DE NUEVO UN GRUPO DE PRESION ASUME LA PRESIDENCIA DEL BANCO CENTRAL EUROPEO
El nuevo presidente del Banco Central Europeo debería abandonar inmediatamente los grupos de presión financieros en los que participa.

Por:
Corporate Europe

Publicado el 01/11/2011

¿Es permisible que los miembros de los Bancos Centrales pertenezcan a

grupos de presión o comités de expertos y simultáneamente se reúnan

con los ejecutivos de los bancos privados para aconsejarles sobre

regulación bancaria? ¿Es conveniente que los miembros del Banco

central alternen entre el sector privado y el público?

 

Estas dos cuestiones son muy pertinentes en este momento en que Mario

Draghi ha sucedido en su cargo a Jean-Claude Trichet, expresidente del

Banco Central Europeo.

 

Draghi, que fue vicepresidente de Golman Sachs International, es

actualmente miembro del grupo de los 30, un club de la elite bancaria

internacional, del cual también es miembro Trichet.

 

En el contexto actual de crisis en Europa, de rescate de bancos y de

debate sobre la regulación financiera, parece conveniente la

independencia del Presidente del banco Central Europeo. El señor

Draghi no debería estar participando de ninguna forma en grupos de

presión que defiendan los intereses de los bancos privados. ¿Se le

debería prohibir quizás formar parte del Grupo de los 30?

 

Un club exclusivo

 

Trichet y Draghi tienen como compañeros en el club a altos ejecutivos

de los bancos más importantes. Jacob Frenkel del JP Morgan Chase

preside el Grupo de los 30 y actúa a menudo de representante ante los

medios. Otros miembros incluyen a E. Gerald Corrigan de Goldman Sachs,

Guillermo de la Dehesa Romero del Grupo Santander, a David Walker de

Morgan Stanley, así como a un número substancial de miembros de bancos

centrales de todo el mundo [2].

 

Un amigo íntimo de Trichet, Jacques de Larosière, también esmiembro

del grupo. El señor Larosière es más conocido por haber presidido la

comisión de alto nivel que asesoró a la UE con motivo de la crisis

económica de 2008-2009, pasando a formar parte poco después del IIF

(Institute of International Finance) y colaborando en flexibilizar el

acuerdo de regulación bancaria mundial Basilea III, que está apunto de

ser implementado en la Unión Europea [3].

 

Mientras que Trichet expone gustosamente las medallas y honores

recibidos en su larga carrera en la web del Banco Central Europeo,

omite sospechosamente  que es miembro del Grupo de los 30. [4]

 

¿Un grupo de presión?

 

Los académicos que han estudiado el Grupo de los 30 afirman que éste

cumple todas las características de un grupo de presión. De hecho "es

una organización del sector privado con considerable influencia en los

debates sobre regulación bancaria de las pasadas dos décadas. La

situación ha cambiado tras la crisis, pero durante la mayor parte de

la existencia del grupo, la relación estrecha entre los reguladores y

la comunidad financiera internacional que había de ser regulada no se

percibía negativamente".

 

El Grupo de los 30 presenta una doble cara. Por una parte se elaboran

informes públicos, por otra parte los miembros se reúnen

confidencialmente. El Grupo de los 30 funciona como un club [6].

 

El Grupo de los 30 contribuyó a la regulación bancaria ineficaz

 

El propio grupo admite "influenciar la estructura actual y futura del

sistema financiero global a través de recomendaciones dirigidas a los

cargos públicos y privados que participan en la elaboración de las

reglamentaciones".

 

Esta considerable influencia parece haber incluido la regulación

bancaria Basilea II, la cuál falló rotundamente en 2008. En la

negociación Basilea II el Grupo de los 30 apoyó al principal grupo de

presión, el IIF, en la promoción de un sistema de riesgo denominado

valor-en-riesgo (VAR) (por sus siglas en inglés).

 

VAR ha sido considerado por muchos como uno de los factores básicos

que permitieron la crisis financiera del 2008.

 

"Debido a las nefastas consecuencias de la crisis de 2008 se ha

discutido ampliamente, incluso entre los propios analistas

financieros, si confiar en el VAR supuso un grave error institucional.

El VAR no contemplaba el riesgo más importante: el de un derrumbe

financiero", escribió el New York Times a principios de 2009 [9].

 

La tan celosamente observada independencia del Banco Central Europeo

 

Los componentes del Grupo de los 30 no han cambiado apreciablemente en

los últimos años, así como tampoco han cambiado los objetivos del

grupo en sí. Por esta razón cuando Draghi acceda a la presidencia del

BCE, ha de ser cuestionada su independencia.

 

La independencia del BCE es una de las características principales de

la institución desde su creación. En el artículo 130 del tratado de la

Unión Europea se establece que:

 

   "Ni el BCE, ni ninguno de los Bancos centrales, ni de las

comisiones que participen en la toma de decisiones, han de estar

influenciados por otros organismos o instituciones de la UE, de ningún

gobierno miembro de la UE o de otro organismo cualquiera".

 

Se toma especialmente en cuenta en el caso de los gobiernos de los

Estados miembros. Sin embargo, es asombroso que nadie haya considerado

la conveniencia de que grupos privados tengan influencia en los

niveles más altos del Banco Central.

 

Durante el debate de selección de Draghi, se sacó a colación el pasado

como vicepresidente de Goldman Sachs y surgieron dudas sobre si podía

afectar el cargo. Increíblemente, algunos partidarios de Draghi

argumentaron que su cargo en Goldman Sachs era puramente el de asesor

[9]. Draghi abandonó el cargo en Goldman Sachs hace 6 años. Ahora que

es el presidente del Banco Central Europeo, el Grupo de los 30 puede

usar su nombre y sus influencias cuando cabilde por la regulación

financiera. Si el Grupo de los 30 apoya a grupos de presión

financieros, el nombre de Draghi estará implícitamente asociado.

 

El señor Draghi debería abandonar el Grupo de los 30 como muestra de

que se pretende comenzar una nueva etapa en el Banco Central Europeo.

Una etapa en la cual no funcione la puerta giratoria entre las

instituciones privadas y el Banco Central. Es inaceptable que el

presidente de una institución pública, presumiblemente independiente,

sea miembro de un grupo que ha promovido los intereses del sector

privado financiero.

 

Notas:

 

[1] http://www.group30.org/about.shtml

 

[2] http://www.group30.org/members.shtml

 

[3] Ranjit Lall; ”Reforming Global Banking Rules: Back to the

Future?”, Danish Institute for International Studies, DIIS Working

Paper 2010:16, page 28.

http://www.diis.dk/graphics/Publications/WP2010/WP2010-16-Lall-Reforming-global-banking-rules.pdf

 

[4] http://www.ecb.int/ecb/orga/decisions/html/cvtrichet.en.html

 

[5] Eleni Tsingou; “Transnational policy communities and financial

governance: the role of private actors in derivatives regulation”,

Centre for the Study of Globalisation and Regionalisation, University

of Warwick, CSGR Working Paper No. 111/03, January 2003

 

[6] All quotes from interview with Eleni Tsingou, 27. October 2011.

 

[7] Ranjit Lall; ”Reforming Global Banking Rules: Back to the Future?”, page 23.

 

[8] The New YorkTimes; ”Risk Mismanagement”, 2.January 2009.

http://www.nytimes.com/2009/01/04/magazine/04risk-t.html?pagewanted=all

 

 [9]   Reuters, 20.March 2011.

http://in.reuters.com/article/2011/03/20/idINIndia-55727920110320