DEBATE SOBRE LA OBRA DE JORGE ABELARDO RAMOS Y EL REVISIONISMO HISTORICO ARGENTINO (Segunda parte)

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Publicado el 01/02/2012

La Revista “Patria Grande”, en su edición de enero de 2012, prometió continuar con las notas escritas a raíz de la fundación del Instituto Manuel Dorrego de “Revisionismo Histórico”. En cumplimiento de esa promesa, difundimos los textos recibidos en nuestra redacción y que tienen como eje el aporte de Jorge Abelardo Ramos, cuyo libro central: “La Historia de la Nación Latinoamericana”, es considerado el texto histórico más importante del Siglo XX argentino y que, de manera incesante, continúa abriendo espacios a la unidad de nuestra América morena.

 

I

EPOPEYA DE UNA NACION MUTILADA

Horacio Gonzáles (Director de la Biblioteca Nacional)

 

 

10 de Febrero de 2012

 

Libro de culto en los años 60 y 70, Historia de la Nación Latinoamericana, el texto de Abelardo Ramos, es crucial para entender el sueño inconcluso de la unidad americana.

 

Por Horacio González

[Director de la Biblioteca Nacional]

 

La mordacidad combatiente, el ojo aguzado para la ironía y el chascarrillo constante no le impedían a la obra de Jorge Abelardo Ramos (1921-1994) transitar por los grandes panoramas históricos. Al contrario, el espíritu satírico de Ramos proviene de su concepción histórica: la promesa y el resquebrajamiento de los significados de una historia de gesta.

 

Hay un tema casi obsesivo en Historia de la Nación Latinoamericana , libro que estaba prefigurado por el muy temprano América Latina: un país y cuya versión actual es producto de numerosas reescrituras, en las que se hallaba trabajando Ramos al momento de su muerte. Es el tema de una agonía colectiva de la empresa que no por hipotética deja de coleccionar fracasos trágicos, esa Nación Latinoamericana, gran personaje de Ramos casi forjado a la manera de una obra de Gogol, cuya “corrosiva comicidad” había festejado de joven en un artículo firmado con uno de los tantos pseudónimos que cultivaba. Esa persona colectiva produce cumbres iluminadas y abismos frustrantes que exigen el concurso de un aliento cáustico, que es el contrapunto necesario con el sentido épico de la historia. Sin estos traspiés contrastantes no se entiende la obra de Ramos.

 

En efecto, Ramos escribe un vigoroso cantar de gesta con un concepto que extrae de uno de sus maestros, León Trotsky -los Estados Unidos de América Latina-, pero con un estilo que sin ser su secreto mejor guardado, no siempre figuró en primer plano a la hora de interpretarlo: Ramos fue un gran escritor satírico que no expulsaba de sus narraciones el excedente picaresco que tiene toda historia.

 

El mismo era un gran contador de historias a las que sabía ponerle el ingrediente socarrón que en el fondo traducía la hendidura por la cual aparecía el desengaño por una gran epopeya extraviada.

 

Historia de la Nación Latinoamericana es una obra de un vastísimo despliegue bibliográfico, lo que permite considerar a Ramos uno de los más importantes bibliófilos argentinos, una suerte de Ernesto Quesada tensionado por un pathos político que ponía en las penumbras su formidable y despareja erudición.

 

Su vocación política es la de un fundador de partidos, pero antes, la de un gran editor y publicista, y aún antes, la de un apasionado librero.

 

Al releer esta Historia de la Nación Latinoamericana saltan a la memoria del lector libros que hoy parecen enterrados en un submundo, una prehistoria de la lectura social e histórica argentina, como el clásico del historiador y economista italiano Antonello Gerbi, La disputa por el nuevo mundo (que tanto le sirviera al socialista José Aricó para su trabajo sobre Marx y América Latina), hasta la Autobiografía de Victoria Ocampo, uno de los nombres reconocibles sobre los que ensaya una regocijada befa.

 

Gran aficionado a metáforas perdurables, la figura de la balcanización es una de las que se sitúa en el centro de su obra, y sin que Ramos la haya inventado, hizo pertinaz ese nombre para el análisis de la tendencia a la disgregación de los Estados latinoamericanos luego de las guerras emancipadoras.

 

Sin embargo, Ramos le da un dramatismo -diríamos una teatralidad explicativa- que pone a cada personaje, un Bolívar, un Martí, un Artigas, un Perón, un Prestes, ante un ramillete de opciones que es la libertad de índole trágica que posee la historia en su esencia última, y que Ramos percibe desde su “marxismo de Indias”, al que siempre se le vio su dimensión nacional y social, pero mucho menos lo que podría ahora percibirse, su tesis nunca escrita sobre la condición agónica de los procesos históricos.

 

Un lugar común del debate argentino consiste en contraponer a Tulio Halperín Donghi con Jorge Abelardo Ramos. No es así, si nos adentramos a un pequeño cotejo de la Historia de la Nación Latinoamericana de este último, con Historia contemporánea de América Latina , de Halperín. Las diferencias ya las sabemos y ambos las dijeron de sí mismos y del otro. Halperín denominó historia satanizadora a la que hacía Scalabrini Ortiz al juzgar el papel de Inglaterra en las historias latinoamericanas. El mote sería aplicable a Ramos, pero dice Halperín de Bolívar: “A los veintiún años ya era un hombre íntimamente desesperado y pese a su aparente movilidad de carácter, este rasgo estaba destinado a durar”.

 

¿Es posible evitar siempre un sentido destinal en las cosas, como lo revela este juicio de Halperín, y al mismo tiempo, no es posible ver al Bolívar de Ramos en su propia congoja, “hablando de una nación latinoamericana pero fundando una provincia, Bolivia” o “parecía un espectro y toda su política se veía espectral”? Hay una “larga agonía” de las voluntades históricas de Ramos como una ironía de la historia, con suaves demonios que nunca logran lo que buscan, bajo la mordiente mirada de Halperín.

 

Historia de la Nación Latinoamericana es un libro trabajado con su rara erudición, sus delicias sediciosas y su incesante espíritu burlón, con el que traducía la dolorida cuestión de la “inconclusión” de la unidad entre naciones que postulaba Ramos.

 

La obra merece ahora un juicio más atento de los lectores actuales. Es un libro crucial, desordenado, hijo de una pasión y de un humor paradojal, que era la marca registrada de las más recordables invectivas de Ramos.

 

Dice del historiador boliviano Alcides Arguedas: “Se pasaba la vida en Cuilly, cerca de París; cortaba rosas de Francia por la mañana y redactaba dicterios contra los indios de su país por la tarde”. A un escritor así le gustaba el goce de vivir. Como gran esgrimista del ensayo político, su deleite y su agonía podía consistir en una buena estocada, dibujando un exacto arabesco en el aire.

 

Horacio González

[Publicado en la Revista Ñ de Clarín]

 

II

 

VICTOR RAMOS DICE SU VERDAD

 

 

 

En la Primera Línea de   Fuego. Jorge Abelardo Ramos en México

 

Apuntes para una   investigación.

 

 

 

    Ante algunos   juicios intencionados y calumniosos contra

Jorge Abelardo Ramos que se   han venido

repitiendo nos sentimos obligados a formular ciertas precisiones   que contribuirán a un estudio de su gestión

en México.

 

.    

 

Norberto Galasso, con un

argumento, y Daniel V.   González, con

otro, pretenden  desacreditar a Jorge

Abelardo Ramos por   haber aceptado del

gobierno de Carlos Menem el cargo de embajador en   México. Galasso ha intentado, de manera

sistemática, menospreciar el   papel de

Ramos en la creación de la Izquierda Nacional, a la vez que condena   sin análisis, ni investigación su tarea como

embajador argentino en México.

González, a su vez, parte de una interpretación arbitraria e irracional

del   apoyo crítico dado por Ramos a

Menem para justificar su propia claudicación

ante el imperialismo. Curiosamente, tanto Galasso  como González han   venido, desde hace décadas, reciclando el

trabajo intelectual de Ramos, pese a   lo

cual no cejan en desprestigiar a quien dicen fue su maestro. 

 

        El hecho es que las acciones   políticas que Jorge Abelardo Ramos desplegó

y que llevaron a su destitución en

noviembre de 1991 de la Embajada Argentina en México han sido

expresamente   silenciadas por sus

críticos.

 

    Para empezar podemos citar   el cable oficial sobre el diálogo mantenido

con el Canciller mexicano Fernando

Solana donde Abelardo Ramos le dijo:

 

    “México no fue un   destino diplomático fortuito, sino que fue

el resultado de mi precisa   elección” .

 

    Siguiendo los pasos de   su precursor, el embajador Manuel Ugarte,

designado por el presidente Juan   Perón

en 1946, llegó a México con los mismos objetivos revolucionarios e   integracionistas. Ambos eligieron ese

destino al que consideraban: “la

primera línea de fuego”.

 

    Jorge Abelardo Ramos llegó a   México el 16 de octubre de 1989

contemporáneamente con el embajador de los

Estados Unidos, John Dimitri Negroponte. El norteamericano no era otro

que el   ex jefe de la CIA y de los

“escuadrones de la muerte” en Honduras. Tenía la   misión de presionar a México para la firma

del  Tratado de Libre Comercio   (TLC). Este objetivo era opuesto

frontalmente al que se había propuesto Ramos

para su gestión, que consistía en unir al país azteca con el   MERCOSUR.

 

    Para resistir la presión norteamericana,

Ramos   conformó el Grupo Latinoamericano

y del Caribe –GRULAC-, donde reunió a la

totalidad de los embajadores de la región, procurando mantener en jaque

las   intimidaciones de Negroponte. Ramos

fue el vocero del grupo, enfrentó la

política expansionista de Estados Unidos en alianza con el embajador   brasileño, Felipe de Seixas Corrêa, -que

luego sería vicecanciller de   Lula-,  con el que desplegó una intensa y decisiva

actividad política y   diplomática. De su

labor dan cuenta los archivos de la Cancillería Argentina,   el Centro Documental Jorge Abelardo Ramos,

así como también las declaraciones

públicas a la prensa argentina y mexicana.

 

    Desinforma a   sabiendas el contador Daniel V. González

cuando dice que Ramos no se peleó con

Menem “por el incidente de Panamá” porque siguió siendo embajador en

México.   Ramos no se pelea con Menem por

ese incidente, en el que el presidente

argentino no tenía la menor responsabilidad, sino con Estados Unidos,

la   potencia imperialista agresora, y

esa situación no fue un incidente sino una

gran crisis que se fue profundizando hasta su desenlace definitivo. El 4

de   enero de 1990, el ejército y la

marina de los Estados Unidos secuestraron y

subieron esposado a un avión al presidente de Panamá, Manuel Noriega,

luego de   un cruento bombardeo al centro

de la ciudad que provocó más de cinco mil

muertos civiles. Cuatro días después, mi padre, desde la embajada en

México   despachó esta carta que

hice   pública:

 

 

 

    “Querido Víctor…

 

Con la   infamia de Panamá aquí uno se revuelve de

impotencia, pues como Embajador poco puede hacerse. Sin embargo y aunque   parezca inaudito, he sido el único

diplomático en México que ha abierto la

boca en esta crisis. Nadie lo ha hecho. El otro día, en el Palacio

de   Gobierno, con motivo de una visita

del cuerpo diplomático al Presidente,

rehusé saludar al Embajador John Negroponte, representante de Estados

Unidos   en México. Tuve la impresión de

que el tipo buscaba acercarse a mí, quizás no

para saludarme sino para pedirme explicaciones, por mis declaraciones

sobre la   mafia de la Casa Blanca. Y,

probablemente, para provocar un incidente público   que desencadenara mí relevo de México. La

hipótesis está lejos de ser   fantasiosa.

La distensión en el Este ha provocado una euforia demencial en el   imperialismo norteamericano. Ni se preocupan

de llamarlos “fascistas” como a   Perón

en otro tiempo; basta con enjuiciarlos como “narcotraficantes” y lanzar   sus infantes de marina…Creen gozar de una

impunidad militar completa. De modo   que

la situación se ha puesto muy peligrosa.”

 

    Desde la prensa partidaria y mexicana (la

argentina lo ignoró   por completo) Ramos

golpeó a los Estados Unidos. Nueve meses después,   en otra carta, me dice:

 

    “Te adjunto fotos horrorosas   de armas desconocidas que emplearon los

yanquis en su invasión a Panamá.

Sugiero publicarlas con una nota sobre Panamá”.

 

 

 El   compromiso de Jorge Abelardo Ramos con

Panamá fue total. Un año antes de la

invasión -y de su llegada a México como embajador-, preocupado por la

escalada   provocadora norteamericana,

organizó en Panamá un Congreso de organizaciones   nacionales de América Latina. Viajó a ese

país y en reunión con las máximas

autoridades panameñas les advirtió que si no se rompía el aislamiento

se   corría el serio riesgo de una

ocupación militar norteamericana. Este encuentro   en Panamá fue promovido por Abelardo Ramos y

el presidente Manuel Noriega con   quien

mantuvo correspondencia sobre el tema y entrevistas durante el congreso   aludido .

 

    Por esos momentos John Dimitri

Negroponte,   como Asesor de Inteligencia

de Ronald Reagan, diseñó la operación “Causa

Justa” para tomar por asalto el pequeño país y asegurarse el control

del   estratégico canal bioceánico.

Posteriormente sus buenos servicios fueron

pagados por George W. Bush, como embajador México, luego en Irak y

finalmente   como máximo Jefe de Inteligencia

de los dieciséis  servicios de

espionaje   de los Estados Unidos.

 

    Abelardo Ramos en julio de 1990,   siendo aún embajador argentino, salió de su

destino oficial y viajó a Cuba   para

reunirse con Fidel Castro con el que mantuvo una fundamental   coincidencia:

 

    “Lo auténticamente revolucionario en   América Latina –dijo- es luchar por su

unidad. Todo lo demás es puro cuento   ”.

 

     Con el giro de la política   argentina producida por Menem, la embajada

de Ramos tenía los días   contados. Los

más duros encontronazos se dieron con Guido Di Tella en la   Cumbre Iberoamericana reunida en Guadalajara

cuando Ramos cambió la agenda de   Menem

e impuso su discurso integracionista. El aspecto crítico del apoyo al   gobierno de Menem se profundizaba. Siendo

embajador, en la convención nacional

del Movimiento Patriótico de Liberación -MPL- que presidía, dijo

públicamente   el 13 de octubre de 1990:

 

    “La política de "apertura" y   "modernización" es llamada

erróneamente "liberal" o "neoliberal". Su verdadero   nombre y contenido es "colonial" o

"semicolonial". No se trata de una política   de Menem o de la Argentina. Todos los

gobiernos de América Latina la han

adoptado -excepto Cuba- y sus frutos serán semejantes. Se avanza hacía

una   catástrofe social. Dicha política

deberá ser modificada si el pueblo

latinoamericano rehúsa suicidarse.

 

    Una de las primeras   medidas que se propuso Di Tella tras asumir

el cargo de canciller fue   destituirlo.

Luego de las correspondientes intrigas, con la firma del   presidente Menem en el decreto del 15 de

diciembre de 1991, se resuelve la

cesantía de Ramos.

 

    No es como dice   maliciosamente Galasso: “Ramos termino su

carrera política con Menem”. Muy por   el

contrario, Menem terminó con la embajada de Ramos en México; y Ramos   continuó pregonando su posición

antiimperialista sin ambigüedades.   No

hizo antimenemismo, sino antimperialismo. El

despido de Ramos no fue el único. Julían Licastro, Miguel Unamuno,

Héctor   Flores y varios dirigentes del

peronismo fueron desplazados.

 

      En 1949 Perón intentó un acercamiento con

los Estados Unidos después de   los

enfrentamientos con Braden y el departamento de Estado. El cambio de la   política exterior argentina se manifestó con

la salida del canciller de origen

socialista Juan Atilio Bramuglia y el nombramiento del conservador

Hipólito J.   Paz. Para esa política,

Manuel Ugarte en la Embajada de México era un escollo.   Al igual que Ramos en 1991, Ugarte fue

desafectado   a los dos años de su gestión.

Ello no fue motivo para que abandone su apoyo al   justicialismo.

 

    En ese sentido, Jorge   Abelardo Ramos resolvió incorporarse al

peronismo con la militancia de su

movimiento, el MPL, con el propósito de fortalecer su posición   política:

 

    “En América Latina  vemos, en

consecuencia, un fracaso creciente de las privatizaciones   y de la "apertura”… ¿Hay algo de lo que

está sucediendo que pueda   favorecer el

destino común?

 

- Sí, es la marcha hacia la

unidad de América   Latina. El MERCOSUR

es el acontecimiento más importante que ha ocurrido desde   el tratado de Tordecillas. Es el gran hecho

reclamado por la   historia”.

 

    Ramos apoyó tanto a Perón   como a Menem desde una posición crítica. Fue

fundador del Frente   Justicialista

Popular (FREJUPO) y, justamente, un frente expresa diversas   posiciones. Ramos marcó a fuego a los

cipayos de antes y de ahora: Pino

Solanas, Miguel Bonasso, Carrió, Chacho Alvarez, De la Rúa, Duhalde y

Alfonsín   cayeron bajo su implacable

crítica. En cuanto a la   política económica de Domingo Cavallo decía:

“Ya tenemos un ministro de   finanzas, es

tiempo de tener uno de economía”.

 

      Abelardo Ramos apoyó, promovió e influyó

en la creación y consolidación   del

MERCOSUR, emprendimiento que fue base del UNASUR y, ahora, del CELAC.   También afirmó que lo más importante de la

presidencia de Menem fue,   justamente,

la firma del MERCOSUR.

 

    En 9 de mayo de 1992   ya exonerado de su destino mexicano- Ramos

informó a la Junta Nacional del   MPL:

 

 

 

    “El imperialismo no ha cambiado su   naturaleza desde los tiempos en que Lenin

definió a grandes rasgos la   existencia

de los monopolios, de la transnacionalización del capital, del   sostenimiento por medio de la diplomacia y

los ejércitos de los intereses de   sus empresarios

en el exterior. Mas bien en algunos aspectos se han   acentuado.”

 

    Como embajador y como militante   Ramos mantuvo en alto un

antiimperialismo   consecuente que lo

acompañó toda su vida. Su obra Historia de la Nación   Latinoamericana fue expuesta ante la

totalidad de los presidentes de la Cumbre

de Estados Latinoamericanos y del Caribe

-CELAC- por el presidente de

Venezuela Hugo Chavez, cuando leyó al plenario general, varios párrafos

y   dijo:

 

    "Jorge Abelardo Ramos ese gran líder político   revolucionario argentino, escritor e

ideólogo, que fue marxista y que fue

peronista. Y desarrollo la cuestión nacional... la cuestión   nacional!!!".

 

    Los celos naturales y las miserias

humanas   no tienen un gran destino. El

pensamiento original y revolucionario de Jorge

Abelardo Ramos adquirió vuelo propio y hoy recorre libremente toda

la   extensión de la Patria Grande.

 

 

 

Víctor   Ramos

 

Vicepresidente   del Instituto Nacional de Revisionismo

Histórico Argentino e Iberoamericano

Manuel Dorrego.

 

 

 

 

 

III

 

LAS IDEAS POLÍTICAS Y LA MILITANCIA DE JORGE ABELARDO RAMOS.

Por: Daniel Vicente González

 

Celebro que Víctor Ramos se haya visto finalmente en la necesidad de responder a nuestras críticas por su empeño en distorsionar el pensamiento político de su padre, Jorge Abelardo Ramos.

 

Ya en la presentación del libro de Alberto Regali, en Córdoba, había mostrado su “indignación” ante quienes señalaban el apoyo dado por Abelardo al gobierno de Carlos Menem.

 

Ahora, una nota publicada en la revista Noticias sobre Jorge Abelardo Ramos en el último número de 2011 motivó una respuesta nuestra y una réplica de Víctor Ramos. Esta última columna fue respondida por nosotros pero lamentablemente la revista no le dio acogida. Asimismo, por vía de mail, Víctor ha hecho circular otro texto en el que reitera aproximadamente los mismos conceptos que en Noticias pero agrega algunos agravios personales con pretensión infamante.

 

Recordaremos algunos hechos que son irrefutables, aunque ahora Víctor en su novísima actividad de historiador, echa mano a cartas privadas que, según él entiende, desmienten la actividad y los dichos públicos de Abelardo.

 

En septiembre de 1994, Jorge Abelardo Ramos publica una columna en el diario Ámbito Financiero. En cierto modo, puede decirse que se trata de un breve testamento político pues menos de un mes más tarde, el 2 de octubre, fallece. En esa columna, Ramos relata los motivos que llevaron a él y al Movimiento Patriótico de Liberación (MPL) a incorporarse al peronismo. El texto completo de esa nota puede encontrarse aquí:  http://www.abelardoramos.com.ar/_doc/doc039.php.

 

Ese artículo fue impreso por millares por el MPL y fue distribuido masivamente en el acto realizado el 17 de octubre en el local del Partido Justicialista en la Capital Federal, con presencia de Carlos Menem y en el cual el MPL se disolvió e incorporó al peronismo. Dadas las circunstancias, ese acto también significó un homenaje de Carlos Menem hacia Abelardo Ramos, a quien reconocía como pensador, como político y como militante por la Patria Grande. Víctor Ramos fue el encargado de  entregar la bandera partidaria a Carlos Menem, como símbolo de la disolución del MPL en el PJ.

 

En la nota de Ámbito Financiero Ramos deja en claro su pensamiento sobre el gobierno de Menem. Dice:

“Menem se enfrentó al mundo ya no como acreedor sino como deudor. Las empresas estatales estaban arruinadas. Nadie pagaba impuestos. Los empleados públicos y los jubilados cobraban con papeles devaluados, impresos en rotativas. La inflación esquizofrénica destruía todo. Sólo el sistema bancario y los grandes especuladores sabían manejarse en el caos. Menem, asistido por un técnico de competencia excepcional, el doctor Cavallo, enfrentó la situación con entereza y suprimió la especulación financiera, estabilizó el valor del peso, cobró impuestos y creó recursos genuinos. Firmó el tratado del MERCOSUR (el acontecimiento más grande desde las guerras de San Martín y Bolívar con España en ruta hacia la Confederación de Repúblicas del Sur) y levantó un monumento a la Gesta de Malvinas.

Rediseño en medio de enormes dificultades aquel gran país moderno que Perón había comenzado a construir. Ahora, el sistema mundial y local afectado, y sobre todo el concepto político cultura heredado de Europa y de Sarmiento, de que los pobres, criollos, mestizos y provincianos no deben gobernar, se han puesto en movimiento para que Menem y el peronismo no asuman nuevamente el poder en 1995.

Por eso, y para que triunfe Menem, hemos resuelto dejar de ser aliados del peronismo e incorporarnos al gran ejército civil del 45, a fin de contribuir como simples soldados a  la batalla decisiva que garantice el triunfo del Presidente de la Nación.”

 

¿Se necesita mayor claridad? Ramos se ofrece a Menem como “simple soldado” en la lucha por su reelección. ¿Tendrá Víctor una nueva carta privada en la que Ramos desmienta este nítido escrito? Después de este texto, la discusión acerca de la opinión de Ramos sobre el gobierno de Carlos Menem resulta ociosa.

 

Sabemos que Víctor no desconoce este escrito. Él lo mandó a imprimir y a distribuir en el acto de disolución del MPL. De todos modos, como se trata de alguien recién llegado a los ásperos dominios de Clío, es razonable que puedan habérsele traspapelado éste y otros documentos históricos de ese tiempo que él prefiere olvidar. Ponemos nuestros archivos a su disposición, como contribución a su tarea de investigador. Veríamos con buenos ojos que lo incorporara a su Centro Documental, junto al resto de los materiales que ahí exhibe.

 

Como puede verse, Ramos apoya no sólo a Menem sino también a Cavallo, en forma explícita. En su carta, Víctor intenta demostrar que Abelardo era crítico de Cavallo, a quien reclamaba que sea un ministro de economía y no meramente de finanzas. Todos recordamos la admiración de Ramos hacia Cavallo, bajo cuya gestión en la cancillería se fundó el MERCOSUR. 

 

Es cierto que Ramos –como todo el MPL- era crítico de lagunos aspectos de la política del gobierno de Menem. Pero la actitud fundamental fue de apoyo a los lineamientos generales, en especial a las transformaciones económicas incluidas las privatizaciones de las empresas públicas, punto neurálgico de su política.

 

Víctor se hace el distraído acerca de estos temas. Prefiere encerrarse en el corralito de la actividad de Ramos en la Embajada de México, tema sobre el que no existe discusión alguna: Ramos fue a lo largo de toda su vida un gran patriota latinoamericano. ¿Quién puede discutir semejante cosa? Víctor se explaya y distrae con este tema para esquivar la discusión sobre el otro asunto, cuya aceptación le resulta ominosa: el claro apoyo al gobierno ya a las políticas de Carlos Menem.

 

Víctor actúa de mala fe al adjudicarnos una intención difamatoria cuando le recordamos estos hechos. Él sabe que muchos de los militantes del MPL de aquellos años sostenemos aún hoy nuestro respaldo a la posición de Ramos en apoyo a Menem, porque creemos que era lo que debía hacerse en ese momento. Aún hoy pensamos que las transformaciones realizadas por Menem fueron importantes y decisivas para el futuro del país. Y esto mismo es lo que pensaba Víctor Ramos hasta hace poco tiempo, hasta su vuelco hacia el kirchnerismo.

 

Es curioso que Víctor Ramos sienta hoy que su padre resulta difamado cuando se habla de su respaldo a Carlos Menem. Todos recordamos que Víctor fue uno de los más enfáticos, decididos y entusiastas partidarios del gobierno del riojano, a quien acompañó más allá del final de sus períodos presidenciales. En efecto, Víctor fue nombrado por Menem como titular del INADI y, mientras ejercía ese cargo, concurrió a una reunión de una suerte de “gabinete en las sombras” que había constituido Menem y, por ese motivo, fue destituido a instancias del entonces presidente De la Rúa, quien nombró a Eugenio Zaffaroni en su reemplazo. Víctor continuó vinculado a Menem e incluso en 2003 integró la jefatura de campaña de Carlos Menem, hasta su renuncia a la segunda vuelta electoral. Lejos estamos de reprocharle a Víctor esta actitud de consecuencia menemista. Al revés: siempre nos pareció muy loable. Sólo nos extraña que ahora quiera ocultarla.

 

Recordamos con admiración, no exenta de ternura, un hecho que habla de su entusiasmo y creatividad puestos al servicio de una causa. En septiembre de 1996, los partidos políticos de la oposición protestaron contra el gobierno realizando un apagón en el centro de Buenos Aires. Víctor obró con gran energía: consiguió reflectores poderosos, los instaló en Av. de Mayo y Florida y, de ese modo, puso su luz en defensa de Menem, ante la crítica oscurantista de sus adversarios políticos. El acto de defensa de Menem también incluyó fuegos artificiales. “No queremos una Argentina en tinieblas”, declaró a la prensa ese día, en rechazo a la medida opositora. ¿Dónde fue a parar tanta pasión por Menem? ¿Acaso Víctor está arrepentido de su ferviente militancia de esos años en defensa del gobierno?

 

Lo que sucede es que ahora Víctor se ha transformado en kirchnerista y pone en esta reciente posición política el mismo entusiasmo que aportaba en su respaldo a Carlos Menem. Pero su militancia política del pasado le pesa mucho y quiere desprenderse de ella a toda costa. En algún momento, ante tantas evidencias y tensiones, seguramente optará por salir del clóset y asumir con valentía y sin vergüenza su militancia de esos años de su segunda juventud.

 

Pero hoy, con su lógica kirchnerista, Víctor considera un grave pecado, una verdadera traición, el apoyo al gobierno de Menem. Por eso le resultan inaceptables las posiciones políticas de Abelardo. Trata de ocultarlas, de decir que nunca existieron, que quienes se las recordamos lo hacemos con intención difamatoria y que, además, somos agentes imperialistas. Una ausencia completa de escrúpulos y de mínima honestidad intelectual, para con las ideas de Abelardo y las propias.

 

Nosotros, en cambio, reivindicamos en un todo los puntos de vista de Abelardo Ramos a lo largo de su vida. Entendemos que sus ideas no pueden ser desligadas de los contextos históricos en los que las expresó. Y si somos enfáticos en recordar el pensamiento de sus últimos años no lo hacemos para fastidiar a Víctor Ramos aunque, debemos confesarlo, nos divierte mucho ver los malabarismos que realiza para ocultar su propia militancia de esos años. El gobierno de Menem y su éxito para controlar la inflación y resolver el problema fiscal y el crecimiento económico de ese tiempo hicieron repensar a Abelardo sus propias posiciones políticas y teóricas. Las ideas de Ramos de los últimos años de su vida echan mucha luz sobre el auge y la caída del populismo en la Argentina, ahora reverdecido temporariamente merced al auge del precio de los alimentos en el mercado mundial.

 

Víctor sabe que somos unos eternos agradecidos de la obra y conducción política de Jorge Abelardo Ramos, al punto que desde 2004, mucho antes de este “revival” que incluye al propio Víctor, venimos sosteniendo un sitio web (www.abelardoramos.com.ar) en el que difundimos sus escritos y discursos. Pero es a Víctor a quien las ideas de Abelardo, en el último tramo de su vida, le resultan indigestas. La lógica de su pensamiento actual lo llevaría a pensar, incluso, que lo de Ramos hacia Menem equivale a una traición, una claudicación, como efectivamente piensan algunos de quienes ahora lo acompañan en el gobierno de Cristina Kirchner. Víctor debería reflexionar sobre ello para poder entender el apoyo de Ramos a Menem y encontrar también una explicación a su propia, ferviente militancia de esos años.

 

En su carta, Víctor Ramos insiste en pintarnos a un Abelardo Ramos peleado con Menem. “Destituido” de su cargo en México. Lo cierto es que hasta el final de sus días, como hemos demostrado, Ramos apoyó inequívocamente el gobierno del riojano. Pero supongamos por un momento que, efectivamente, Ramos haya sido expulsado del gobierno por Menem. En ese caso cabría reprocharle a Víctor su falta de solidaridad  para con su padre ya que, siendo éste “expulsado” del gobierno, él continuó al lado de Menem hasta 2003.

 

Si continúa en su intento de distorsionar las ideas y militancia políticas de su padre, vislumbramos que Víctor tendrá una ardua tarea. Porque Ramos sostuvo también otras posiciones políticas que hoy deben resultarles incómodas y difíciles de explicar ante sus nuevos amigos del kirchnerismo. Por ejemplo, su dura crítica hacia los grupos terroristas de izquierda (Montoneros y ERP), su posición respecto de los Derechos Humanos y de Hebe de Bonafini, su pensamiento en relación con el significado del descubrimiento de América y sus críticas al “indigenismo”, su opinión sobre Héctor Cámpora, ídolo político de los Kirchner, su reivindicación histórica de Julio A. Roca, hoy considerado un genocida por el pensamiento oficial. Etcétera.

 

En el último tramo de su vida, Ramos reformuló sus puntos de vista anteriores sobre muchos temas. Entendemos que hizo esto en razón de los hechos que se vivieron en ese tiempo turbulento: la caída del Muro de Berlín, la implosión de la Unión Soviética y en el este de Europa, el resurgimiento del capitalismo en China y el agotamiento del populismo en América Latina

 

Víctor no respeta la trayectoria de Abelardo al intentar distorsionar su pensamiento pues lo hace para subordinarlo a sus mezquinas necesidades políticas actuales. En todo caso, debería evaluarlo y explicarlo a la luz de las circunstancias en que esas ideas fueron expresadas. ¿Acaso teme alguna reprimenda de Máximo Kirchner o de Carta Abierta? No lo sabemos. Lo cierto es que resulta grotesca su tarea de editar (cortar y pegar) el pensamiento de Ramos, de acuerdo a sus demandas políticas del momento.

 

Ahora, en su nuevo rol de historiador, Víctor tendrá ocasión de tergiversar u ocultar su propia militancia a favor de Menem. Podrá decir, incluso, que él fue fundador de La Cámpora y que es un kirchnerista de la primera hora. No lo objetaremos.

 

Pero con Abelardo no, Víctor.

 

Finalmente, coincidimos con Víctor en sus críticas a Norberto Galasso. Nos hemos anticipado a ellas varios años, en una respuesta nuestra a una de las tantas críticas que Galasso formula a Ramos y que Víctor conoce pues la ha incorporado a su blog (www.jorgeabelardoramos.com). Siempre hemos dicho que Galasso es uno de los Pierre Menard de Ramos: no ha hecho más que reescribir una y otra vez sus ideas. Víctor nos une a Galasso con ánimo difamatorio y agrega que, al memorar las ideas de Ramos respecto de Menem, lo hacemos para ocultar nuestra “propia claudicación ante el imperialismo”.

 

Como los Kirchner, los Castro y el propio Stalin, Víctor considera que todo aquél que no comparte sus pensamientos políticos, es un agente enemigo del país y del interés nacional. En nuestras ideas sobre las transformaciones de los años noventa nos sentimos muy bien acompañados por el pensamiento señero de Jorge Abelardo Ramos, aunque Víctor haya desertado recientemente de ellas, con dedo acusador.

 

Finalmente, al cumplirse hoy 91 años del nacimiento de Jorge Abelardo Ramos, brindamos en su memoria y por su aporte teórico y militante a la construcción de la Patria Grande.

 

Córdoba, 23 de enero de 2012

 

IV

 

 

 

 

CARTA DE LEOPOLDO MARKUS, DEL PSIN (2ª EPOCA), A DANIEL GONZALES

 

Buenos Aires, 22 de enero de 2012

 

Aquí va la respuesta de la IN, al uso de la historia más reciente por parte del kirchnerismo, con los antecedentes de los menemistas de la IN, renegados mediante. Dejo de lados los "méritos" intelectuales como historiador del menemista, duhaldista y hoy kirchnerista Víctor Ramos, que ha sido designado Vicepresidente del llamado Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego, organismo dependiente y financiado por el PEN, que como todos sabemos es la representación de un gobierno al servicio del imperialismo y del capital financiero internacional que oprime a nuestra Patria y que es el más fiel seguidor de Martínez de Hoz y de la gran burguesía exportadora. En tu caso, vos  abandonaste hace muchos años la IN, pasando al campo del liberalismo de Ambito Financiero y de su propietario-director, Julio Ramos. Con argumentos muy discutibles pretendés justificar la "conversión" de Ramos al menemismo, mientras que Víctor Ramos justifica las "rebeliones" de Ramos contra el menemismo, siendo embajador y hasta llega a decir que quién lo destituyó de su cargo diplomático fué Guido Di Tella como ministro de RREE, lo que es un soberano disparate. El tema de Ramos, se inició, lamentablemente, a partir de la discusión aparentemente teórica entre el "Marxismo a la Europea" o "Marxismo a la asiática", iniciada a fines de 1974. JAR y el grupo más servil, fueron girando cada vez más a la derecha y, caído el Gobierno Popular el 24 de marzo de 1976, se estableció una dictadura ideológica hacia el interior del FIP en forma simultánea con la dictadura exterior de carácter colonial que imperó hasta 1983 y que resolvía administrativamente los problemas políticos partidarios, con expulsiones ue aplicaban a diestra y sinistra Alberto Guerberoff y Horacio Cesarini. A medida que los golpes de la reacción, sobre todo después de la caída de Puerto Argentino y con la simultánea descomposición de la URSS, Ramos fué perdiendo confianza en el socialismo, hasta convertirse en el Jorge Plejanov de la Argentina. De allí al menemismo, había un paso. Todos recordarán que Plejanov fué el brialante introductor del marxismo en la Rusia Zarista, a fines del siglo XIX y terminó como menchevique y en contra de la Revolcuión de Octubre. Ramos, no pudo o no quiso entender que la caída de la URSS que lo que indudablemente viabilizó al modelo restaurador desde el punto de vista internacional, fué la última traición de la burocracia stalinista, que conforme al pronóstico formulado por León Trotsky en su obra "La Revolución Traicionada", luego de administrar el Estado Soviético durante casi setenta años -en nombre de un proletariado, al que

traicionaron en numerosas ocasiones-, decidieron restaurar la propiedad privada y transformarse en una burguesía que explotare mano de obra  asalariada. La existencia de la URSS y del bloque socialista, aún con una burocracia totalmente corrompida, dispuesta a

traicionar las revoluciones de los países periféricos, negociando las mismas con las burguesías metropolitanas, significaba un freno objetivo -tanto político, como diplomático y militar- a la política de saqueo del imperialismo mundial. Caída la URSS, las burguesías imperialistas intentaron e intentan disciplinar al Tercer Mundo, con expediciones militares -como Panamá, Irak, Yugoeslavia, Afganistán y más recientemente Libia-, si ello fuere necesario o asociándose con las direcciones totalmente corrompidas de los movimientos nacionales con conducción burguesa o pequeño-burguesa, una vez que sus líderes como Perón hubiesen muerto, si es que la humanidad desea progresar. No hubo revolución política en la URSS, como postuló Trotsky en 1938, si no que la burocracia buscó una salida y en el corto plazo lo consiguió. Este fenémeno que no estaba en los libros y que lo posibilitó la contrarrevolución del imperialismo ha creado un interregno, que más tarde o más temprano deberá darse solución. De lo que no cabe duda alguna, es que la actual crisis de descomposición del régimen capitalista a escala mundial, solo podrá resolverse positivamente, con la Revolución Socialista también a escala mundial. La otra alternativa es el fascismo a escala planetaria. Como decía Rosa Luxemburgo hace un siglo, en 1910, "...Socialismo o Barbarie...".

 

Coincido en general con el cro. Cangiano del Grupo Amauta, aun cuando la posición del PSIN 2ª época, es muchísimo más dura con los renegados y traidores de la IN, llámense Pablo Fontdevila, Pimpi Colombo, Norberto Galasso, Horacio Cesarini, Julio Fernández Baraibar, Salvador Cabral, Elida Vigo, Luis Alberto Rodríguez, Roberto Juarez Campos, Eduardo González, Marta Gorsky, Carlos del Campo, Jorge Raventos y tantos otros nombres que no recuerdo, de quienes en las décadas del 60 y 70 fueron miembros de la dirección nacional y/o provinciales del PSIN y del FIP y que, a partir del menemismo y luego con su continuación democolonial del kirchnerismo, pasaron al campo del imperialismo, lo que es inadmisible. No son cros. equivocados, son traidores y como tales los juzgaremos.

 

Yo hablé con la Lic.Sandra Lorruso de la revista Noticias y, teóricamente, debería publicarse en el próximo número a salir el viernes 27 de enero, la posición del PSIN 2ª época sobre los temas en cuestión, habida cuenta de la publicación de tu nota de descarga y la de Víctor Ramos, para lo cual exigimos igual derecho.

 

Saludos.

 

Leopoldo Markus

Sec. Prensa y Propaganda

Partido Socialista de la Izquierda Nacional (PSIN 2ª época)

 

V

 

 

 

 

 

 VICTOR RAMOS JUSTIFICA SU KIRCHNERISMO Y ATACA

 A NORBERTO GALASSO Y A DANIEL GONZALEZ

 

 

Gustavo Cangiano

 

Reproduzco abajo un texto de Víctor Ramos dirigido a defender a su

padre de las críticas que supuestamente le formularían Galasso y

Daniel González. He marcado en rojo las partes que me parecen más

significativas del texto.

Contextualicemos el asunto a fin de entender este extrañísimo debate.

Víctor Ramos fue menemista, por lo menos, hasta las elecciones del año

2003 que enfrentaron a Menem con Kirchner. Por entonces el país era

una caldera y organizaciones piqueteras estaban diariamente en la

calle haciendo oír sus reclamos. Ante esta circunstancia, el menemista

Víctor Ramos hacía explícito su deseo de que un triunfo electoral de

Menem significara que el Ejército echaría a patadas a los piqueteros

de la calle.

Pero Kirchner le ganó a Menem. Entonces, Víctor Ramos empezó de a poco

a hacerse kirchnerista. Porque, al fin y al cabo, de algo hay que

vivir. En la cena del último fin de año que organizó el grupo de

ancianos egresados de la Izquierda Nacional autodenominado "causa

popular", Víctor Ramos expresó micrófono en mano que el gobierno

kirchnerista es el gobierno de la Izquierda Nacional. El argumento con

el cual fundamentó tan extravagante tesis, es el siguiente: "tenemos a

Cristina en la Presidencia y a Coscia en la secretaría de Cultura;

¿qué más necesitamos?".

Pero hay algo más que "necesitamos": es borrar la mancha menemista que

ensucia tanto la trayectoria del Colorado Ramos como la de quienes lo

acompañaron en su conversión al neoliberalismo o al alsogaraysmo. Por

caminos opuestos, Galasso y González no dejan que la mancha se borre.

Galasso, porque señala que el apoyo de Ramos a Menem constituyó una

ruptura absoluta con las posiciones históricas de la Izquierda

Nacional, lo cual es evidente para todo el mundo. González, en cambio,

que acompañó a Ramos y a su hijo mayor en su fervor menemista, no está

dispuesto a sumarse al kirchnerismo. Y les recuerda a los conversos lo

que los conversos quieren olvidar (al menos hasta que los vientos

políicos empiecen a soplar en otra dirección y convenga "recuperar la

memoria"). Pero, hay que reconocerlo, es falso que González pretenda

"desacreditar a Ramos", como dice Víctor. González, por el contrario,

defiende a Ramos siempre que puede.Por ejemplo, la revista Ñ, en su

edición del viernes último, publica una carta suya defendiendo la

actividad militante de Ramos contra las pavadas que había difundido el

abstruso Horacio González.

 Por supuesto, con amigos como González (Daniel),  Ramos no necesita

enemigos: dice que uno de los grandes méritos del Colorado fue haber

renunciado a sus posturas de los años setenta y haberse hecho liberal

o menemista. Víctor debería estar de acuerdo. Pero ocurre que hoy la

presidenta es Cristina, y no el Riojano. Y de algo hay que vivir.

La postura de Víctor Ramos sería la siguiente: Ramos, como embajador

menemista, defendió banderas antiimperialistas y "objetivos

revolucionarios", al igual que en el pasado lo había hecho Manuel

Ugarte como embajador peronista. Si Víctor Ramos hubiera leído alguna

vez lo que escribió su padre, advertiría con facilidad cuán estúpido

es lo que dice. En primer lugar, no se justifica homologar la conducta

de un "socialista romántico" o nacionalista democrático como Ugarte,

un hombre sin Partido, con alguien que pretende expresar una

alternativa militante socialista revolucionaria dentro del Frente

Nacional. En segundo lugar, es obvio que una cosa es ser funcionario

del gobierno de Perón en los años 40 y otra ser funcionario de un

gobierno de naturaleza opuesta, como el de Menem en los 90. Por

último, ¿qué importancia puede tener lo que Ramos haya querido hacer

como embajador menemista en México? El propio Ramos lo dijo, según

cita Víctor: "como Embajador, poco puede hacerse". Un Embajador queda

comprometido por la politica del gobierno del que forma parte. Cuando

Ramos señalaba que el "socialista" Américo Ghioldi había sido

embajador de Videla, no se ocupaba de informarse qué había hecho

Ghioldi desde su liugar de embajador. ¡Lo decisivo era que formaba

parte de un gobierno antinacional y antipopular! ¿Por qué deberíamos

juzgar a Ramos de manera diferente a como Ramosjuzgaba a Ghioldi?

"Ramos apoyó tanto a Perón como a Menem desde una posición crítica",

dice triunfante Víctor sin tener demasiada conciencia de lo que está

diciendo. Haber pasado del apoyo a Perón, que enfrentó al imperialismo

como líder bonapartista de un Frente Nacional, al apoyo a Menem, que

clausurò definitivamente la etapa peronista amarrando el Justicialismo

a la política de las "relaciones carnales", las "privatizaciones" y la

"desmalvinización", es justamente lo que prueba la capitulación de

Ramos ante las fuerzas que había enfrentado desde su primera juventud

(o una suerte de "autocrítica" de madurez, como cree Daniel González,

que prefiere el Ramos "noventista" al Ramos "setentista"). Pero,

además, si bien el apoyo a Perón fue un "apoyo crítico", como lo

prueba la independencia política, ideológica y organizativa desde la

cual se formulaba el apoyo, no sucedió lo mismo respecto de Menem:

Ramos disolvió su partido y se dispuso a afiliarse al justicialismo

menemizado.  Aun reconociendo el "fracaso de las privatizaciones y la

apertura" y aun advirtiendo "un giro en la política menemista",

renunció a toda posición independiente. ¿Dónde está el apoyo "crítico"

al menemismo, entonces?

Para terminar, dirè que hasta me da lástima el recurso pueril que

emplea Víctor Ramos para negar lo innegable. Cita una carta privada

que le habría escrito su padre, mientras que de inmediato anula su

argumento reconociendo que "la prensa argentina ignoró por completo"

las supuestas críticas del Colorado a la política proimperialista del

menemismo. Lamentablemente para el Hijo del Padre, todavía conservamos

los documentos públicos que prueban lo que recuerdan Galasso y

González, uno desde una "izquierda nacional kirchnerizada" y otro

desde una suerte de "pos-izquierda nacional": "Ramos terminó su

carrera política con Menem". ¿Desea Víctor que le enviemos aquel

lamentable artículo aparecido en "Ambito Financiero", en el que unos

días antes de su muerte su padre explicita el apoyo absoluto a la

reelección de Menem? ¿Desea que le enviemos el reportaje a una revista

de circulaciòn masiva en el que se deshace en elogios a Domingo

Cavallo afirmando que era un gran ministro de Economía con posiciones

"nacionalistas"?

Reivindicar la figura de Abelardo Ramos significa reivindicar las

posiciones socialistas, revolucionarias, antiimperialistas que

alumbran más de cuatro décadas de su actuación política. Allí están

sus grandes obras escritas dando cuenta de estas posiciones: "América

Latina, un país", "Revolución y contrarrevolución en la Argentina",

"Historia de la Nación Latinoamericana", "Marxismo para

Latinoamericanos", "Marxismo de Indias", "La lucha por un Partido

Revolucionario", etc. Allí está la fundación de organizaciones como el

PSIN o el FIP para llevar adelante, militantemente, esas posiciones.

Quien crea que esta larga trayectoria es compatible con la adscripción

postrera de Ramos al menemismo, o con una supuesta adscripción al

kirchnerismo en caso de que Ramos siguiera vivo, debería demostrarlo.

Sería una buena oportunidad para que Víctor debute como historiador,

publicista o ensayista y justifique mínimamente su insólita condición

de vicepresidente de un Instituto de revisionismo histórico. ¿O le

alcanza con ser Hijo del Padre?

Por nuestra, creemos que a los grandes hombres debe recordárselos en

la plenitud de sus fuerzas, y no en el momento del ocaso y la

decadencia.

GC

www.izquierdanacional.org

 

VI

 

GALASSO LE RESPONDE A BRIENZA Y AL HIJO DE ABELARDO RAMOS SOBRE EL INSTITUTO DORREGO

 

Militancia

 

Dado que se ha producido un cruce de opiniones entre el compañero Facundo Moyano y el periodista Hernán Brienza, donde este último señala que no acepté incorporarme al Instituto Dorrego y que va a publicar mi carta para demostrar que utilizo “los mismos argumentos que Sarlo y Lanata”, que los he acusado de “fachos retardatarios” y que me hago “la víctima discriminada”, le solicito la publicación de las dos únicas cartas que envié a ese Instituto (previas a la aparición del decreto) y que permiten dejar todo aclarado.

 

Cabe solamente agregar que tiempo atrás, Pacho ODonnell me hizo llegar la información de que se había constituido dicho Instituto, así como los integrantes y los puestos que ocuparían junto a un proyecto de decreto y una diplomatura designada “La Otra Historia Argentina”, a darse en la Universidad de las Ciencias Empresariales, por la módica suma de $ 2.500 por un ciclo de 12 clases, y me ofrecía participara como miembro honorario del Instituto. A ello contesté:

 

Buenos Aires, 9 de septiembre de 2011

 

Al Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano "Manuel Dorrego”

 

He recibido una comunicación del Instituto,  por el cual  se me propone como  “Miembro de Honor”. Sin embargo, como en estos momentos estamos constituyendo un Instituto de Estudios históricos, políticos, económicos y sociales, con un grupo de compañeros, que seguramente mantendrá posiciones distintas a las que sustenta éste, debo agradecer a ustedes la gentileza pero declinar dicho ofrecimiento para evitar confusiones e incompatibilidades en momentos en que la Argentina necesita la mayor claridad posible y no avanzar en equívocos.

 

Atentamente,  Norberto Galasso

 

Luego intervino Víctor Ramos y le contesté:

 

4 de octubre de 2011

 

Al Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano “Manuel Dorrego”. Respuesta al envío de Víctor Ramos

 

He recibido un correo electrónico en el cual Víctor Ramos lamenta mi rechazo para integrarme como Miembro de Honor en ese Instituto y manifiesta que ello provoca “confusión” y que mis argumentos  son “enigmáticos”. Para aclarar la decisión tomada, reseño lo siguiente:

 

-Desde 1997, en el Centro Discépolo, hemos venido formulando la crítica a la Historia Oficial y asimismo hemos tomado distancia del revisionismo nacionalista de derecha desde nuestra línea de los Cuadernos de Indoamérica publicados por “Frente Obrero” y de Revolución y Contrarrevolución en la Argentina, de Jorge A. Ramos.

 

-Así publicamos 30 cuadernillos bajo el rótulo “Cuadernos para la Otra Historia”. En base a ellos dimos conferencias, armamos talleres y el 2005 los convertimos en 10 DVD que ha difundido últimamente el periódico “Miradas al Sur”. Alrededor de esta tarea se fueron nucleando jóvenes que hoy integran el grupo que redacta –desde 2010- “El Cronista del Bicentenario”.

 

-Asimismo, desde el 2005 publicamos en la editorial de Madres de Plaza de Mayo, 4 tomos de Los Malditos, personajes silenciados o tergiversados por la Historia Oficial.

 

-De la misma manera, hemos dado cursos en Cancillería, Sindicatos y Agrupaciones populares especialmente en el conurbano.

 

De todas estas experiencias surge mi compromiso personal, militante, con el grupo de compañeros que ha llevado adelante esta tarea. Carecería, pues, de sentido, sumarme a otro grupo donde es fácil advertir que no coincidimos en interpretaciones sobre asuntos importantes, como por ejemplo, la Revolución de Mayo, la caracterización de Rosas, Urquiza, Mitre y Sarmiento hasta diferencias políticas respecto al Golpe del 30 o al menemismo que derivan de la influencia liberal-conservadora que pesa sobre algunos integrantes de ese Instituto así como la influencia nacionalista clerical que pesa sobre otros.

 

Trabajemos, pues, cada uno por nuestro lado. Por esta razón, señalé en mi declinación al nombramiento, que deberíamos evitar equívocos  para dar la polémica a la Historia Social con posibilidades de éxito. Para esa polémica es necesario, a nuestro juicio, tener en claro que hay enorme distancia entre saavedrismo y morenismo, entre rosismo y “chachismo-varelismo”, entre uriburismo e irigoyeinismo, entre menemismo y peronismo histórico, entre nacionalismo e izquierda nacional.

 

Saludo a ustedes atentamente, Norberto Galasso

 

De este modo le evito al Instituto la preocupación por publicar estas cartas, las cuales demuestran que no afirmé lo que sostiene Brienza, sino una posición clara y consecuente con las ideas que vengo sosteniendo desde hace largos años. Escribo estas líneas porque “es lindo informarse”, como sostiene Brienza.

 

Norberto Galazo

 

 

VII

 

INSTITUTO DORREGO: JAQUE AL GATOPARDISMO LIBERAL

 

Por Mariano Cabral, Responsable de Formación Política de Capital Federal - Peronismo Militante

 

 

I La reciente creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego ha originado una polémica y el rechazo expreso y militante por parte de los académicos de la historia y otros cientistas sociales en general.

 

 

Según ellos es un intento de imponer una mirada maniquea de la historia, reemplazando a un inexistente “discurso hegemónico” por una nueva historia oficial. Además, acusan a los integrantes del Instituto de ser un conjunto de ignorantes que ni siquiera están al tanto de los progresos de la ciencia histórica, atados a interrogantes antiguos, ya sepultados por el avance global de las ideas. La crítica también sugiere la invasión a funciones reservadas a organismos autárquicos del Estado (esos mismos que alguna vez Ernesto Guevara llamó “un Estado dentro del Estado”). Parece que los revisionistas no sabrían que ellos mismos son la anquilosada expresión de otro objeto de estudio, que la ciencia histórica ya tendría identificado, descripto y debidamente archivado.

 

Los detentadores del poder académico fingen ignorar que hace más de 60 años existe una corriente de pensamiento que ha proclamado la necesidad de emancipar las ideas y las ciencias sociales en general (no sólo la historia), de la tutela que ejercen las usinas de pensamiento de las potencias hegemónicas. Para mantener esa ignorancia fingida, deforman a su interlocutor, como cuando afectan desconocer la diferencia entre los hermanos Irazusta y Jorge Abelardo Ramos, y eligen hablar de Irazusta, pretendiendo hablar así del “revisionismo”. Selección que un incauto podría confundir con ignorancia, pero que esconde el fin de negar todo lo posterior; o sea: Ramos, Scalabrini Ortíz, Hernández Arregui, José María Rosa o Fermín Chávez. El primer revisionismo (el de los Irazusta en los `30) a pesar de haber cumplido un papel importante en la historiografía y en la política argentina al orientar la mirada hacia el dispositivo de dominación colonial, era subsidiario del surgimiento del fascismo en Europa (con su antiliberalismo y anglofobia). O sea: practicaban un nacionalismo importado, una contradicción evidente. Ese nacionalismo aristocrático era, a su modo, otra expresión de la colonización pedagógica.

 

Un instituto histórico revisionista en nuestro país no viene a sacarle trabajo a nadie, ni a ocupar espacios (materiales) que pertenecen a otros. Y mucho menos a falsear la narración de la historia. Sí viene a luchar por los espacios simbólicos, y a dar su aporte en la batalla cultural que vive nuestro país y a la que convocó la presidenta. Es la batalla por la emancipación de las ideas. La creación del Instituto Histórico Revisionista Iberoamericano implica un respaldo decisivo a la investigación y publicación de trabajos que aborden la problemática local y regional reconociendo la centralidad de la cuestión nacional y de la cuestión social. Perspectivas que no conforman el eje de las preocupaciones de nuestros académicos, y en cambio sí de buena parte de la sociedad. La investigación histórica tampoco puede reducirse a la estadística, el número, la microhistoria. Están muy bien quienes se ocupan de clasificar la información disponible, pero necesitamos quienes interpreten esos datos a la luz de nuestra realidad, ya que la historia tiene que hablarnos de nosotros, aquí y ahora.

 

En Argentina está en debate quienes fuimos y de dónde venimos, porque está en debate quiénes somos y hacia dónde queremos ir. Este es el centro de la cuestión y es legítimo que el Estado nacional se meta a fomentar este debate. No suprimiendo voces sino alentando a quienes sostienen una interpretación crítica sobre nuestro pasado, que se apoya, entre otras cosas, en una crítica a las escuelas historiográficas dominantes en la academia desde hace más de 100 años. Desde algunas universidades y sus institutos históricos nos advierten que ya no hacen historia como la de Mitre, que ha cambiado el paradigma científico, pero no pueden negar (como jamás han negado) su adscripción al ideario político de aquellos “padres fundadores”. Y como ellos mismos saben, la adscripción ideológica orienta las preguntas y condiciona la hermenéutica, o sea la interpretación de los hechos que hace el investigador.

 

Fingir que este debate no existe carece de sentido. El debate por la historia se ha instalado y seguirá por un largo rato. Es indispensable investigar con rigor y aplicar correctamente los métodos, pero estos son instrumentales y deben estar separados de la hermenéutica, que es lo que acá se discute. Mientras los presupuestos universitarios se vayan por la canaleta de estudiar la Europa medieval y la formación del “burgo” porque nuestros orgullosos intelectuales, marxistas rigurosos, quieren saber decir más sobre las condiciones de nacimiento del capitalismo, entonces será necesaria una iniciativa como la del Instituto Dorrego; y si los espacios universitarios preexistentes orientados a la historia nacional quieren sostener la farsa que ellos no polemizan con el revisionismo porque es una escuela del pasado -cuando gran parte de su producción está orientada a negar las tesis revisionistas- entonces será necesario el Instituto Dorrego.

 

Más allá de las virtudes intrínsecas del enfoque historiográfico identificado como “historia social”, los representantes de esta corriente en nuestro país, y sobre todo el pequeño pero poderoso conjunto de docentes y profesionales conocidos en ámbitos académicos como “los modernos”, han hecho con la historia social y otras herramientas un escandaloso gatopardismo, cambiando las formas para que nada cambie en los contenidos. Es la ardua tarea cotidiana de cuidar el quiosquito. La interpretación académica “oficial”, parece parada en un elementalísimo hegelianismo en la historia: lo que es, es lo que merecía ser. Así se sostiene que el proceso de descomposición del antiguo imperio español en América, y su fragmentación en una veintena de repúblicas dependientes del comercio británico, ocurrió sencillamente porque tenía que ocurrir. No es más que un reflejo de la división internacional del trabajo” (nada de “imperialismo”, no seamos folclóricos en nuestras expresiones). Quienes lucharon en contra de la balcanización de América, como San Martín, Bolívar, Artigas, Monteagudo, o Morazán en Centroamérica, eran apenas grandes utopistas, quijotes alucinados que no comprendían hacia dónde soplaban los vientos de la historia. En cambio Santander, Páez, Rivadavia o Portales eran los auténticos real-políticos, que sí comprendieron y fueron los verdaderos intérpretes de su época… y vencieron (fueron el hecho positivo), así que juzgarlos éticamente resultaría anacrónico: una actitud irrelevante en términos historiográficos.

 

Si para un europeo puede ser importante aprender algo más del burgo, para nosotros es fundamental estudiar el proceso de conformación de nuestras repúblicas y de las ideas que sostuvieron los diferentes proyectos de país. Desde aquellos hombres a nuestros días existe una continuidad que necesita ser rescatada en función de ciertos objetivos políticos, económicos y sociales que están estrechamente vinculados al proceso de unidad regional. Conocemos la técnica de escindir las luchas del pasado de las del presente, y al respecto podríamos introducir una conocida cita de Rodolfo Walsh; pero mejor, esta de Perón, dicha hace casi cuarenta años: “La historia grande de Latinoamérica, de la que formamos parte, exige de los argentinos que vuelvan ya los ojos a su patria, y que dejen de solicitar servilmente la aprobación del europeo cada vez que se crea una obra de arte o se concibe una teoría”. Siguen soplando nuevos vientos desde el sur.

 

VIII

 

POSICION DEL PARTIDO PATRIA Y PUEBLO-SOCIALISTAS DE LA IZQUIERDA NACIONAL

 

 

> 1. El Partido Patria y Pueblo-Socialistas de la Izquierda Nacional, felicita al gobierno nacional, a la Secretaría de Cultura y a los promotores del instituto de historia revisionista iberoamericana Manuel Dorrego por la coronación institucional de sus esfuerzos con el decreto presidencial 1880/2011.

> Un Instituto como el Dorrego puede llenar un espacio imprescindible en estos momentos de reconstrucción del frente nacional. La misma debe tener lugar tanto en el plano de los hechos materiales como en el de la conciencia histórica y social de los argentinos.

> 2. Patria y Pueblo apoya a los autores de la iniciativa en contra del ataque furioso y unánime que recibieron desde la "historia social", un neomitrismo que viene dominando amplia y corporativamente las instituciones de investigación histórica de nuestro país desde el fin del régimen militar-oligárquico de 1976-1983 e incluso participó del rediseño curricular respectivo encarado por dicho régimen en 1980.

> 3. Sin embargo, observa que por el mismo decreto de fundación del Instituto se le designa como Presidente al Dr. Mario "Pacho" ODonnell, admirador del principal historiador del campo antinacional (y númen secreto de quienes ahora atacan al Instituto Dorrego), el General Bartolomé Mitre.

> Apenas estrenado en su nuevo cargo, el Dr. ODonnell consideró, en el diario "La Nación", que la figura del General Bartolomé Mitre era "maravillosa", y posteriormente reiteró esa opinión por múltiples medios de comunicación.

> Aprovechó la misma ocasión para destacar como un rasgo positivo de la institución que presidía el hecho de que contuviera partidarios de las ideas de la Izquierda Nacional, pero solo si eran peronistas.

> Seguramente esto último explica que el decreto de su creación excluyera historiadores y divulgadores de la talla de, por no dar sino tres ejemplos, León Pomer, Roberto Ferrero y Norberto Galasso. Esta ausencia no puede suplantarse con invitaciones a incorporarse, posteriormente, como miembros de número.

> 4. La filiación historiográfica del Dr. ODonnell es particularmente incompatible con una de las obligaciones del Instituto que preside, el otorgamiento del premio "Jorge Abelardo Ramos". Toda la obra de Ramos está plagada de invectiva y probanzas en contra de Bartolomé Mitre. A mero y escueto título ejemplificativo, diremos que en la última edición (Peña Lillo / Continente) de su obra cumbre, la "Historia de la Nación Latinoamericana" (con palabras preliminares de Víctor Ramos y Jorge Coscia), Ramos define a Mitre como:

> "Semidiós del Parnaso oligárquico" (página 27), "historiógrafo del separatismo porteño" (p. 211), "historiador cuasi mítico de la oligarquía argentina y de sus aliados de izquierda y derecha" (p. 236), "subyugado por las "luces europeas"" (251), y "tan incapaz de matar ideas como de crearlas" (p 281).

> Lo caracteriza también como hombre de la burguesía comercial probritánica (p. 207) y por lo tanto profundamente adverso a la unión latinoamericana (236), precursor de los historiadores ingleses en la injuria contra Artigas (213), separatista enemigo del unificador Bolívar, y expresión del criterio de la "historia porteña oficial" frente al Congreso Anfictiónico, mientras que "los grandes argentinos, como Monteagudo y Dorrego, son bolivarianos"  (236/237).

> Más grave aún, Mitre era "en su librecambismo ortodoxo, su odio a Bolívar y a los gauchos, su respeto lacayuno por los embajadores de las cortes europeas" (281) un equivalente de Rivadavia. Téngase en cuenta que los fusiladores de Manuel Dorrego fueron, justamente, unitarios rivadavianos.

> Dado el carácter iberoamericano del Instituto que preside el mitrista ODonnell, cabe recordar finalmente que para Jorge Abelardo Ramos, "la unidad americana del mitrismo porteño era la unidad en la tumba" (281).

> De hecho, toda la obra historiográfica y política de Jorge Abelardo Ramos es un combate inclaudicable contra el mitrismo al que el Dr. ODonnell adscribe.

> 5. En síntesis, la presidencia del Dr. ODonnell involucra al Instituto Manuel Dorrego con quienes promovieron el fusilamiento del prócer que pretende homenajear y termina de coronarse con el carácter francamente discriminatorio de sus declaraciones al diario "La Nación" sobre la composición del Instituto.

> Esperamos que las autoridades correspondientes sepan subsanar este error a la brevedad posible, ya que tal como decía Jorge Enea Spilimbergo, la reconstrucción ideológica y doctrinaria del frente nacional exige señales claras de cuál es el rumbo que se está siguiendo.

> Republica Argentina, 6 de diciembre de 2011

> Mesa Ejecutiva Nacional:

> Néstor Gorojovsky, Secretario General

> Bailón Jerez, Juan María Escobar, Rubén Rosmarino, Hugo Santos, Gustavo Battistoni, Pablo López, Silvio Zuzulich, Edgardo Sánchez, Jacinto Paz, Lorena Vazquez