Es
una opinión firmada, publicada en un medio formal, la plaformaenergética.org,
que no es un lugar anónimo sino un sitio web creado por el Centro de Estudios
para el Desarrollo Laboral y Agrario, CEDLA, que es una institución conocida.
Si no fuera así, creeríamos que es una broma de mal gusto. Se trata de esto: el
ingeniero petrolero Hugo del Granado Cosío, haciendo un análisis de los estados
financieros de YPFB encontró (y denunció, porque es como para denunciar) que
durante 2010 la institución estatal a cargo del gas y del petróleo solamente
gastó 25 mil dólares (da vergüenza decir “invirtió”) en la capacitación de sus
recursos humanos, mientras a los gastos de publicidad en ese mismo periodo le
destinó más de dos millones de dólares.
No es la única desproporción que resulta llamativa y por eso del Granado saca
la siguiente conclusión: “El análisis de los estados financieros de YPFB
ratifica la expresión de que el mejor negocio del mundo es tener una empresa
petrolera bien administrada y el segundo mejor negocio es tener una empresa
petrolera mal administrada”.
No tiene sentido ponerse a revisar esos estados financieros ítem por ítem,
porque esa no es función periodística sino de entidades oficiales
especializadas en eso, como las contralorías, las procuradurías y otras que
tampoco vienen al caso ahora enumerar, porque no estamos con propósitos
didácticos.
Con lo que estamos es con rabia y con mucho dolor de país.
Porque Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos es un patrimonio entrañable
de todos nosotros. No solamente de los que heroicamente defendieron el petróleo
y murieron por él en las arenas del Chaco, sino de todos los bolivianos que
sentimos en el alma que con esa institución no se debe jugar cruelmente, como
todo parece mostrar que lo están haciendo, sino honrarla, protegerla,
cuidarla y ponerla honestamente a trabajar por el país y no por intereses
mezquinos, como ya se ha descubierto muchas veces que se hace sin el menor
escrúpulo.
La comparación entre los gastos en “publicidad” y las inversiones en
“capacitación”, es solamente un botón de muestra de lo que ahora tememos que
esté pasando con esa entidad. Sinceramente dolió cuando leímos que “Al igual
que en años anteriores, la capacitación de recursos humanos de YPFB es uno de
los rubros que menos gasta, eso se puede constatar por el bajísimo monto que se
eroga por este concepto. Durante el año sólo se gastó la suma 25 mil dólares lo
que demuestra el descuido y postergación de la capacitación profesional, tan
importante para superar la improvisación que existe en el ente petrolero estatal”.
Esto no puede quedarse así. Sería imperdonable para nosotros mismos dejar que
denuncias tan puntuales y concretas simplemente se ignoren. Tenemos la
esperanza de que no sea así. Están haciendo falta muchas explicaciones sobre
las políticas hidrocarburíferas en general y sobre la conducción de YPFB en
particular. Y más vale que tales explicaciones las hagan pronto y que
satisfagan a los bolivianos que, por generaciones, hemos sentido a YPFB como ya
lo dijimos: como parte de nuestras entrañas.
A nadie debería ocurrírsele tomar eso a la ligera.