Ante la crisis del colonialismo y el imperialismo
LA ALIANZA ESTRATEGICA ASIA-AFRICA-AMERICA LATINA

Por:
Eduardo Paz Rada

Publicado el 01/07/2015

Los grandes e importantes saltos y sobresaltos económicos, geopolíticos y estratégicos de los últimos quince años en el mundo por la emergencia de importantes movimientos nacionalistas y antiimperialistas en los cinco continentes; de nuevas potencias mundiales; y de alianzas y proyectos de integración entre pueblos, países y gobiernos del Tercer Mundo han puesto a la otrora poderosa Europa Occidental en una condición de alta debilidad y dependencia de Estados Unidos, con horribles manifestaciones de xenofobia; a Estados Unidos (EEUU) en una situación desesperada por mantener o recuperar espacios territoriales en Asia, África, Medio Oriente y América Latina; y al planeta en un nuevo horizonte de mayor pluralidad y democracia de autodeterminación de los pueblos.

 

Sin embargo, los riesgos de guerra y de intervenciones militares por parte de las potencias metropolitanas no han disminuido, razón por la cual actualmente se viven momentos de convulsión bélica en la región petrolera de Irak y Siria, en el norte de África después de la invasión imperialista en Libia, en la frontera ruso-europea occidental por las provocaciones del gobierno de Kiev o en las extensas zonas de los Océanos Atlántico y Pacífico donde se controlan los estratégicos pasos militares y comerciales marítimos y los recursos naturales de la Antártida. 

 

La estructura colonial e imperialista del mapa mundial establece, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y su Comité de Descolonización, la existencia de diecisiete territorios coloniales pendientes de resolución de independencia y soberanía o de pertenencia diferente. En estos casos las potencias coloniales no son otras que Inglaterra (Reino Unido de Gran Bretaña), con diez posesiones, Estados Unidos con tres, Francia con dos, una España y otra Nueva Zelanda y las regiones víctimas se encuentran en América Latina y el Caribe en ocho casos, Oceanía en seis casos, África en dos y Europa en uno. Por otra parte, están las anexiones abusivas como las de Puerto Rico en el Caribe y Hawái en el Pacífico por parte de EEEUU.

 

COLONIALISMO, IMPERIALISMO Y CUESTION NACIONAL

 

Los casos emblemáticos de colonialismo estratégico actuales son los que permiten controlar espacios y pasos fundamentales para el movimiento militar y comercial, como ocurre con Gibraltar por parte de Inglaterra que controla el paso del Mar Mediterráneo al Océano Atlántico entre Europa y África en desmedro de España; o el caso de las Islas Malvinas, Sandwich del Sur y Georgias del Sur de soberanía argentina, y Santa Helena, Asunción y Acuña que ocupa Inglaterra para controlar el Atlántico Sur; o la situación de Guam y Samoa controladas por Estados Unidos, Nueva Caledonia y Polinesia bajo dominio de Francia, y Pitcairn a cargo de Inglaterra para dominar el Pacífico Sur. 

 

A los resabios coloniales identificados se agregan los centenares de casos semicoloniales, neocoloniales y de dependencia estructural históricamente establecidos por el orden imperialista en los últimos dos siglos a través de la ocupación económica, comercial y financiera; la explotación de materias primas; la intervención militar; la amenaza permanente y la guerra abierta. La dinámica de explotación y acumulación del capitalismo monopolista y las pugnas inter-imperialistas por expandir su dominación y explotación sobre regiones y territorios del Tercer Mundo no ha terminado, aún después de dos Guerras Mundiales, de la Guerra Fría y de la Unipolaridad de finales del siglo XX impuesta por Estados Unidos.

 

En los debates finales de la Segunda Internacional y los primeros de la Tercera Internacional estuvo presente el tema de Cuestión Nacional y Colonial, con el objetivo de determinar el rol de los movimientos revolucionarios para desarrollar la lucha antiimperialista y de la autodeterminación de los pueblos, como condición para avanzar en la transformación socialista de los países oprimidos por el imperialismo. En los mismos se enfrentaron dos posiciones: quienes defendían el colonialismo con el argumento de sacar del atraso a los pueblos dominados y quienes consideraban que la autodeterminación de los mismos era la condición imprescindible para avanzar en procesos de liberación. Las experiencias de las Revoluciones Rusa, China, Vietnamita, Cubana, entre otras, demostró la validez de la segunda tesis.

 

En el caso latinoamericano, Manuel Ugarte, quien participó de los debates señalados, estableció con claridad la diferencia entre las naciones opresoras y las naciones oprimidas, destacando que el nacionalismo de los pueblos oprimidos era potencialmente revolucionario, en tanto que el de las naciones opresoras era la manifestación de la expansión imperialista. La Izquierda Nacional Latinoamericana fortaleció estás tesis con los aportes de León Trotsky desde México cuando planteó la formación de los Estados Unidos Socialistas de América Latina.

 

CUATRO OLAS ANTICOLONIALES EN LA HISTORIA

 

En la historia mundial se han presentado cuatro olas importantes de lucha contra el colonialismo en distintos momentos y con diferentes resultados: La primera, de las colonias inglesas en Norteamérica que, con la Guerra de la Independencia contra el Reino Unido de Gran Bretaña, consiguieron en 1776  la formación de Estados Unidos con la unificación de las trece excolonias; la segunda, desde los levantamientos indígenas contra la corona española en 1780 y 1781, hasta la Guerra de Independencia en América Latina y el Caribe, desde 1809 a 1825, que, en lugar de formar una Patria Grande, dio lugar a la fundación de más de veinte países débiles --semicoloniales-- frente al poder imperialista; la tercera, después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918)  con el derrumbe de los antiguos imperios Prusiano, Ruso, Turco-Otomano, Austro-Húngaro y del Reino Unido; y la cuarta, durante y después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), hasta prácticamente finales del siglo XX, que abrió un amplio proceso de liberación de los enclaves coloniales en África y Asia, especialmente.      

 

Lo importante es que en este último periodo se produjeron grandes transformaciones en el panorama geopolítico internacional, desde el triunfo de la Revolución China con Mao Tse Tung, que de inmediato se alió a la Unión Soviética (URSS), pasando por la independencia de la India bajo la orientación de la resistencia pacífica del Mahatma Ghandi, hasta el poderoso impulso de los procesos de liberación nacional en África y Asia, con la formación de la Organización de países No Alineados (NOAL) o del Tercer Mundo en la Cumbre de Bandung (Indonesia) en 1955, en el contexto de la Guerra Fría que enfrentaba a EEUU con la URSS.

 

Los líderes del Tercermundismo fueron, en ese periodo, Gamal Abdel Nasser de Egipto, Jawaharlal Nehru de la India, Chou En Lai de China, Ahmed Sukarno de Indonesia, Josip Broz Tito de Yugoslavia, entre otros que luego fueron protagonistas de las Guerras de Liberación Nacional en África y Asia. El Movimiento de NOAL y el Tercemundismo buscó ampliarse a América Latina para conformar la Tricontinental, sin embargo solamente Cuba de Fidel Castro pudo adherirse, en los años 60, a este esfuerzo porque los demás países de América Latina y el Caribe estaban controlados por EEUU bajo el Ministerio de Colonias, como se denominaba a la Organización de Estados Americanos (OEA), y la Doctrina de Seguridad Nacional.   

 

DE BANDUNG A LA ALIANZA ESTRATEGICA ASIA-AFRICA-AMERICA LATINA

 

Los principios de Bandung, que el pasado mes de abril, al cumplirse 60 años de su formulación fueron recordados y analizados por los teóricos de la Dependencia  Theotonio Dos Santos y Samir Amin y por el actual Presidente de Indonesia Joko Widodo, establecían el respeto a la soberanía, la autodeterminación y la integridad de las naciones, la igualdad de todas las razas, naciones y pueblos, la no intervención en asuntos internos, el derecho a la defensa y la abstención de actos o amenazas de agresión de parte de otras potencias.

 

Después del final de la Guerra Fría, con la caída del Muro de Berlín, la crisis soviética y la unipolaridad neoliberal norteamericana, en el nuevo siglo se han presentado nuevas perspectivas en el ordenamiento mundial con la emergencia del poder económico y político de China, la alianza de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS); el fortalecimiento de los procesos de integración de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que abren una perspectiva de acercamiento y solidaridad del Tercer Mundo con el acercamiento Sur-Sur entre los tres continentes antes colonizados y ahora impulsando un nuevo orden mundial: Asia, África y América Latina y el Caribe (ASAFALC).

 

La Cumbre del G-77 más China, que reúne a más de 130 países del mundo, es una experiencia importante; la tarea, sin embargo, no es fácil sobretodo porque el imperialismo no ha perdido su poder militar y su acción intervencionista es evidente en todas las regiones del planeta, pero es evidente, también, que la humanidad vive otro momento de su historia, en la que el colonialismo está en una crisis profunda.

 

7.7.15