LA PETROQUIMICA ESTA MAS CERCA

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Publicado el 01/08/2014

Las instalaciones para la separación de hidrocarburos licuables, que esta vez son una realidad, se pueden considerar, al mismo tiempo, el final de una larga y casi terrorífica historia de desatinos y de delitos, y el principio de una buena nueva historia, positiva y gratificante.

Terminará, finalmente, esa oscura historia que en sus peores momentos estuvo protagonizada por Santos Ramírez, que era entonces el nefasto presidente de la institución más querida por los bolivianos, como YPFB y el “Caso Catler” que tuvo de todo, inclusive fraude y homicidio.
Las plantas separadoras, de las cuales podremos hablar de ahora en adelante sin sentir escalofríos, serán el paso inicial de la anhelada petroquímica, para convertir nuestro gas en desarrollo propio, dejando de ser regalo para los países vecinos.
Esos productos obtenidos con las plantas separadoras serán la materia prima para una industria que hasta ahora ha sido esquiva, pero que de nosotros depende que se convierta en el motor industrial que tanto necesita Bolivia.
En teoría económica se suele llamar a esos procesos “encadenamiento hacia adelante”, porque cada uno estimula  nuevos emprendimientos, cada vez más complejos, pero también generadores de cada vez mayor valor agregado.
Nos explicaban que si tuviéramos, por ejemplo, un bosque, lo primero sería derribar los árboles, pero que negociarlos así sería torpe. Convirtiéndolos en tablones lograríamos más beneficios y muchos más, por supuesto, si con esos tablones fabricamos puertas, ventanas…y muebles.
Ese encadenamiento “hacia adelante” se puede conseguir con cualquier actividad industrial, y también por supuesto con la petroquímica, pero hará falta, además del gas que es el recurso no renovable, energía eléctrica, infraestructura caminera, y provisión de todo tipo de servicios.
Entre esos servicios están la alimentación para los leñadores que derriban los árboles, transporte para que lleguen a su lugar de trabajo, vigilancia para garantizar su seguridad y muchos más, que podría llamar un encadenamiento “hacia atrás”.
La planta separadora de hidrocarburos líquidos permitirá obtener materia prima para el complejo petroquímico, como el etano para la Planta de Etileno y Polietileno, y el propano para la Planta de propileno y Polipropileno.
De ahí en adelante, monómeros, polímeros y miles de otros derivados petroquímicos, pueden dar lugar a esa industrialización compleja altamente productiva que nuestro país  tanto necesita, y que también tanto merece.
Porque de la patronímica boliviana estamos escuchando hablar desde cuando se diseñaba el Pacto Andino, o sea hace más de medio siglo, cuando también “se soñaba” con desarrollar las industrias metalúrgicas que nos liberarían de ser solamente productores de minerales.
Parece ser cierto, entonces, que no hay mal que dure cien años y todos los indicios apuntan a que finalmente industrializaremos nuestros productos naturales, especialmente los no renovables, como el gas de petróleo.
Con seguridad que escucharemos hablar de eso también en la reunión de ministros anunciada para el 25 de este mes, en Tarija, y por eso es que creemos que esta es una historia que apenas comienza. Finalicemos entonces hoy deseándole a nuestro país: ¡Felices fiestas!