Un nuevo aniversario de la Recuperación de nuestras Islas Malvinas nos encuentra en la misma situación en cuanto a expectativas que antes del 2 de abril de 1982. Hoy y desde1983, continúan las dudas. Los sucesivos gobiernos, enmarcados en la democracia, no han logrado interpretar la situación geopolítica de amplio beneficio en la coyuntura actual, de vigencia hace muchos años, para presionar a Gran Bretaña.
Para lo cual proponemos:
1) suspensión de toda actividad comercial, industrial o bancaria de toda empresa inglesa en el Territorio de la República Argentina
2) suspensión y revisión de todo acuerdo o tratado de cualquier índole habido o en trámite con Gran Bretaña. Anulación en tratados/acuerdos de tener a la justicia inglesa como alternativa ante diferendos.
3) cierre de nuestra embajada en Gran Bretaña e invitación a ellos a hacer lo propio en nuestro Territorio Continental, hasta tanto no acepten tratar la Soberanía de las Islas Malvinas. Un país Latinoamericano se encargará de las relaciones con Gran Bretaña.
4) suspensión de todo acuerdo, convenio o asistencia con los habitantes de las Islas Malvinas. Protección radaística de todo nuestro sur ante las repercusiones que nuestras acciones Soberanas puedan ocasionar a los ilegales intrusos ingleses.
5) suspensión de todos los vuelos desde y hacia la Gran Bretaña desde o de paso por nuestro Territorio Continental hacia Gran Bretaña; extensivo a las Islas Malvinas.
6) declarar de pertenencia Latinoamericana de las Malvinas e Islas del Atlántico Sur y Antártida; definir el usufructo de sus riquezas, y la ampliación de la UNASUR para la Defensa Nacional Latinoamericana.
7) creación y funcionamiento efectivo de una Estructura Política Latinoamericana que deberá promover y resolver como integridad las cuestiones inherentes a la Región.
Nuestra Latinoamérica tiene de hecho o de derecho, directas o indirectas, los siguientes Territorios ocupados; a saber:
a) los estados de habla inglesa “descolonizados por Albión” fueron reagrupados en el Commonwealth, manteniendo la misma hegemonía sobre ellos. Muchos funcionan como “paraísos financieros”, cobertura de los dineros cloacales de la droga y el tráfico de armas.
b) la usurpación de Malvinas impide la integración al Territorio de 3 millones de km. cuadrados; ya que actúa como un portaviones nuclear de amplio espectro. Se trata de un área de suma importancia geopolítica por los recursos naturales en juego. En esta geografía se encuentran amplias reservas de minerales estratégicos y convencionales, alimentos, un medio ambiente óptimo, sin contaminación y la reserva de agua más importante del planeta. El Conjunto latinoamericano en posesión de éstos elevaría la condición miserable en que se encuentra la mayoría de los latinoamericanos.
c) Recientemente la Comunidad Europea sancionó que las posesiones de ultramar son una dependencia de su Comunidad; esta posición implica que se viene otra colonización de “las indias”. Ahora con los EE.UU. como socio principal bajo un anclaje político/militar: OTAN.
d) Frente a esta situación solo la Unidad Latinoamericana, económica, geográfica y defensiva nos dará Soberanía; las acciones “tibias”, componedoras o “nacionales” nos volverán a ver arrasados y derrotados, peor que en los siglos precedentes.
PATRIA o colonia – LIBERACION o esclavitud
-----
MALVINAS: FLECHA JUVENTUD
Página/12
Han pasado 33 años de aquel 2 de abril de 1982, en medio de la dictadura militar que asolaba a Argentina. Por aquellos días, Julio Cortázar decía: “En momentos en que la atención mundial se concentra en el Cono Sur sangrientamente iluminado por el fuego de la guerra de las Malvinas, tal vez por fin los pueblos latinoamericanos entiendan el mensaje de Simón Bolívar y sientan que su verdadera identidad es más continental” y agregaba: “Se abre la posibilidad de que el enemigo máximo, EE.UU., aproveche su alianza con Gran Bretaña para instalarse en esas Malvinas que hoy cuestan la sangre de centenares de soldados argentinos”. Como un déjà vu, mientras nuestro gobierno reclama la necesidad de sentarse a dialogar sobre la situación de las islas Malvinas, recibe el apoyo de las naciones del mundo y se ampara en el derecho internacional, Gran Bretaña apuesta nuevamente al armamentismo, intentando militarizar aún más nuestro mar austral.
Hoy vuelven a llamar la atención las últimas informaciones sobre el reforzamiento de la base militar inglesa en las islas, Mount Pleasant, argumentando que se trata de prevenir un posible ataque argentino. El Reino Unido pretende mantener en el sur este resabio colonial del siglo XIX y resulta absurdo que agite el fantasma de una presunta amenaza argentina, sólo para justificar el aumento del presupuesto en armas y consolidar la militarización de las islas, único lugar del planeta donde cada dos habitantes hay un soldado. No tiene ninguna explicación real, más que sostener esa base militar, la más grande del Hemisferio Sur, totalmente desproporcionada en una región de paz. Es evidente que sus verdaderas intenciones son continuar explotando nuestras riquezas marítimas, controlar el mar austral y asegurarse el dominio sobre la Antártida. Mientras se niega al diálogo y al cumplimiento de las resoluciones de la ONU, la decisión británica de aumentar la presencia militar en Malvinas es una provocación no sólo para la Argentina, sino también para los países de América latina. Malvinas es territorio no sólo de Argentina, sino de esta Patria Grande que apoya la idea de terminar con el colonialismo británico en la zona y el aporte de mecanismos multilaterales como Celac y Unasur es fundamental. Argentina va a seguir potenciando sus esfuerzos a favor de la paz, reiterando su reclamo en todos los foros internacionales y este año, en particular, ya que se cumplen 50 años de la resolución 2065, momento diplomático fundamental cuando la ONU llamó por primera vez al diálogo entre Argentina y el Reino Unido.
En su último discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional, la presidenta Cristina Kirchner mencionó, una vez más, el tema de las Malvinas. Esta vez, repudió el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que rechazó las causas en las que se juzgan las 120 denuncias de vejámenes contra 74 militares implicados por las torturas que ocurrieron durante la guerra de 1982. La jefa de Estado incitó a los ex combatientes a que vayamos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos a realizar las denuncias por los delitos de lesa humanidad cometidos por nuestros propios superiores durante el conflicto bélico y decía: “Estoy segura de que van a ser atendidos, porque no podemos pasar por alto la tortura y los vejámenes que sufrieron nuestros combatientes en Malvinas cuando fueron a dar la vida por la patria, por todos nosotros”. Si bien la respuesta de la Justicia a estos actos cometidos por la dictadura está pendiente, en estos doce años de gobierno la cuestión Malvinas se ha transformado en una política de Estado. Tanto a nivel interno en políticas de reparación, simbólicas, como en los derechos brindados a quienes participamos del conflicto bélico mediante resarcimientos históricos, aumento sistemático de las pensiones, asistencia médica y psicológica gratuitas en centros de salud y la creación del Museo Malvinas no sólo como nucleador de pertenencia en el Espacio para la Memoria y los DD.HH., sino también a nivel internacional, defendiendo el reclamo en los foros internacionales. La democracia argentina lleva un largo camino en la construcción de la mirada humana de la guerra en esta lucha por la verdad, justicia, memoria y soberanía. La causa Malvinas debe perdurar en el tiempo, trascendernos como parte de nuestra construcción democrática, es parte fundamental de nuestra identidad y es un legado para las nuevas generaciones.
En los 80 y 90, ante la indiferencia de los gobiernos, año a año se incrementaron los casos de suicidio. En soledad, diferentes voces resonaban para rescatar la mirada humana de la guerra y denunciar los malos tratos a los soldados durante el conflicto bélico. A partir del año 2003, esos reclamos se convirtieron en una cuestión de Estado y se tradujeron en políticas concretas. Además, se cambió el paradigma de la guerra por la paz y de la muerte por la vida. De un Estado sordo a las asignaturas pendientes se pasó a un Estado que se hizo cargo de la problemática de los ex combatientes.
En el Encuentro Federal de la Palabra, en Tecnópolis, participé de la presentación de un libro sobre Malvinas, editado en sistema Braille. Fue conmovedor escuchar el relato de María, quien en una sala a oscuras tocaba con las yemas de sus dedos el texto de su prólogo. En ese momento, recordé el film Johnny tomó su fusil, una de las películas que más me conmovió e inspiró para escribir hace ya 23 años el libro Iluminados por el fuego. Es uno de los más duros alegatos contra las secuelas que dejan las guerras. Narra la historia de un joven soldado que, tras una explosión en su trinchera, queda totalmente mutilado y sin voz. Mientras permanece en silencio, sólo comunicado con sus recuerdos, es indefenso, pero se vuelve un personaje peligroso cuando logra comunicarse en código Morse y quiere denunciar su trágica historia. El es la evidencia de la crueldad y del sinsentido de la guerra. Las cicatrices que dejan las heridas de guerra son iguales en todas las guerras. Romper el muro del silencio y narrar la tragedia de la guerra fue difícil, poder hablar, dar testimonio de lo vivido fue, en la primera posguerra, un acto de resistencia. Luego, a partir del debate que generó la repercusión de la película Iluminados por el fuego, los testimonios se replicaron y las historias sobre la guerra de Malvinas se multiplicaron. Desde hace una década, y a partir de la búsqueda de formas de reparación de esa experiencia que nunca se supera, se fueron creando nuevos relatos posibles, desde la escuela, en múltiples expresiones culturales y a través de diversos medios, pero hoy, además, es posible, también, transmitirla de manera más democrática, plural y accesible a todos los ciudadanos. Miguel Savage, un ex combatiente de Malvinas, dice que se siente menos solo cuando ve a tantos jóvenes comprometidos con la causa Malvinas. Comparto esa misma sensación y me sorprendo cuando en las marchas o actos populares veo a los adolescentes participando en las calles, expresando sus ideas con remeras, banderas o cantando consignas que reivindican y llaman a no olvidar la causa Malvinas. Hay algo potente ahí, algo que rescatar, que es la posibilidad de un sueño colectivo. Como argentinos, en comunidad, no podemos retroceder, avalar a aquellos que simplifican la historia y defienden la autodeterminación de los kelpers, sin analizar todo lo que está en juego en estos 182 años de usurpación territorial por parte de los británicos. El vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, dice que la clave de la revolución transformadora que tiene la región radica en que las personas mantengan la esperanza de un mejor mañana y que dicha esperanza se extienda de manera colectiva. “Si las personas tienen esperanza, somos invencibles”, agrega. Tenemos que transmitir esa esperanza, esa posibilidad de recuperar lo nuestro, lo que nos pertenece de hecho y como sociedad, idear nuevas formas para continuar sistemáticamente nuestro reclamo por la causa Malvinas a las nuevas generaciones.
En junio pasado, al inaugurarse el Museo Malvinas en el espacio para la Memoria, entregué a la Presidenta una zapatilla Flecha, nuestro calzado opcional que rescaté entre la turba cuando regresé a las islas. Pocos días después recibí una carta de la propia jefa de Estado que decía: “No puedo mirar esas zapatillas sin pensar en el muchacho que las llevó puestas. ¿Quién era, cómo era, qué le pasó? Seguro que eran jóvenes, como son jóvenes hoy también una enorme cantidad de militantes, que como vos decís, hacen suya la causa Malvinas y confirman que esa causa nos pertenece a todos (...) La juventud ha vuelto a ponerse de pie en defensa de los intereses de las mayorías populares”. Es el mejor homenaje a los que combatieron, a nuestros muertos que están en el cementerio de Darwin y que aún no tienen su verdadera identidad.
El 2 de abril se conmemora a los veteranos y caídos en Malvinas, y más allá de divergencias en la fecha puntual, me parece fundamental cargar de sentido esa conmemoración para que promueva que otros tomen esa bandera como propia. Además del acto de homenaje, toda marca ligada al pasado tiene inscripta en sí misma un horizonte de futuro, una intención de intervenir para que el futuro sea mejor, para que no repita los errores y horrores del pasado. Alentar esa esperanza que nos dan nuestros jóvenes de no bajar los brazos, de seguir defendiendo esta causa que nos pertenece a todos los argentinos, es un camino de esperanza, de paz, y a favor de la vida...
Edgardo Esteban. Periodista, ex combatiente de Malvinas.
A 33 años de la Recuperación Argentina de las Islas Malvinas
Carlos Alberto Del Campo. Córdoba, 2 de abril de 2015
En primer término el homenaje al personal argentino, de todos los rangos militares y civiles, que lucharon por la recuperación del territorio usurpado. Un especial recuerdo a los compatriotas que cayeron en la tierra y el mar austral y a los Veteranos (no siempre reconocidos) con los que compartimos nuestra vida cotidiana.
Sabido es que Malvinas es uno de los últimos enclaves colonialistas del mundo; el mas absurdo de la prepotencia usurpadora del Reino Unido y que nuestro país, desde hace casi 2 siglos, reclama diplomáticamente sin ser oído, como tampoco son atendidas las Resoluciones de Naciones Unidas y del Comité de Descolonización que se tornan absurdas y abstractas.
Asumido es que Malvinas es una Causa justa y expresión de la Unidad Nacional y del interés estratégico del nacionalismo Continental de la Patria Grande; y a la vez la Gesta incomprendida por algunas élites de la cultura, de la educación, sectores gubernamentales y de cierta intelectualidad.
Al Presidente de Cuba, Fidel Castro, a 6.700 kilómetros de distancia de Buenos Aires, le fue sencillo definir lo que le cuesta entender a algunos de sus seguidores: “Esta lucha [por las Malvinas] ha creado un sentimiento nacionalista, un patriotismo latinoamericano que nunca antes hemos sentido tan intensamente. Hemos sentido la causa argentina como nuestra causa. Hemos sufrido los muertos argentinos como propios. La victoria argentina es nuestra victoria. La derrota argentina sería nuestra derrota”. (F. Castro al periódico italiano LUnita).
----
Ante la amenaza imperialista a Venezuela, un llamado a todos los pueblo de América Latina a defender la patria grande en peligro
Socialismo Latinoamericano • Izquierda Nacional
La orden ejecutiva decretada por el presidente de los EEUU Barack Obama, es de extrema gravedad. Señala la “emergencia nacional” por el “riesgo extraordinario” para la seguridad de los EEUU, que supone la situación interna en Venezuela.
Esto, no debe interpretarse como meras bravatas, en la escalada verbal de las diferencias con Venezuela, expresadas por su presidente con la habitual arrogancia de la Casa Blanca.
Esto responde a la estrategia imperial de restauración de la esfera de influencia en la región, forma parte de la Estrategia de Seguridad de los Estados Unidos, presentada por Obama en febrero de 2015, donde proclama su Destino de único líder global, y establece los principios y prioridades.
Allí se describe cómo América (Estados Unidos), conducirá al mundo hacia una mayor paz y prosperidad… Los Estados Unidos usarán la fuerza militar, de manera unilateral si es necesario, cuando nuestros intereses permanentes lo exijan, cuando nuestro pueblo está amenazado, cuando nuestros medios de vida estén en juego…
En nuestra región latinoamericana, que siguen los EEUU considerando como su “patio trasero”, la estrategia imperial se manifiesta por la enorme ofensiva, con todos los medios, salvo los militares hasta ahora, para quebrar el proceso de integración latinoamericana, donde Venezuela es esencial.
Venezuela es una amenaza ideológica al imperio, un desafío al orden imperial, que permitió que Brasil, Bolivia, Ecuador y Argentina se unieran en posiciones de independencia respecto a la política exterior de los EEUU, impulsados por Chávez. Venezuela configura un nervio central geopolítico, por su acercamiento Rusia y China, un motor ideológico ejemplificador, que el imperio intenta anular.
La ofensiva imperial sobre los países de la región que se han desalineado de la política yanqui, se efectúa según las particulares situaciones de cada país, como el posible “impeachment” de Dilma Rouseff en Brasil, la muerte del fiscal Nisman en la Argentina, los movimientos contra Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador, todas maniobras de desestabilización que, si bien no finalizan con el derrocamiento de dichos gobiernos, condicionan su accionar y preparan el camino a la restauración conservadora.
Pero para el imperio es esencial primero derrocar al gobierno Bolivariano de Maduro en Venezuela, donde una intervención militar, tal vez indirecta, sería necesaria. Los otros países podrían ser obligados a alinearse con los EEUU con posterioridad con la colaboración de quintas columnas y cipayos de todo pelaje que lamentablemente abundan en nuestros países.
¡Es por eso que un ataque a Venezuela es un ataque a la Patria Grande, de los Libertadores Bolívar y San Martín!
¡Luchemos codo con codo con los hermanos Venezolanos para enfrentar el ataque imperialista!
¡Viva Venezuela!