CIPAYISMO Y GLOBALIZACION

Por:
Pedro Godoy

Publicado el 01/05/2014

Se usa “cipayo” para estigmatizar a quien  anhela o justifica  la cadena foránea y se comporta como sirviente. Se emplea también “vendepatria”. Antaño se usa “yanacona”. En Europa –por efecto de la ocupación del III Reich- es frecuente aquello de “colaboracionista” o de “quisling”. Este último vituperio aludía a Vidkun Quisling quien entrega Noruega a Berlín atada de pies y manos. Arnoldo Toynbee divulga aquello de “herodiano” derivado del rey Herodes, monarca de Israel, títere de Roma.

 

Considerando que aquí la megapotencia absorbente es EEUU se suele aludir al “cocacolismo”, al “malinchismo” y al “pitiyanquismo”. Gonzalo Drago es autor de “Mister Jara”, relato minero ambientado en El Teniente, que alude a un capataz criollo que es “más gringo que los gringos” en la época de la BradenCopperMining, Co. Como  sobrino de José Stalin evitó un texto equivalente refiriéndose a quienes preparaban convertir a Chile en protectorado de la hoy extinta URSS.

 

Sea como fuere –más allá de los descalificativos que expresan antimperialismo- lo predominante hoy es el proimperialismo. Se oculta bajo un elegante disfraz: “globalización”. Hay un hecho cierto: el planeta se empequeñece por efecto de las redes de comunicación y de las empresas trasnacionales. Hay algo que se oculta: el monopolarismo imperial de EEUU. Peor que eso, nuestros cipayitos sostienen que no existe otra opción que acatarlo.

 

Hay, pues un “cocacolismo” que usa gasolina izquierdista. La condición sumisa no es solo de derecha en su momento probritánica y después norteamericanizante. Nuestros marxistas se hacen “soviethincha”. Sin embargo, ahora el proyanquismo envuelve el grueso de los discípulos de Allende ubicados en la Concertación y hoy en la Nueva Mayoría. Se hipotecan a EEUU y a la UE. El acatamiento es fatalista.  Argumento… no hay otra opción.