Nuevamente los mecanismos especulativos de la banca usurera han abierto una ofensiva para someter a la economía argentina a los dictados e intereses de los capitales financieros internacionales utilizando al juez de Nueva York Thomas Griesa, quien ha determinado imponer al gobierno de Buenos Aires la cancelación de millonarios montos (casi 1.400 millones de dólares) a los “fondos buitre” que pondrán en una situación de alta vulnerabilidad a la economía del vecino país, abriendo así una situación de inestabilidad y crisis que afectará también a otros países de la región.
En los años ochenta del siglo pasado, el mecanismo de pagos de la deuda externa, en varios países de la región, permitió la intervención directa de la banca internacional, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y las potencias imperialistas en los países víctimas, al extremo de que los gobiernos que intentaron desconocer la usuraria deuda externa fueron castigados como ocurrió en Bolivia con Hernan Siles Zuazo y en México con José Lopez Portillo. Ya en ese momento el comandante Fidel Castro denunció el carácter arbitrario, abusivo, ilegal e imperialista de la deuda externa.
En esa misma estrategia agresiva se produjo la imposición de los llamados Programas de Ajuste Estructural que significaron la implantación salvaje del neoliberalismo en América Latina para facilitar la explotación de los recursos naturales, debilitar los Estados Nacionales, destruir las empresas estatales, imponer el librecambio y la privatización de las empresas estratégicas, despedir miles de trabajadores y asegurar grandes ganancias a las poderosas empresas transnacionales. Una coyuntura de profunda tensión, que acabó con el gobierno de De la Rua en Argentina en 2001, estuvo relacionada al “corralito” impuesto por los bancos imperialistas que dejaron sin recursos al país con el argumento de la posible cesación de pagos de la deuda.
ENFRENTAR LA AGRESION IMPERIALISTA
La lógica del capitalismo imperialista, como manifestación de su expansión incesante, busca someter todas las formas de producción a su control para asegurar ganancias multiplicadas y en esa perspectiva desarrolla su política de agresión y descarga de la crisis sobre los países semicoloniales y sobre los trabajadores y la población de las metrópolis.
Ante estos abusos e intervenciones, se hace necesaria una reacción conjunta y coordinada de los gobiernos de la región y de otros del tercer mundo para frenar esta agresión que podrá ampliarse a otros países. El presidente Uruguayo José Mujica se ha pronunciado solidarizándose con Argentina y rechazando la imposición del poder financiero mundial, de la misma manera el presidente de Bolivia Evo Morales ha considerado que se trata de una agresión destinada a continuar con el saqueo de los recursos naturales y el presidente de Ecuador Rafael Correa ha manifestado que el gobierno argentino no debe pagar a los especuladores financieros.
Las instancias defensivas de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) tienen entre sus fundamentos los de defender a los miembros frente a intervenciones como la actual, razón por la cual deberán desarrollar una cruzada conjunta que tenga entre sus acciones la negativa conjunta al pago de las deudas externas tomando en cuenta que son resultado de la imposición y la usura y reflejan los intereses de las corporaciones financieras y los gobiernos imperialistas.
SUPERAR LA ECONOMIA PRIMARIO-EXPORTADORA
Llama la atención que el gobierno, que ha conseguido alejarse de los mandatos de la banca internacional y sus instrumentos como el BM y el FMI, mantenga la decisión de prestar sus excedentes económicos a bancos que forman parte del sistema de la usura internacional en Estados Unidos y Europa. Los intereses que pagan son inferiores a los intereses que este sistema cobra por el mismo dinero y también inferiores a los que Bolivia paga por los préstamos contraídos, en lugar de impulsar el uso productivo a nivel interno y regional de América latina y el Caribe.
Se debe tomar en cuenta también que la crisis que estalló en Europa y Estados Unidos entre 2007 y 2008 fue causada por las manipulaciones del capital financiero internacional que creó una burbuja financiera que al estallar afectó directamente a la población que confió en la estabilidad del sistema.
Al parecer la tendencia avanza en esa dirección sobre los países de América Latina cuando, aprovechando su sostenido crecimiento, se están generando: 1.- pautas de consumo millonario de artículos suntuarios y sistemas de crédito para adquirir bienes inmuebles y vehículos que someten a la población al mecanismo de trabajar para pagar deudas e intereses que no dejan de crecer y 2.- políticas económicas orientadas al rentismo y los gastos superfluos y no al impulso de proyectos industriales productivos que incrementen las fuentes de trabajo y permitan superar el modelo económico primario exportador.