
Los
indigenistas en el “proceso de cambio” viven la ilusión de que se están
“descolonizando”, para acelerar esta limpieza interna del alma y el cuerpo
organizan ritos, matrimonios colectivos y andan envueltos con atuendos de mil
colores. Con esto buscan mostrar una “originalidad, una “identidad” frente a
Occidente.
Lo “indígena”, “originario”, campesino”, pretende ser el elemento central del “pensamiento”
de la alteridad, un “pensamiento” que cuestionaría Occidente en la manera de
concebir la vida, por eso se habla del “vivir bien”. Incluso algunos hablan de
la existencia de una “filosofía indígena” y un “jefe espiritual”. ¡Vean esos
actores!
Pero ¿qué es Occidente? Si tomamos a los pensadores occidentales, Occidente es
un tejido de exclusiones: sus excluidos son el loco, la mujer, el judío, el
salvaje, el izquierdista, el drogadicto, los “sedosos”, los fascistas, los
homosexuales, los indígenas, etc. Todos estos excluidos forman sus Otros.
Cuando estos excluidos alzan su voz,
Occidente busca reponerse, reorientarse y se abre al Otro, y “sus otros” saltan
y reivindican valores.
Ante esta apertura, algunos de “sus otros” desde la alteridad se reclaman como
“indígenas”; y reproducen la relación colonial y fabrican sus otros:
“indígena”, “originario”, “campesino”. En el fondo es el neocolonialismo que
habla y exige a “sus otros”, comportamientos culturales, políticos. En esta
relación los indigenistas son
simplemente los alienados hasta el embrutecimiento con la ideología de “sus
otros” de Occidente.
Estamos frente a un círculo en la relación entre Occidente y los otros u
Occidente y sus otros: el primero gira en torno a los otros y éstos giran en
torno al primero. En ese círculo vicioso, el “indigenismo” gira y se comporta
en torno a las prejuicios fijados por el colonizador, nunca se afirma, sólo es
re-acción, como un “sus otros”.
El indigenismo hace parte del conjunto “sus otros” de Occidente, es producto
ajeno a la nación; reproduce las taras, el discurso excluyente, “su
cosmovisión” y la práctica cultural están marcados por la alienación; y los que
se prestan al juego de la descolonización en nombre del indigenismo, juegan el
triste papel de títeres.
Ahora bien, ¿qué es indigenismo? Se refiere a maneras para reproducir las
condiciones coloniales y feudales en la sociedad boliviana; la gente escribe y
piensa habituada a repetir viejos términos y temas; las viejas ideas coloniales
se repiten y cambian un poco de forma, pero el contenido sigue el mismo. El
indigenismo es el lenguaje y
pretexto para manipular a “sus otros”: “indios” e “indígenas”.
Lo indígena y el indigenismo son construcciones discursivas coloniales, puestas
al servicio del colonialismo. El indigenismo es el neo-colonialismo ejercitado
por los izquierdistas para gozar del poder en nombre de “sus otros”.
El indigenismo es la manera de ocuparse del colonizado, ya sea para destruir o
conservarlo. Es alienar hasta el embrutecimiento y quitar los valores a una
nación, destruir su identidad y hacer que juegue el papel que asigna el
colonizador. Es el discurso y el paternalismo para implementar políticas
destinadas a destruir lentamente: incluir todo como indígena, es educar, asimilar,
incorporar, defender su hábitat,
etc. Estudiar y comprobar la hipótesis de si el “indígena” se mueve o no, según
los moldes fijados por el colonizador.
Otra actitud del indigenismo es proponer la salvación del indígena: “36
nacionalidades”, “defenderlos junto al árbol”, “autonomía indígena” para que no
toquen el bosque; pintar su mundo de “pobreza” y llevarles regalos; al mismo
tiempo consolarles porque el mundo indígena es el baúl donde se guarda las
virtudes de toda la humanidad.
Finalmente, dicen: “la pobreza tiene cara de indígena”, en ese momento el
miserable se convierte en mercancía para hacer buenos negocios en nombre de la
“ecología”, de la “pacha-mama”. Entre sus ideólogos tenemos a varios: ¿quieren
nombres? Todos ellos han fabricado “sus otros”: y éstos son: “indígena”,
“originario”, “campesino”; todos con
cara de sufridos, explotados durante 500 años. Pero cuando los “otros” no
responden a los dictados y moldes del poder neo-colonial, “sus otros” son
simplemente apaleados, humillados, ahí está el recibimiento “armonioso” a la
gente del TIPNIS o el trato a los quechuas de Mallku khota.