En acto oficial realizado el 18 de diciembre pasado, el vicepresidente Álvaro García Linera entregó la lista de los 200 libros que formarán parte de la Biblioteca del Bicentenario, elaborada por un Comité Editorial, integrado por escritores, historiadores, académicos e intelectuales de diversas áreas. En la oportunidad, el Jefe de Estado, Evo Morales Ayma, advirtió en su discurso que en la nómina abundaban libros de historia, pero que no existían textos críticos al neoliberalismo.
La
observación parece explicarse por la presencia en el referido Comité de un
núcleo de personas vinculadas a los gobiernos de Gonzalo Sánchez de Lozada, en
los que hubo una conjunción de políticas neoliberales e indigenistas (una
especie de “goni-indigenismo”), que pusieron en riesgo la viabilidad de
Bolivia. Esa coincidencia habría impedido que libros como “La Fortuna del
Presidente”, de Andrés Soliz Rada, fueran tomados en cuenta para formar parte
de la mencionada Biblioteca.
En el prólogo a la cuarta edición (1994) de “La Fortuna…”, el sociólogo Eduardo
Paz Rada sostuvo que “el libro ha marcado la historia política e intelectual
del país porque su impacto alcanzó a socavar la hegemonía conservadora y a
impulsar los cambios y transformaciones de los últimos diez años.
Añade que tuvo la particularidad de generar y producir efectos profundos en la
conciencia nacional, impulsar el movimiento y la rebelión de los sectores
nacionales y populares e inspirar decisiones gubernamentales de soberanía,
recuperación de recursos naturales y fortalecimiento de la dignidad de un
pueblo” (Bolpress, 17-01-14). En esa línea, estima que Soliz Rada continúa esfuerzos
de Montenegro, Almaraz y Zavaleta por construir la conciencia nacional.
Fueron muchas las personalidades (Augusto Céspedes y James Petras, entre
ellas), que destacaron que “La Fortuna del Presidente”, “best seller” en 1997,
contribuyó a demostrar que las políticas neoliberales estaban ocasionando la
fractura y disgregación de Bolivia, debido a que Sánchez de Lozada se había
convertido en representante de intereses transnacionales en el país. A partir
del texto, el rechazo al neoliberalismo ganó contundencia, sobre todo con la
guerra del agua, del año 2000, y de la guerra del gas de 2003, que culminó con
la fuga del presidente “gringo” y la tercera nacionalización de los
hidrocarburos.
Nada de lo anterior niega la importancia que en los últimos años ha
tomado el rescate de nuestras culturas milenarias, fundamentado en
estudios históricos y sociológicos que están contribuyendo a eliminar los
resabios de un colonialismo interno, casi extinguido con la presidencia de Evo
Morales. Por esta razón, la inclusión de varias de estas obras en la Biblioteca
del Bicentenario está por demás justificada.
Sin embargo, no puede menos que causar extrañeza que “La Fortuna del
Presidente” no figure en la nómina de libros propuestos para la Biblioteca del
bicentenario y que su autor hubiera sido borrado de la lista elaborada por los
integrantes de su Comité Editorial. Pese a lo anterior, los esfuerzos por
borrar de la memoria colectiva el texto hoy discriminado no podrán evitar que
los historiadores nacionales y extranjeros que enjuicien al neoliberalismo lo
consulten de manera obligada.