
En homenaje a San Francisco de Asís, el Papa Francisco
lanzó una encíclica holística, "Alabado Sea", en la cual asocia la
degradación ambiental y el aumento de la pobreza mundial. El texto constituye
un llamamiento urgente a la humanidad para salir de la "espiral de
autodestrucción".
El jefe de la Iglesia Católica condena el actual
modelo de desarrollo centrado en el consumismo y en la obtención del lucro
inmediato. Denuncia "la incoherencia de quien lucha contra el
tráfico de animales en riesgo de extinción, pero permanece completamente
indiferente ante la trata de personas, se desentiende de los pobres o se empeña
en destruir a otro ser humano que le desagrada".
Salvar el Planeta es salvar a los pobres, clama
Francisco. Ellos son las principales víctimas de las secuelas dejadas por
invasiones de tierras indígenas, destrucción de los bosques, contaminación de
ríos y mares, por uso excesivo de agrotóxicos y de energía fósil.
El texto rescata la interacción bíblica entre el
ser humano y la naturaleza y hace mea culpa en cuanto al modo en que la Iglesia
interpreta el mandato divino de "dominar” la Tierra. También amplía
el significado de “No matarás”: “Un veinte por ciento de la población mundial
consume recursos en tal medida que roba a las naciones pobres y a las futuras
generaciones lo que necesitan para sobrevivir”.
No hay desarrollo social positivo y el progreso
científico positivos, advierte el Papa, sin el respaldo de la ética y la centralidad
del bien común en todo lo que se investiga y planifica.
El combate a la idolatría del mercado es
enfático, al señalar que el hambre y la miseria no van a terminar simplemente
con el crecimiento del mercado. “El mercado por sí mismo no garantiza el
desarrollo humano integral y la inclusión social”.
Más allá de criticar como inocuas todas las
reuniones importantes de la cumbre sobre el tema del medio ambiente, ya que las
buenas intenciones no salen del papel, Francisco amplía el concepto de la ecología
para resaltar la "ecología integral", la "ecología
cultural" y la "ecología de la vida cotidiana".
Ninguna otra encíclica contiene tanta
poesía. Francisco destaca que “Todo el universo material es un lenguaje
del amor de Dios... El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de
Dios”. Y, por primera vez, una encíclica valora la contribución de la
obra de Teilhard de Chardin, censurado por Roma durante toda la primera mitad
del siglo pasado. (Traducción: ALAI)
- Frei Betto es escritor, autor de “A arte de
semear estrelas” (Rocco), entre otros libros.