Se puede sintetizar en una frase, que no es nada
halagüeña, por cierto: “Comida para hoy, hambre para mañana”. Nos referimos a
la mayor exportación de gas natural a la Argentina, gracias a un nuevo gasoducto, sobre el
cual el presidente (interino) de YPFB opinó, literalmente: “Lo que hemos
inaugurado hoy, es un hito importante, y gradualmente percibiremos como Bolivia
más ingresos para el TGN, gobernaciones y municipios. Una precisión actual, es
que hoy la exportación que va a realizar Bolivia a la Argentina, generará
ingresos de 2,5 dólares al día, por enviar un promedio de 7.7 MMmcd” (Millones
de metros cúbicos por día).
Esas cifras no nos impresionan, porque se trata de un recurso natural NO
RENOVABLE que se podría y se debería estar utilizando, más bien, como materia
prima para industria petroquímica, algo sobre lo que hemos insistido hace
cuarenta años, pero que está visto que no entusiasma lo suficiente a quienes
les ha tocado gobernarnos en todos esos años. A ninguno de ellos.
La petroquímica es la industria que utiliza el petróleo o el gas natural como
materias primas para la obtención de productos químicos. Petroquímica es la
extracción de cualquier sustancia química a partir de combustibles fósiles.
Estos incluyen combustibles fósiles purificados como el metano, el butano, el
propano, la gasolina, el queroseno, el gasoil, el combustible de aviación.
Hasta ahí son combustibles, pero lo mejor viene luego, cuando se obtiene
pesticidas, herbicidas, fertilizantes y otros agroquímicos.
Pero todavía hay mucho más, calculan que por procesos petroquímicos se puede
obtener más de medio millón de derivados diferentes, entre los cuales están los
plásticos, el asfalto o las fibras sintéticas. Imaginémonos, solamente, cuántas
variedades de plástico existen y apenas nos asomaremos a las potencialidades de
la petroquímica.
La industria petroquímica moderna data de finales del siglo XIX. A Bolivia, ya
en los años 60, o sea hace medio siglo, se le abrió la posibilidad de
desarrollar la industria petroquímica con ventajas relativas dentro del Pacto
Andino, que por entonces estaba muy de moda. No era Bolivia todavía el
gran productor de gas que es ahora, pero ya tenía yacimientos descubiertos. Si
no nos equivocamos estaba un coronel como presidente de YPFB y las ilusiones
petroquímicas murieron ahi. Y lo triste es que siguen muertas hoy.
Porque mientras algunos festejaban, casi eufóricos, las “buenas nuevas” de
acabar más rápido nuestro gas, exportándolo a la Argentina y al Brasil,
donde hace rato lo industrializan en grandes plantas petroquímicas, la Planta Separadora
de hidrocarburos líquidos prometida para la provincia Gran Chaco, que en base a
un acuerdo binacional debía construirse antes de incrementar la exportación al
vecino país, recién podría inaugurarse a principios del año 2014. Por lo menos
así lo comentaron las autoridades de YPFB.
Por supuesto que deben estar festejando en la Argentina, como hace
años festejan en el Brasil el que literalmente les regalemos los hidrocarburos
licuables. Lo extraño es que también en Bolivia algunos estén festejando por
esa enajenación de recursos naturales no renovables.
Nosotros lo lamentamos tanto que propondríamos duelo nacional.
Y DE PETROQUIMICA, NADA