
.- El Departamento del Interior de Estados Unidos
aprobó el pasado lunes 11 de mayo el plan de Shell para la explotación de
petróleo en el mar de Chukchi, frente a las costas de Alaska. Es una
decisión que parece ir en contra de la política climática y ambiental que el
gobierno de Estados Unidos ha dicho promover, y resulta un duro mensaje al
mundo en general en el año en que se espera alcanzar un acuerdo climático.
La explotación de las reservas en el Océano
Ártico tiene el potencial de liberar un adicional de 15,8 mil millones de
toneladas de CO2 a la atmósfera (equivalente a las emisiones de todos los
automóviles de Estados Unidos durante 13 años) y el aumento de las
concentraciones globales de CO2 en 7,44 partes por millón[1].
La Secretaria Ejecutiva de la Convención de
Cambio Climático, Christiana Figueres dijo que no haría comentarios sobre los
detalles de la decisión de Estados Unidos. Pero, hablando en general,
dijo que el gasto de enormes sumas para extraer combustibles fósiles de
entornos remotos - lo que ella denomina "inversiones de carbono de alto
costo" - es una propuesta arriesgada. "Hay una creciente
cantidad de análisis que apunta al hecho de que tenemos que mantener la gran
mayoría de los combustibles fósiles bajo tierra"[2]. Y agregó:
"Uno tiene que cuestionar la prudencia de seguir adelante con este tipo de
inversiones"[3].
Pero para Shell, mantener el petróleo bajo
tierra es imposible. Ben van Beurden, el presidente ejecutivo Shell, dijo
al Washington Post que el petróleo y el gas seguirán siendo necesarios, incluso
si la energía solar y eólica expanda a tasas espectaculares. "Uno
podría decir, no te preocupes, todo va a ser suministrado por fuentes
renovables pero eso es una fantasía. Si nos fijamos en el escenario más
optimista, el 75 por ciento de que la demanda de energía hacia la mitad de este
siglo, viene de fuentes fósiles".
El Ártico
Se estima que la región contiene un 20% del
petróleo y gas natural no descubiertos en el mundo (23.6 mil millones de
barriles de petróleo y 104.41 billones de pies cúbicos de gas) y la compañía
espera iniciar la perforación a mediados de año.
Pero el mar de Chukchi es un lugar difícil y
peligroso para perforar. La zona es extremadamente remota, a cientos de kilómetros
de cualquier ciudad o puerto de aguas profundas, en medio de un mar a
temperaturas extremas y olas de 20 pies, lo que hace compleja una acción rápida
en caso de un accidente. El desastre de la plataforma Deepwater Horizon
de BP ocurrido en abril de 2010, que ya ha costado más de 14 mil millones de
dólares en tareas de limpieza que aún no terminan, parece no haber servido de
escarmiento.
Y la probabilidad de que un accidente ocurra es
bastante alta. Según la propia oficina federal estadounidense encargada
de evaluar los riesgos del proyecto de Shell, hay un 75% de posibilidades de
que ocurra un derrame mayor a 1000 barriles de petróleo[4].
Los antecedentes de Shell no son buenos en la
zona. En 2012 la empresa se vio obligada a evacuar su plataforma Kulluk,
luego de encallar cerca de la isla Sitkalidak, en Alaska. El mismo año,
el Noble Discoverer -uno de los barcos de perforación que Shell planea volver
usar ahora- tuvo que responder por varios delitos y violaciones de seguridad y
ambientales que lo llevaron a pagar multas por 8 millones de euros[5].
¿Por qué ahora?
El precio del petróleo viene cayendo desde hace
un año (más de un 50% desde junio del año pasado) y la explotación en áreas de
difícil acceso como las arenas bituminosas de Alberta, sitios de aguas
profundas de Brasil y pozos costa afuera en el Ártico, es demasiado
costosa. Entre marzo de 2013 y marzo de 2014 las 127 empresas petroleras
más relevantes a nivel mundial habían sumado ventas por USD 568 mil millones
(MM) pero habían gastado USD 677 MM. La diferencia de USD 110 MM fue
cubierta aumentando el endeudamiento (USD 106 MM) y venta de activos (USD 73MM)
de manera de asegurar dividendos a los accionistas[6].
En los últimos 4 años las compañías productoras
de petróleo no convencional en Estados Unidos han presentado pérdidas por USD
21 MM aún en tiempos en que el promedio de precios fue de USD 95 por barril de
petróleo[7].
Es un panorama que parecería bastante
desalentador para la industria, pero Shell ya lleva gastados USD 6 mil millones
en el Ártico y apuesta al aumento de la demanda y a la suba de los
precios. Ann Pickard, vice presidente de la empresa en el Ártico, lo ha
explicado de esta manera: "Aunque el precio del petróleo se ha desplomado
desde agosto pasado, Shell no cree que los precios se mantendrán bajos en el
largo plazo. La producción de los campos existentes está cayendo a una tasa
promedio del 5 por ciento al año por lo que la necesidad de una nueva oferta
podría ser de hasta cinco millones de barriles al día por lo menos hasta 2030.
Tenemos que planificar con mucha antelación y los recursos del Ártico son
fundamentales para esta planificación"[8].
Shell, al igual que todas las empresas del
petróleo, se enfrentan al problema del "pico" del petróleo convencional
y la necesidad de abrir nuevas fronteras no convencionales a pesar del riesgo
que eso implica. La producción de las 5 mayores petroleras
mundiales (BP, Exxon, Chevron, Shell y Total) ha caído casi un 30% en los
últimos 10 años (hoy producen menos de 8 Mb/d).[9]
Impacto en la negociación climática
La autorización por parte del gobierno de
Estados Unidos a la empresa Shell para explotar el petróleo del Ártico parece
irracional. Va en contra de la política climática del propio gobierno y
pone en alto riesgo uno de sus ecosistemas más frágiles en una explotación que
a priori va a dar pérdidas. El supuesto que parece haber detrás de la
decisión es que el mundo va a continuar aumentando su consumo de petróleo, a un
precio de al menos el doble del actual y más allá de las certezas del
descalabro climático.
Esta es una señal que no va a pasar inadvertida
entre los delegados que se reunirán dentro de dos semanas en Bonn a debatir un
acuerdo climático global. Este diciembre se espera alcanzar un nuevo
protocolo en el marco de la Convención de Cambio Climático de Naciones Unidas,
y esta intersesional que se llevará a cabo del 1 al 11 de junio en la ciudad
alemana, es clave para identificar los avances en las negociaciones.
La decisión de Obama le quita credibilidad (si
es que alguna le quedaba) a las intenciones del gobierno de Estados Unidos de
alcanzar un acuerdo global y vinculante que evite un aumento de la temperatura
global del planeta más allá de los 2°C. Si las expectativas eran bajas,
este nuevo escenario parece llevarlas al nivel del subsuelo.
Notas:
[1] http://www.alaskawild.org/wp-content/uploads/2014/10/Climate-Change-and-...
[2] Figures hace referencia a los informes de la
Agencia Internacional de la Energía que aseguran que para mantener el aumento
de la temperatura por debajo de los 2ºC dos tercios de las reservas de petróleo
deben permanecer bajo tierra. (http://www.iea.org/publications/freepublications/publication/Spanish.pdf)
[3] http://www.washingtonpost.com/news/energy-environment/wp/2015/05/13/un-c...
[4]http://www.boem.gov/uploadedFiles/BOEM/About_BOEM/BOEM_Regions/Alaska_Re...
[5]http://democrats.naturalresources.house.gov/sites/democrats.naturalresou...
[6] www.eia.gov/todayinenergy/detail.cfm?id=17311
[7] www.artberman.com/saudi-arabias-oil-price-war-is-with-stupid-money/
[8] http://www.thisismoney.co.uk/money/markets/article-3078520/Shell-braves-...
[9] http://petrole.blog.lemonde.fr/2014/03/17/nouvelle-chute-en-2013-de-la-p...
- Gerardo Honty es analista de CLAES (Centro
Latino Americano de Ecología Social)