BOLIVIA HOY, “TODO A MEDIAS”

Por:
Mensuario "Día D"

Publicado el 01/08/2011

Si a estas alturas de la era política iniciada en enero de 2006 hay un denominador común, bien se puede llamar “todo a medias”.  Ya se trate de obras de infraestructura, procesos de transformación institucional, ejercicio de derechos, programas de desarrollo, etc., todo parece quedar inconcluso.

Citemos casi al azar algunos ejemplos. Por ejemplo en el caso de la infraestructura carretera fundamental. La vía Potosí – Tarija es un monumento a la postergación que busca batir sus propias marcas. Más de uno ya apuesta a que la ruta no será entregada en diciembre de este año tal cual prometió el propio Presidente Morales. A ojos vista no se advierte dinámica en los trabajos. Suman ya cuatro largos años de retraso. La obra sigue a medias.

Pasan cosas parecidas en las carreteras del norte, el oriente del país y otras rutas de la propia Tarija, como las que van al Chaco. Este Gobierno, a diferencia ya de varios de sus antecesores, no ha podido inaugurar una sola ruta estratégica. Se ha tenido que contentar con ceremonias de apertura de tramos y piedras fundamentales. Algo muy preocupante en tiempos de bonanza económica.

Vayamos al tema hidrocarburífero. Las emblemáticas y estratégicas plantas separadoras de líquidos aún no se concluyen. Los proyectos de industrialización se hallan “por el momento” en estudio. Seis años y no ha cristalizado una sola instalación. Todo está a medias o, en este caso, incluso peor.

¿Otro tipo de industrias? No hay una sola fábrica impulsada desde el Estado, en rubro alguno, que haga sentir su presencia en un mercado saturado por el contrabando. Varias de las que iniciaron labores se hallan opacadas por la sombra de la corrupción o la ineficiencia. Y las que sobreviven a eso, avanzan mendigando alguna repercusión mediática. Basta recordar aquella iniciativa de una ejecutiva que mostraba un pedazo de queso en medio del popular mercado Lanza de La Paz.

¿Cómo marchan los planes de reforma de la educación? ¿Experimentan nuestros hijos y nietos algún cambio siquiera decorativo en las aulas? ¿Y la salud? ¿Acaso no han sido coincidentes las alarmantes noticias de que en las capitales del país los enfermos deben esperar estoicamente vacantes en las camas de los hospitales?

Transcurridas las pomposas campañas de vacunación y alfabetización, quedaron como materia de aplazo los emprendimientos de transformación y mejora estructural. Están a medias o peor.

¿Cómo va la implementación del sistema autonómico? ¿Ha dinamizado las gestiones y el desarrollo regionales? No. Las autoridades departamentales y ediles por lo general cedieron a las tentaciones de la corrupción y a la pulseta política pigmea. La autonomía funciona en momentos electorales y a la hora de cobrar planillas administrativas. Se quedó ahí.

Se han quedado también en medio camino las leyes y propuestas de lucha contra la corrupción, la defensa del medioambiente, la reforma de la Policía, la lucha contra el contrabando, el control de la producción de hoja de coca, el juicio a Sánchez Lozada, la guerra contra la delincuencia y el narcotráfico.

Se ha quedado a medias la generación de nuevos liderazgos. Se ha diluido el debate político y la concepción de los ideales que deben primar en este nuevo siglo.

Vivimos un momento de indignante resignación y proverbial mediocridad. Esperemos que sea señal sólo de una extrema desesperación ciudadana cansada de que los políticos de todos los tiempos pequen de incapaces. Esperemos que este “todo a medias” sea una etapa de estancamiento previa al parto de las realizaciones y obras. Esperemos que, por lo menos, sea sólo un infortunado momento de fallas subsanables que conspiraron contra la cristalización oportuna de logros y obras. Esperemos que este “todo a medias” no sea el preámbulo del fracaso.