
Si el filósofo ateniense levantara la
cabeza volvería a pedir cicuta, se la serviría on the rocks en una copa de
balón y retornaría al sueño de los justos horrorizado al ver lo que están
haciendo los bárbaros con la cuna de la democracia.
Porque no otra cosa sino horror es lo que podría
sentir después de ver cómo este domingo el Parlamento griego aprobaba unos
presupuestos que recortaban 9.500 millones de euros adicionales de donde ya
apenas queda nada, todo ello con la única finalidad de mantener una doble ficción:
que Grecia es un país soberano y que no es una economía quebrada.
Ese es el sentido que tiene la aprobación de los
presupuestos griegos por una clase política indigna que es capaz de asumir
recortes en sanidad y en educación, en empleo público, en jubilaciones que son
ya de miseria, a cambio de que parezca que gobierna y para que sigan inyectando
dinero desde Europa con el fin de atender los pagos del
vencimiento de una deuda que se aproxima al 200%
del PIB. ¿Alguien en el ágora virtual puede explicarme cómo podrá enfrentar ese
volumen de deuda una economía cuyo PIB sufrirá en 2013 la mayor contracción del
mundo, cercana al 5%? ¿Alguien puede creer que eso no lo sabe la troika que
gestiona el Estado griego como si fuera un protectorado y, sin embargo, sigue
apretando las tuercas de una población a la que ya
le queda poco jugo por exprimir?
Y es que en estos tiempos tan siniestros se
permite que poderes sin legitimidad democrática -la Comisión, el FMI y el
BCE- gobiernen Grecia con métodos más propios de la Camorra que de seres
civilizados que comparten un proyecto político y económico común. La troika ha institucionalizado
el chantaje como mecanismo para garantizar el expolio: sabedora de que el
gobierno griego no puede imprimir moneda,
de que no se atreven a repudiar la deuda y de
que los vencimientos están ahí, detrás de cada quincena (5 mil millones al BCE,
por ejemplo, este viernes), siguen presionando antes de desembolsar cada tramo
del rescate sin que nadie pueda recordar ya cuál es la finalidad de tanto
sufrimiento: ¿conseguir que cumplan con los objetivos de
déficit? ¿Cuánto superávit presupuestario y
comercial tendrá que acumular Grecia y durante cuánto tiempo para poder reducir
ese nivel de deuda hasta el nivel que exige el Pacto de Estabilidad? ¿Es eso probable?
Y si la respuesta a esta última pregunta es
negativa, la aplicación de la mayéutica socrática nos lleva a otras más
comprometidas. Si todos sabemos que Grecia está quebrada, entonces, ¿por qué no
se procede inmediatamente a la reestructuración de su deuda? Y si los
acreedores se niegan a proceder a esa reestructuración, ¿por qué no amenaza Grecia
con abandonar el euro?
La cuestión, evidentemente, no es menor, pero
dejo sólo un dato para la reflexión: el impacto de la ruptura de la
convertibilidad del peso argentino con respecto al dólar (una unión monetaria
de facto) supuso al año siguiente una caída del PIB de casi el 11%; a los dos
años el PIB argentino crecía casi al 9% y, desde entonces, es una de las
economías con mayor tasa de crecimiento de la
región. Mientras, el PIB griego, a base de rescates, ha caído desde 2008 en un
25% y no hay visos de recuperación. Igual es que los argentinos escogieron
susto y los griegos han elegido muerte. Sí, puede que sea eso.
http://financialred.com/si-socrates-levantara-la-cabeza/
Alberto Montero Soler (@amonterosoler) es
profesor de Economía
Aplicada de la Universidad de Málaga
y presidente de la
Fundación
CEPS. Acaba de publicar junto a Juan Pablo Mateo el libro
"Las
finanzas y la crisis del euro: colapso de la Eurozona", en
Editorial
Popular. Puedes leer otros textos suyos en su
blog La Otra Economía.