PENSAR CON AUTONOMÍA

Por:
Carlos Eddy Sandi Lora

Publicado el 01/06/2015

(A propósito de la presentación del libro “Controversias de la Izquierda Nacional”)

La izquierda nacional se caracteriza por pensar por sí misma, comenzó diciendo Andrés Soliz Rada en el aula magna de la carrera de Derecho de la Universidad Mayor de San Andrés, la noche del 3 de junio de 2015. 

El criterio puede parecer, en principio, discriminatorio, porque se le atribuye el “sapiens” sólo a una parte de la sociedad, pero a medida que avanza la conferencia cada uno de los asistentes comienza a mover suavemente la cabeza de arriba para abajo, porque la sentencia comienza a tener el sentido de la premisa fácil de verificar. Y no es que el resto de los militantes de la izquierda no piensen por sí mismos, sino que su pensamiento está condicionado, como explica el autor del libro “Controversias de la izquierda nacional”, por las relaciones internacionales y a veces por la bolsa de la que salen las monedas.  

Los albores de la izquierda nacional están, sin ninguna duda, emparentados con el mismo nacimiento de la comunidad como tal, porque es seguro que algunos privilegiaron lo establecido y muchos buscaron modificar esa realidad en beneficio de la mayoría, que en todas partes recoge las migajas de los banquetes. También es deducible que unos cuantos se hubiesen aliado a los mandamases de turno, a cambio de unas viles concesiones, y que la colectividad se hubiese opuesto a ese poder discrecional. 

En este contexto, Soliz Rada recuerda que en muchos pasajes de la historia boliviana “la oligarquía fue aliada del imperialismo y la izquierda antinacional se opuso a los procesos nacional – revolucionarios”, lo que significó un mayor empobrecimiento de los ya pobres de nacimiento. 

Podría parecer que pensar con autonomía implica dejar de lado a los ideólogos universales, que formularon, entre otras cosas, principios sobre la generación de la riqueza (plusvalía) y los sistemas de distribución, de acuerdo a las necesidades o en función de los méritos sociales, teorías que más de un grupo en el país repite como dogma, sin aceptar que sus convicciones tienen la misma raíz de los que creen que todo está escrito y repiten hasta el cansancio los mismos versículos, independientemente de que el escenario sea otro. Pensar por sí mismos involucra analizar, evaluar y luego definir cuál es el camino más conveniente para una sociedad en concreto, lo opuesto de las utopías y ciudades sol, incluyendo los paraísos prometidos, diseñados de antemano y sin posibilidad de alteración porque son perfectos desde el principio de los siglos. 

Sin embargo, las realidades no se desmienten sólo por un capricho o una ceguera voluntaria, probablemente inducida por fajos de “washingtones” o euros, están ahí y hay que tomar una decisión, actuar sobre ella, como lo hizo el autor de “La fortuna del presidente”, que participó activamente, con autoridad y solvencia, en la tercera nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, y cuyos réditos económicos son el soporte de la actual gestión gubernamental. 

Se puede discutir sobre si la calificación del pensar con autonomía es propia, o no, de la izquierda nacional, porque cada uno tiene libertad de pensamiento, opinión y publicación, pero lo que no se puede negar es la contribución de Andrés Soliz Rada a la construcción de un sendero propio para que por ahí camine la Patria Grande