MESTIZO

Por:
Cayo Salinas

Publicado el 01/09/2012

El mestizaje fluye como un  proceso histórico que nace con vertientes
culturales y biológicas  que engloban la noción de pluralidad y la
fusión de dos o más visiones encarnadas en dos o más grupos raciales
que permiten la presencia de un hombre y una mujer como el boliviano
de hoy. Quienes niegan ese carácter, o no entienden lo que pasó desde
hace más de 500 años o pretenden continuar con el “discursito
demagógico” de que Bolivia se asienta en razas puras reconocidas en
categorías constitucionales que no admiten confusión con el mestizaje.
Negar que aproximadamente el 70%  de los bolivianos se considera
mestizo y hacerlo a la luz de un discurso ideológico que enarboló el
concepto de la raza originaria, la raza pura y  la raza que no admite
mezclas ni fusiones porque sólo así se  tiene derecho a reclamar
territorio, religión y cultura propia, es cuando menos retrógrada.
Pensar en pleno siglo XXI que Bolivia no es un país de mestizos – lo
que de ninguna manera significa desconocer la existencia de pueblos
originarios tan bolivianos como los mestizos, cholos y criollos ---,
es negar que existió un proceso evolutivo que unió la sangre, unió
culturas, costumbres y tradiciones; es negar que el boliviano es
producto de una mezcla que sí tiene cultura propia y raigambre, y que
como cualquier mortal de este mundo, profesa una religión (así sea el
culto a las piedras) o  hace uso del ejercicio de declararse agnóstico
o ateo. Y es que el mestizaje es algo así como la globalización en
términos económicos, donde muchas cosas se unen y fusionan para dar
paso a lo que hoy es el nuevo hombre y mujer boliviano. Anoto más. Con
criterios como los espetados por el Viceministro del ramo y  la
Presidenta de la Cámara de Senadores en sentido de negar la categoría

mestizo porque aquella es una categoría biológica, somática, racista y
discriminadora, se estaría negando el derecho a la autoidentificación
cultural proclamado por la Constitución en su artículo 21, y se
violenta el precepto constitucional inserto en el artículo 14 que
prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada en razón de
origen, cultura, idioma y credo religioso, entre otros. Negar el
derecho a que los censados puedan autoidentificar lo que son a raíz de
su origen y de lo que representa individualmente su cosmovisión, viola
libertades individuales y prostituye, ipso facto, la cita del 21 de
noviembre. En aquella, no sólo debió permitirse el reconocimiento de
la mayoría en la categoría mestizo, sino que debió (debe) incluirse en
la boleta censal aspectos como el nivel porcentual de consumo de hoja
de coca en su estado natural por ejemplo, en respuesta a los estudios
llevados a cabo sobre el particular y que hasta hora son extrañados
por organismos como la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga
y el Delito y la Unión Europea.
En conclusión, el mestizaje es una realidad y el mestizo es un

producto cultural y biológico que se dio, se da y se dará. Negarlo, es
cuando menos oprobioso.