Fossa: En su opinión, ¿cómo se desarrollará la actual situación en Europa?
Trotsky: Es posible que también esta vez la diplomacia logre llegar a un corrupto compromiso. Pero no durará mucho. La guerra es inevitable, y estallará en un futuro inmediato. Las crisis internacionales se suceden. Estas convulsiones son los dolores de parto de la próxima guerra. Cada nuevo paroxismo será más agudo y peligroso. Actualmente no veo en el mundo ninguna fuerza que pueda detener el desarrollo de este proceso, es decir, el nacimiento de la guerra. Indefectiblemente una horrible masacre se hará presa de la humanidad.
Por supuesto, una oportuna reacción revolucionaria del proletariado internacional podría paralizar el trabajo rapaz de los imperialistas. Pero tenemos que mirar cara a cara a la realidad. La inmensa mayoría de las masas trabajadoras europeas siguen la dirección de la Segunda y la Tercera Internacional. Los dirigentes de la Internacional Sindical de Amsterdam apoyan plenamente la política de la Segunda y la Tercera Internacional y participan con ellas en los llamados “frentes populares” [2].
La política del “frente popular”, como lo demuestran los ejemplos de España, Francia y otros países, consiste en subordinar al proletariado al ala izquierda de la burguesía. Pero toda la burguesía de los países capitalistas, tanto la de derecha como la de “izquierda”, está impregnada de chovinismo e imperialismo. El “frente popular” sirve para hacer de los obreros carne de cañón de su burguesía imperialista. Y para nada más.
En la actualidad, la Segunda Internacional, la Tercera y la de Amsterdam son organizaciones contrarrevolucionarias cuyo objetivo es frenar y paralizar la lucha revolucionaria del proletariado contra el imperialismo “democrático”. En tanto no se elimine a la dirección criminal de estas internacionales, los obreros serán impotentes para oponerse a la guerra. Esta es la amarga e ineludible verdad. Tenemos que saber enfrentarla y no consolarnos con ilusiones y balbuceos pacifistas. ¡La guerra es inevitable!
Fossa: ¿Cuáles serán las consecuencias de la lucha que se libra en España en el movimiento obrero internacional?
Trotsky: Para comprender correctamente el carácter de los próximos acontecimientos, ante todo tenemos que dejar de lado la falsa teoría, totalmente errónea, de que la inminente guerra se librará entre el fascismo y la “democracia”. Nada más falso y tonto que esta idea. Sus intereses contradictorios dividen a las “democracias” imperialistas en todo el mundo. No sería difícil encontrar a la Italia fascista en el mismo bando que Gran Bretaña y Francia si pierde la fe en el triunfo de Hitler. La semifascista Polonia se unirá a unos u otros, según las ventajas que le ofrezcan. En el curso de la guerra la burguesía francesa, para mantener sometidos a sus obreros y obligarlos a luchar “hasta el fin”, puede sustituir su “democracia” por el fascismo. La Francia fascista, igual que la “democrática”, defendería sus colonias con las armas en las manos. El carácter rapaz de la nueva guerra imperialista se demostrará mucho más abiertamente que en la de 1914-1918. Los imperialistas no luchan por principios políticos sino por mercados, colonias, materias primas, la hegemonía sobre el mundo y toda su riqueza.
El triunfo de cualquiera de los bandos imperialistas significaría la esclavitud definitiva de toda la humanidad, el doble encadenamiento de las actuales colonias y de todos los países débiles y atrasados, entre ellos los pueblos de Latinoamérica. El triunfo de cualquiera de los bandos imperialistas traería la esclavitud, la desgracia, la miseria, la decadencia de la cultura humana.
¿Cuál es la salida me pregunta usted? Personalmente, no me cabe ninguna duda de que una nueva guerra provocará una revolución internacional contra el dominio de la humanidad por las rapaces camarillas capitalistas. Durante la guerra desaparecerán todas las diferencias entre la “democracia” imperialista y el fascismo. En todos los países se impondrá una despiadada dictadura militar. Los obreros y campesinos alemanes morirán igual que los franceses y los ingleses. Los modernos medios de destrucción son tan monstruosos que probablemente la humanidad sólo podrá soportar la guerra durante unos pocos meses. La desesperación, la indignación, el odio, empujarán a las masas de todos los países beligerantes a sublevarse con las armas en las manos. El triunfo del proletariado mundial pondrá fin a la guerra y resolverá también el problema español, al igual que todos los problemas actuales de Europa y otras partes del mundo.
Esos “dirigentes obreros” que quieren atar al proletariado al carro de guerra del imperialismo que se cubre con la máscara de la “democracia” son ahora los peores enemigos y los traidores directos de los trabajadores. Tenemos que enseñar a los obreros a odiar y a despreciar a los agentes del imperialismo porque les envenenan la conciencia. Debemos explicarles que el fascismo es sólo una de las formas del imperialismo, que no debemos combatir los síntomas externos del mal, sino sus causas orgánicas, es decir, el capitalismo.
Fossa:
¿Cuál es la perspectiva de la revolución mexicana? ¿Cómo ve usted la
devaluación de la moneda en relación con la expropiación de las riquezas en
tierras y petróleo?
Trotsky: No puedo tratar detalladamente estos problemas. La expropiación de las
tierras y las riquezas naturales constituye para México una medida de
autodefensa nacional absolutamente indispensable. Ninguno de los países
latinoamericanos podrá conservar su independencia si no satisface las
necesidades cotidianas del campesinado. La disminución del poder adquisitivo de
la moneda es sólo una de las consecuencias del bloqueo imperialista contra México
que ya comenzó. Cuando se lucha, las privaciones materiales son inevitables. La
salvación es imposible sin sacrificios. Capitular ante los imperialistas
significaría entregarles todas las riquezas del país y condenar al pueblo a la
decadencia y la extinción. Por supuesto, las organizaciones obreras tienen que
controlar que el peso del alza del costo de la vida no caiga fundamentalmente
sobre los trabajadores.
Fossa: ¿Qué me puede decir sobre la lucha de liberación de los pueblos
latinoamericanos y sus futuros problemas? ¿Cuál es su opinión sobre el aprismo?
[3]
Trotsky: No conozco suficientemente la situación de cada uno de los países
latinoamericanos como para permitirme una respuesta concreta a las cuestiones
que usted plantea. De todos modos me parece claro que las tareas internas de
estos países no se pueden resolver sin una lucha revolucionaria simultánea
contra el imperialismo. Los agentes de Estados Unidos, Inglaterra, Francia
(Lewis, Jouhaux, Toledano, los stalinistas) tratan de sustituir la lucha contra
el imperialismo por la lucha contra el fascismo. En el último congreso contra
la guerra y el fascismo fuimos testigos de sus criminales esfuerzos en este
sentido [4]. En los países latinoamericanos los agentes del imperialismo
“democrático” son especialmente peligrosos, pues tienen más posibilidades de
engañar a las masas que los agentes descubiertos de los bandidos fascistas.
Tomemos el ejemplo más simple y obvio. En Brasil reina actualmente un régimen
semifascista al que cualquier revolucionario sólo puede considerar con odio.
Supongamos, empero, que el día de mañana Inglaterra entra en un conflicto
militar con Brasil. ¿De qué lado se ubicará la clase obrera en este conflicto?
En este caso, yo personalmente estaría junto al Brasil “fascista” contra la
“democrática” Gran Bretaña. ¿Por qué? Porque no se trataría de un conflicto
entre la democracia y el fascismo. Si Inglaterra ganara, pondría a otro
fascista en Río de Janeiro y ataría al Brasil con dobles cadenas. Si por el
contrario saliera triunfante Brasil, la conciencia nacional y democrática de
este país cobraría un poderoso impulso que llevaría al derrocamiento de la
dictadura de Vargas. Al mismo tiempo, la derrota de Inglaterra asestaría un
buen golpe al imperialismo británico y daría un impulso al movimiento
revolucionario del proletariado inglés. Realmente, hay que ser muy cabeza hueca
para reducir los antagonismos y conflictos militares mundiales a la lucha entre
fascismo y democracia. ¡Hay que saber descubrir a todos los explotadores,
esclavistas y ladrones bajo las máscaras con que se ocultan!
En todos los países latinoamericanos los problemas de la revolución agraria
están indisolublemente ligados a la lucha antimperialista. Los stalinistas,
traidoramente, paralizan a ambas.
En sus negociaciones con los imperialistas, los países latinoamericanos sólo le
sirven al Kremlin de moneditas para el cambio menudo. A Washington, Londres y
París, Stalin les dice: “Reconózcanme como su igual y yo les ayudaré a aplastar
el movimiento revolucionario de las colonias y semicolonias; para eso tengo a
mi servicio a centenares de agentes como Lombardo Toledano”. El stalinismo se
ha transformado en la lepra del movimiento de liberación.
No conozco al aprismo como para arriesgar un juicio definitivo. En Perú la actividad
de este partido es ilegal y por lo tanto difícil de observar. En el congreso de
setiembre contra la guerra y el fascismo, el APRA, junto con los delegados de
Puerto Rico, adoptó una posición que, hasta donde yo la puedo juzgar, fue
valiosa y correcta. Sólo queda esperar que el APRA no caiga en la trampa de los
stalinistas, ya que ello paralizaría la lucha por la liberación del Perú. Creo
que los acuerdos con los apristas, para determinadas tareas prácticas, son
posibles y deseables a condición de mantener una total independencia
organizativa.
Fossa:
¿Qué consecuencias tendrá la guerra en los países latinoamericanos?
Trotsky: Sin duda, ambos campos imperialistas se esforzarán por atraer a los
países latinoamericanos hacia la vorágine de la guerra, para luego
esclavizarlos completamente. La hueca charla “antifascista” sólo sirve para
preparar el terreno a uno solo de ambos imperialismos. Para enfrentarse a la ya
preparada guerra mundial, los partidos revolucionarios de América Latina deben
asumir inmediatamente una actitud irreconciliable hacia todos los grupos
imperialistas. Los pueblos latinoamericanos tendrán que estrechar más
íntimamente sus lazos en base a la lucha por su autopreservación.
En el primer período de la guerra, la posición de los países débiles puede
llegar a ser muy difícil. Pero, con el correr de los meses, los imperialistas
se tornarán más y más débiles. La lucha mortal entre ellos permitirá a los
países coloniales y semicoloniales levantar sus cabezas. Por supuesto, esto se
aplica también a los países latinoamericanos. Serán capaces de lograr su propia
liberación si a la cabeza de las masas se colocan partidos antimperialistas y
sindicatos verdaderamente revolucionarios. Uno no se puede escapar de las
trágicas situaciones históricas por medio de triquiñuelas, frases huecas o
mezquinas mentiras. Debemos decir a las masas la verdad, toda la verdad y nada
más que la verdad.
Fossa: En su opinión, ¿cuáles son las tareas que deben encarar los sindicatos,
y qué métodos deben utilizar?
Trotsky: Para que los sindicatos puedan nuclear, educar y movilizar al
proletariado para la lucha por la liberación, tienen que superar los métodos
totalitarios del stalinismo. Los sindicatos deben abrir sus puertas a los
obreros de todas las tendencias políticas, a condición de que en la acción se
respete la disciplina. Quien utiliza los sindicatos como un arma para lograr
objetivos que le son ajenos -especialmente como un arma de la burocracia
stalinista y el imperialismo “democrático”- inevitablemente divide a la clase
obrera, la debilita y favorece a la reacción. Que reine una democracia total y
honesta en los sindicatos es la condición más importante para que haya
democracia en el país.
Para concluir, le pido que transmita mis saludos fraternales a los obreros de
Argentina. No dudo de que ni por un momento han creído las desagradables
calumnias que esparcieron por todo el mundo las agencias stalinistas en contra
de mí y de mis amigos. La lucha que libra la Cuarta Internacional contra la
burocracia stalinista es la continuación de la gran lucha histórica de los
oprimidos contra los opresores, de los explotados contra los explotadores. La
revolución internacional liberará a todos los oprimidos, incluyendo a los
obreros de la URSS.
Notas
[1] Tomado de la versión publicada en Escritos, Tomo X, pág. 39, Editorial
Pluma.
[2] Internacional de Amsterdam: con este nombre se conocía popularmente a la
Federación Sindical, dominada por los socialdemócratas, cuyo centro estaba en
Amsterdam. El Frente Popular es la coalición gubernamental de los partidos
comunistas y socialistas con los partidos burgueses alrededor de un programa
capitalista liberal. La Comintern adoptó la política del frente popular en su
Séptimo Congreso (1935).
[3] APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana): fundada en 1924 por el
peruano Haya de la Torre. En su momento de apogeo hubo movimientos apristas en
Cuba, México, Perú, Costa Rica, Haití y Argentina. Fue el primer movimiento que
planteó la necesidad de unificación económica y política de América Latina
contra la dominación imperialista. De carácter populista, su programa consistía
de cinco puntos: acción contra el imperialismo yanqui; unidad de América
Latina; industrialización y reforma agraria; internacionalización del Canal de
Panamá y solidaridad mundial de todos los pueblos y clases oprimidas. El APRA
posteriormente degeneró en un partido reformista liberal, anticomunista y
pro-capitalista.
[4] El “Congreso Mundial contra la Guerra y el Fascismo” tuvo lugar en México
el 12 de septiembre de 1938. Sus organizadores stalinistas pretendían alinear
al movimiento obrero internacional en la inminente guerra, en la defensa de los
imperialistas “democráticos” contra los países fascistas; se designó “a dedo” a
los delegados teniendo en cuenta este objetivo. Sin embargo, los delegados
mexicanos, portorriqueños y peruanos alegaron que los gobiernos aliados también
eran responsables de la guerra que estaba por estallar.