OPOSICIÓN EN LA BANCARROTA

Por:
Eduardo Paz Rada

Publicado el 01/03/2014

Como muy pocas veces en la historia política democrática de Bolivia, las oposiciones electorales en la actual coyuntura se encuentran con barreras infranqueables para hacer frente al oficialismo y disputar el control de la Asamblea Legislativa y menos el Órgano Ejecutivo del Estado Plurinacional al no encontrar una identidad claramente definida y no tener una propuesta alternativa que convoque a los electores, cuando se cumplen cinco años de la nueva Constitución Política y nueve años de gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) al mando de Evo Morales Ayma.

 

La profundidad de los cambios económicos, culturales y políticos impulsados por las movilizaciones populares ocurridas entre de los años 2000 y 2005, con las guerras del agua, el gas y la tierra y el territorio, y ejecutados, aún sea paulatinamente, por Morales desde 2006, así como la derrota militar y territorial de las oligarquías del oriente, aliadas al imperialismo norteamericano, en 2008, infringida por los movimientos sociales y el gobierno, han destrozado las estructuras de poder de los partidos y fuerzas políticas tradicionales y conservadoras que durante los veinte años previos monopolizaron la administración del Estado bajo el proyecto neoliberal.

 

Los bolsones sociales y regionales que han mantenido una resistencia continua a las políticas y acciones del gobierno en los últimos años, que alcanzan alrededor de un tercio de la población en sectores urbanos y del oriente, se han convertido en los puntos sensibles de atracción e interés de las candidaturas de la oposición, a los cuales se suman especialmente ahora los grupos indígenas de oriente y occidente que resistieron la construcción de la carretera del TIPNIS con parcialidades de la Central Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB) y del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyo (CONAMAQ). 

 

OPOSICION DISPERSA

 

La oposición política y electoral se puede dividir en dos fracciones: por una parte las organizaciones que han presentado ya a sus candidatos y han marcado su posición enfrentando radicalmente al “proceso de cambio” y al gobierno y por otra los opositores que salieron del gobierno, entre ellos los denominados “librepensantes” que han desarrollado fuertes críticas al gobierno demandando su “reconducción”.

 

Los candidatos de Unidad Nacional (UN), que ha convocado a la formación de un Frente Amplio de Oposición, y del Movimiento Democrático Social (MDS), Samuel Doria Medina y Ruben Costas, respectivamente, han mantenido una posición de enfrentamiento con el gobierno, inclusive Costas formó parte de los grupos separatistas de Santa Cruz que enfrentaron con paramilitares a Evo Morales, los cuales estuvieron  encabezados por los grupos de poder económico y terrateniente. Al parecer UN y MDS están abriendo la posibilidad de formar parte de una sola fórmula electoral con la finalidad de conseguir una votación y representación importante en la Asamblea Nacional.

 

Doria Medina tiene en sus empresas, en particular la cementera Sociedad Boliviana de Cemento (SOBOCE) que prácticamente tiene el monopolio del sector, el puntal de su campaña con promoción millonaria en los medios de comunicación, entretanto Costas es actualmente el gobernador del poderoso departamento de Santa Cruz y cuenta también con recursos importantes para su promoción mediática.

 

Juan Del Granado es el tercer candidato oficialmente presentado por su organización, el Movimiento Sin Miedo (MSM), levantando una propuesta que reivindica la República Plurinacional de Bolivia y plantea luchar contra la corrupción y por la defensa de los derechos humanos y la justicia, así como planteándose como la esperanza del pueblo boliviano. En reiteradas declaraciones Del Granado manifestó su rechazo a la posibilidad de hacer un frente común con las otras fuerzas opositoras en la perspectiva, probablemente, de mostrarse él como la alternativa al MAS, no ahora sino dentro de cinco años como se plantean también los otros candidatos. El apoyo de la Alcaldía de la ciudad de La Paz, una de las importantes del país, de la que fue primera autoridad, es vital para su campaña electoral. El MSM y su candidato fueron socios principales del MAS durante los primeros años de gobierno (2006-2009), sin embargo su ruptura estuvo vinculada a candidaturas separadas en las elecciones municipales y de gobernadores y a fricciones fuertes sobre la administración del gobierno central y del gobierno municipal.

 

Finalmente está la oposición de disidentes separados o alejados del MAS y del gobierno en los últimos años que han desarrollado una serie de criticas, análisis y estudios sobre el proceso y algunas acciones organizativas bajo el rótulo de “librepensadores”, aunque hasta ahora no han dado señales muy claras de su intención de participar en comicios oficiales. Se destacan el ex Viceministro de Tierras, Alejandro Almaraz, el ex Viceministro de Planificación y ex Constituyente, Raul Prada, el ex Parlamentario Filemón Escobar, la ex Presidenta de la Cámara de Diputados, Rebeca Delgado, y algunos otros que reclaman la reconducción del proceso de cambio.

 

RESULTADOS ANTERIORES Y OBSTACULOS ACTUALES

 

La fuerza electoral y política del MAS con su binomio Evo Morales-Alvaro Garcia ha tenido exitosos resultados en las dos anteriores elecciones nacionales. En 2005 los resultados fueron los siguientes: Evo Morales 53%, Jorge Quiroga 28% y Samuel Doria Medina 7% y porcentajes menores otras candidaturas, mientras que en 2009 Evo Morales consiguió el 64% frente al 26% de Manfred Reyes Villa –ex Prefecto de Cochabamba y ahora reside en Estados Unidos después de huir del país--, y el 7% de Samuel Doria Medina. Es notable la persistencia del empresario cementero, que representa a las oligarquías más tradicionales de Bolivia, de buscar constantemente espacios de poder.

 

Según algunas encuestas de medios de comunicación reacios al gobierno los posibles candidatos de oposición tienen una preferencia distribuida en un 12% favorable a Doria Medina, un 8% a Costas y un 7% a Del Granado, con una indefinición de alrededor del 20% de consultados.

 

Las barreras que no ha podido enfrentar la oposición y que se convierten en obstáculos mayores en las próximas elecciones están relacionadas a la implementación de cambios raigales producidos en la última década en los campos de la política, la sociedad, la cultura, las relaciones internacionales y las regiones de Bolivia, junto a la centralidad del éxito económico y financiero que ha permitido un crecimiento extraordinario de los sectores, especialmente los hidrocarburos, la minería y la soya, un equilibrio de los indicadores macroeconómicos, así como las políticas de redistribución de los excedentes, mostrando resultados nunca obtenidos por la economía boliviana.

 

Por otra parte está el respaldo social y regional de fuerzas populares, a través de las organizaciones sindicales de campesinos, mujeres campesinas, cocaleros, colonizadores, gremios de cooperativistas mineros, comerciantes, juntas vecinales y también de sectores empresariales que se han ido manifestando proclives al gobierno, más aún tomando en cuenta el poderoso liderazgo desarrollado por Evo Morales en su contacto directo con poblaciones de todo el país aprovechando la entrega de obras, la dotación de bonos, los medios que le brinda el Estado, su ductilidad para relacionarse directamente con el pueblo y su presencia protagónica en la política internacional con un discurso antiimperialista y de integración de América Latina y el Caribe.