“LA TIERRA NO ES PARA NEGOCIAR”

Por:
Eduardo Paz Rada

Publicado el 01/05/2014

La distribución de la tierra para la actividad agrícola y ganadera es un aspecto fundamental en cualquier política estatal relacionada a la democracia económica, la producción de los medios fundamentales para la vida, la soberanía alimentaria y la proyección soberana frente a la concentración oligárquica de tierras y al asedio permanente de las transnacionales vinculadas a la producción, industrialización y comercialización de los alimentos (orgánicos o transgénicos), las semillas, los fertilizantes y otros productos relacionados a esta actividad fundamental para la existencia de toda comunidad local, regional o nacional.

 

La situación de Bolivia al respecto es preocupante debido a la presencia de grandes extensiones de tierra en manos de grupos extranjeros, inclusive en zonas de la frontera oriental del país, como son los rusos, alemanes, paraguayos, menonitas y brasileños, de acuerdo a la declaración de los dirigentes de la Confederación SindicalUnica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) reunidos en la “Cumbre Nacional de Tierra y Territorio, Ley Agraria Fundamental y Soberania Alimentaria” del 23 al 25 de abril en Santa Cruz.

 

A la Cumbre asistieron delegados de las nueve Federaciones de Campesinos y de la Confederación de Mujeres Campesinas de Bolivia Bartolina Sisa (CMCBBS), los que realizaron un balance de la situación de la tierra y el territorio y demandaron, de acuerdo a los postulados de las movilizaciones de 2001-2003, la identidad del gobierno de Evo Morales, la Constitución Política del Estado y la Agenda Patriótica 2025, el avance del saneamiento y la dotación de tierras de acuerdo a las necesidades de los trabajadores campesinos y de sus comunidades. 

 

“La tierra para trabajar, no para negociar”. Fue esa la consigna del encuentro marcando un concepto fundamental respecto al recurso más importante para conseguir la autosuficiencia en alimentos para cualquier país y Bolivia tiene esa posibilidad si las políticas oficiales se orientan en la perspectiva de la soberanía alimentaria. Sin embargo, las grandes empresas de los alimentos y de los negocios agrícolas están ingresando con fuerza en varios países de América Latina, incluyendo Bolivia, con la finalidad de utilizar la tierra de manera intensiva y extensiva para la monoproducción de soya para los mercados externos.

 

A eso se suma el uso de transgénicos que distorsionan la producción natural y destruyen las potencialidades de la producción orgánica y la economía campesina, la única que puede dar soluciones efectivas y de largo plazo al tema estratégico de la alimentación, tomando en cuenta que la crisis mundial al respecto se presenta con cuadros catastróficos en varias regiones del planeta.

 

Las grandes transnacionales del sector, Monsanto, Dupont, Bayer, Cargill, Singenta o Bunge, son verdaderos pulpos que penetran todos los territorios del Tercer Mundo donde tienen un control total de los productos que les interesa y someten a países y regiones a la monoproducción para mercados ajenos. Los casos cercanos más preocupantes son los de Paraguay, Argentina, Brasil y también Bolivia. Esto se vincula directamente con las políticas de rígido proteccionismo de los países de la Unión Europea y de Estados Unidos que no solamente defienden con uñas y dientes su producción agrícola y sus mercados interiores sino que sus gobiernos subvencionan con millonarios fondos a los productores del sector.

 

Desde nuestro país y en conjunción con los otros de América Latina, en el marco de los proyectos de integración que tienen distintos ritmos y también problemas en este proceso, y son impulsados por Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), Mercado Común del Sur (MERCOSUR), Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) y Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se podrían abrir excelentes posibilidad de avanzar en una perspectiva estratégica de complementación armónica y equilibrada en temas relacionados a la agricultura, la agroindustria y la ganadería.

 

*Eduardo Paz Rada es sociólogo boliviano, escribe para publicaciones nacionales y latinoamericanas.