¿Y LA FORTUNA DEL PRESIDENTE?

Por:


Publicado el 01/01/2015

En acto oficial realizado el 18 de diciembre pasado, el vicepresidente Álvaro García Linera entregó la lista de los 200 libros que formarán parte de la Biblioteca del Bicentenario, elaborada por un Comité Editorial, integrado por  escritores, historiadores, académicos e intelectuales de diversas áreas. En la oportunidad, el Jefe de Estado, Evo Morales Ayma, advirtió en su discurso que en la nómina abundaban libros de historia, pero que no existían textos críticos al neoliberalismo.

La observación parece explicarse por la presencia en el referido Comité de un núcleo de personas vinculadas a los gobiernos de Gonzalo Sánchez de Lozada, en los que hubo una conjunción de políticas neoliberales e indigenistas (una especie de “goni-indigenismo”), que pusieron en riesgo la viabilidad de Bolivia. Esa coincidencia habría impedido que libros como “La Fortuna del Presidente”, de Andrés Soliz Rada, fueran tomados en cuenta para formar parte de la mencionada Biblioteca.
En el prólogo a la cuarta edición (1994) de “La Fortuna…”, el sociólogo Eduardo Paz Rada sostuvo que “el libro ha marcado la historia política e intelectual del país porque su impacto alcanzó a socavar la hegemonía conservadora y a impulsar los cambios y transformaciones de los últimos diez años.
Añade que tuvo la particularidad de generar y producir efectos profundos en la conciencia nacional, impulsar el movimiento y la rebelión de los sectores nacionales y populares e inspirar decisiones gubernamentales de soberanía, recuperación de recursos naturales y fortalecimiento de la dignidad de un pueblo” (Bolpress, 17-01-14). En esa línea, estima que Soliz Rada continúa esfuerzos de Montenegro, Almaraz y Zavaleta por construir la conciencia nacional.
 Fueron muchas las personalidades (Augusto Céspedes y James Petras, entre ellas), que destacaron que “La Fortuna del Presidente”, “best seller” en 1997, contribuyó a demostrar que las políticas neoliberales estaban ocasionando la fractura y disgregación de Bolivia, debido a que Sánchez de Lozada se había convertido en representante de intereses transnacionales en el país. A partir del texto, el rechazo al neoliberalismo ganó contundencia, sobre todo con la guerra del agua, del año 2000, y de la guerra del gas de 2003, que culminó con la fuga del presidente “gringo” y la tercera nacionalización de los hidrocarburos.
Nada de lo anterior niega la importancia que en los últimos años ha tomado  el rescate de nuestras culturas milenarias, fundamentado en estudios históricos y sociológicos que están contribuyendo a eliminar los resabios de un colonialismo interno, casi extinguido con la presidencia de Evo Morales. Por esta razón, la inclusión de varias de estas obras en la Biblioteca del Bicentenario está por demás justificada.
Sin embargo, no puede menos que causar extrañeza que “La Fortuna del Presidente” no figure en la nómina de libros propuestos para la Biblioteca del bicentenario y que su autor hubiera sido borrado de la lista elaborada por los integrantes de su Comité Editorial. Pese a lo anterior, los esfuerzos por borrar de la memoria colectiva el texto hoy discriminado no podrán evitar que los historiadores nacionales y extranjeros que enjuicien al neoliberalismo lo consulten de manera obligada.