LA DERECHA Y SU FABRICCCA DE MENTIR

Por:
Atilio Boron

Publicado el 01/05/2011

ALAI AMLATINA, 20/04/2011.- La cumbre de la ultraderecha mundial en
Buenos Aires revela varias cosas. Por un lado, la creciente
desesperación del imperialismo para “reordenar su tropa” y tratar de
retomar el control absoluto de este continente. La heroica resistencia
de Cuba (en donde el VI° Congreso del Partido Comunista de Cuba acaba de
ratificar la continuidad del proyecto socialista, convenientemente
actualizado); la solidez política de los procesos radicales en marcha en
Venezuela, Bolivia y Ecuador y, por último, la persistencia de una
orientación latinoamericanista e integracionista en Argentina, Brasil y
Uruguay generan el desasosiego de los administradores imperiales.
 
El resultado de la primera vuelta electoral en Perú y la probabilidad de
un triunfo de Ollanta Humala es otro dolor de cabeza para el ocupante de
la Casa Blanca. De ahí el hiperactivismo de los publicistas imperiales,
con Mario Vargas Llosa como aclamado mascarón de proa acompañado por
impresentables tales como José M. Aznar, derrotado en una ejemplar
elección por mentirle descaradamente a los españoles acerca de los
atentados de Atocha, y Arnold Schwarzenegger, artífice de la paulatina
destrucción del más importante sistema de universidades públicas de los
Estados Unidos, la Universidad de California, que supo combinar amplios
criterios de inclusión social con elevados niveles de excelencia académica.
 
La llegada a Argentina de este contingente organizado y financiado por
poderosos “tanques de pensamiento” de la derecha radical como la
Sociedad Mount Pelerin, el Instituto Cato, la Fundación Heritage y el
Fondo Nacional para la Democracia (NED, por su sigla en inglés) con
estrechas vinculaciones con los servicios de inteligencia de Estados
Unidos y un deshonroso activismo al servicio de las más criminales
dictadura latinoamericana demuestra la agresiva internacionalización de
la derecha, bajo la dirección general de Washington, y la importancia
que le conceden a la “reconquista” de este continente.
 
Pero el evento también revela algo que ni siquiera el eximio manejo del
lenguaje de Vargas Llosa o los artilugios retóricos de otro visitante,
Fernando Savater, pueden disimular: que el neoliberalismo es una receta
que sólo sirve para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres.
Ahí están para comprobarlo los casos ya no de América Latina sino los de
la rica Europa y el propio Estados Unidos, claros ejemplos de la debacle
a la que conducen las políticas neoliberales. En una medida sin
precedentes la calificadora de riesgo Standard & Poors acaba de
modificar la perspectiva de los títulos de la deuda estadounidense de
“estable” a “negativa”.
 
El neoliberalismo transformó a la superpotencia imperialista en una
nación de pedigueños que sobrevivirá mientras chinos, japoneses y
surcoreanos estén dispuestos a seguirles prestando dinero. La deuda
pública de EEUU llegó a 47.000 dólares por habitante, y a nivel global
ya supera los 14 billones de dólares (es decir: 14.000.000 de millones),
una cifra equivalente a su PBI, mientras que hace apenas 30 años
oscilaba en torno al billón de dólares. ¡Todo un éxito de las políticas
neoliberales, sin duda! A su vez, la crisis en Europa que estalló en
Grecia ya arrastra con su “efecto dominó” a Portugal, Irlanda: Italia y
España están caminando al filo de la navaja, mientras Francia, Reino
Unido y Alemania ven deteriorarse su situación día a día. Pero los
ideólogos y publicistas del neoliberalismo persisten en su prédica
porque en el río revuelto de la crisis el gran capital financiero se
fortalece a expensas de los millones que se declaran en bancarrota. Tres
millones de deudores hipotecarios en default en Estados Unidos no
impidieron que los sueldos anuales de los principales CEOs de Wall
Street regresaran a los niveles multimillonarios de antaño. En una
palabra: nuestros ilustres visitantes no son otra cosa que una pandilla
de embaucadores y publicistas que en su ideologismo barato hacen caso
omiso de los datos que brotan de la experiencia.
 
Dado que los concurrentes al cónclave de Buenos Aires insisten tanto
sobre las bondades del neoliberalismo para nuestra región (y en las
virtudes del modelo chileno, tan exaltadas por uno de sus voceros,
también él participante del encuentro, Sebastián Edwards) es oportuno
darle una ojeada a lo que piensan los latinoamericanos sobre las
políticas neoliberales.
 
La consultora Latinobarómetro publica todos los años un relevamiento de
las opiniones y actitudes políticas y sociales de la población en 18
países del área. Sus datos son tanto más pertinentes porque se trata de
una empresa con un fuerte sesgo conservador y para nada sospechosa de
ser crítica del neoliberalismo. En ediciones anteriores de su informe
anual se le olvidó consignar que en el 2002 había habido un golpe de
estado en Venezuela. Ahora, en la página 26 de su Informe
correspondiente al año 2010 se dice que en ese año en Ecuador “hubo un
confuso incidente con las fuerzas policiales que fue calificado por
algunos como golpe.” Dejamos a los lectores que extraigan las
conclusiones por sí mismos. Pues bien: en ese mismo documento se le
pregunta a los entrevistados si creen que las privatizaciones han sido
beneficiosas para el país. Sería bueno que don Mario y sus amigos le
peguen una miradita a estos datos porque en Latinoamérica en su conjunto
sólo 36 por ciento contesta por la afirmativa. Y si se observan los
datos para Perú apenas el 31 por ciento ofrece la misma respuesta, 34
por ciento en Chile y 30 por ciento en la Argentina.(1) Interrogados
acerca de su satisfacción con los servicios públicos privatizados (otro
de los caballitos de batalla del neoliberalismo) sólo un 30 por ciento
de los latinoamericanos responde afirmativamente, 27 por ciento en Chile
y en el Perú, y 30 por ciento en la Argentina. Consultados sobre la
situación económica de sus países el 27 por ciento de los entrevistados
de Chile –o sea, aproximadamente uno de cada cuatro- dicen que la misma
es buena o muy buena, contra un 17 por ciento en la Argentina (igual al
promedio latinoamericano) y un escuálido 10 por ciento en el Perú de
Alan García y su (ahora) admirador Mario Vargas Llosa. Cuando la
encuesta pregunta “cuán justa es la distribución de la riqueza” el país
que tiene la mayor proporción de gentes que dicen que es “justa o muy
justa” es la tan vilipendiada –por los organizadores de esta maratón
publicitaria- Venezuela bolivariana, con un 38 por ciento, contra un 14
por ciento en el Perú y 12 por ciento en Argentina y otro tanto en
Chile, país al que nuestros visitantes nos sugieren imitar por sus
logros económicos y sociales a pesar de que el 88 por ciento de la
población entrevistada afirma que la actual distribución de la riqueza
es injusta. Por cierto, un detalle nimio para los ideólogos de la derecha.
 
Podríamos seguir aportando cifras y datos que revelan la profunda
insatisfacción con los resultados de las políticas neoliberales en
América Latina. Claro está que esto no va a modificar un ápice la
postura de nuestros visitantes. Tal como los teólogos medievales
insistían en que la tierra era plana mientras contemplaban las esferas
del sol y la luna, esto modernos publicistas de la reacción siguen
haciendo su trabajo, impertérritos ante los datos de la experiencia. Su
misión es propalar esas “mentiras que parezcan verdades”, para usar una
incisiva frase del notable escritor e inescrupuloso publicista del
imperio, que con su florida y precisa prosa se le ha encomendado la
delicada misión de otorgarle credibilidad a una estafa que nuestros
pueblos pagan con su dolor y, muy a menudo, con sus vidas.
 
- Dr. Atilio A. Boron, director del Programa Latinoamericano de
Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Buenos Aires,
Argentina www.centrocultural.coop/pled,
http://www.atilioboron.com
 
nota:
(1) Estas y las demás cifras pueden consultarse en Corporación
Latinobarómetro, Informe 2010. www.latinobarometro.org