CRITICA Y AUTOCRITICA DEL PROCESO

Por:
Eduardo Paz Rada

Publicado el 01/09/2014

Cuando todos los datos, estudios, tendencias y análisis establecen que el binomio Evo Morales-Alvaro Garcia va a conseguir un holgado triunfo electoral, que se aproxima a los dos tercios de votos, y cuando la evaluación de una doble gestión, que llega a los nueve años de gobierno con la “Revolución Democrática y Cultural”, destaca que el país atraviesa un momento excepcional en los aspectos económico, social, internacional y político, corresponde realizar una aproximación crítica respecto a los asuntos pendientes y las oportunidades que se abren mirando al bicentenario de la creación de Bolivia.

 

El mismo Presidente manifestó, en su mensaje de enero de 2014, que era “necesario debatir el programa” a ser desarrollado en los siguientes años tomando como referencia lo avanzado y los objetivos trazados con la Agenda Patriótica 2025.

 

En esa ocasión identificó seis debilidades en el proceso de cambio: la salud, la justicia, la corrupción, el proyecto siderúrgico del Mutún, el fraude en la compra de barcazas y el conflicto del TIPNIS y reivindicó los avances del proceso expresados en las nacionalizaciones, la recuperación de la dignidad y soberanía nacionales, el inicio de la industrialización, la realización de la Asamblea Constituyente, el manejo eficiente de la economía nacional y el compromiso con los procesos antiimperialistas en América Latina.

 

En las elecciones de 2009 la votación del Movimiento Al Socialismo (MAS) llegó al record histórico de 64%, sin embargo en las elecciones para alcaldes y gobernadores en 2010 bajó en más de un millón de votantes y luego tuvo de retroceder en la medida de elevación de precios de los derivados de petróleo en diciembre del mismo año, para finalmente aguantar fuertes protestas de los sindicatos y de los grupos indígenas de tierras bajas en 2011 y 2012.

 

Posteriormente, las políticas de redistribución de los ingresos, de integración nacional con obras en todos los rincones del país, de liderazgo internacional, de inicio de obras importantes de industrialización del gas y del litio, de iniciativas diplomáticas frente a Chile en el tema marítimo y la fuerza del liderazgo y discurso de Evo Morales han revertido esa situación y generado un cuadro positivo en el terreno electoral.

 

Asimismo, el protagonismo de las organizaciones sociales de campesinos, interculturales, mujeres indígena-campesinas, juntas vecinales, indígenas y otros sectores populares como protagonistas centrales de la acción política ha tenido, en los últimos meses, un salto importante con el acuerdo pactado entre el gobierno y la Central Obrera Boliviana (COB), situación que genera las posibilidades de profundizar el proceso de cambio nacionalista y antiimperialista hacia una perspectiva comunitaria del socialismo latinoamericano, a pesar de las dificultades que se presentan en otros países de la región.

 

La consistencia del boque de poder nacional y popular debe llevar al gobierno a evitar las concesiones que se han venido haciendo a los sectores oligárquicos de latifundistas y empresarios agrícolas, de banqueros vinculados a las finanzas internacionales, de grandes comerciantes de importación y exportación y de transnacionales mineras y petroleras, avanzando, por el contrario, en la vía de las nacionalizaciones, la industrialización, el fortalecimiento del mercado interno en la perspectiva de dejar de ser un país semicolonial primario exportador, la distribución de tierras, la producción agrícola orientada a conseguir soberanía alimentaria y la vinculación e integración latinoamericana.

 

Corresponde dar un nuevo impulso al proceso de liberación nacional, evitando la institucionalización y estancamiento del proceso o la socialdemocratización del gobierno.