Si escucháramos a alguien decir que Bolivia
“no tiene la experiencia adecuada para desarrollar u operar una mina de gran
escala”, pensaríamos que retrocedimos a epoca anterior a 1952, porque afirmaciones
como esa eran las que caracterizaban a los defensores de la “gran minería” en
manos privadas, es decir a quienes creían o les
mandaban a decir que sólo Patiño, Hoschild
o Aramayo eran capaces de explotar las minas en gran escala. Esos enemigos
irreductibles del Estado y de su capacidad para generar y administrar riqueza
no han desaparecido. De hecho la afirmación con la que comenzamos este comentario
(y que se publicó en un medio de información gerencial
BNA) la hizo un ex vice ministro de minas,
Epifanio Mamani, a quien mencionan, además, como “consultor minero y
catedrático de la Universidad Autónoma Tomás Frías, de Potosí”, que es el
departamento minero por excelencia.
Lo que pasó fue que la estatización de la
minería en Colquiri alborotó el avispero y hay intereses transnacionales
(grandes, por cierto) preocupados por lo que vaya a pasar con San Cristóbal o
San Bartolomé, que son minas que todavía están en manos privadas y explotadas
por extranjeros, para mayor gravedad. Sumitomo para el caso de San
Cristóbal y Coeur dAlene Mines en San Bartolomé.
Antes de continuar hagamos la precisión de que Colquiri estaba administrada por
Glencore, otra transnacional, erróneamente identificada como “suiza”, así como
se insiste en el error de
mencionar a Repsol como “española” y a Sumitomo
como “japonesa”.
Todas ellas son corporaciones que mueven sus acciones
en esos mercados internacionales que son las bolsas de valores y, por lo tanto,
sus accionistas pueden ser de cualquier nacionalidad, o no tener ninguna.
No son casos excepcionales. Al contrario, muchas
empresas que aparecen como suizas seguramente que lo único que saben de ese
pequeño estado alpino es que funciona como un paraíso fiscal. Con mucho
abolengo y con mucha historia de neutralidad, pero todo eso es irrelevante para
los capitalistas, que lo que buscan es “paraísos” donde no les
pregunten cómo obtuvieron sus fortunas.
Para no dejar ideas en el aire, completemos la
información sobre Coeur dAlene Mines. Es el productor de plata primaria
más grande de Estados Unidos. Tiene activos Argentina, Australia, Bolivia, y
México y seguramente que en varios otros países.
El año pasado, Coeur realizó su primera
producción del cien por ciento de sus minas: San Bartolomé en Bolivia, y la
mina de plata y oro, en Palmarejo, México. Sus activos latinoamericanos también
incluyen el proyecto Joaquín, una empresa conjunta (51% Coeur; 49% Mirasol) con
sede en Vancouver, Canadá.
La minería en gran escala, al
transnacionalizarse ha acumulado más poder que muchos estados, pero eso no es
excusa para que un ex ministro de minería en Bolivia, ese señor Mamani, crea y
sostenga que el Estado Boliviano no podría administrar minas grandes porque “es
novato”.
Alguien debería rectificar a ese señor que,
además, debe estar repitiendo eso en sus clases en la universidad Tomás Frías. No
es para tomarlo a la ligera.