
El conocido sociólogo norteamericano, James Petras, advirtió recientemente que en Latinoamérica, en los últimos diez años, los grandes capitales extranjeros han conseguido millones de hectáreas de tierra para monocultivos y explotación de minerales.
“Lo mismo pasa en
Bolivia”, dice Petras y explica que “ésta es una nueva forma de colonización”.
Al menos dos centros de investigación en nuestro país corroboran que esta
tendencia es clara y está en vías de consolidación en el Estado Plurinacional.
El director del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), Marco
Gandarillas, aclara que en Bolivia los sectores extractivos que tienen derechos
para explotar el subsuelo tienen también “derechos preferentes sobre el suelo,
aunque haya un uso ya establecido para esa superficie”.
Debido a la presencia de transnacionales mineras y petroleras en el país, la
extranjerización de tierras se da justamente porque las actividades de éstas
(actividades del subsuelo), tienen preferencia sobre las actividades agrícolas,
ganaderas y otras actividades de la superficie, que suelen constituirse en los
medios de vida de las poblaciones locales.
“Desde ese punto de vista, se puede decir que esa preferencia por la minería e
hidrocarburos genera que haya una gran proporción de extranjerización (de las
tierras) por esa vía”, agrega Gandarillas.
En este sentido, James
Petras llama la atención al hecho de que las transnacionales no están aquí
simplemente como inversionistas, porque en realidad obtienen “la transferencia
de la autoridad, del control, del manejo, de grandes terrenos. Si eso no es
colonización, yo no sé cómo llamarlo”, dice.
Un reciente estudio que corrobora estas tendencias en Bolivia, pero enfocado en
el sector agrario es el libro “Expansión de la frontera agrícola”, del
investigador y director de la Fundación Tierra, Gonzalo Colque. Según esta
investigación el control sobre toda la cadena agroindustrial de empresas
bolivianas por parte de capitales transnacionales se evidencia en “la presencia
del agro-capital nacional y transnacional a lo largo de la cadena
agroindustrial, incluyendo almacenaje o acopio, procesamiento, comercialización
y exportación”.
Acaparamiento de tierras
El Land grabbing o
Acaparamiento de tierras es actualmente un fenómeno común en países
subdesarrollados a nivel mundial. Consiste en que grandes empresas y países hacen
inversiones para acaparar tierras con fines productivos o especulativos.
En la citada investigación de la Fundación Tierra, se evidencian seis compañías
extranjeras que controlan el “90 por ciento de la producción de soya y
derivados de exportación”.
Estudios previos ya mostraron que menos de cien empresas extranjeras controlan
más de la mitad de las tierras cultivadas de Santa Cruz que en total suman
alrededor de dos millones de hectáreas, a través de la “capitalización” de las
grandes propiedades agrícolas. Este fenómeno es caracterizado también como
“extranjerización” de la tierra.
Según Gandarillas, la legislación nacional permite este fenómeno. En este
sentido, el investigador del Cedib considera que ha habido una “regresión
agraria” (o retroceso agrario) en el continente y en el país.
A mediados de los años 50s, “todos pedían la abolición del latifundio, que se
consideraba una lacra social que impedía que se cumpla una función social con
la tierra. Se consideraba que el acaparamiento de ciertos recursos en gran
proporción impiden el ejercicio de derechos sociales y económicos de otros
sectores, especialmente los campesinos”, indica Gandarillas.
Sin embargo, ahora el latifundio puede existir siempre que sea productivo.
“Bolivia por ejemplo en la última Constitución establece eso: grandes
propiedades pueden cumplir una función social mientras sea productiva. Bajo esa
figura la gran empresa puede acumular grandísimas superficies de tierra para
producción de soya y producción de monocultivos de exportación”, dijo el
investigador.
La segunda colonización de las Américas con invitación
James Petras es un sociólogo estadounidense conocido por sus estudios sobre el Estado, el imperialismo, la lucha de clases y la problemática latinoamericana. Ha sido profesor de la Binghamton University de Nueva York, la Universidad de Pensilvania, y profesor adjunto en Saint Mary s University, de Halifax (Canadá). Es autor de más de 62 libros publicados en 29 idiomas, y más de 600 artículos en revistas profesionales. Actualmente escribe una columna mensual para el diario mexicano, La Jornada, y previamente, para el diario español El Mundo.
Considerando su
trayectoria, sus advertencias sobre las concesiones realizadas por los
gobiernos llamados “progresistas” a las transnacionales no debieran ser
tomadas a la ligera.
“Son gobiernos supuestamente progresistas, antiimperialistas, que
denuncian la intromisión imperial, pero no hablan de la trasferencia de
millones de hectáreas, de los minerales, del procesamiento y exportación de
materias primas por parte de estos grandes sectores de capitalistas”, dijo
Petras recientemente en la radio uruguaya CX36 Radio Centenario.
Pero fue más allá, y
resaltó que “debemos repensar en esto como la segunda colonización de las
Américas con invitación. No es una entrada y conquista violenta. Los
gobernantes mismos los invitan. Incluso gobiernos autotitulados progresistas
han invitado a la toma de posesión por parte del capital extranjero”.
Añadió que lo más problemático que los únicos sectores en resistencia son los
afectados en el campo y los sectores contaminados. Pero el gran sector popular,
sindical, en las ciudades, no ha tomado en cuenta que viven en islas
nacionales, encerrados por un mar de capital extranjero”, explica.