REVOLUCION Y DEMOCRACIA

Por:
Pedro Godoy P.

Publicado el 01/09/2014

La crítica es indispensable para asegurar éxito a cualquier experimento renovador. Desde luego se rechazan esas "retractaciones" impuestas por la Inquisición o la KGB. Ese es otro naipe en que se suplanta el debate por la represalia. Lo propuesto es la libertad de exponer, al interior de un proceso revolucionario, posiciones rectificatorias o discrepantes. Conductas sectarias y mecanismos autoritarios son perniciosos.

 

¿Habremos de entender alguna vez que disidencia no es afán de quiebre y menos manipulación del enemigo? La URSS jamás escucha a quienes, siendo filobolcheviques o compañeros de ruta,  objetan aspectos del liderazgo de Lenín o de Stalín.  Si son oidos ahorran millones de vidas y luego el derrumbe del Soviet. La torpeza: confundir disciplina con ciego acatamiento. Se cubre de ignominia a quienes cuestionan equivocaciones.

 

El asunto es complejo. Los ensayos revolucionarios son víctimas del acoso externo. Ello genera al interior del país una atmósfera de fortaleza asediada adquiriendo macabra lógica la "cacería de brujas" que retrata Arthur Miller. La seguridad -se argumenta- exige disciplina. Sin embargo, la convierten en uniformización y, por ende, se impone la unanimidad. Entonces ¡ay! de quien critique al  jefe del "aparato" o a los caciques intermedios y básicos. 

 

Se le visualiza como leproso. En el mejor de los casos: silenciamiento. No es raro  se le arrastre al paredón o fallezca "en circunstancias que se investigan”. Es cierto, no hay procesos revolucionarios perfectos, pero también es efectivo, que todos son perfectibles. Ello exige algo que la burguesía gobernante crea y se convierte en componente de la civilización: la necesaria democracia. La revolución –se estima- es compatible con esa saludable cuota de libertad.

 

El bloque nacional y popular no simpatiza con eso de "democracia" y "libertad". Lo seduce la "soberanía", es decir, sacudirnos de la dependencia externa. Por cierto, también la "justicia social". Sin embargo, aquellos conceptos con que se inicia este párrafo se  estiman estandartes del hipócrita “progresismo”. Suelen encubrir el vasallaje y el afán por torpedear a regímenes que bregan por sacudirse del coloniaje foráneo y de la explotación de minorías.

 

No obstante, así como finalmente se le arrebata la bandera patria a la oligarquía y hoy se ostenta orgullosa en las manifestaciones populares pareciera que se debe rescatar como algo propio la "democracia" y la "libertad" ¡Ojo! y no sólo cuando se está en la oposición, en las mazmorras o el exilio. Con mayor razón son necesarias cuando por insurrección o por sufragio se ejerce el poder. Así se evitan torpezas, se curan lesiones y se evita el derrumbe.

 

Los chilenos quedamos muy marcados con la Presidencia de Allende. Se inaugura en 1970, pero ya a mediados de 1972 se comienza a notar una atmósfera de polarización aguda. No sólo en el cuerpo social, sino también al interior de la Unidad Popular. Fanáticos y frivolones constituyen un frente común. Niegan o justifican errores. Hacen gala de sectarismo y asumen actitudes autoritarias. Se esquivan los debates internos argumentando que debilitan. 

 

Quienes insisten advertir que se marcha hacia un barranco son acallados. Se decreta primero: "no comprenden", dicho de otro modo, son testarudos. Si insisten se les moteja de "reformistas" o "amarillos". Si continúan con su postura se les lapida con la etiqueta "infiltrados". Los resultados son dolorosos. El régimen se derrumba: Pinochet y su entourage estiman que la resistencia del  allendismo durará seis días. Se equivocan, en sólo seis horas controla el país. Por eso no sorprende lo acaecido en Honduras con Zelaya.


"Infalibles"  son los líderes -escudados en el dogma- desechan las observaciones críticas.  Apenas estalla el cuartelazo toman las de Villadiego. Dejan al pueblo allendista a merced de los uniformados que, manipulados por la clase dominante y el Pentágono ejecutan la represión de todos conocida. Se regresa a la semilla de este comentario: es indispensable poner punto final a la doctrina staliniana de lo "monolítico" y a tachar de "fracciones" a las que son "tendencias".


En el contexto de quienes anhelan renovar nuestras repúblicas debe primar una  cultura democrática que supone respeto a la opinión de la minoría y establecer mecanismos electorales para renovar cuadros directivos. Hay que distinguir entre los que son "ataques" de la plutocracia despojada de sus privilegios o del imperio que no acepta se le prive de hegemonía y las "críticas" de quienes adhieren al proceso. Lo otro es la guillotina que no distingue entre "tirios" y "troyanos" .   

 

 

Prof. Pedro Godoy  P.

Centro de Estudios Chilenos CEDECh

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www.premionacionaldeeducacion.blogspot.com

ETNIAS AMERINDIAS ¿MAGIA O MODA?

                                                                                      Pedro Godoy P CEDECH.                                                                                                                                                               

El indigenismo es potente. Sus apóstoles, como los magos,  extraen      conejos de sombreros de copa y levitan, dejándonos boquiabiertos. Obtienen dineros fiscales y apoyo  externo. Las consignas que agitan son “respeto a la diversidad” y “la no   discriminación  de las minorías étnicas”. Si apenas ayer se manifestaba      que en Chile, a diferencia   de Bolivia y Perú, no existían "indios"       y -según añadía- cualquier  racista  a la  violeta  "ni negros". Ahora   -en virtud  de la moda o la taumaturgia-    hasta   se   resurreccionan     pueblos aborígenes ya extinguidos. Al  respecto  hay    mucha,   pero   mucha,  muchísima    tela que cortar. No obstante, por ahora un asunto puntual.

La ley 19.253 promulgada en la  Presidencia de Patricio Aylwin establece que etnias originarias son ocho. Se enumeran así mapuche, aimará, rapanui, atacameños, quechuas, collas, alacalufe y yagan. No hay noticias ciertas por lo menos de cuatro. Las dos últimas están en vías de extinción. Atacameños y collas son pura arqueología   El 2006 se reconoce como etnia a un grupo que manifiesta constituir la colectividad diaguita. Conozco por investigación sociológica de campo la IV Región de mar a cordillera. No se constata la existencia de villorrio, toldería o familia de esa estirpe. Son un dato del ayer remoto. En efecto existió, pero se incorpora a la chilenidad en función del mestizaje.


La Revista del Sábado de El Mercurio (16.08.2014) informa de diaguitas del Huasco. Ya han sido reconocidos por CONADI y negocian con la Barrick Gold por Pascua Lama. Una de las líderes es Maglene Campillay y su colaboradora, Solange Bordones. Recuerdo que años atrás una Ministra de Educación destituida -ahora diputada- Yasna Provoste Campillay también se ufanaba de su indianidad olvidando, por cierto, su españolísimo apellido paterno. Ayer el establishment inculca que eramos de raza blanca de origen europeo. El propósito era establecer distancia respecto a peruanos y bolivianos. Ahora nos fuimos al otro extremo, No se reconoce que ser chileno es exhibir la condición mestiza. 

 

La liviandad de la ley 19.253 por su laxa normativa permite la superchería. Ae visualiza un enorme riesgo en la moda bosquejada. A la magia -o al negocio- se suman los "afrodescendientes" de Azapa y Lluta. Están en boga categorías  como “interculturalidad” y “plurietnicismo”. Ambas encubren el peligro de convertir lo chileno que, substancialmente, es crisol de mestizaje en una gavilla de supuestas micronacionalidades. Ya estamos escindidos en lo vertical. Coexisten 1 millón de  caucásicos –los Infante- que mandan  y 15 millones de mestizos –los Machuca- que acatan. Ahora se quiere agregar una fragmentación en horizontal con eso de “inventar” pueblos aborígenes.

 

 

PERUANOS DE AYER Y CHILE

 

                                                                               Pedro Godoy

                                                                               CEDECH

 

Se atribuye a Nietzsche la frase "La memoria exhorta a recordar y el orgullo a olvidar”. La cito en referencia a la agresión que Chile -por insistencia de Diego Portales, con la anuencia del Presidente José J. Prieto- hace a la Confederación Perú-Boliviana (1835-1839). Ya tropas chilenas están en suelo peruano 40 años antes de conflagración del salitre (1879-1883). Se estiman "restauradoras". Marchan a liberar al Perú del yugo imperialista de Andrés Santa Cruz.

 

Un bloque integrado en  el norte -según los geoestrategas de Santiago- es un peligro. Los negocios de Valparaíso se estroperarían con la prosperidad de Callao. Fundar una talosocracia mapochina se imposibilita con ese experimento confederativo exitoso que dispone de simpatizantes en el mismo Chile y en Ecuador. El proyecto crucista se exhibe entonces como la megalomanía de un caudillo cuyo propósito es reconstruir el Incanato. 

 

La elite blanca que ayer y hoy gobierna Chile sostiene que Palacio Quemado impulsa un imperialismo con nostalgia del Tahuantinsuyo. Los blancos, blancones y blanquistas de Lima -esos "caballeros de fina estampa"- sostienen que Santa Cruz representa la "indiada bárbara" y el líder es "un guanaco jetón" que anhela imitar a Alejandro Magno. Piden apoyo a Santiago. Entonces viene lo que Perú quiere olvidar por orgullo. Evóquese el apotegma de Nietzsche.

 

Lo que no se quiere recordar en Lima y se omite en enciclopedias y textos, en pláticas y conferencias es la alianza de las oligarquías blancoides y sus acólitos mestizos de las dos repúblicas con su homónima chilensis. Los anticrucistas encuentran refugio en Santiago. Pareciera que a la viuda de Salaverry se le asigna pensión fiscal. Tengo la hipótesis que la familia de ese apellido con vigencia en mi país deriva de la progenie de ese malogrado militar.

 

No sólo hay filantropía, sino también política y guerra. Entre otros, Agustín Gamarra y Ramón Castilla son acogidos aquí. Organizan un cuerpo armado. Es el síndrome del general Iglesias anticipado en cuatro decenios. En los prolegómenos de la guerra el Ejército Expedicionario se insurrecciona. El regimiento peruano advierte que, si triunfan los adversarios de Portales, se quedará "sin piso" huye de Quillota adhiriendo al gobierno.

 

Tal deserción contribuye a anular el pronunciamiento. La guerra cristaliza. La flota chilena desembarca tropas en Perú. Son dos expediciones. La primera fracasa. La segunda es exitosa. Culmina en la batalla de Yungay el 20.01.1839. El esfuerzo integrador es así demolido. En el Estado Mayor que encabeza Manuel Bulnes figuran conspicuos peruanos -entre ellos- Ramón Castilla. Eso no se menciona. Otra vez el... orgullo genera amnesia.

 

Aquí también  el orgullo adormece a la memoria. Eso permite a la clase dominante entregar versión impoluta del ayer. La Historia Oficial es un Corán impecable que no tolera, sino "una" mirada. Los "evangelios apócrifos"  son incinerados. No obstante, la memoria se niega a morir. Contémplese a Argentina que "re-visa" la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) que desata contra el Paraguay en concomitancia con Brasil y Uruguay ¡Vaya ejemplo aleccionador! 

 

Prof. Pedro Godoy  P.

Centro de Estudios Chilenos CEDECh

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www.premionacionaldeeducacion.blogspot.com

 

 

 

 

 

 

 

EL O`HIGGINS IGNORADO

 

                                                                                                                         PEDRO GODOY -  CEDECH

 

 

Lo habitual es evocarlo sólo en sus momentos épicos como el desastre de Rancagua o la victoria de Chacabuco. Sin embargo, el prócer no es sólo un militar que a coraje y mandobles logra la emancipación del país. Su personalidad exhibe facetas que son poco conocidas. A título de situaciones interesantes algunas y curiosas otras se anota su pasión campesina.Es agricultor  cerca de Chillàn en las  Haciendas de "Las Tablas" y "Las Canteras". En su ostracismo regresa al surco en las Haciendas  "Montalvan" y "Cuiba" que le dona el Perú. Otro aspecto no menos valioso es su armoniosa relación con el mundo indígena. En su hogar -así como en la Casa de Gobierno- están presente mapuches y él mismo es ducho en el manejo del mapudungún. Por cierto, también maneja el inglés.

 

El mapudumgún lo conoce porque es alumno de la Escuela de Naturales .plantel vecino a su ciudad natal- que administran sacerdotes franciscanos y al cual concurren retoños de caciques. El inglés lo adquiere por su dilatada permanencia en Gran Bretaña. Otro dato, es objeto de caricatura hiriente por José Miguel Carrera. Este lo dibuja como un títere de San Martín. Su afición por la música no se menciona. Narran testigos que era un aficionado al piano. Así también a cierta orfebrería en losa. Se visión geopolítica supera a otros personeros de la emancipación. Baraja, por ejemplo, organizar expedición para liberar Filipinas y aplaudirá, sin reservas, la incorporación de Chiloé a la joven república impulsada por Freire. Como Director Supremo impulsa tratados que apuntan a federar las recién independizadas provincias españolas del Nuevo Mundo emparentándose en tal anhelo con Bolívar.

 

Es frecuente adjudicarle su condición de masón. Es un error muy difundido. Hay que manifestar que tal organización se funda en Chile a mediados del siglo XIX y O´Higgins actúa en los albores de tal centuria. Es cierto que se vincula a círculos herméticos , pero no pertenecen a la Orden señalada. Inducido por su profesor de matemática Francisco de Miranda, en Inglaterra, ingresa a La Gran Reunión Americana también conocida como Asociación de los Caballeros Racionales. Ya de regreso -con San Martín, Puyrredón y otros- funda la Logia Lautaro o Lautarina. Estando en Concepción ingresa a la secta los Duendes Patrióticos que encabeza Juan Martínez de Rozas. Hay que insistir en la naturaleza no masónica de tales entidades secretas. El Templo Votivo de Maipú es quizás una prueba que el prócer es católico.

 

 

Se pone de manifiesto la abdicación. Es, sin duda, un gesto de nobleza. Vale la pena -a título de curiosidad- señalar que es la única vez que en nuestra historiografia se usa la expresión "abdicación" . Lo frecuente es anotar "renuncia" o "dimisión". Quizás el hondo respeto que exhala su genio y figura impulsa a señalar que su abandono del poder supremo es "abdicar". Tal término como se sabe se reserva a los monarcas. Una "abdicación" es el acto de abandono del trono y delegación del cetro y la corona. Tal hecho ocurre el 21 de enero de 1822. El héroe pese a los aplausos que le brindan  los notables reunidos en el Cabildo capitalino es -a pocas horas- remitido a Valparaiso con custodia "bala en boca". Allí permanece  hasta que se le deporta vía marítima. 

 

 

Bernardo O´Higgins de "paisa" durante

el "transtierro" peruano

El velero del ilustre desterrado lo desembarca en El Callao. Allí lo recepcionan autoridades del gobierno peruano. Le donan limeña casa solariega y -como se adelantara- dos predios agrícolas. Ese afecto lo lleva a manifestar "Soy chileno por cuna y peruano por gratitud". En esa república interviene en política. Son dos decenios en que no está quieto. Ofrece su espada a Bolívar para intervenir en la magna batalla de Ayacucho que implica el fin del Imperio en América. No sólo eso, está en contacto permanente con los expatriados chilenos que son opositores a la dupla Prieto- Portales que gobierna el país después de Lircay  y  Ochagavía. Más que eso se opondrá a la guerra de Chile contra la Confederación Perú-Boliviana. Mantiene estrecho  vínculo con el Protector Andrés Santa Cruz y Palacio Quemado lo condecora.

 

Es uno de los pocos que exhibe el rango de Capitán General. El primero es Pedro de Valdivia y el reciente, Augusto Pinochet. Entre uno y otro está O´Higgins. En este rubro no sólo lo anotado, San Martín lo designa brigadier del Ejército de las Provincias Unidas del Plata, Bolívar le otorga el grado de general de la Gran Colombia y Perú el rango de Gran Mariscal. No todos son éxitos, en su adolescencia al informarse del deceso de su padre solicita el apellido y se le confieran como legado los dos títulos nobiliarios -barón y marqués-. Sólo obtendrá lo primero solicitado. Por eso no es Bernardo Riquelme, sino podrá ostentar el apellido de su padre que fuera, después de Gobernardor del Reino de Chile, Virrey del Perú.

 

Sus adversarios le enrrostran su condición de hijo de madre soltera. De allí que Portales y, en general el conglomerado "pelucón" que ocupa el poder de 1822 en adelante, lo estigmatiza con la consigna "¡Nada con el huacho maldito!". Es tan contundente el odio que jamás podrá, pese a sus solicitudes, volver a pisar el suelo de su patria. Muere a los 64 años de un infarto. Apenas en la Presidencia de José Joaquín Pérez -30 años después de su deceso- se repatrian sus restos. Dato curioso, en el barco que se despacha a El Callao con ese propósito va como tripulante el joven subteniente Arturo Prat Chacón. 

 

 

MURIETA: ¿HEROE  O  DELINCUENTE?

 

                                                                      Pedro Godoy P. CEDECH

 

California, mediados del siglo XIX, estalla “la fiebre del oro". En la granja de un inmigrante suizo  Juan Augusto Sutter- se produce el hallazgo de yacimientos auríferos prodigiosos. No están en vetas subterráneas, sino sobre el cauce de las arterias fluviales. Suprimiendo con agua el lodo, entre los guijarros, se  encuentran las apetecidas “pepas". Aguijoneados por el sueño de convertirse en millonarios acuden multitudes. Entre miles  figura Vicente Pérez Rosales.

 

La aventura es en suelo de México. Sin embargo, ya EEUU está en plan de expansión. Comienza  siendo apenas una franja apretujada entre la Cordillera de los Apalaches y el Atlántico. Ostenta voracidad ilimitada y aspira a convertirse en bioceánico. Infiltra entonces California. Sus pioneros -con el respaldo de la Casa Blanca- participan en la áurea aventura. Con prepotencia despojan a los “spanishs". Entre tanto damnificado está Murieta. Su campamento es destruido y la esposa violada.

 

Focos de resistencia móviles intentan contener a los rubios invasores. El de mayor empuje lo capitanea el legendario caudillo rescatado del olvido por Pablo Neruda en la cantata “Fulgor y muerte de Joaquín Murieta". Lo estigmatizan como bandolero. Es arrinconado. Finalmente, lo ultiman en  emboscada. A esa altura California ya ha sido usurpada a México y el guerrillero -anticipo de Francisco Villa y de César A. Sandino- se transforma en temprano símbolo del antimperialismo.

 

Hay polémica sobre el origen        del personaje. La  documentación más solvente permite sostener que es mexicano oriundo de Sonora. A comienzo del siglo XX adquiere fuerza aquello de su condición chilena. Lo verificable es que destaca en las labores mineras y en la guerra sin cuartel contra los “galgos”. Tal es el apodo dado a los norteamericanos. En tal brega se asocian los hispanoamericanos en bloque. Discutir hoy si es de México o de Chile equivale a la controversia sobre si el pisco es peruano o chileno, es decir, una zoncera chauvinista.

 

CONCON Y PLACILLA: 21 y 28 AGOSTO 1891

                                             Pedro Godoy P. CEDECH

Presidente Balmaceda

10 mil cadáveres cubren el borde costero de la V Región. Promedio de edad de los caídos: 20 años. La cifra asombra. El país apenas sobrepasa los 2 millones de habitantes. La Guerra del Pacífico, en seis años, contabiliza 5 mil bajas. El 21 y 28 de agosto son las batallas de Concón y Placilla. La Armada insurrecta capitaneada por Jorge Montt transporta, desde Iquique, una milicia. Ese mes es amargo en la historia del país.

 

Esta tropa improvisada aniquila al Ejército, según el general Izurieta, “siempre vencedor, jamás vencido”. Ambas refriegas son brutales. Quienes capitulan, en el acto, son fusilados. Los centros hospitalarios se atiborran de heridos y mutilados. La atmósfera –en todo el país- se impregna de pólvora. El odio, el rencor y el miedo tornan sombríos los rostros. Domicilios de los presidencialistas derrotados son objeto de allanamientos y pillajes.

 

La administración publica es “depurada” de quienes no están adscritos a la bandera contrarrevolucionaria. La Casa de Bello intervenida y privados de la cátedra los sospechosos de simpatía con el mandatario depuesto. En esa tarea espuria opera  el médico José Joaquín Aguirre. Las cárceles se repletan. En Santiago las misiones diplomáticas asilan a personeros del régimen. Otros se refugian en buques extranjeros o huyen por los boquetes cordilleranos.

10 mil son las bajas en Concón y Placilla.
Testimonio fotografico de la barbarie.

 

Los triunfadores son asesorados por mercenarios alemanes como Emilio Korner y financistas británicos –entre otros- John North. El proyecto balmacedista –salitre nacionalizado, fomento industrial y banca estatizada- queda en el ayer. Aunque amparado por la Legación de Argentina, Balmaceda se suicida. El eco de aquel disparo –a poco más de un siglo- aun retumba en el alma de la chilenidad. Es el 19 de septiembre de aquel año  trágico.