BOLIVIA: EL PENDULO TRANSNACIONALES-NACIONALIZACION

Por:
Eduardo Paz Rada

Publicado el 01/05/2012

A tiempo de garantizar las millonarias inversiones que realiza y las supermillonarias ganancias que extrae de Bolivia la empresa transnacional REPSOL de los campos hidrocarburiferos de Bolivia, el gobierno del presidente del Estado, Evo Morales Ayma, anuncia la nacionalización de la Compañía Red Eléctrica Internacional (REI), filial de la Red Eléctrica de España (REE), mostrando las dos caras de un proceso que se desarrolla  en un péndulo cada vez mas marcado entre concesiones a los capitales transnacionales en la minería y el petróleo y recuperación de empresas de servicios entregadas, en el periodo neoliberal, a corporaciones extranjeras.

 

La metamorfosis del “proceso de cambio” se advierte también en otros ámbitos de la política, la economía y la vida cultural del país: Si bien las masas populares han creado las condiciones para avanzar en contra del neoliberalismo y sus partidos, derrotándolos en las calles y en las urnas; la concentración de poder y la soberbia en la cúpula del poder han reducido o trabado los vasos comunicantes que daban savia al propio jefe del estado. Esto ha provocado muchos conflictos con distintos sectores sociales que demandan atención a sus reivindicaciones y cambio en la conducción del gobierno.

 

De igual manera los avances con la recuperación de los recursos naturales y el antagonismo con la representación imperialista de Washington son seguidos por concesiones a las empresas monopólicas; y las posibilidades de impulsar y desarrollar un proyecto de unidad nacional en el contexto de la integración latinoamericana se ve cruzado por el discurso de las autonomías regionales, indígenas y sectoriales que promueven la fragmentación nacional.     

 

La nacionalización de la española REE, anunciada el 1ro de mayo, significa la recuperación de la red de transmisión y distribución de energía para que sea administrada por el Estado, tomando en cuenta que el año 2009 fueron nacionalizadas las empresas generadoras de energía Guaracachi, Corani y Valle Hermoso, quedando pendiente la recuperación de la comercialización final de electricidad. La REE compró, hace diez años, por 39 millones de dólares todo el complejo  de distribución y ahora demanda una indemnización de 100 millones de dólares.

 

El mismo 1ro de mayo, Evo Morales apareció en el Campo Margarita con el Presidente de la española REPSOL, Antonio Brufau, afirmando que se garantizan las inversiones petroleras y dando garantías para su presencia en Bolivia. Días antes Brufau y REPSOL recibieron un duro golpe nacionalista desde Argentina, donde el gobierno de Cristina Kirchner determinó recuperar la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) ante la falta de inversiones y el peligro de una crisis energética mayor en su país.

 

REPSOL, junto con PETROBRAS, TOTAL, BG y otras transnacionales del sector han obtenido en 2010 ganancias  record en Bolivia por un monto cercano a los 1.100 millones de dólares, un tercio del negocio en el país, siendo las principales beneficiarias de la exportación de gas natural a los mercados de Brasil y Argentina. El priorizar la exportación de gas ha limitado la industrialización del mismo en el país y la construcción de gasoductos para fomentar el consumo interno tanto doméstico como industrial.

 

Asimismo, REPSOL ha realizado convenios directos, considerados secretos, con comunidades indígenas para determinar el manejo de los recursos e inclusive acordó con el grupo Itika Guazú y Equipo NIZCOR, una ONG impulsada desde España, condicionar la construcción de gasoductos y el uso  de los hidrocarburos de Margarita para la provisión interna. Finalmente, el gobierno aprobó el Decreto 1202 que establece una subvención a las empresas para incentivar la producción de petróleo. No es casual que el presidente de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (CBH), Carlos Delius, que representa principalmente a las transnacionales, haya declarado que el sector confía en el gobierno.

 

El gobierno que avanzó con las nacionalizaciones de la energía eléctrica, de parte de la renta de hidrocarburos, de la fundición de estaño, de las telecomunicaciones y con la recuperación de la política que estuvo en manos de los sectores conservadores neoliberales, no ha cumplido con el compromiso de impulsar la industrialización, distribución y consumo interno de gas y enfrenta una fuerte oposición política y social de sectores populares encabezados por la Central Obrera Boliviana (COB).