TRES ARTICULOS: PEDRO GODOY Y ANDRES SOLIZ RADA

Por:


Publicado el 01/06/2012

BOLIVIA, CHILE Y MAR

 

                                                                                      Pedro Godoy P.

                                                                                      CEDECH

 

El experto Ramiro Prudencio Lizón RPL publica en el paceño rotativo "La Razón" nota sobre la demanda marítima boliviana. Me permito no antagonizar, sino más bien complementar esos enfoques. A CEDECH lo avala permanente afán por restaurar la armonía y la complementariedad de las repúblicas del Cono Sur. Sin alcanzar esas metas se permanece en el subdesarrollo y la dependencia.  Es un anacronismo continuar, en el siglo XXI, anclados en una querella originada en el XIX. Anoto, a continuación, datos y propuestas que invitan a pensar a lectores y, principalmente, a los interesados enr política exterior.

 

1º Alude RPL a la intransigencia del  Presidente Piñera respecto a la solicitud de Bolivia. Debo comentar que esta no es sólo del actual mandatario, sino  una política permanente de la Cancillería del Mapocho. La excepción quizás  sea el Presidente Domingo Santa María. Este al finalizar la confrontación del guano y del salitre (1879-1883) manifiesta su ánimo de evitar el enclaustramiento de esa república. No cristaliza tal propósito. Los mandatarios Gabriel González (1946-1952) y Augusto Pinochet con el Acta de Ayacucho, el Abrazo y Acta de Charaña son los que están no más cerca, sino menos lejos de "desembotellar" a la patria de Evo  Morales. Allende no se atreve a dar el paso. Le advertimos que concesiones a Palacio Quemado habrían consolidado la Presidencia Juan José Torres. Sin audiencia se promueve- la tesis del trapecio: Chile con Allende, Perú con Velasco, Bolivia con Torres y Argentina con Cámpora-Perón. Quizás  La Moneda entonces estima que una maniobra de esa índole aceleraría el quiebre con las FFAA. Por otro lado, el Presidente y su círculo sólo tenían ojos para Cuba. El entorno inmediato se estima cosas de segundo o tercer órden.

 

2º La aludida "agenda sin exclusiones" -ha sido hasta ahora- estéril. De nada vale anotar como punto a tratar la exigencia de La Paz. Todo análisis  en orden a disponer de enclave oceánico con soberanía se pospone. Un dislate mapochino es la grosería perpetrada en Monterrey por el Presidente Ricardo Lagos contra su homónimo Carlos Mesa. Conste que Lagos y Bachelet -socialistas de cartón piedra- nada avanzan respecto a dar satisfacción a la demanda de Bolivia. Peor aun embarcan al país en un armamentismo desenfrenado.

 

3º Las ofertas -a veces reiteradas- de nuestra Cancillería de ofrecer franja territorial al sur de la Línea de la Concordia es un engaño. Ello porque sobre Arica  existe una cosoberanía chileno-peruana y Santiago no puede ceder nada a "una tercer potencia" sin la anuencia de Lima. Perú expresa con meridiana claridad: "Si Chile quiere superar la mediterraneidad de Bolivia, pues hágalo por Antofagasta". Eso choca con la aprensión chilena de discontinuar su actual territorio, el litoral e incluso la franja de 200 millas  a las cuales tendría derecho La Paz.

 

4º Revisar el Tratado de 1904 exige acuerdo de ambas partes. Eso no se logra. Vulnerarlo es -lisa y llanamente- la guerra. Es cierto, los Tratados no son intangibles, pero reacomodarlos exige acuerdo de quienes los suscriben. Por otro lado se equivocan los analistas bolivianos al sostener que ese instrumento es impuesto por la fuerza. El Poder Legislativo de Bolivia lo aprueba por abrumadora mayoría. Ello porque los magnates mineros necesitaban con urgencia ferrovía para exportar metales desde los puertos del Pacífico. Lo otro es un mito patriótico. En esa línea no puedo acompañar a mis amigos bolivianos. Así como aquí se enjuicia el triunfalismo de aquí allá se debe disparar sobre el resentimiento y la fabulación.

 

5º Si Chile no quiere ver su patrimonio geográfico vulnerado por una fisura de soberanía boliviana que incluya  guarniciones, aduanas y litigios permanentes se debe ablandar a Torre Tagle. Allí el dogmatismo se atrinchera en el Tratado de 1929. No debemos olvidar que si bien Antofagasta es originariamente boliviana, Tarapacá y Arica fueron peruanas. Tres pueblos viven zapateando encima del rescoldo de aquella guerra cuyos efectos permanecen sin solución. A su paso por Bolivia Ollanta Humala, entonces Presidente Electo, manifiesta "Perú no es obstáculo para la demanda boliviana". Habrá que cobrarle la palabra. 

 

6º CEDECH propone transformar Arica en un megaenclave portuario triestatal desmilitarizado con asociatividad del Brasil y Paraguay. Ello con el aval de UNASUR, OEA y ONU. La tarea supone pulir aristas con Lima y atenuar los dogmas de nuestra Cancillería. Tal súperpuerto -con sus respectivas hebras carreteras, ferroviarias y aeronáuticas  proponemos   bautizarlo  Puerto "O´Higgins"- Será factor de paz y polo de desarrollo. Irradiará prosperidad a áreas hoy deprimidas: el norte de Chile y el sur de Perú dando opciones de suelo y mar con cosoberanía a Bolivia. Brasil exportará a los mercados asiáticos y Paraguay -además de las hidrovías que la vinculan con el Atlántico- se liga así con océano del siglo actual. Se juzga la anotada una iniciativa que pondrá, después de 120 años, punto final a una guerra cuyas causas, episodios y desenlace constituye una infamia endosarsela a las generaciones actuales y menos a las próximas. 

 

 

Prof. Pedro Godoy  P.

Centro de Estudios Chilenos CEDECH

[email protected]

Santiago de Chile-- 

www.premionacionaldeeducacion.blogspot.com

 

 

 

 

 

 

 

 

LA POLITICA EXTERIOR QUE PUEDE DETENER LA SOBERBIA DE CHILE



                                                                     
Andrés Soliz Rada

 



Ramiro Prudencio Lizón, adalid de la nutrida diplomacia chilenófila de
Bolivia, sostiene que “la política tradicional chilena (salvo
excepciones), ha sido buscar una solución al problema marítimo
boliviano” (“La Razón”, 06-06-12). Prudencio Lizón olvida que las
propuestas más audaces para resolver el conflicto surgieron entre 1947
y 1950, cuando Chile ofreció entregarnos un corredor por el norte de
Arica, lo que le sirvió para que el Canciller Alberto Ostria
Gutiérrez, no reclamara por el desvío del río Lauca, como denunciara
el ex Ministro Guillermo Bedregal, en tanto que el abrazo de Charaña,
de 1975, tuvo lugar cuando nuestro vecino buscaba neutralizar la
intención peruana de recuperar su territorio por la vía armada, al
conmemorarse el centenario de la guerra del Pacífico, y enfrentar su
grave conflicto con la Argentina por el canal del Beagle.

Si eso aconteció con las mejores ofertas, el resto apenas sirvió para
prolongar nuestro enclaustramiento, ya que el mejor negocio de
Santiago consiste en tener de vecino a un país humillado e inerme,
gracias al que desarrolla sus puertos de Iquique y Arica, vende la
mayor cantidad de mercancías posibles, restringe al máximo nuestras
ventas en su mercado interno y usa el territorio patrio como basurero
para ganar más dinero, como ocurrió el año pasado con el contrabando
legalizado de 120.000 autos en desuso, y sigue sucediendo ahora. El
complejo de inferioridad que nos ocasionó el asalto al litoral, para
el que se usó el pretexto de cobrar un miserable impuesto de diez
centavos por la exportación de quintal de salitre, está vigente y no
conviene al usurpador que la situación se modifique.

En tanto ese complejo esté presente se repetirán los fracasos
diplomáticos o las ingenuidades, como la del Presidente Evo Morales,
quien confesó públicamente que había sido engañado con falsas promesas
por el Palacio de la Moneda durante sus primeros cinco años de
gobierno. Poca diferencia existe entre la diplomacia de los  oligarcas
(con algunas excepciones), con la de las ONG, que aplica el régimen
plurinacional. Recordemos que un conocido “pachamámico”, Raúl Prada
Alcoreza, defensor del retorno al Tawantinsuyo, fue Viceministro de
Planificación Estratégica del Estado. ¿Qué planificación estratégica
podía llevar a cabo el viceministro? Un país descoyuntado por la
búsqueda de un protectorado para Santa Cruz y por el reconocimiento
constitucional a 36 inexistentes naciones indígenas, sólo puede
continuar con retrocesos diplomáticos y políticos, como el sufrido en
las Asambleas de la OEA, de 1979, y en la que acaba de terminar en
Cochabamba.

La construcción de la inter subjetivad indo mestiza entre todos los
habitantes y regiones ha sido aún más golpeada con el innegable
triunfo de Xavier Albó, el sacerdote de origen Catalán, que logró
suprimir la opción mestizo en el censo de 2001 y que anhela reeditarlo
en el censo que se avecina. ¿Qué destino puede tener nuestra
diplomacia si se predica que los originarios milenarios deben expulsar
de estas tierras a los originarios contemporáneos, es decir a los que
provienen del mestizaje con los españoles? Sin embargo, rescatar la
conciencia nacional no es tarea imposible. Veamos algunas de las
medidas susceptibles de cambiar las cosas:

Sabemos que los puertos del norte chileno son indispensables para
nuestro comercio exterior. Sin embargo, debemos restringirlo al máximo
posible a fin de llevarlo a cabo por puertos peruanos. Requerimos
utilizar de manera plena las ventajas que nos concede el puerto de
Ilo. Es conveniente disminuir el turismo a Arica y dificultar la
compra de productos suntuarios o alimentos de los que podemos
abastecernos, como leche, helados o yogur. El bilateralismo excluyente
es el peor error de la diplomacia boliviana, al que se regresa una y
otra vez.  No es casual que el reportaje que me hizo, en agosto de
2011, el periodista Pablo Jofré, de la Revista Ercilla, de Santiago,
hubiera sido vetado por exponer estos criterios, y por añadir que la
demanda de solidaridad internacional para terminar con nuestro
enclaustramiento debe asemejarse a la que impulsó el general Torrijos,
para recuperar el Canal de Panamá, o a la que ahora realiza la
Argentina para volver a las Malvinas.

En esa línea, en marzo de 1999, en interpelación al Canciller Javier
Murillo de la Rocha, posicionamos el tema del Silala en el parlamento,
donde abogamos por aprovechar internamente por lo menos el 50 % de los
manantiales del cantón Quetena, a fin de instalar criaderos de
truchas, empresas embotelladoras de agua potable o plantas
hidroeléctricas (“El Diario”, 17-03-99). Sólo en los últimos meses,
gracias al patriotismo del Presidente del Comité Cívico de Potosí,
Celestino Condori, se han comenzado a dar pasos en esa dirección. Para
tener eficacia, las medidas sugeridas deben ser ejecutadas de manera
simultánea, lo que nos permitirá llegar a la mesa de negociaciones o
presentar nuestras demandas internacionales en condiciones diferentes.

No se trata, sin embargo, de mantener posiciones obcecadas. Como
Ministro de Hidrocarburos de Evo insinué a la Presidenta Bachelet la
posibilidad de que comprara energía termo eléctrica desde nuestra
frontera, en la idea, además, de llevar energía termoeléctrica a San
Cristóbal y el Salar de Uyuni. No tendremos una verdadera política
energética en tanto no instalemos grandes plantas separadoras de
líquidos en nuestras fronteras con Brasil y Argentina. Esto es mucho
más efectivo que la política de impedir que llegue a Chile alguna
molécula de gas boliviano. El planteamiento de “Arica Trinacional” de
Walter Guevara y Ricardo Anaya tiene total vigencia, el que es
aceptado por Perú, en tanto que Chile, a cambio de compartir
soberanía, lo que ya sucede en esa zona, donde Perú tiene un muelle y
una terminal ferroviaria, se beneficiaría también de un polo económico
trinacional, que sea ejemplo de fraternidad en el cono sur
latinoamericano.

Las acertadas medidas contra el racismo del actual gobierno no son
antagónicas con el rescate de la conciencia nacional. Requerimos
recuperar la visión geopolítica de la Confederación Perú Boliviana
impulsada por el Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana, en la
perspectiva de consolidar la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC), e impulsar nuestro comercio exterior por la
hidrovía Paraná - Paraguay. El pensamiento de Franz Tamayo, Carlos
Montenegro y Sergio Almaraz, en la objetivo de rescatar nuestra
autoestima, se halla en plena vigencia.

 

 

 

SOLIZ RADA Y POLÏTICA EXTERIOR



                                                                                         Pedro Godoy

                                                                                         CEDECH

 

 

Conozco a Ramiro Prudencio Lizón. Pareciera equivocado que Andrés
Soliz Rada ASR lo tache de  "chilenoide". Habría expresado "la
política tradicional chilena sido solucionar el problema marítimo
boliviano". Si así lo dijo está en el error. Insisto, nuestra
Cancillería atrincherada en el Tratado de 1904 juzga que devolver la
cualidad oceánica a Bolivia es imposible.

Se podrá hablar de "Agenda abierta" y anotarse en ella el tema, pero
el NO es estruendoso. Tanto como en Monterrey.

Es cierto que lo mandatarios González Videla (1947-1950) propone el
"corredor chileno-boliviano", pero en un sitio en que se sabe estará
el veto peruano en función del Tratado de 1929  El Centenario de la
Guerra del Pacífico y la querella del Beagle podrían haber tornado
vigentes la HV3 (hipótesis vecinal 3) según la cual el país puede
verse enfrentado a una guerra en tres fronteras. Según ASR el general
Pinochet, con la promesa de Charaña, disuelve la trenza neutralizando
a La Paz. Es tarea de historiadores analizar la política exterior del
general Velasco Alvarado y los propósitos de la Casa Rosada hasta
1982.

Walter Guevara y Ricardo Anaya han propuesto la tesis de Arica
trinacional. Preferimos expresar  "triestatal", pero eso pasa por el
principio de la "intangibilidad del Tratado de 1929" que establece una
suerte de cosoberanía sobre aquella norteña región chilena y, de modo
particular, sobre el borde cercano a la Línea de la Concordia.

A su paso por La Paz -se insiste- con el rango de Presidente Electo,
Ollanta Humala, junto con brindar homenaje al mariscal Andrés Santa
Cruz y a la Confederación Perú-Boliviana (1835-1839) manifestó "Perú
no es obstáculo para poner fin al encierro de Bolivia". Sin embargo,
tal opinión hoy parece carecer de vigencia.

El Presidente Fujimori confiere en comodato una franja e litoral.
Apenas ahora Bolivia asimila la trascendencia de ese enclave. Hay pues
dogmatismos chileno-perunos y también incurias bolivianas. El mismo
Tratado de 1904 es aprobado por mayoría. Me equivoqué al anotar que
había sido aprobado por "abrumadora mayoría", No obstante, hubo
votación aprobatoria.  Jurídicamente es impecable, aunque pueda
cuestionarse su legitimidad. Proponer su revisión es factible, pero
ello exige acuerdo de ambos signatarios.

Ignoro el afán de Bolivia por las hidrovías. Menos dispongo de
información sobre la viabilidad de uso del  sistema fluvial
Paraná-Paraguay. Me temo que los problemas internos
-plurinacionalismo, controversias entre collas y cruceños, afanes del
MAS por convertirse en una especie de PRI...- impliquen abandono de
Boliviamar y hidrovías mientras el P. Xavier Alvo entretiene a la
ciudadanía con sus teoría separatistas así como aquí agentes de la ETA
activan  foco guerrillero en la Araucanía y el Poder Ejecutivo
reconoce como pueblos originarios a colectividades ya fundidas por
mestizaje trisecular.




Prof. Pedro Godoy P.


Centro de Estudios Chilenos CEDECH


--