HISTORIA PASAJERA

Pasaron 9 años, todo pasa en la vida, todo se va. Ya nos recordaría esa lección muy elocuentemente Fidel Castro aquella noche en La Habana.
Ese 29
diciembre de 2005 llegamos a la capital cubana en un avión Airbus A320 de la
aerolínea TACA. La nave fue alquilada por el Gobierno de la isla. Sumábamos
cerca de 70 personas: aproximadamente 20 representantes de movimientos
sociales, 10 parlamentarios electos, 20 periodistas, cinco asesores, seis
fornidos guardaespaldas de acento caribeño y … Evo.
Tras un vuelo que hizo escala en Caracas al amanecer, el sol de la media mañana
habanera nos haría testigos de un acto histórico: el primer saludo oficial a
Evo Morales como Presidente de Bolivia.
Desde las ventanillas del avión que se detenía se apreciaba el agitado
despliegue de corresponsales internacionales. Se ordenaban estudiantes con
banderitas cubanas y bolivianas, y se alineaban tropas militares. Una alfombra
roja era desenrollada hacia la aeronave. Tras un descenso, también agitado, de
los periodistas bolivianos y su pugna por el mejor lugar de observación, llegó
un automóvil negro Mercedes Benz. Se abrieron las puertas y bajó el último
ícono de la Guerra Fría en ejercicio de sus funciones.
“¡Qué bueno que están aquí”, expresó Fidel Castro parado al pie de la
escalerilla, preparando un abrazo efusivo. Recibía así a Evo Morales quien
bajaba escoltado por mujeres dirigentes sociales vestidas con sus atuendos
típicos, entre ellas, una clásica “chapaca”: Julia Ramos, la fundadora del
Movimiento Al Socialismo (MAS) en Tarija.
Minutos más tarde se iniciaba la era de Evo. Un solemne silencio antecedió a
las frases del coronel Guerrero Ramos. El responsable del Batallón de
Ceremonias trazó con su espadín un medio círculo en el aire. Luego se
cuadró ante el recién llegado y pronunció: “¡Compañero Evo Morales, presidente
electo de la República de Bolivia! ¡La guardia de honor estááá formada!”.
Empezó a sonar la marcha 26 de Julio. Evo, con cierta informalidad, usando una
de las chompas que serían famosas en el mundo, tomaba por primera vez revista a
unas tropas militares. La vida pasa, todo cambia. A sus 46 años, dejaba
de ser “el Evo”, el sindicalista de hasta hace unos minutos en la aeronave,
para iniciar sus pasos como Mandatario de Estado.
Tras el ceremonial, Fidel y Evo se aprestaban a subir al Mercedes Benz, pero
aceptaron responder algunas preguntas. Ante una de ellas el líder cubano dijo:
“Ha conmovido al mundo: por primera vez un presidente indígena, algo
extraordinario, histórico”. Luego responde a otra sobre América Latina: “Parece
que el mapa viene cambiando, hay que reflexionar, hay que observar y estudiar
mucho”. El Mercedes se llevó luego raudamente a los dos presidentes.
El brindis de los ausentes
Cerca de las 13.00, Evo y Fidel iniciaban en un lugar secreto de la Habana la
redacción de los primeros acuerdos entre ambos Gobiernos. Mientras tanto, dirigentes
sociales, asesores y periodistas fuimos agasajados con un almuerzo en el
comedor de un lujoso hotel. Un brindis con clásicos mojitos inició la cálida
recepción. La delegación de anfitriones la encabezaban el vicepresidente cubano
Carlos Lage, el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón, y el canciller
Felipe Pérez Roque. La delegación visitante la dirigían Alex Contreras, Iván
Canelas, Héctor Arce, Iván Iporre y Román Loayza, entorno de confianza de Evo,
considerados futuros ministros.
“¿No vino el señor García Linera?”, preguntó alguno de los anfitriones. Y
varias voces le explicaron que el vicepresidente electo se hallaba organizando
la transición. Las preguntas también surgieron desde los visitantes más afectos
a la historia cubana. “¿Veremos a Raúl Castro?”, les consultó el periodista
Hugo Moldiz. “No sabemos”, respondieron.
La duda se convirtió en notoria desaparición a lo largo de toda la visita. Y
los mojitos del mediodía, en el tiempo, supieron a un brindis por el futuro
poder de los ausentes. En los cuatro años siguientes la “generación del
recambio revolucionario”, Lage y Pérez Roque, primero, y Alarcón, luego,
perderían sus sitiales por órdenes de Raúl Castro. Curiosamente, las cabezas de
aquella delegación boliviana, igual fueron alejándose paulatinamente del
Palacio Quemado a favor del nuevo entorno de confianza presidencial también
hasta 2010. Todo pasa, todo cambia en la vida.
Discusiones en La Habana
La tarde de aquel 29 de diciembre alternamos entre discursos cargados de retórica
socialista y aceleradas carreras al hotel para enviar despachos a Bolivia. Se
habían habilitado en el Centro de Convenciones de la Habana pequeños foros para
los dirigentes sociales. De cuando en cuando, trascendían partes de los
primeros acuerdos entre Cuba y Bolivia. Las vertían Loayza o Contreras, o
Alarcón, o Pérez Roque, hasta ahí noticiosamente todo quedaba a pedir de
boca.
Los problemas comenzaban en el Hotel. “¡Qué porquería de internet y encima es
carísimo!”, se quejaban los colegas. El servicio era prácticamente nulo, no
daba ni para enviar simples emails. Las llamadas no salían con claridad y
costaban más. Y tras lograr algo en medio de las idas y vueltas, surgían, en
voz baja los comentarios sobre la crítica situación cubana. Observar el
paso de las “guaguas”, los buses remolque de transporte público, conmovía a los
reporteros. Decenas de personas colmaban aquellos vehículos en una especie de
suplicio forzoso. Muy cerca, en paradisiacas playas, decenas de turistas
europeos retozaban a gusto y saboreaban coloridas bebidas tropicales.
Tímidos debates surgieron aquella tarde entre periodistas simpatizantes y
críticos del proceso cubano. “¿Tú crees que uno de estos amigos se atreverá a
quejarse como nosotros podemos quejarnos contra los políticos en Bolivia? ¡Zas!
A la chirola ese cacho”., espetaba uno. “No, no se quejan porque ellos son
conscientes del sacrificio revolucionario”, contestaba el otro. Varias
descripciones críticas de aquel día fueron, por parecidas, posibles de recordar
en 2009 cuando Leonardo Padura publicó “El hombre que amaba los perros”. Y,
cosas de la vida, para muchos increíbles, lectura autorizada para venderse en
Cuba a partir de 2011 por el Gobierno de Raúl Castro. Un año antes Fidel le
había declarado a un periodista británico: “El modelo cubano ya no funciona ni
siquiera para nosotros”.
“¿Que yo aconseje a Evo?”
A las 18.45 de ese 29 de diciembre, nadie ya se atrevía a salir del Centro de
Convenciones. Concentrados en el salón principal, nos aprestábamos a vivir el
acto más esperado de la jornada. Fidel, su alto mando, y figuras, como el
parlamentario argentino Miguel Bonasso, iban a proclamar la victoria de Evo. Un
auditorio repleto de estudiantes y atestado en sus primeras filas por
camarógrafos y periodistas enmudeció en cuestión de segundos.
Ante los ojos mediáticos del mundo, Evo vertió su primer discurso presidencial.
Duró 12 minutos, uno de los más cortos de su vida política. “Este es el
encuentro de dos revoluciones, por la libertad y la humanidad –proclamó
Morales- …Quiero decirle, Comandante, que la lucha del pueblo cubano,
especialmente la del Che Guevara, no ha sido en vano. Presidente, Comandante,
¡tarea cumplida, misión cumplida! (…)El triunfo de Evo Morales es del pueblo
cubano…”. Más adelante rubricó: Chávez y Fidel son los comandantes de las
fuerzas libertarias de
América”.
En el afán de demostrar su afecto a Castro, Evo también inició su, con el
tiempo, mentada serie de lapsus lingues. “Fidel para mí es un abuelito –
dijo-”. Y ante ciertas notorias incomodidades inmediatamente corrigió: “ …es un
sabio”. Fue el prolegómeno del discurso de Castro, intermediado por entregas de
atuendos y un casco de minero que el caudillo cubano se puso.
“A ver, que hable la prensa”, dijo Fidel y un moderador pidió a los periodistas
que levanten la mano. La primera pregunta, formulada por la periodista Rocío
Molina de Bolivisión, bastó para desatar el festival de oratoria de Castro.
“Presidente, ¿qué consejos le dio a Evo para que Gobierne bien? – preguntó
Molina-”.
Fidel respondió pausadamente: “¿Y por qué no me preguntas qué consejos me dio a
mí Evo para continuar nuestra resistencia frente al imperio? Yo sé a dónde va
tu pregunta. Preguntas, en realidad, si yo confío en que Evo va a tener éxito
en su monumental tarea. Evo tiene condiciones, grandes condiciones
Durante los siguientes 25 minutos, Castro hizo un detallado relato paralelo de
la vida de Evo Morales y el desarrollo de las civilizaciones americanas.
Explicó cómo transcurrió la vida del joven llamero que caminaba 30 kilómetros
por día y las características de los pulmones de los aymaras. Recordó cómo en
tiempos en que los bárbaros asolaban Europa florecía en América la asombrosa
inteligencia de los ingenieros mayas e incas.
Habló de Colón, de la invasión, de la resistencia y la independencia. Luego
llegó a la Revolución Cubana “Han pasado 47 años de la Revolución –dijo, e hizo
una pausa-. ¡Me parece que fue ayer! ¡Y cómo pasa el tiempo! Evo tiene 46 años.
Podemos decir que Evo nació con la Revolución Cubana”.
Finalmente, describió la victoria indígena en Bolivia y concluyó: “¡Qué
inteligencia natural! ¡Qué conocimientos, qué luchas! Parece que fue ayer. Vean
la historia, los símbolos, los tiempos, y él es hoy Presidente”. Y volvió a
espetar a Molina: “¿Y quieres que yo le dé consejos a
Evo?”.
Sic transit gloria huius
Minutos antes de la madrugada del 30 de diciembre de 2005, Fidel despedía a Evo
en la pista del aeropuerto José Martí. En el Air bus de TACA alguien comentó
que mientras le hablaba dentro del Mercedes Benz, el sueño venció a Castro, y
que Evo se conmovió al despedirse. Otra voz citó la edad del cubano y adelantó
que su relevo revolucionario en realidad se hallaba con Hugo Chávez, en
Caracas.
Las charlas citaron el giro continental a la izquierda que 24 meses después
sumaría a siete países más y casi hasta a México. Sumarían cerca de tres horas
de conversaciones distendidas y abiertas, en un avión semivacío, a las que Evo
Morales se sumó. Incluyeron una breve, pero encendida y altisonante discusión
entre futuros ministros (Ver recuadro). Finalmente, en Cochabamba, al pie de la
aeronave el presidente electo se despidió dando la mano a todos los
viajeros.
Una semana más tarde, Evo iniciaría sus giras internacionales con un viaje por
cuatro continentes. Lo haría en un avión prestado por el presidente Hugo Chávez
quien entonces, en el pico de su popularidad, preveía gobernar hasta 2030. Todo
pasa en la vida, Chávez no sobrevivió a Fidel y Fidel solo pudo conservar el
poder tres años más. En esos años ambos llegaron a ser los gobernantes más
duraderos de Latinoamérica.
Hoy el Mandatario latinoamericano con más tiempo en el poder se llama Evo
Morales. Pero, cosas del destino, se apresta a iniciar su décimo año
presidencial no sólo sin Chávez ni Fidel, sino con el imperio acercándose a
Cuba. Inicia su tercer mandato no sólo alejado de varios de sus otrora
compañeros sindicales, sino acercándose a sus más acérrimos rivales
empresariales. Pero, sobre todo, iniciará su nuevo Gobierno, con el reto de una
crisis económica internacional que tarde o temprano podría debilitar su holgada
popularidad.
Pasaron 9 años, todo pasa en la vida. Quién sabe si Fidel, Chávez o Evo hayan
escuchado, como los emperadores romanos ante sus fervorosas multitudes, a ese
ayudante cuya misión era decirles: “César, toda gloria es pasajera” (Sic
transit gloria huius mundi).
(RECUADRO)
Primera crisis de gabinete a 10.000 metros de altura
El Air
Bus A320 volaba a 10 mil metros de altura la mañana de aquel 30 de diciembre.
Entre Caracas y Cochabamba, Evo, periodistas y sindicalistas intercambiaron
criterios sobre la coyuntura y las primeras medidas que el nuevo Gobierno debía
asumir. César Navarro, entonces diputado electo por Potosí, sugirió a Morales:
“Evo lo primero que tienes que hacer es un decreto que ayude a los chiquitos
mineros que trabajan desde sus 12 años en Potosí. Hay que cambiar eso”.
Antes de que el Presidente electo respondiera, una voz se alzó casi vehemente
desde uno de los asientos. “¡Nadie se meta con minería, ese Ministerio será de
los mineros!, gritó el cooperativista Wálter Villarroel.
No fue el único irritado. “Cuatro ministerios tendremos los campesinos”,
advirtió el dirigente Román Loayza, también alzando la voz y alzando el
puño.
Evo sonrió mirando al piso y cambiando el tema.
Diez meses más tarde, Villarroel, como Ministro de Minería fue señalado entre
los culpables de una tragedia: mineros cooperativistas y estatales se
enfrentaron por los yacimientos de Huanuni causando 12 muertos. Un tórrido
juego de intereses atizado por sectores cooperativistas desató aquella masacre
entre hermanos.
Poco después concluiría la efímera vida política de Villarroel. Cosas de la
vida, el entonces vilipendiado y calmo César Navarro es hoy Ministro de Minería
y Metalurgia.
Román Loayza nunca logró ser Ministro y desde hace tres funge como opositor al
Gobierno del Movimiento Al Socialismo.