
El viraje en la política exterior de EEUU hacia Cuba, recibida como una grata sorpresa en principio, ha motivado interrogantes sobre las verdaderas intenciones del gobierno de Barak Obama, así como de las perspectivas sobre la forma en que el caribe socialista enfrentará esta nueva etapa en su historia revolucionaria.
Hay consenso en que EEUU quiere devolver a Cuba al
capitalismo. ¿Podrá Cuba seguir en el socialismo? ¿Querrá?
Al reconocer el fracaso de más de medio siglo de bloqueo económico y comercial
contra Cuba, el presidente Obama manifestó que “No podemos seguir haciendo lo
mismo y esperar un resultado diferente”, como argumento oficial para justificar
la nueva política. El mensaje ha sido entendido como un cambio de tácticas (el
poder blando) para conseguir el mismo objetivo: cambiar el sistema cubano en
favor de los intereses norteamericanos, esta vez mediante las relaciones
políticas, económicas, sociales y culturales.
El escritor y periodista venezolano, Modesto Guerrero, fue claro en este
sentido durante una reciente participación en la Radio La Retaguardia, de
Buenos Aires. Guerrero manifestó en días pasados que ahora “el deber es
preocuparse, porque ningún imperio en la historia hizo algo de regalo o por
gracia, y esta medida tiene un sólo objetivo que es recuperar a Cuba para el
sistema de estados de América Latina en el circuito OEA, FMI, etc., y para los
capitales privados”.
¿”Perestroika caribeña”?
Hoy en día, el Presidente Raúl Castro lidera un proceso de cambio paulatino del
modelo económico que tiene el objetivo de dar mayor autonomía a la empresa
estatal y permitir el desarrollo nuevas formas de emprendimientos privados y
trabajo por cuenta propia.
Estas transformaciones tienen su origen en el Proceso de Rectificación de
Errores y Tendencias Negativas, impulsado por Fidel Castro en 1986, que fue
interrumpido por la caída de la Unión Soviética. En abril de 2011, en el Sexto
Congreso del Partido Comunista de Cuba, se aprobaron los Lineamientos de la
Política Económica y Social del Partido y la Revolución, documento que incluye
los principales cambios económicos y las transformaciones sociopolíticas a
implementar.
Sin embargo, se teme que este proceso, más aún en el contexto actual, sea el inicio
de una “perestroika caribeña” que termine con el socialismo en la isla.
Pero la académica e investigadora del Instituto de Filosofía de Cuba y de la
Universidad de La Habana, y miembro de la Academia de Ciencias de Cuba, Olga
Fernández Ríos, recuerda que “uno de los elementos centrales en los
lineamientos aprobados en abril de 2011, es la continuidad de la estrategia
socialista”.
Olga Fernández, quien también fue consejera académica de la Embajada de Cuba en
Chile entre 2005 y 2010, y actual subdirectora de la Revista Marx Ahora, en una
entrevista con la revista chilena Punto Final, explicó “estamos hablando de una
ampliación del concepto de propiedad social, pero el gran transporte, las
grandes fábricas, importantes recursos económicos de la producción azucarera,
níquel y de la prospección de petróleo, seguirán siendo estatales”.
En este sentido, la académica cubana considera que el trabajo por cuenta
propia, los pequeños emprendimientos familiares en ámbitos de servicio y de
producción a pequeña escala de alimentos para el consumo diario, confección de
ropa y artesanía, son perfectamente compatibles con el socialismo.
“El sector cooperativo, que sólo existía en Cuba en el área de la agricultura,
se ha ampliado al sector urbano. Se han creado importantes cooperativas en el
sector de transporte y de producción a escala local en diferentes ramas de la
producción. Entendemos que el socialismo no tiene por qué desarrollarse a
partir de un modelo único. En ninguna parte está escrito que el socialismo haya
que construirlo sólo identificado con la propiedad estatal. El concepto de
propiedad social es mucho más abierto y amplio que el de propiedad estatal”,
agregó Fernández.
El “crimen histórico” de Latinoamérica
“Los gobiernos latinoamericanos pueden cometer un crimen histórico del que no
tienen conciencia y lo vamos a pagar caro, ellos como gobierno, nosotros como
pueblo”, advirtió hace pocos días Modesto Guerrero a Radio La Retaguardia de
Buenos Aires, a tiempo de reclamar que estos gobiernos están “facilitándole la
tarea a Estados Unidos de devolver a Cuba al capitalismo”.
En esa oportunidad, manifestó también que el ALBA debe realizar “un operativo
de urgencia en el mismo sentido. Algo de eso propuso Atilio Borón hace cuatro
años. Bueno, están haciendo lo contrario: Brasil, Ecuador, Uruguay y Argentina
buscan acuerdos con la Alianza del Pacífico”.
“Ecuador ingresó como observador, Uruguay es miembro, ¿qué juego estamos
jugando? ¿Es tan difícil que los gobiernos progresistas comprendan que están
facilitándoles la tarea a sus propios enemigos? ¿Y entonces? ¿Para qué carajos
se crearon la UNASUR y la CELAC?”, protestó el escritor y periodista
venezolano.
Burocratismo en Cuba
La
investigadora cubana reconoció que el Estado paternalista que subsidiaba todo
afectó la economía del país, y que “provocó una forma de enajenación, que fue
caldo de cultivo para la corrupción y el burocratismo”.
En este sentido, se cumplió un temor que tuvo el Che Guevara cuando dijo que el
socialismo no podía ser sólo un método de repartición económica: “El socialismo
económico sin la moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria
pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación”.
Más allá de esto, Fernández sabe que todo cambio implica un riesgo, “y en
nuestro caso, las diferencias sociales pueden generar individualismo, entre
otras contradicciones”, y que “tenemos un reto muy importante, que no es sólo
del gobierno, sino de la sociedad en su conjunto. Es fundamental definir
claramente el límite que va a tener la propiedad individual”.