HACIA LA SEGUNDA INDEPENDENCIA

Por:
Alberto López Girondo

Publicado el 01/05/2012

Experto en Seguridad y Geopolítica, este correntino dicta clases
en los principales centros de estudios militares de América del Sur y
fundamentalmente participa del Centro de Estudios Estratégicos, creado
en Buenos Aires para establecer una Doctrina de Defensa



   Sudamericana que ponga el último clavo en el ataúd de la Doctrina
de Seguridad Nacional del Pentágono que sirvió de guía para la
represión en el continente en la década del 70.
   Miguel Ángel Barrios es magíster en Sociología, doctor en
Educación y en Ciencia Política y profesor en el Instituto de Servicio
Exterior de la Nación. Escribió Perón y el Peronismo en el Sistema
Mundo del Siglo XXI y es autor del Diccionario Latinoamericano de
Seguridad y Geopolítica y Concepto Latinoamericano de Defensa y su
desafío geopolítico. Por lo tanto es hombre de consulta obligada en
tiempos en que las Fuerzas Armadas sudamericanas intentan poner fin
definitivamente a la Doctrina de la Seguridad Nacional.
   Luego de un raid que lo llevó a dictar cursos en el Instituto de
Altos Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa Nacional del
Paraguay, en seis institutos y bases militares de Venezuela y en el
Centro de Estudios y Pensamiento Estratégico de la Escuela Politécnica
del Ejército de Ecuador, Barrios contó a Tiempo Argentino la situación
de las cúpulas militares sudamericanas, que en Buenos Aires intentan
poner la lápida en la Escuelas de las Américas del Pentágono a través
del Centro Estratégico del Consejo Sudamericano de Defensa.
   “Los países de Unasur coinciden en la necesidad de replantearse
una estrategia de defensa que pase las fronteras, una cooperación en
el orden militar, con una hipótesis de confluencia, siempre dentro de
la lógica de la reintegración sudamericana, lo que en el fondo nos
retrotrae al Congreso Anfictiónico de Panamá de Bolívar de 1826, o la
campaña de los Libertadores, y que simultáneamente implica la muerte
del TIAR, de la OEA y de la Junta Interamericana de Defensa”, señala
Barrios.
   –¿Cómo es la situación en el resto de Sudamérica?
   –Uno va notando que en todos nuestros países hay una necesidad de
reconstruir un pensamiento que remplace a la Doctrina de Seguridad
Nacional y que nos haga reencontrarnos en estas nuevas hipótesis como
la de la defensa de los recursos naturales, concretamente, en un mundo
donde se corre el epicentro económico del mundo al Pacífico, hay un
pasaje de una unipolaridad a una multipolaridad junto con una crisis
de recursos naturales que hace que América del Sur no sea irrelevante
estratégicamente. Además de la peligrosidad que implica que EE UU haya
remplazado esta Doctrina de Seguridad Nacional por la Doctrina de los
Estados falibles, que implica considerar que hay naciones incapaces de
autogobernarse por sí mismas, según un ranking que ellos mismos
manejan desde la Secretaría de Defensa y el Pentágono, y que engloban
todo esto dentro del rótulo genérico y peligroso de terrorismo.
   –Todas las Fuerzas Armadas participaron en su medida de las
políticas represivas convencidas de su rol en la lucha contra “la
subversión”. ¿En las camadas más jóvenes hay interés en esa unidad?
   –La doctrina de la seguridad nacional fue el resultante de golpes
cívicos militares y respondía a la lógica de los EE UU. Pero luego de
lo que pasó en el Atlántico Sur con las Malvinas, y más acá del apoyo
de Unasur en este tema, se ha instalado una gran crisis que tiene su
impacto en las
   FF AA. En Venezuela, las FF AA son los verdaderos ejes de las
políticas de Chávez. Esto tiene un alto impacto cultural en las
academias militares, en el Instituto de Altos Estudios de la Defensa,
en la Armada, donde se habla directamente de Unasur, del Mercosur y se
empiezan a redescubrir las fronteras más importantes de América del
Sur, como la frontera argentino-brasileña. Porque Venezuela es un país
caribeño que está inserto en América del Sur. Es un país caribeño,
sudamericano, latinoamericano simultáneamente y está en el epicentro
porque es la frontera continental sudamericana con los EE UU. En el
caso de Ecuador, venía con un grado de inestabilidad absoluta, con
alrededor de seis presidentes en cinco años. El intento de golpe de
Estado a Correa fue hecho por fuerzas policiales y, desde entonces, el
presidente se apoya en las Fuerzas Armadas y ahora su policía está en
un proceso de reconversión educativa. Lo interesante es que este
proceso está bajo el pilar de la Escuela Politécnica del Ejército, que
es una universidad ya categorizada entre las cuatro más prestigiosas.
En esta universidad, y también en la de Venezuela, hay una integración
absoluta entre la sociedad civil y las FF AA. El proceso educativo no
está viviendo al margen del proceso político en la llamada revolución
ciudadana de Correa o en la bolivariana. Esto no quiere decir que los
EE UU, siendo un imperio fallido, se vaya a quedar quieto, por eso el
Comando Sur está financiado cursos intensivos a civiles
fundamentalmente, y esto es una amenaza. Son los nuevos Chicago Boys
de la Defensa. En el caso de Paraguay, Lugo es un presidente que le
ganó a un partido de Estado, el Partido Colorado, insuflado por las
fuerzas militares. Además, Lugo, a diferencia de Chávez, no es un
líder político militar, y que al mismo tiempo el partido liberal en la
vicepresidencia le genera una debilidad. Aun así, se está dando
Geopolítica Sudamericana, se está dando Seguridad Internacional desde
un enfoque sudamericano. Por supuesto que todo esto es un proceso
cultural y mucho va a depender de lo que creo que es el núcleo central
del Consejo Sudamericano de Defensa, que es el Centro de Estudios
Estratégicos Sudamericanos, inaugurado en el mes de mayo de 2011,
presidido por un argentino, Alfredo Forti y cuyo vicedirector es un
ecuatoriano, Pablo Celi. Hay una fuerte voluntad política porque cada
país sudamericano integrante de la Unasur está mandando a su delegado
permanente y este Centro de Estudios Estratégicos será quien esté a
cargo de formar esta doctrina ante el enorme desafío de remplazar la
Doctrina de Seguridad Nacional.
   –Es como una Escuela de las Américas, pero realmente de todas las Américas.
   –Una Escuela Sudamericana de Defensa. Recordemos que la primera
independencia la hemos logrado con un ejército
   sudamericano, porque el Estado argentino no existía. San Martín
era el jefe del regimiento de la Provincias Unidas de la América del
Sur, designado por Pueyrredón en el Congreso de Tucumán. Y allí
pelearon actuales chilenos, actuales argentinos, actuales paraguayos.
Y Bolívar fue jefe del Ejército de la Gran Colombia, con actuales
venezolanos, colombianos y ecuatorianos. En esta segunda
independencia, Brasil es socio fundamental porque limita con casi
todos y tiene una nueva doctrina de estrategia nacional que se plasmó
hace pocos días en un Libro Blanco.
   –¿Qué es un Libro Blanco?
   –Es la estrategia de defensa que tiene un país a nivel privado.
Brasil, recién hace seis años creó un Ministerio de Defensa, con Lula.
Tenía tres ministerios: Aeronáutica, de Ciencias y de Acción.
   –¿En qué se diferencia el Libro Blanco de la doctrina oficial?
   –La Doctrina de Seguridad nacional tenía doble hipótesis de
conflicto: el conflicto interno y el conflicto con estados
fronterizos, y hoy pasamos a tener hipótesis de confluencia. La
Doctrina Oficial de Brasil hoy sostiene que las amenazas son la
Amazonía y el Atlántico por la cuenca petrolífera y la reactivación de
la IV Flota vinculada al Comando Sur, recientemente reactivada porque
solamente funcionó durante la II Guerra Mundial. Ellos lanzan ahora en
mayo un curso de defensa nacional con una doctrina sudamericana para
cuadros políticos y militares de toda América del Sur. Está habiendo
cambios, pero todo es un proceso cultural. Como acá, en Argentina, con
la Escuela Superior de Guerra Conjunta. También hay una reactivación
de la industria para la defensa. Fíjese que con el país que estuvimos
al borde de una guerra, Chile, hoy tenemos una fuerza binacional, la
Cruz del Sur. Yo pienso que estamos viviendo un momento de excepción.
Estamos en una segunda independencia y por eso pienso que estos temas
de la defensa nacional, como también de la seguridad, son cuestiones
de agenda política. Porque lo peor que podría ocurrir es que EE UU, al
ser un imperio fallido, un león herido, se entrometa en América del
Sur.