En junio de 2013, fue creado en Caracas el Instituto de Altos Estudios del Pensamiento Político de Hugo Chávez Frías”, a fin de preservar y difundir el legado ideológico del ex presidente. Sobre el tema, Javier Biardeau recuerda que Chávez se declaró, de acuerdo a las coyunturas políticas, marxista, cristiano, socialdemócrata, nacionalista (soldado patriota) y socialista hasta la médula, para luego preguntarse a cual de esas corrientes otorgará prioridad el Instituto (“Rebelión”, 26-11-14)
La pregunta surge en momentos en que tendencias radicales critican a los “conciliadores” que olvidan el “socialismo científico”, ignoran la lucha de clases y se oponen a la expropiación de los capitalistas, en lugar de transferir la propiedad y administración de los bienes del Estado al proletariado organizado (Cristofer García: “Rebelión”, 26-11-14). Luís Bilbao, director de “América XXI”, demanda “trabajar para que el descontento creciente se transforme en insurgencia anticapitalista y encamine la transición del caos actual a la sociedad socialista”.
Estas posiciones no consideran que el ciclo progresista en la región se ha debilitado. El fortalecimiento del MERCOSUR y la creación del Banco del Sur ya no es una prioridad de Brasil y Uruguay, con Tabaré Vásquez, aspira a estrechar relaciones con la Alianza del Pacífico. Infelizmente, la integración de América Latina no ha pasado de los discursos grandilocuentes y de obras camineras, que no disminuyeron el control de las transnacionales de áreas estratégicas como hidrocarburos, minería, agricultura y Banca.
La herencia de Chávez es contradictoria. Su carisma, energía ilimitada, identificación con los marginados y la unidad Latinoamericana, a la que infundió nueva mística, marcaron la historia reciente. Su apoyo a la tercera nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia fue ejemplo de solidaridad bolivariana. Gracias a Petrocaribe, Venezuela vende petróleo a países caribeños a precios subvencionados o los beneficia con la construcción de refinerías u oleoductos. En lo interno, disminuyó la pobreza, como no había ocurrido en el pasado..
Pero Chávez descuidó la macroeconomía, lo que ocasionó que su sucesor, Nicolás Maduro, enfrente una inflación anual de más del 60 %, una deuda externa creciente, el descontrol en el manejo de divisas y el enorme déficit de su empresa estatal de petróleo, a lo que se suma la corrupción y la inseguridad ciudadana en gran escala.
Es obvio que el caos ha sido fomentado por EEUU, con ayuda de la burguesía rentista, la Banca y los medios de comunicación a su servicio. ¿Acaso en la esencia del imperialismo no está el detener las luchas de liberación de nuestros pueblos? Por ello, el primer deber de los gobiernos patriotas reside en evitar que el capital financiero y sus aliados nativos desestabilicen sus economías, sino quieren ser reemplazados por regímenes sumisos.
En dirección contraria a la anterior, Maduro parece empeñado en reordenar la economía. Esta posición ha permitido la disminución del contrabando en los últimos meses. Estos esfuerzos buscan también evitar que el “chavismo” sea derrotado en las elecciones presidenciales del 2016, teniendo en cuenta que el 2012, venció a la derecha por apenas el 1.5 % de los sufragios.
A diferencia de lo ocurrido en Venezuela, Evo Morales nacionalizó los hidrocarburos e impuso el papel hegemónico del Estado, con un manejo ordenado de la macroeconomía. Esta combinación le ha permitido ganar por dos tercios las elecciones del 2014 y vencer en ocho de los nueve departamentos del país, incrementar de manera notable el PIB, la renta per cápita y las reservas internacionales, así como disminuir el desempleo y la extrema pobreza.
Chávez, en esencia, fue un patriota nacionalista y bolivariano y defensor a ultranza de un mundo pluripolar, en el que América Latina actúe con voz propia. Así lo demuestra el excelente libro de Miguel Angel Barrios: “El Pensamiento histórico y geopolítico de Hugo Chávez” (editorial Biblos), en el que incluye los mejores fragmentos de escritos y discursos del insigne mandatario.
Al mismo tiempo, Evo, el humilde campesino de Orinoca, un olvidado pueblo de Oruro, será recordado como el presidente que gobernó más años en Bolivia. Su vida, relatada por él mismo al periodista Iván Canelas, está registrada en el libro “Mi Vida: de Orinoca al Palacio de Gobierno” (Editorial Sagitario).