FRENTE A LA MOVILIZACION OBRERA CONTRA EL
KIRCHNERISMO
El 27 de junio de 1975 la CGT y el movimiento obrero salieron a la calle a
reclamar contra la política económica implementada por el gobierno que presidía
Isabel Perón. Para muchos burócratas peronistas, la movilización obrera ponía
en peligro la "unidad vertical" del Frente Nacional, y había que
darle la espalda. ¿Cuál fue entonces la
posición adoptada por los socialistas de la Izquierda Nacional?
Fue una posición opuesta a la que aconsejan en los artículos que se reproducen
abajo dos individuos que pasaron por las filas de la Izquierda Nacional en
aquellos tiempos.
Ciertamente, ni Silletta ni Fernández Baraibar
son dignos del menor respeto intelectual y político. Sin embargo, las
posiciones que ellos enuncian a partir de su debidamente rentada identidad
"cristinista" es la misma que han adoptado compañeros y
organizaciones que se reclaman de la Izquierda Nacional.
Nada mejor, entonces, que recordar lo que ellos no desean recordar: el
posicionamiento del Frente de Izquierda
Popular en 1975, cuando el Frente Nacional se
hallaba a la defensiva ante la arremetida oligárquico-imperialista y, sin
embargo, se acompañó a la clase obrera en sus protestas contra la conducción politica
de ese Frente.
Hasta hoy, el debate entre Socialismo
Latinoamericano y otras corrientes autodenominadas de Izquierda Nacional
("causa popular", "patria y pueblo", grupo de Galasso,
compañeros de Córdoba, etc.) se centraba en la caracterización del gobierno
kirchnerista. Para nosotros, no es un gobierno de Frente Nacional, sino un
gobierno
progresista pequeño-burguès surgido de un
compromiso con el establishment luego del estalllido de 2001. Para ellos, en
cambio, sí es un gobierno de Frente Nacional. Silletta llega a homologar a Cristina
con Perón llamándola "líder bonapartista" (y, de paso, omite considerar
que el líder bonapartista se eleva por encima de las clases
pero lleva adelante la politica de una de ellas.
¡Vaya "olvido" el de Silletta!). Pero ahora el debate se presenta en
otros términos: aún suponiendo que el kirchnerismo fuera un gobierno de Frente
Nacional, ¿qué debemos hacer los socialistas de Izquierda Nacional cuando las basaes
obreras y populares de ese Frente desafían a la conducción
burguesa o pequeñoburguesa?
Empecemos por conocer las posiciones de la Izquierda Nacional
en los momentos previos al derrocamiento del Frente Nacional en 1976. Vaya a
modo de ejemplo a siguiente declaración, formulada apenas 2 días después de las
movilizaciones obreras contra Isabel:
29 de junio de 1975 PASO A LA CLASE TRABAJADORA
Ante la gravísima situación nacional, el Frente
de Izquierda Popular (FIP) declara:
1. Que el gobierno nacional, al negarse a
satisfacer los justos reclamos de la clase trabajadora, ha decidido abandonar
el legado nacionalista y popular de Perón y ha elegido aplicar la política reaccionaria
dictada por la camarilla de ministros que el Pueblo repudió clamorosamente en
la memorable jornada del 27 de junio en
Plaza de Mayo.
2. El FIP apoya resueltamente las movilizaciones de la clase trabajadora, CGT y organizaciones sindicales, y a todos aquellos dirigentes y militantes políticos y gremiales del peronismo que se mantienen fieles a las grandes banderas de la Revolución Nacional.
3. Al mismo tiempo, el FIP advierte que las fuerzas de la
vieja Argentina oligárquica, derrotadas el 11 de marzo y el 23 de setiembre de
1973, ya sea a través del golpe de palacio o nucleada alrededor del radicalismo
de Balbín y Alfonsín, están conspirando para aprovechar la crisis en beneficio
de los intereses antinacionales, en la línea
histórica de la Unión Democrática
que ahora pretenden resucitar.
4. La defensa del salario se liga indisolublemente a la lucha
por el nacionalismo económico, a la expropiación del a oligarquía y los grandes
monopolios e intermediarios comerciales, responsables de la descapitalización,
la dependencia y el hambre. Esta lucha sólo pueden llevarla la clase
trabajadora y el pueblo, ampliando y profundizando el camino abierto por la
movilización del 27 de junio en Plaza de
Mayo, en la perspectiva del socialismo, es
decir, de una economía y un poder manejados democráticamente por los
trabajadores manuales e intelectuales, sin explotadores nui explotados.
Abajo los ministros reaccionarios! Por la plena
vigencia de las paritarias!
Por el control popular de los precios! Por la
plena vigencia de las leyes dictadas durante el gobierno del general Perón! Por
el 17 de octubre y el socialismo!
Junta Nacional del Frente de Izquierda Popular Bajo el mismo título, "Paso a la clase
trabajadora", la revista "Izquierda Nacional", órgano del FIP,
publicaba una nota editorial de Alberto Guerberof en cuyos párrafos se leía:
"El 27 de junio la clase trabajadora
recobró la iniciativa, con su decisiva gravitación atrajo a los sectores
populares de la clase media y al volcarse a la calle con su fuerza intacta y su
espíritu de lucha, desbarató todos los planes, el de Rodrigo y López Rega que
atacaba su nivel de vida y el de Balbín y los viejos partidos que esperaban lo
mismo para recoger dividendos electorales de la
crisis del peronismo. Al hacer oír su oz,
la clase obrera abre una nueva ruta de lucha y se coloca en el centro de los
acontecimientos. Al cambiar con su movilización el conjunto de la situación,
deberá garantizar ahora que lso frutos a lograr no le sean escamoteados. El
Frente de Izquierda
Popular convoa a luchar y a vencer con las
banderas del 17 de octubre y el socialismo".
GC
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CRISTINA, MOYANO Y EL PERONISMO
Alfredo Silletta
El conflicto de Hugo Moyano contra el gobierno
nacional ha dejado absorto a amplios sectores de la clase media, especialmente
de los llamados sectores progresistas. Les cuesta comprender el conflicto y rápidamente
asocian al dirigente gremial con el lockout del campo de 2008 o simplemente lo
tildan de “traidor”.
En realidad, la clase media nunca comprendió al
peronismo y por ende le cuesta comprender que Cristina es la líder bonapartista
de este Frente Nacional que gobierna el país desde el 2003.
El peronismo en 1945 no nació como un partido
político sino como un Frente Nacional conformado por la clase trabajadora, el
Ejército, la burguesía industrial, parte de la Iglesia y sectores de la
clase media, especialmente del interior del país. Perón siempre negó que el peronismo
fuera un partido político y siempre lo definió como un
movimiento.
Tanto Karl Marx como Robert Michels o Antonio
Gramsci como los locales Abelardo Ramos, Rodolfo Puiggrós o Juan José Hernández
Arregui han explicado el significado de un frente nacional y el rol del líder bonapartista.
No es fácil elevarse por encima de la sociedad y gobernar sobre todos los
sectores que la conforman.
En ese equilibro entre los empresarios y los
trabajadores, Perón siempre optó por los trabajadores y como ejemplo están
todas sus leyes laborales, pero siempre le puso límite al movimiento obrero.
Disolvió el partido Laborista en 1946 y fue Eva Perón quien “rompió la huelga” de
los ferroviarios, la más importante que sufrió el peronismo en la
primera década.
Con Perón en el exilio, fue el movimiento obrero
quien se puso al hombro la resistencia contra la dictadura militar y los
gobiernos de Arturo Frondizi y Arturo Illia. Fue la lucha de todos esos años
con muertos, presos, desaparecidos como Felipe Vallese, que permitió el nacimiento
de un gran líder sindical como Augusto Vandor, dirigente de
la Unión Obrera
Metalúrgica.
Con Perón en el exilio español, sin
posibilidades de volver luego del fracaso de la Operación Retorno
de 1964, Vandor que llevaba 10 años de lucha contra el régimen, creyó que podía
ser el conductor del peronismo. Fue allí que lanzo la frase: “Para salvar a
Perón, hay que estar en contra de Perón”.
Perón decidió enfrentarlo en las elecciones de
Mendoza de 1966. Mandó a Isabel y finalmente le ganó. Fue por esos días que le
escribió a su amigo, el general Sosa Molina: "Muchos se están ya probando
mi ropa, pero creo que a los candidatos de marras les queda grande ahora".
En 1972, la CGT y los empresarios amigos intentaron que el
candidato a presidente fuera Antonio Cafiero. Perón no los escuchó y nombró a Héctor
Cámpora, con lo cual muchos jóvenes creyeron que los hacía por ellos. Se
equivocaron y Cámpora, leal al General, renunció dos meses después de ganar la
elección para que Perón pudiera ir
democráticamente a las urnas como quería la
mayoría del pueblo argentino.
Los jóvenes, muchos recién llegados al
peronismo, creyeron que el triunfo y el regreso de Perón a la patria le
correspondía a ellos y decidieron enfrentar al viejo líder. Perón, como líder
bonapartista trató que se incorporaran al proyecto, sabiendo el rol de la
juventud. En un encuentro en la residencia de Olivos, en los primeros días de
setiembre de 1973, Perón se reunió con la cúpula
de Montoneros-FAR y les pidió que dejen las armas y se incorporen a su
gobierno. Firmenich le responderá que “el poder político brota de la boca de un
fusil. Si llegamos hasta aquí ha sido en gran medida porque tuvimos fusiles y los
usamos. Si abandonáramos las armas, retrocederíamos en posiciones políticas”.
Horas después del triunfo de Perón con el 62 por
ciento de los votos, asesinan a José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT. Ya no había más
puentes, los jóvenes lo había dinamitado. Perón los enfrentó.
Es nuevamente el movimiento obrero el que
resiste a la dictadura militar de 1976. Las fuerzas genocidas tenían claro que
para destruir el peronismo había que destruir al movimiento obrero. Cientos de trabajadores
desaparecidos, militarización de las fábricas y la prohibición de la Central Obrera. La
resistencia y las huelgas de esos
años las organizó el movimiento obrero.
Ya en democracia fue Saúl Ubaldini quien
defendió la dignidad de los trabajadores y en los noventa frente a las
políticas neoliberales fue Hugo Moyano quien se puso al frente.
Ahora bien, tanto Vandor como Moyano han sido
grandes líderes sindicales pero se equivocaron al enfrentar a los líderes del movimiento.
Cristina conduce este proceso y no se la puede
discutir. Moyano se equivoca en enfrentar a la presidenta y en hacerle el juego
los multimedios hegemónicos como Clarín para anunciar desde el estudio de TN un
paro nacional.
Cristina es la líder bonapartista de este frente
nacional que nació en 1945 y que condujeron Perón, Néstor y ahora ella.
La presidenta no tiene opción y deberá derrocar
a Moyano, cuidando por supuesto que no haya muertos entre los trabajadores.
Mirar la historia del peronismo es bueno. Perón
derrocó a Vandor, dividió la CGT
pero luego la volvió a unir. Lo mismo hizo con Vandor, luego de derrocarlo en
1966, dos años después lo recibió en la ciudad española de Urun, cerca de la
frontera con Francia e hicieron las paces.
“Cristina coraje” acostumbraba decir Néstor
Kirchner.
Confiemos en esta presidenta, que ha tomado
grandes medidas en defensa de los argentinos, para resolver el conflicto.
HUGO
MOYANO SE HA PUESTO FUERA DEL FRENTE NACIONAL
Julio Fernandez Baraibar
22 de junio de 2012
El calculado enfrentamiento generado por el
Secretario General de la CGT, en su carácter de titular del Sindicato de
Camioneros, con el gobierno nacional y el conjunto de los sectores populares ha
puesto a Hugo Moyano fuera del gran frente nacional y popular que encabeza la Presidenta
Cristina Fernández de Kirchner.
La alianza forjada por Néstor Kirchner con
distintos sectores sociales, entre ellos con el movimiento obrero, apenas
asumido el poder en 2003, le permitió acumular poder y comenzar a desarrollar, desde
un lugar de gran debilidad, los primeros bosquejos de su
proyecto.
Logró así el restablecimiento de las
convenciones colectivas de trabajo y una paulatina y permanente mejora en el
salario y las condiciones de trabajo de millones de asalariados.
Comenzó a reducir la desocupación y, lentamente,
el trabajo en negro.
El conjunto de los sectores populares, con los
trabajadores a la cabeza, comenzó a percibir que se estaba dejando atrás la
negra noche de la desregulación laboral y los salarios de hambre.
La continuidad de este proyecto, bajo el
gobierno de Cristina, consolidó aún más esta propuesta.
Hugo Moyano ha sido, en todos estos años, el
secretario general de la CGT y su apoyo al gobierno, junto a la de muchos otros
movimientos políticos y sociales durante la sedición de la 125, fue muy
importante para capear la ofensiva del privilegio monopólico, financiero y agrario.
El movimiento obrero, en estos años, ha vivido
una importante modificación de su composición.
Ya no son más los sectores vinculados a la
actividad de los servicios los predominantes -situación que caracterizó la
desindustrialización posterior a 1976-, sino que los gremios de la producción -metalúrgicos,
textiles, mecánicos, etc.- volvieron a tener el peso
que les fue propio en la Argentina previa a la
dictadura de Videla y Martínez de Hoz.
De todo este proceso, los trabajadores
industriales volvieron a encontrar abiertas las puertas de las fábricas y el
padrón de la UOM pasó de menos de 100.000 afiliados a 600.000 en ocho años, así
como los trabajadores afiliados a Camioneros lograron, en paritarias, los importantes
salarios de los que hoy gozan.
Viendo que peligraba su permanencia como titular
de la CGT y que
sus intentos de presionar sobre la conducción de la presidenta eran vanos, Hugo
Moyano prefirió romper abiertamente con el gobierno armando un conflicto
ficticio, en complicidad con el Grupo Clarín y la cámara empresaria.
El paro y la movilización convocados para el
próximo miércoles es un grave desafío a la presidenta de la Nación, que hace menos de
un año fue reelecta con el 54, 11 % del electorado.
Ninguna reivindicación gremial puede ser
formulada fuera, y mucho menos en contra, del gran frente nacional y popular
que hoy gobierna el país por la voluntad mayoritaria de los argentinos.
Si los reclamos sectoriales son legítimos, como
en toda democracia, no pueden ser exigidos marginándose del conjunto de las
fuerzas populares.
Quien así lo hace queda irremediablemente en
manos de los enemigos, no sólo del gobierno de Cristina, sino de los intereses
de los propios trabajadores a los que se dice representar.
No es sólo una cuestión de responsabilidad.
Es cuestión de no convertirse en el Iscariote de
un gobierno que nos representa como ninguno lo ha hecho desde 1976.
No hay que ceder a este chantaje irresponsable y
corporativo.
Todo intento de debilitar a Cristina debilita a
los trabajadores, maestros, madres solteras, pequeños y medianos empresarios
que en estos años han vuelto a ocupar un lugar bajo el sol.