
El 11 de marzo de 2014, Michelle Bachelet tomó posesión de la
Presidencia de Chile por segunda vez. Bachelet se une así a la lista de tres mujeres
mandatarias en Latinoamérica, la región del mundo que concentra la mayor
cantidad de mujeres en las jefaturas de estado de sus países, indicando quizás
una modernización social.
La mandataria entra en un momento tumultuoso
para su país, pues el movimiento popular se expresa en agitaciones
estudiantiles y sociales, con amplia aceptación en la ciudadanía frustrada ante
una mejora económica reconcentrada y una sensación que lo económico predomina
sobre todo otro valor social. Dicha situación hizo que el expresidente y
millonario chileno Sebastián Piñera terminara su gobierno con niveles bajísimos
de aceptación pública.
De acuerdo con el Plan de Gobierno actual, con
Piñera se perdió fuerza y presencia en la región
Latinoamericana, colocando las relaciones con
los países vecinos en el eje rector del comercio por sobre el de la política,
entendida ésta como la búsqueda del bien común. Por ello, la prioridad
explícita del Gobierno de Bachelet busca fortalecer la integración de América
Latina y Asia Pacífico y sobre todo en recuperar las relaciones de cooperación
con Brasil y Argentina, y las vecinales con los países fronterizos.
No hay una clara prioridad del nuevo gobierno
respecto a la Alianza del Pacífico, pues no desean antagonizar con otros
proyectos de integración que tienen en marcha, empero el comercio entre estos
países representa el 50% del total de Latinoamérica (Alianza del Pacífico,
2014). La Alianza del Pacífico consiste, entre otras cosas, en tener
representaciones comerciales comunes en Asia que han iniciado en Vietnam.
Piñera firmó el último día de su gobierno el “Protocolo del Acuerdo Marco de la
Alianza del Pacífico, que liberará el 92% de las partidas arancelarias del
comercio en la región” (CNN Expansión, 2014) dejando pocos grados de libertad
al nuevo gobierno para hacer algo muy distinto.
Chile quiere consolidar su posición como “país
puerto” y “país puente” entre el Atlántico Sur y Asia Pacífico, así como ser
mediador y promotor de las relaciones entre América Latina y los países del
Sudeste Asiático. En 2013, tuvo un total de exportaciones con los países de la
ALADI de 8,730 millones de dólares, e importaciones de 14 mil millones de
dólares. Con el Mercosur, las exportaciones fueron de 4,400 millones y las
importaciones de 7387 millones de dólares. (Véase ALADI, 2014).
Su intercambio comercial con las economías de la
APEC en 2012 fue de $96,434 millones de dólares, desglosado en $50, 207
millones en exportaciones y $46,227 en importaciones. Es decir, 61.4% de las
exportaciones chilenas son a estos países mientras el 58.1% de las
importaciones provienen de los países de la APEC. Además, el 58.3% de la
inversión extranjera directa en Chile proviene de las economías de la APEC, y
el 26.8 de su inversión directa fue también en estos países (Dirección General
de Relaciones Económicas Internacionales, marzo 2014), centradas en Perú y
Colombia.
De 2010 a 2013, firmó Tratados de Libre Comercio
con Malasia, Vietnam, Hong Kong y un Acuerdo de Inversión con China. (Véase
“Plan de Gobierno 2014-2018”, en http://bit.ly/190NbLz ).
Especialmente en la mira se encuentra China, su
mayor socio comercial de exportación con el 23.3% del total, seguido por
Estados Unidos con el 12.3%, Japón con el 10.7%, Corea del Sur con el 5.8% y
Brasil con el 5.5%. Las importaciones vienen el 22.9% de Estados Unidos,
el 18.2% en China, el 6.6% en Argentina y el 6.5% de Brasil (CIA Factbook, 2014).
Esto último habla de la relevancia del TLC para Estados Unidos quien está
recuperando un mercado perdido hace años. Los TLC que subyacen a la Alianza del
Pacífico son preferencias arancelarias que recuerdan las preferencias
imperiales que tan desesperadamente Estados Unidos quiso desmontar en la Carta
del Atlántico de 1942 para desarmar el imperio británico. Sólo que ahora es a
favor suyo.
La relación con China tiene varios obstáculos e
impedimentos. El 75% de las exportaciones de Chile a China son cobre y los
términos de intercambio no están mejorando conforme las importaciones chinas
van adquiriendo mayor densidad tecnológica y las chilenas se mantienen en
materias primas minerales y vegetales. De acuerdo con la Comisión Chilena del
Cobre (Cochilco, enero 2014), órgano desconcentrado del Ministerio de Minería,
las tendencias del precio del cobre no serán las más beneficiosas para Chile.
El promedio del precio del cobre de 2012 fue de US$360.5 c/lb, y para 2013 el
promedio bajó a $332.1 c/lb aunque un terremoto en el país del sur ha
incrementado los precios a inicios del 2014. Para este año, se espera que el
precio del cobre tenga un rango de fluctuación de US$3 por libra.
Lo que está por verse son los grados de libertad
del nuevo gobierno que al fin y al cabo, en su versión anterior firmó el TLC
con Estados Unidos. Más allá de trabajar en la ampliación de un mercado
ampliado suramericano, ¿podrá dicho país entrar en un comunidad de naciones con
intereses similares? Han jugado a ser la Gran Bretaña de la Unión Europea,
observador no participativo salvo en algunos puntos. La reversión chilena al
esquema de integración regional fue el inicio del fin del Pacto Andino en 1977,
apenas ochos años después de fundado. La firma del TLC con Estados Unidos fue
el final de ese proceso de apertura. ¿Podrá Bachelet revertir esta política
nacional? A su favor tiene que el crecimiento de las exportaciones a Asia se ha
reducido y el eje está ahora en el consumo interno a través de mejoras
salariales, al costo de mayores déficits externos. Si el mercado
latinoamericano los ayuda, pragmáticamente virarán. Lo más alentador, sin
embargo, está en la idea de comunidad política y las señales mandadas al
exterior al tener reuniones dentro de CEPAL Santiago con el presidente de
Uruguay, José Mujica.
De otro lado, el intento de cubrir la demanda ciudadana de recuperar la gratuidad de la enseñanza y mejorar la calidad de la educación junto con un programa público de pensiones para jubilados, expresión del límite real del programa privado de jubilación inventado por ellos, podría no verse contradicho por sus compromisos internacionales, en especial la Alianza del Pacífico, extensión del TLC con Estados Unidos. Lo cierto, es que de Chile, el país más estable de América Latina en términos de inflación y crecimiento, se puede esperar acciones determinantes, innovadoras y sagaces propias de su historia.
- Oscar Ugarteche es Economista peruano, trabaja en el
Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Miembro del
SNI/Conacyt. Coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org y presidente de ALAI www.alainet.org
- Aura Montañez es Miembro del proyecto OBELA,
IIEC-UNAM.