lanzaron su propio Banco Sur, para
contrarrestar los chantajes arrogantes del FMI y decidir por sí mismos qué
proyectos realmente útiles quieren financiar, el FMA podría comenzar a ofrecer
una vía más independiente a los africanos. ¿Y quién financia el FMA? Argelia ha
aportado 16 mil millones y Libia 10 mil millones. Es decir, el 62% de su
capital.
Por contra, con la mayor discreción mediática, Obama acaba sencillamente de
robar treinta mil millones al pueblo libio. ¿Cómo? El 1º de marzo (mucho antes
de la resolución de la ONU), dio orden al Tesoro USA de bloquear los depósitos
de Libia en EE UU. Después, el 17 de marzo, se las apañó para incluir en la
resolución 1973 de la ONU una pequeña frase que autoriza a congelar los haberes
de la banca central libia así como los de la compañía nacional libia de
petróleo. Ya sabemos que Gadafi ha amasado un tesoro petrolero que le ha
permitido invertir en grandes sociedades europeas, en grandes proyectos de
desarrollo africano (y tal vez también en algunas campañas electorales
europeas, ¡pero esto no parece constituir una forma eficaz de seguro de
vida!...)
En suma, Libia es una país demasiado rico (200 mil millones de dólares en reservas)
que ha atraído las ambiciones de una potencia híper-endeudada, EE UU. Entonces,
para desviar las decenas de miles de millones de dólares de la banca nacional
libia, es decir, afanando en los bolsillos del pueblo libio, Obama bautizó así,
sencillamente, todo esto de “fuente potencial de financiación del régimen
Gadafi” con lo que la jugada estaba hecha. Un auténtico ratero.
A pesar de todos sus esfuerzos para ablandar a Occidente multiplicando las
concesiones al neoliberalismo, Gadafi seguía inquietando a los dirigentes de EE
UU. Un cable de la embajada de EEUU en Trípoli, con fecha de noviembre 2007,
lamenta esta resistencia: “Los que dominan la dirección política y económica de
Libia llevan políticas cada vez más nacionalistas en el sector de la energía”.
Rechazar toda privatización ¿justifica los bombardeos? La guerra es ciertamente
la continuación de la economía por otros medios.
Objetivo nº 5: Instalar la OTAN como gendarme de África
En principio la OTAN se pensaba que estaba para proteger a Europa contra las
“amenaza soviética”. Desaparecida la URSS, la OTAN debería desaparecer también.
Pero sucedió lo contrario…
Después de haber bombardeado Bosnia en 1995, Javier Solana, secretario general
de la OTAN, declaraba: “La experiencia adquirida en Bosnia podrá servir de
modelo para nuestras operaciones futuras de la OTAN”. Por entonces, yo escribí:
“la OTAN reclama de hecho una zona de acción ilimitada. Yugoslavia ha sido un
laboratorio para preparar próximas guerras. ¿Dónde tendrán lugar?” (18) Y
avanzaba esta respuesta: “Eje nº 1: Europa del Este. Eje nº 2: Mediterráneo y
Oriente Medio. Eje nº 3: el Tercer mundo en general”. En ello estamos, es el
programa que hoy se está realizando.
Desde 1999, la OTAN bombardeaba Yugoslavia. Una guerra para someter a un país
al neoliberalismo como hemos visto. Estudiando los análisis de los estrategas
USA, yo subrayaba entonces esta frase de uno de ellos, Stephen Blank: “Las
misiones de la OTAN serán cada vez más out of area (fuera de la zona de
defensa). Su función principal, ser el vehículo de la integración de regiones
cada vez más numerosas en la comunidad occidental económica, de seguridad,
política y cultural”. (19)
¡Someter regiones cada vez más numerosas a Occidente! Entonces yo escribí: “La
OTAN es el ejército al servicio de la globalización, el ejército de las
multinacionales. Paso a paso, la OTAN se transforma efectivamente en gendarme
del mundo”. (20) E indicaba los próximos objetivos probables: Afganistán,
Cáucaso, vuelta a Iraq… Esto para empezar.
Hoy que todo esto se ha cumplido, algunos me preguntan: ¿Tiene usted una bola
de cristal?». No es necesaria la bola de cristal, basta con estudiar los
documentos del Pentágono y de los altos despachos de estrategia USA, que ni
siquiera son secretos, y deducir y comprender su lógica.
Y esta lógica del Imperio de hecho es muy simple: 1. El mundo es una fuente de
beneficios. 2. Para ganar la guerra económica ha que ser la superpotencia
dominante. 3. Para ello, hay que controlar las materias primas, las regiones y
las rutas estratégicas. 4. Toda resistencia a ese control debe ser rota:
mediante la corrupción, el chantaje o la guerra, no importa los medios. 5. Para
continuar siendo la potencia dominante, hay que impedir absolutamente que los
rivales se alíen en contra del amo.
Expansión de la OTAN¡ya en tres continentes!
Para defender estos intereses económicos y convertirse en gendarme del mundo,
los dirigentes de la OTAN siembran el pánico: “Nuestro mundo sofisticado,
industrializado y complejo ha sido asaltado por muchas amenazas mortales:
cambio climático, sequía, hambrunas, ciber-seguridad, cuestión energética”.
(21) Así, problemas no militares, sino sociales y medioambientales, se utilizan
para aumentar el armamento y las intervenciones militares.
El objetivo de la OTAN de hecho es sustituir a la ONU. Esta militarización del
mundo hace nuestro futuro cada vez más peligroso. Y esto a un coste terrible:
EE UU prevé para 2011 un presupuesto militar récord de 708 mil millones de
dólares. Es decir, 2.320 dólares por habitante. Dos veces más que en los
comienzos de Bush. Además, el ministro USA de la Guerra, Robert Gates, no cesa
de empujar a los europeos para que gasten más: “La desmilitarización de Europa
constituye un obstáculo para la seguridad y para una paz duradera en el siglo
XXI”. (22) Los países europeos han tenido que comprometerse con Washington a no
disminuir sus gastos militares. Todo en provecho de las firmas de armamento.
La expansión mundial de la OTAN no tiene nada que ver con Gadafi, Sadam Hussein
o Milosevic. Se trata de un plan global para continuar el dominio sobre el
planeta y sus riquezas, para mantener los privilegios de las multinacionales e
impedir a los pueblos elegir su propio destino. La OTAN protegía a Ben Alí, a
Mubarak y a los tiranos de Arabia Saudita, la OTAN protegerá a quienes les
sucedan, la OTAN destrozará solamente a los que se resistan al Imperio
Para llegar a ser el gendarme del mundo, la OTAN avanza efectivamente paso a
paso. Una guerra en Europa contra Yugoslavia, una guerra en Asia contra
Afganistán y, ahora, una guerra en África contra Libia. ¡Ya, tres continentes!
Hubiera querido intervenir también en América latina organizando maniobras en
Venezuela hace dos años. Pero ahí, era demasiado arriesgado, pues América
latina está cada vez más unida y rechaza “gendarmes” americanos.
¿Por qué Washington quiere absolutamente instalar la OTAN como gendarme de
África? A causa de las nuevas relaciones de fuerza mundiales analizadas más
arriba: EE UU en declive, contestado por Alemania, Rusia, América latina y
China, incluso por pequeños países del Tercer mundo.
¿Por qué no se habla de AFRICOM?
Lo que más inquieta a Washington es la potencia creciente de China. Al proponer
relaciones más igualitarias a los países asiáticos, africanos y latino-americanos,
comprando sus materias primas al mejor precio y sin chantaje colonial,
ofreciendo créditos más interesantes, haciendo trabajos de infraestructura
útiles al desarrollo, China les está ofreciendo una alternativa a la
dependencia de Washington, Londres o París. Entonces ¿qué hacer para
contrarrestar a China?
El problema es que una potencia en declive tiene menos medios de presión
financiera incluso sobre los países africanos; EE UU por tanto ha decidido
utilizar su mejor arma: la baza militar. Hay que saber que sus gastos militares
sobrepasan los de todos los otros países del globo juntos. Desde hace años
vienen avanzando sus peones poco a poco sobre el continente africano. El 1º de
octubre de 2008, montaron el “Africom” (Africa Comand). Todo el continente
africano, menos Egipto, quedó bajo un único comando USA unificado que reagrupa
a la US Army, US Navy, la US Air Force, los marines y las operaciones
especiales (desembarcos, golpes de estado, acciones clandestinas…) La idea es
repetir el mecanismo con la OTAN para apoyar a las fuerzas USA.
Washington, que ve terroristas por todas partes, también los ha encontrado en
África. Como por casualidad, en los alrededores del petróleo nigeriano y de
otros recursos naturales ambicionados. Así pues, si queréis saber dónde se
desarrollarán los próximos episodios de su famosa “guerra contra el
terrorismo”, buscad en el mapa del petróleo, el uranio y al coltán, y allí lo
encontraréis. Y como el Islam está expandido en numerosos países africanos,
entre ellos Nigeria, ya tenéis el próximo escenario…
¿El objetivo real del Africom? estabilizar la dependencia de África, impedir su
emancipación, impedirle llegar a ser un actor independiente que pudiera aliarse
con China y América latina. Africom constituye un arma esencial en los planes
de dominación mundial de EE UU que quiere poder apoyarse en un África y en unas
materias primas bajo su control exclusivo en la gran batalla que se ha desatado
por el control de Asia y el control de sus rutas marítimas. Efectivamente, Asia
es el continente donde se juega en adelante la batalla económica decisiva del
siglo XXI. Pero es un bocado duro con una China muy fuerte y un frente de
economías emergentes que tienen interés en formar un bloque. Washington quiere
por lo mismo controlar África del todo y cerrar esa puerta a los chinos.
La guerra contra Libia es pues una primera etapa para imponer el Africom a todo
el continente africano. Abre una era no de pacificación del mundo sino de
nuevas guerras. En África y en Oriente medio, pero también alrededor del Océano
Indico, entre Africa y China.
¿Por qué el Océano Índico? Porque si miran un mapa, verán ustedes que es la
gran puerta de China y de toda Asia. Así pues, para controlar este océano,
Washington intenta dominar varias zonas estratégicas: 1. Oriente Medio y el
Golfo Pérsico, de ahí su nerviosismo a propósito de países como Arabia saudita,
Yemen, Bahréin e Irán. 2. El Cuerno de África, de donde su agresividad hacia
Somalia y Eritrea. Volveremos más adelante sobre estas geoestrategias en el
libro Comprendre le monde musulman: Entretiens avec Mohamed Hassan que estamos
preparando para muy pronto.
El gran crimen de Gadafi
Volvamos a Libia. En el marco de la batalla por controlar el continente negro,
África del Norte es un objetivo mayor. Al desplegar una decena de bases
militares en Túnez, Marruecos y Argelia, así como en otras naciones africanas,
Washington se abriría la vía para establecer una red completa de bases
militares que cubriría todo el continente.
Pero el proyecto Africom se ha encontrado con una seria resistencia de los
países africanos. De manera altamente simbólica, ninguno ha aceptado acoger en
su territorio la sede central de Africom. Y Washington ha tenido que mantener
su sede en… Stuttgart, Alemania, lo que era muy humillante. En esta
perspectiva, la guerra para derrocar a Gadafi en el fondo es una advertencia
muy clara a los jefes de Estado africanos que tuvieran la tentación de seguir
una vía demasiado independiente.
Este es el gran crimen de Gadafi: Libia no había aceptado ningún lazo con
Africom o con la OTAN. En el pasado, EE UU poseían una importante base militar
en Libia. Pero Gadafi la cerró en 1969. Es evidente, la guerra actual tiene
sobre todo como objetivo recuperar Libia. Sería una avanzada estratégica que le
permitiría intervenir militarmente en Egipto si éste se escapara del control de
EE UU.
¿Cuáles son los próximos objetivos en África?
La pregunta siguiente será pues: ¿después de Libia a quién le toca? ¿Qué países
africanos podrían ser atacados por EE UU? Es muy sencillo. Sabiendo que
Yugoslavia había sido también atacada porque rechazaba entrar en la OTAN, basta
con mirar la lista de países que no han aceptado integrarse en Africom, bajo el
mando militar de EE UU. Cinco son: Libia, Sudán, Costa de Marfil, Zimbabwe,
Eritrea. Estos son los próximos objetivos.
Sudán está dividido y bajo la presión de sanciones internacionales. Zimbabue
está también bajo sanciones. Costa de Marfil se ha visto inmersa en una guerra
civil fomentada por Occidente. Eritrea, obligada a una guerra contra Etiopía,
agente de EE UU en la región, actualmente también está bajo sanciones.
Todos estos países han sido o van a ser objetivo de campañas de propaganda y
desinformación. Sean dirigidos o no por dirigentes virtuosos y democráticos,
eso no tiene nada que ver. Eritrea está intentando una experiencia de
desarrollo económico y social autónomo y rechaza las ayudas que le puedan venir
impuestas por el Banco Mundial y el FMI controlados por Washington. Este
pequeño país está cosechando los primeros éxitos de su desarrollo, pero sigue
bajo la amenaza internacional. Otros países, si se portan mal, están también en
la mira de EE UU. Argelia concretamente. De hecho no es bueno seguir la propia
vía…
Y para los que aun creen que todo esto no es más que una teoría del complot,
que EE UU no tiene programado tanta guerra, sino que improvisa reaccionando
según lo que ocurre, recordemos lo que había declarado en 2007 el ex general
Wesley Clarck (comandante supremo de las fuerzas de la OTAN en Europa entre
1997 y 2001, que dirigió los bombardeos sobre Yugoslavia): “En 2001, en el
Pentágono, un general me dijo: vamos a tomar siete países en cinco años,
empezando por Iraq, seguido de Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán para
terminar con Irán”. (23) De los sueños a la realidad hay un margen, pero los
planes están ahí. Solamente que retardados.
III. Pistas para actuar
Para desbloquear este debate, la batalla de la información, como decíamos aun
hace una semana, (24) es la clave. Y esta batalla no puede llevarse a cabo más
que por cada uno de nosotros, donde estemos, en función de las personas con las
que nos encontremos, escuchando bien lo que les influencia, verificando la
información con ellos, pacientemente… Para llevar eficazmenteeste debate, es
muy importante estudiar la experiencia de la desinformación en las guerras
precedentes.
Los 5 principios de la propaganda de guerra aplicados a Libia
Esta experiencia, lo hemos resumido en los «cinco principios de la propaganda
de guerra», expuestos en nuestro libro Israel, parlons-en! En cada guerra, los
medios quieren persuadirnos de que nuestros gobiernosestá obrando bien y para
ello aplican estos cinco principios: 1. Ocultar los intereses económicos. 2.
Invertir la víctima yel agresor. 3. Ocultar la historia. 4. Demonizar. 5.
Monopolizar la información.
Estos cinco principios se han vuelto a aplicar contra Libia; ya nos dimos
cuenta en las páginas precedentes. Para terminar,llamamos la atención sobre el
cuarto: la demonización del adversario.Los guerreristas siempre tienen que
persuadir a la opinión de que ellos no actúan para obtener ventajas económicas
o estratégicas, sino para eliminar una grave amenaza. En cada guerra, dese hace
decenios, el dirigente contrario ha sido siempre presentado como cruel, inmoral
y peligroso, con las peores descripciones de sus atrocidades. Más tarde, muchos
de esos relatos, a veces todos, se van deshinchando; pero noimporta, ya
hicieron su labor: manipular la emoción del público para impedirle analizar los
intereses que están realmente en juego. Imposible ya volver atrás.
No hemos tenido los medios para estar presentes en Libia. Pero estuvimos en
Yugoslavia, bajo las bombas de la OTAN, y pudimos constatar, y probar, que la
OTAN había mentido sistemáticamente. (25)Lo constatamos también en Iraq. En
cuanto a Libia, la cosa se parece mucho, pero hasta ahora no hemos tenido los
medios para proceder a contrastar las informaciones presentadas. Nuestro equipo
de InvestigActtion no tiene los medios necesarios. Pero varios observadores ya
han detectado muchos indicios de desinformación. Por ejemplo, los “seis mil
muertos supuestamente víctimas de los bombardeos de Gadafi sobre la población
civil”. ¿Dónde están las imágenes? ¿No había ninguna cámara, ningún teléfono
móvil allí, como los hubo en Gaza, en la plaza Tahrir, en Túnez o en Bahréin
? Ninguna prueba, ningún testimonio fiable, desmentidos de los satélites rusos
o de los observadores de la UE, y sin embargo, la información se cerró en banda
incansablemente y ya nadie se atreve a contradecirla so pena de ser tachado de complicidad.
En una guerra civil no es hacer filtiré, y esto es cierto por ambas partes. Una
información parcial siempre intentará hacernos creer que las atrocidades se
cometen de solo un lado y por tanto hay que apoyar al otro. Pero conviene ser
prudentes sobre este tipo de relatos.
¿Quién nos informa?
Una cosa que hay que mostrar…. Es que la demonización no cae del cielo. Es
difundida por medios que toman partido, a menudo sin decirlo. Sin embargo, es
la primera pregunta que debería hacerse en una guerra ¿me han dejado escuchar a
la otra parte?
¿Por qué en Europa y en EE UU los medios están todos de acuerdo sobre Gadafi? Y
¿por qué en América latina, en África, en Rusia, se denuncia por el contrario
una nueva cruzada imperialista? ¿Se equivocan todos estos? ¿Son los
occidentales los que saben mejor todo lo que pasa? ¿O es más bien que cada cual
está influenciado por sus medios? Entonces ¿debemos seguir ciegamente a
nuestros medios, o contrastarlos?
Estamos siendo abundantemente saturados sobre los aspectos negativos de Gadafi.
Pero ¿se nos ha informado de sus aspectos positivos? ¿Quién nos ha informado de
su ayuda a los proyectos de desarrollo africano? ¿Quién nos ha dicho que Libia
conoce, según las instituciones internacionales, el más alto índice de
desarrollo humano de toda África, muy lejos de los favoritos del Oeste como
Egipto o Túnez? Esperanza de vida, 74 años; analfabetismo reducido al 5%;
presupuesto en educación, el 2% del PIB y el de defensa, el 1,1%.
Distinguir dos cuestiones diferentes
Hay mucha intimidación intelectual en el debate sobre Libia. Si denuncias la
guerra contra Libia, se te acusa de todo lo que ha hecho Gadafi. Pues no. Hay
que distinguir dos problemas muy distintos.
Por una parte, los libios tienen absolutamente el derecho de elegir a sus
dirigentes y de cambiarlos por los medios que ellos consideren necesarios. ¡Los
libios! No Obama, ni Sarkozy. Después de hacer una separación de las
acusaciones contra Gadafi, lo que está verdaderamente atestiguado y lo que es
más bien propaganda interesada, un progresista puede perfectamente desear que
los libios tengan un dirigente mejor.
Por otra parte, cuando Libia es atacada porque unos piratas quieren dar un
golpe de mano en su petróleo, sus reservas financieras y su posición
estratégica, entonces hay que decir que el pueblo libio va a sufrir aun más
bajo el poder de estos piratas y sus marionetas. Libia perderá su petróleo, sus
empresas, las reservas de su banco nacional, sus servicios sociales y su dignidad.
El neoliberalismo le aplicará sus sucias recetas que han hundido ya a tantos
otros pueblos en la miseria.
Ahora bien, un buen dirigente nunca llega sino en las maletas de los invasores
y a golpe de bombas. Es lo que EE UU llevó a Iraq, un Al-Maliki y un pequeño
grupo de corruptos que venden su país a las multinacionales. En Iraq ya tienen
la democracia, pero además han perdido el petróleo, la electricidad, el agua,
las escuelas y todolo que permite una vida digna. Es lo que EE UU llevó a
Afganistán, un Karzai que reina sobre nada, si acaso sobre un barrio de Kabul,
mientras que las bombas USA machacan aldeas, fiestas de bodas, escuelas y el
comercio de la droga está más boyante que nunca.
Los dirigentes que se impusieran en Libia mediante las bombas occidentales,
serán aun peores que Gadafi. Por lo tanto, hay que apoyar al gobierno legal
libio cuando se resiste a lo que es una auténtica agresión neocolonial. Porque
todas las soluciones previstas por Washington y sus aliados son malas: sea el
derrocamiento o el asesinato de Gadafi, sea la escisión del país en dos o la somalización,
es decir, una guerra civil de baja intensidad y larga duración. Todas estas
soluciones traerán sufrimiento a las poblaciones.
La única solución de interés para los libios es la negociación, con mediadores
internacionales desinteresados que no sean parte del conflicto, como Lula. Un
buen acuerdo implica el respeto de la soberanía libia, el mantenimiento de la
unidad del país, la preparación de las reformas para la democracia y poner fin
a las discriminaciones regionales.
Hacer respetar el derecho, lo contrario al derecho de injerencia
Este delicado debate político hay que intentar traerlo siempre a los principios
de base de la vida internacional: soberanía de los estados, coexistencia
pacífica entre los diferentes sistemas, no injerencia en los asuntos internos.
A las potencias occidentales les gusta presentarse como que buscan hacer
respetar el derecho. Es totalmente falso.
Senos dice que EE UU es hoy mucho más respetuoso del derecho internacional de
lo que era cuando el cow-boy Bush, y que esta vez ha habido una resolución de
la ONU. No es aquí el sitio de discutir si la ONU representa verdaderamente la
voluntad democrática de los pueblos y si los votos de numerosos estados no son
objeto de compra o de presiones.
Simplementedetallar que esta resolución 1973 viola el derecho internacional y,
en primer lugar, la Carta Fundamental… de la misma ONU. Efectivamente, su
artículo 2 § 7, estipula: “Ninguna disposición de la presente Carta autoriza a
las naciones Unidas a intervenir en los asuntos que pertenecen esencialmente a
la jurisdicción interna de un Estado”. Reprimir la insurrección armada es
competencia de un Estado, aun si hubiera que lamentar las consecuencias. De
todos modo, si bombardear a rebeldes armados esconsiderado como un crimen
intolerable, entonces hay que juzgar de urgencia a Bush y a Obama por lo que
han hecho en Iraq y en Afganistán.
Igualmente, el artículo 39 limita los casos en que la coerción militar es
autorizada: “La existencia de una amenaza contrala paz, de una ruptura de la
paz o de un acto de agresión”. Hay que señalar, aunque solamente sea por
reírnos, que incluso el tratado de la OTAN precisa en su artículo 1: “Las
partes se comprometen, tal y como está estipulado en la Carta de la Naciones
Unidas, a reglar por medios pacíficos todos los diferendos internacionales en
los que pueda verse implicados”.
Se nos presenta este “derecho de injerencia humanitaria” como una novedad y un
gran progreso. En realidad, el derecho de injerencia ha venido siendo
practicado durante siglos por las potencias coloniales contra los países de
África, de Asia y de América latina. Por los fuertes contra los débiles. Y es
precisamente para poner fin a esta política de la cañonera por lo que fueron
adoptadas en 1945 nuevas reglas del derecho internacional. Concretamente la
Carta de Naciones Unidas ha prohibido a los países fuertes invadir a los países
débiles y este principio de la soberanía de los Estados constituye un progreso
en la Historia. Anular esta conquista de 1945 y volver al derecho de
injerencia, es volver al tiempo de las colonias.
Entonces, para hacer que se apruebe una guerra muy interesada, se toca la
cuerda sensible: el derecho de injerencia sería necesario para salvar a las
poblaciones en peligro. Tales pretextos también eran utilizados en su tiempo
por las colonialistas Francia, Inglaterra y Bélgica. Y todas las guerras
imperiales de EE UU se han hecho con este tipo de justificaciones. Con EE UU y
sus aliados como gendarmes del mundo, el derecho de injerencia pertenecerá
evidentemente a los fuertes contra los débiles, nunca al revés. ¿Tiene acaso
Irán el derecho de injerencia para salvar a los palestinos? ¿Tiene Venezuela el
derecho de injerencia para poner fin al sangriento golpe de Estado en Honduras?
¿Tiene Rusia el derecho de injerencia para proteger a los bahreinís?
En realidad, la guerra contra Libia es un precedente que abre la vía a la
intervención armada de EE UU o de sus aliados en no importa qué país árabe, africano
o latino-americano. Hoy se va a matar a miles de libios “para protegerles” y
mañana se irá a matar a civiles sirios o iraníes o venezolanos o eritreos “para
protegerles”, en tanto que los palestinos y todas las demás víctimas de los
“fuertes” continuarán sufriendo dictaduras y masacres…
Mostrar que la intervención occidental viola el derecho y nos vuelve altiempo
de las colonias, me parece que es un tema que hay que poner en el centro del
debate.
¿Qué hacer?
EE UU bautizó la guerra contra Libia de «Aurora de la Odisea». Ahora bien, sus
nombres codificados contienen siempre un mensaje dirigido a nuestro
inconsciente. La Odisea, el gran clásico de la literatura griega, relata el
viaje durante veinte años emprendido por Ulises a través del universo. Con medias
palabras se nos está diciendo que Libia hoy es el primer acto de un largo viaje
de EE UU para (re)conquistar África.
Intentan así parar su declive. Pero al final, será en vano. EE UU perderá
inevitablemente su trono. Porque este declive no es debido al azar o a
circunstancias particulares, es debido a su mismo modo de funcionamiento. En
1865, el célebre teórico del capitalismo, Adam Smith,apoyó al presidente USA,
Abram Lincoln, en la abolición de la esclavitud: “La economía de cualquier país
que practique la esclavitud está iniciando un descenso hacia el infierno que
será muy duro el día que otras naciones se despierten”.
De hecho EE UU ha remplazado una esclavitud por otra. En el siglo XX levantó su
prosperidad sobre la dominación y el pillaje de países enteros, vivió como
parásito y por lo mismo debilitó sus capacidades económicas internas. La
humanidad tiene gran interés en que ese sistema se acabe definitivamente. La
misma población de EE UU tiene interés en ello. Para que se deje de cerrar
fábricas, de destruir empleo y de confiscar sus casas para pagar bonos de
banqueros y gastos de guerra. La población europea tiene también interés en una
economía no al servicio de las multinacionales y sus guerras, sino al servicio
de la gente.
Estamos pues en una encrucijada. ¿Qué albar queremos elegir? ¿La anunciadapor
EE UU que nos llevará durante veinte o treinta años por guerras incesantes en
todos los continentes? ¿O más bien un albaverdadera, otro sistema de relaciones
internacionales en las que nadie imponga a nadie sus intereses por la fuerza y
donde cada pueblo pueda elegir libremente su camino?
Como en cada guerra de los últimos veinte años, una gran confusión reina en la
izquierda europea. Los discursos seudo-humanitarios difundidos por los medios ciegan
porque nos olvidamos de escuchar la otra versión, de estudiar las guerras
precedentes, de contrastar la información.
Notas:
1. Reuters, 22/3.
2. Sunday Times, 16 septiembre 2007.
3. Washington Post, 17 septiembre 2007.
4. Collision Course, Praeger, 2005, p.xiii.
5. Does America need a foreign policy?, Simon and Schuster, 2001, p. 111.
6. Le Grand Echiquier, París 1997, p. 59-61
7. Michel Collon, Attention, médias! Bruxelles, 1992, p. 92.
8. Michel Collon, Monopoly, - LOtan à la conquête du monde, Bruxelles 2000,
page 38.
9. Michael Smith, La véritable information des mémos de Downing Street, Los
Angeles Times, 23 juin 2005.
10. McClatchy Newspapers (USA), 27 mars.
11. Eva Golinger, Code Chavez, CIA contre Venezuela, Liège, 2006
12. Marianna Lepore, The war in Libya and Italian interests, inaltreparole.net,
22 février.
13. Ron Fraser, Libya accelerates German-Arabian peninsula alliance,
Trumpet.com, 21 mars
14. Michel Collon, Israël, parlons-en!, Bruxelles 2010, p. 172.
15. New York Times Magazine, novembre 2006.
16. Interview
radio Democracy now, 10 février.
17. J-P Pougalas, Les mensonges de la guerre contre la Libye,
palestine-solidarite.org, 31 mars
18. Michel Collon, Poker menteur, Bruxelles, 1998, p 160-168.
19. Nato after enlargement, US Army War College, 1998, p. 97.
20. Michel
Collon, Monopoly – LOtan à la conquête du monde, Bruxelles 2000, pp. 90 et
102).
21.
Assemblée commune Otan – Lloyds à Londres, 1er octobre 2009.
22. Nato Strategic Concept seminar, Washington, 23 février 2010.
23. Interview radio Democracy Now, 2 mars 2007
24. Sinformer est la clé - Michel Collon lanza un llamamiento, www.michelcollon.info/S-informer-c-...
25. Kosovo, Otan
et médias, debate entre Michel Collon, Jamie Shea (portavoz de la Otan) y
Olivier Corten (profesor de derecho internacional), 23 de junio de 2000, DVD
InvestigAction.
* Autor de varios libros sobre las estrategias de guerra de EE.UU. y de
los falsimedias en los conflictos precedentes, InvestigAction. Fuente: www.michelcollon.info Traducción: José Mª Fernández Criado de Corriente Roja.