
Visitando, por una circunstancia casual, dos industrias instaladas en Montecristo (Córdoba) me sorprendo por el aumento ocupacional de PYMES industriales beneficiadas con el intenso y nuevo comercio con Bolivia en virtud del crecimiento y estabilidad económica del hermano país.
A los pocos minutos presencié la partida de un gigantesco equipamiento sobre ruedas que llevaba plantas de hormigón a Santa Cruz de la Sierra montadas en camiones multiruedas de gran tamaño dado la actividad constructiva de la Bolivia actual.
Y a poca distancia de la anterior, en otra prestigiosa fábrica de mosaicos (trabaja las 24 horas) se procedía a la carga ferroviaria de miles de metros de pisos destinado a El Alto, La Paz y Santa Cruz.
Confieso que me llené de alegría. Primero, porque la integración es verificable ¡es la extensión del mercado interno en tiempos de la Integración!! y segundo, porque advertí el respecto y la simpatías que los empresarios tienen con la economía boliviana. La misma Bolivia a la que seguramente antes miraron con menoscabo.
Viajan a Bolivia con frecuencia; exigen que el FF. CC. Belgrano solucione el problema del puente inhabilitado en el norte argentino que abarata los costos; respetan a Bolivia que tiene moneda fuerte y es un buen mercado.
A su vez, recordaba los esfuerzos del amigo Andrés Solís Rada exigiendo que las inversiones se orientasen a la industria petroquímica de base y no se empleasen solamente en construcción de lujosos Shopping y departamentos de lujo.
¡Córdoba nunca estuvo tan cerca de Bolivia!. Es mucho decir
Carlos del Campo / Córdoba