ENERGIA Y AGUA
Las transformaciones sociales, económicas y políticas implementadas en los últimos doce años, desde la rebelión nacional-popular de octubre de 2003, han convertido a nuestro país en uno muy diferente del que impusieron los gobiernos conservadores neoliberales apoyados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) y que, cuando Evo Morales inicia su tercer mandato, tiene enfrente tareas históricas tanto o más importantes que las cumplidas hasta ahora.
Los recursos acumulados por las exportaciones de gas y minerales y por la recuperación de empresas estratégicas deben convertirse en la palanca para el impulso del proyecto de industrialización, del desarrollo integral de la economía sobre la base de la autosuficiencia de alimentos, energía y agua y de la atención de los servicios básicos a toda la población para conseguir tres resultados: cerrar la brecha de desigualdades y exclusiones internas, romper con el modelo primario exportador y conseguir la independencia económica.
El punto de partida ha sido tanto la recuperación de la autoestima, la dignidad y la soberanía nacionales frente al poder imperialista y oligárquico y el fortalecimiento de la identidad indo-mestiza como fuerza histórica que asegura la unidad y el potenciamiento interno, acompañado de la alianza con los pueblos y gobiernos nacionalistas y antiimperialistas de América Latina y el Caribe que impulsan el ALBA, UNASUR y CELAC. La emergencia de Evo Morales, el MAS, los movimientos populares organizados y su fuerza en todo el país ha marcado un hito en el proceso de liberación nacional.
Se avanzó en las nacionalizaciones y la recuperación de empresas entregadas a las transnacionales, también en las fases iniciales de la industrialización de hidrocarburos, y corresponde ahora, con el excedente recuperado, desarrollar las potencialidades de nuevas energías, como las del litio y de las que producen las plantas hidroeléctricas; del agua como fuente vital de la existencia humana tanto para su consumo como para el riego de tierras; y de la agricultura para abastecernos de medios de vida imprescindibles. Para ello una política proteccionista de los productores nacionales y el fortalecimiento del mercado interno son imprescindibles.
El cerrar las brechas sociales y económicas pendientes está relacionado con superar la debilidad en los sistemas de salud y educación y enfrentar la situación crítica de la justicia, la corrupción y las tendencias de división del país con demandas de autodeterminación particularista de sectores fundamentalistas.
El contexto mundial presenta al capitalismo occidental, sobretodo el europeo, sin condiciones para enfrentar la crisis económica y política exacerbada por los conflictos territoriales y culturales, y desafía a que los pueblos del Tercer Mundo, en particular al de Bolivia, adopten medidas y acciones que impliquen la desconexión de los mecanismos perversos del sistema financiero y económico, en términos de avanzar en la “la insubordinación fundante”, concepto aportado por el argentino-latinoamericano Marcelo Gullo, como vía imprescindible para impulsar un proceso de plena independencia en el marco de la integración latinoamericana y la constitución del Estado Continental Indoamericano.
El camino avanzado en la acción política internacional conjunta, en la formación de un Banco Latinoamericano, en la coordinación de las Fuerzas Armadas para asegurar la Defensa y la Autonomía, en el uso de una moneda común y la complementación vial, económica y comercial, deberá continuar a pesar de las dificultades que se presentan
El tercer mandato de Evo Morales apuesta a la consolidación de la soberanía y unidad nacionales y a la construcción y ahondamiento de la revolución nacional-popular antiimperialista con un Estado fuerte y un pueblo organizado y politizado participando, debatiendo y decidiendo sobre los más importantes temas, en su condición de protagonista central de la historia boliviana.
-Eduardo Paz Rada es sociólogo boliviano, docente de la UMSA y escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.