GRUPOS DE PRESION”
Organizaciones de la sociedad civil alertan en vísperas de Rio 2012

En vísperas de Rio
2012, organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo alertan contra “la
creciente influencia de grandes corporaciones y grupos de presión empresarial”
dentro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Estas preocupaciones
fueron evidentes en la XIII
sesión de la UNCTAD
en Doha: países ricos
pretenden minimizar las potestades de esa agencia, cuyos informes han criticado
consistentemente las políticas de desregulación, liberalización y privatización
que benefician al sector privado.
“El preámbulo de la Carta
de la ONU
comienza con las palabras Nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas…. Hoy,
sin embargo, los intereses corporativos tienen creciente prioridad sobre los
intereses de los pueblos en algunos procesos e instituciones de la ONU. Las empresas
han ganado enorme influencia sobre sus decisiones”, reza una
declaración lanzada esta semana por varias organizaciones internacionales no
gubernamentales.
Los firmantes iniciales del texto son Amigos de la Tierra Internacional, The
text was initially signed by Friends of the Earth International, Corporate
Europe Observatory, La
Via Campesina, Jubilee South/Americas, el Servicio Paz y
Justicia de América Latina (SERPAJ), el Instituto Polaris, The Council of
Canadians, The Transnational
Institute, la Red
del Tercer Mundo (TWN) y World March of Women. Estas organizaciones pidieron a
otras adherer a la declaración, en el entendimiento de que “la ONU es actualmente la
institución global más democrática y adecuada para las negociaciones
internacionales”.
“La presión corporativa en las negociaciones dentro de la ONU logró bloquear soluciones
efectivas a problemas relacionados con el cambio climático, la producción de
alimentos, la violación de derechos humanos, el abastecimiento de agua, la
salud, la pobreza y la deforestación”, agrega la declaración, titulada “Acabar
con la
conquista corporativa de las Naciones Unidas”, que demanda “un mayor fortalecimiento
de las instituciones y procesos multilaterales en el marco de la ONU, haciéndolos más
democráticos y sensibles a las necesidades de la gente”.
“No es necesario preguntarse quién está a cargo por estos días. Los gobiernos
no consultan más a las empresas: las empresas consultan a los gobiernos”, de
acuerdo con las organizaciones firmantes. La Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Desarrollo Sustentable (Rio2012) a celebrarse en junio en Brasil “debería
aprovecharse como
oportunidad para […] terminar con las discutibles alianzas de empresas con la ONU”, con “el acceso
privilegiado que se le garantizó al sector corporativo y la consecuente
influencia excesiva que se le reconoce en procesos y decisiones
multilaterales”, dijeron.
La declaración destaca varias asociaciones que comprometen a agencias de la ONU, entre ellas su Fondo para
la Infancia
(Unicef), su Programa para el Desarrollo (PNUD), la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), con “grandes
compañías internacionales”.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se asoció con
compañías petroleras y mineras como ExxonMobil, Rio Tinto, Anglo American y
Shell, “todas las cuales están involucradas en violaciones de derechos humanos
y con la destrucción de biodiversidad”, según el manifiesto.
La declaración cita otros ejemplos, como alianzas entre The Coca Cola Company y
el PNUD sobre protección de recursos de agua, y entre la propia Coca Cola, la
compañía química BASF y ONU-HABITAT en materia de urbanización sustentable.
“Estas asociaciones no solo dañan la credibilidad de la ONU. También socavan
su capacidad y voluntad de cuestionar al sector empresarial y de regularlo
donde esté involucrado
en violaciones a los derechos sociales, ambientales y humanos”, advierte el
texto.
El Pacto Mundial, definida en su página web como “plataforma global que reúne a
empresas con agencias de la ONU,
con trabajadores y con la sociedad civil”, les permite, según la declaración, a
“notables violadores de los derechos humanos participar” en organizaciones multilaterales
y les ayuda “a mejorar su imagen, en lugar de promover obligaciones que
contribuyan a cambiar el comportamiento de esas
compañías”.
Esta alianza, más conocida por su nombre en inglés UN Global Compact, “da la
falsa impresión de que la ONU
y las compañías transnacionales comparten los mismos objetivos”, advirtieron
las organizaciones firmantes.
En el camino hacia Rio 2012, la asociación de la ONU con la Cámara Internacional del Comercio y el
Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sustentable facilitó la presión
corporativa que derivó en un borrador de declaración final para la conferencia
en Brasil que “refuerza el rol de las empresas como promotoras de la denominada
economía verde”, pero que no “atiende el papel de las empresas en el surgimiento
de las crisis financiera climática y alimentaria, entre otras”.
La declaración de la sociedad civil reclama a la ONU y a los países que la integran “resistirse a
la presión corporativa para dar a las empresas una posición privilegiada en
negociaciones” multilaterales y “dejar de crear nuevos cuerpos de discusión y
grupos de alto nivel (y disolver los ya existentes)” que facilitan esa poderosa
participación.
También recomienda que “los representantes de empresas no sean parte de
delegaciones nacionales” en deliberaciones de la ONU.
“La ONU debe revelar todas sus relaciones y vínculos existentes con el sector
privado” y debe promover “un código de conducta” para sus funcionarios que
incluya un “periodo de enfriamiento” durante el cual los que se retiran no podrán
trabajar para empresas que ejercen presión en los foros internacionales, añade
el texto.
El sistema de las Naciones Unidas también deberá estudiar, según las organizaciones
de la sociedad civil, “los impactos de las corporaciones sobre los pueblos y el
ambiente, y establecer un marco obligatorio en el cual las empresas puedan ser
llamadas a
responsabilidad de acuerdo con las leyes de derechos humanos y laborales y
sobre asuntos ambientales”.
Mientras se conocía la declaración, transcurría esta semana en Doha, Qatar, la
sesión 13 de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y
Desarrollo (UNCTAD XIII). Allí, un grupo de economías del Norte rico compuesto
por la Unión Europea,
Australia, Canadá, Corea del Sur, Estados Unidos, Japón, Lichtenstein, Nueva
Zelanda y Suiza procuraron que esa agencia de la ONU aliente a los países en
desarrollo a adoptar políticas comerciales y de protección de inversiones de
acuerdo con los intereses corporativos del mundo industrializado, informó la Red del Tercer Mundo (TWN).
Organizaciones de la sociedad civil que participan en las reuniones de Doha
llamaron a la remoción de las limitaciones del espacio político de los países
en desarrollo determinadas por acuerdos de inversión y de libre comercio, así
como por condiciones que imponen donantes e
instituciones financieras internacionales.
La UNCTAD fue creada para aportar análisis y asesoramiento a gobiernos en
materia de desarrollo vinculado con el comercio, las finanzas y la tecnología,
entre otras cuestiones. Los análisis producidos por la agencia han identificado
consistentemente, a lo largo de los años, la liberalización y desregulación de
mercados y sistemas financieros como factores perjudiciales a los que luego
atribuyeron la actual crisis
económica.
Social Watch
www.socialwatch.org
Fuentes:
Petición “Acabar con la conquista corporativa de la ONU”, en inglés:
http://bit.ly/I42IOu
Declaración de la sociedad civil, en ingles y en formato PDF:
http://bit.ly/IQUMwZ
Foro de la Sociedad
Civil de UNCTAD XIII: http://bit.ly/JcW2rH