PIENSO, LUEGO ESTORBO
Políticos, “políticos”, franquicias electorales y ciudadanos frente a las
elecciones mexicanas del 2012

Por:
Daniel N. Moser

Publicado el 01/02/2012

Parece que la elección presidencial de 2012 ya se realizo. Muchos sostienen desde hace tiempo que “el PRI regresará en 2012 a Los Pinos”. Algunos se espantan porque después de “acabar con setenta años de PRI” en el año 2000, sería un “retroceso”. Pero ¿se acabó en el 2000 con setenta años de PRI? ¿Todo lo que el PRI hizo en setenta años fue negativo? ¿Existe un solo PRI?

Desde hace aproximadamente 30 años, cuando se impuso en el mundo y en México el neoliberalismo –que es una ideología, no simplemente una corriente económica–, los partidos políticos se han venido transformando en franquicias comerciales. Políticos “profesionales” se postulan a cargos de elección popular para representar a la ciudadanía, pero no terminan de asumir el cargo cuando se olvidan de sus electores, si es que alguna vez los consideraron seriamente. En los hechos, responden en bloque a los intereses de quienes controlan la franquicia, no a los de quienes se suponen representarían.

Las campañas tienen un abrumador perfil mercantilista, con frases convencionales, caras sonrientes y poca sustancia que debatir. Este fenómeno es la razón de fondo por la cual la gran mayoría de la ciudadanía desprecia y repudia a “los políticos” y, por relación directa –aunque errónea e injusta– a la política, pero políticos y política son cosas muy distintas.

Sin entrar al terreno de las disquisiciones semánticas, digamos que los políticos esencialmente somos todos los ciudadanos (abogados, amas de casa, albañiles, doctores, ingenieros, estudiantes, campesinos…). Tenemos el derecho y la obligación de participar activamente de los asuntos de la sociedad en que vivimos, participación que no debe limitarse al voto. Los conocidos como políticos “profesionales” –al menos la abrumadora mayoría–, son empleados privilegiados de las franquicias.

La futbolización de la política

Hay quienes se identifican con un partido político como si fuese un equipo de futbol. Algún día se hicieron simpatizantes o fanáticos del Cruz Azul, o del Atlas, o del América y llevan la camiseta pegada a la piel, sucede así en casi todo el mundo, es raro quien cambie de equipo. Así actúan muchos en el ámbito de la política, algún día se identificaron con el PRI, el PAN o el PRD… pero el futbol y la política son asuntos muy distintos.

Esta actitud es promovida y aprovechada por las franquicias para consolidar lo que llaman su “voto duro”. A ello se suma el voto oportunista, por necesidad o comodidad. No menos importante es el abstencionismo, resultado de dos fenómenos: el desprecio por la política y la ignorancia. Entre paréntesis, el abstencionismo es ignorado electoralmente pero juega un papel importantísimo y debe ser considerado seriamente a la hora del análisis político.

El voto sin sustento e inducido por la mercadotecnia así como el abstencionismo, tienen su principal fundamento en la ignorancia, que no es un fenómeno casual. No faltan recursos para invertir en educación, existe una política deliberada por mantener a amplios sectores sociales –sin distinción de nivel socioeconómico– en la ignorancia. Es desde las aulas y los medios de comunicación masiva que se impulsa esta política de desinformación colectiva. Aquí cabe modificar la celebre frase de Decartes “pienso, luego existo”, por la más apropiada al caso que nos referimos de “pienso, luego estorbo”.

Una mirada superficial al sistema partidocrático nos permite comprobar que efectivamente los partidos políticos funcionan no con base en premisas ideológicas sino de intereses particulares. El mismo día, un partido comparte con otro la boleta en una elección municipal y con un tercero en una estatal. Otro, o el mismo, comparte la boleta con un partido en una elección presidencial y con otro muy distinto en la siguiente. No hay compromisos ideológicos, sino componendas por intereses particulares o de grupo. Los intereses de los ciudadanos y de la nación sólo se mencionan en campaña electoral.

Es posible que alguien descubra que la organización política con la cual se identificó, en algún momento abandona o traiciona la ideología y los principios que ese alguien comparte, y encuentre que ahora es otra la organización que sí los representa. Aunque parezca contradictorio, en tal situación cambiar de partido resulta congruente, lamentablemente no es lo que sucede en la mayoría de los casos, menos aún con los políticos “profesionales”.

Varios partidos en un mismo partido

La transformación de los partidos políticos en franquicias ha propiciado que en su seno se generen diferencias que nos permiten hablar de varios partidos dentro de un mismo partido. No se trata de diferencias menores, incluso en ocasiones sectores de un partido tienen más coincidencias con algunos de otros partidos que del propio. Este es un fenómeno característico del sistema partidocrático. Los ejemplos sobran y las alineaciones de senadores en la discusión de la llamada Ley Televisa fue reveladora.

¿Cuándo hablamos del PAN, hablamos del de Manuel Gómez Morín y Luis Calderón Vega, o el de Vicente Fox y Felipe Calderón Hinojosa? ¿Cuándo hablamos del PRD, hablamos del de Cuauhtemoc Cárdenas y Heberto Castillo, o el de Jesús Ortega y Carlos Navarrete? ¿Cuándo hablamos del PRI, hablamos del de Lázaro Cárdenas (aún no se llamaba PRI), del de López Portillo o del de Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto?

Si no queremos personalizar ¿Hablamos del PRD que nació con el propósito de fomentar la democracia popular o del que hoy se debate en disputas que lo tienen siempre al borde de la escisión? ¿Hablamos del PAN que nació queriendo acabar con la hegemonía del PRI, o del que hoy ha hecho suyos todos los vicios de partido al cual se propuso quitar del poder? ¿De cuál PRI hablamos, el del Desarrollo Estabilizador que durante veinte años permitió un crecimiento promedio anual del PIB del 6%, o el de los últimos 30 años, que por su cuenta o aliado al PAN, instauró y consolido la ideología neoliberal en México, con las consecuencia conocidas?

Julio de 2012

Prácticamente definidos los principales candidatos a la presidencia de la república para el período 2012-2018, muchos dan por hecho que el PRI regresará a Los Pinos abanderado por Enrique Peña Nieto. Resulta aventurada tal conclusión. ¿Cómo estar seguros de lo que habrá de suceder en julio de 2012?, si hace unas semanas el PRD y sus aliados estaban al borde de la división y el PRI se mostraba consolidado en la unidad tras su más firme candidato, y hoy, son el PRD y sus aliados los que se muestran unidos (al menos en apariencia) detrás de su único candidato, siendo el PRI el que está en conflicto por diferencias entre sus dos conocidos candidatos (las filosas declaraciones de Beltrones, en su desplegado y posteriores, tienen un inconfundible destinatario) y la disputa por el reparto de los cargos de elección popular.

Sí estoy convencido –aunque pueda equivocarme, obviamente– de que en julio de 2012 habrá un escenario similar al de 2006 pero con personajes distintos. Quien sea, el candidato del PAN obtendrá un cómodo tercer lugar y Peña Nieto y López Obrador se disputarán la presidencia con resultado cerrado.

Sí hablamos del “regreso del PRI a Los Pinos”. Un PRI regresará a Los Pinos, pero tengo serias dudas de que sea el que llevará como candidato a Enrique Peña Nieto (EPN). Me atrevo –y me arriesgo– a considerar la posibilidad de que sea otro PRI, el que de alguna manera representa Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Faltando ocho meses para la elección presidencial, mucho puede pasar. En mi opinión, veremos reflejarse en las encuestas que Peña Nieto comenzará a perder puntos desde el techo que obtuvo, y López Obrador crecerá desde su piso, para arribar a las elecciones de julio con estadísticas apretadas en las preferencias electorales por uno y otro.

Muchos datos me llevan a pensar así. En primer lugar, todo parece indicar que AMLO aprendió de sus errores –los reconozca o no– en la lección de 2006. Aunque son muy pocos los que sepan fehacientemente si hubo o no fraude en esas elecciones presidenciales, son muchos los que lo suponen, e incluso varios de quienes votaron por Felipe Calderón me afirmaron que piensan que sí lo hubo pero que “fue necesario porque AMLO era un peligro para México”. Fraude o no, lo cierto es que la responsabilidad de la derrota deben asumirla AMLO y su gente.

No se debe semanas antes de cualquier elección, menos en las de México, promover calcomanías con la leyenda “sonríe, ya ganamos”, menos aún se puede pretender garantizar resultados ciertos cuando no se está en condiciones de tener representantes en cada una de las casillas y despreciar a sectores importantes de la sociedad. Además, hay factores adicionales, si se quiere subjetivos, como la estrategia de comunicación del candidato, entre otros.

Todo parece indicar que AMLO y su gente tomaron nota. Durante cinco años se dedicaron a recorrer varias veces cada municipio del país y, a pesar de ser sometidos a un apabullante “olvido” por parte de los principales medios de comunicación masiva, cuando no escarnio, lograron mantenerse vigentes en el escenario político.

Constituyeron el Movimiento de regeneración Nacional (Morena), con comités en todo el país que reúnen a la fecha –según dicen– a más de cuatro millones de mexicanos militantes políticos. Esperan que esta organización garantice un conteo cierto de los votos.

Uno de los puntos críticos de la campaña en 2006 fue la polarización que generó AMLO. Por un lado recibió el apoyo firme de sectores populares y por otro el rechazó de sectores de clase media y alta. A esto último contribuyeron el estilo del candidato y una campaña mediática que estigmatizó tan falaz como efectivamente aspectos de su discurso.

El giro en la opinión de muchos empresarios

Por medio de México Despierta (MD), organización creada por empresarios que abiertamente apoyan su candidatura, hace unas semanas AMLO se reunió con mil doscientos empresarios regiomontanos, entre quienes estaban Fernando Canales Stelzer, hijo del ex gobernador panista Fernando Canales Clariond, y Mauricio Sada Santos, aspirante a la candidatura del PAN para la presidencia de San Pedro Garza García), los asistentes lo recibieron con cautela, en silencio, y lo despidieron con efusivos aplausos. Más recientemente hubo reuniones simlares en otras ciudades del país.

Tan cierto es que no se trata de los más encumbrados empresarios, como lo es el hecho de que más el 50% de la producción y el 70% de la generación de empleo es responsabilidad de las pequeñas y medianas empresas (Pymes); otro dato no menor es que el 99% de las empresas mexicanas son Pymes, y los votos son individuales, al menos en teoría.

Días después de la reunión en Monterrey, el líder de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco), una de las organizaciones empresariales más representativas del sector y activa militante contra AMLO en 2006, declaró que no ve hoy en AMLO “a un peligro para México” y destacó el perfil conciliador y propositivo que hoy exhibe el candidato.

Por otro lado, el empresario Fernando Turner Dávila, militante del PAN durante 30 años, renunció a su partido porque se sintió –dijo– “traicionado por la política económica nefasta aplicada desde el gobierno de Felipe Calderón, que ha empobrecido al país a niveles históricos.” Señaló que en los últimos seis años su inquietud le llevó a encabezar junto a otros empresarios regiomontanos, como Alfonso Romo y Alberto Santos, un movimiento para intentar dinamizar la economía, pero en Los Pinos los ignoraron. “Es un pecado social y moral tener a la mitad de los mexicanos en la pobreza”, dijo. Luego agregó: “las ideas económicas y sociales de Andrés Manuel López Obrador coinciden con las nuestras”. No son las únicas manifestaciones empresariales a favor de AMLO.

Otro dato a tener en cuenta, más aún si consideramos que AMLO y muchos de sus seguidores son ex priistas, y que éste siempre convoca a simpatizantes y militantes de otros partidos a marchar junto a él, distinguiéndolos de sus dirigentes partidistas, es el enfrentamiento que se está dando en el PRI como resultado de la repartición de cargos electorales que la dirigencia del partido hizo a favor de sus nuevos aliados, el Partido Verde Ecologista (franquicia de la familia González) y Nueva Alianza (franquicia de Elba Esther Gordillo).

Televisa y algunas encuestas

Antes, un día después de haberse confirmado que sería el candidato de la izquierda, sorpresivamente para muchos, en el principal noticiero de Televisa se entrevisto en vivo a AMLO durante más de 13 minutos. Es motivo de un análisis que aquí no intentaré, pero merece la atención el buscar comprender las razones de fondo que llevaron a la cadena televisiva que durante cinco años ignoró e hizo escarnio de AMLO, según los casos, a dedicarle gratuitamente más de 13 multimillonarios minutos al flamante candidato.

En la entrevista, AMLO reiteró abiertamente su crítica a televisa, se mostró firme, pero también propositivo y conciliador. Recomiendo invertir esos 13 minutos para ver y oír la entrevista completa.[1]

Ese mismo día se dio un dato menor, no representativo, pero curioso: los diarios El Universal, Excelsior y Milenio –no sé si otros también– publicaron por separado sendas encuestas cuya única pregunta apuntaba a lo mismo en los tres casos, palabras más, palabras menos, decían: “¿cree que AMLO puede ganar las elecciones en julio de 2012?” las respuestas positivas fueron del 43%, 47% y 43% respectivamente. Por otra parte, según el promedio de varias encuestas –elaboradas con anterioridad a que fuera elegido formalmente candidato– AMLO está en un cómodo tercer lugar de las preferencias, con un 14%, detrás de Josefina Vázquez Mota que tiene un 22% y EPN con un 49%.

Final abierto

Líneas arriba señalé que muchos dan por hecho que el PRI regresará a Los Pinos abanderado por Enrique Peña Nieto y que yo no estoy seguro de ello. Es imposible hoy saber quien será el próximo presidente de México. Lo cierto es qué, quienes no tengan decidido su voto tienen suficiente tiempo para reflexionarlo. Aquellos que sin convicciones ideológicas y políticas votan con base en sus intereses estarán pensando seriamente en seguir el ejemplo de muchos empresarios de todos los niveles –los de Televisa incluidos– y no “casarse con ninguno.”

Aunque ha ido en aumento en los último años, la participación activa en los acontecimientos políticos sigue siendo poca. Es más fácil criticar lo que otros hacen o dejan de hacer, pero también es irresponsable. “Nadar de muertito” es muy cómodo pero ineficiente y peligroso en términos políticos, sólo hay que ver en la situación que estamos. Debemos dejar de vernos como víctimas, responsabilizarnos, involucrarnos, no dejarnos manipular, razonar, debatir con ideas, ir de los hechos a la convicción, no a la inversa, y asumir una actitud militante.

Cada ciudadano debe asumirse como lo que es: un político, sin comillas, que tiene el derecho y la responsabilidad de participar permanentemente –y de tanto en tanto con su voto– de los asuntos que hacen a su destino y el de la Patria.

Notas:

http://www.youtube.com/watch?v=v70LlRjleso