LAS GUERRAS DE LA INDEPENDENCIA Y LOS PROYECTOS DE UNA PATRIA GRANDE

Por:
Marcelo Gullo

Publicado el 01/07/2015

Clase magistral del Dr. Marcelo Gullo desde la Cámara de Diputados de la Nación de la República Argentina (7 de mayo de 2015).
El tema que nos ocupa hoy es el de la patria grande y el de la patria chica. Hay una pregunta que sobrevuela siempre nuestra historia: ¿por qué el proceso de independencia de las 13 colonias anglosajonas terminó en la unidad, igual que el proceso de independencia brasileño, mientras que el proceso de independencia hispanoamericano terminó en la desunión?

Este interrogante, para poder ser resuelto, nos obliga a echarle un vistazo al proceso anterior a 1810. No vamos a ver los detalles o las fechas, sino la lógica de los acontecimientos. Vamos a tratar de percibir las contradicciones internas y las influencias exógenas que provocaron que el proceso emancipatorio hispanoamericano concluyera en la desunión.

Para ello, nos remontaremos atrás en la historia, al momento en el que España llega a América. Pasado ese primer periodo de convulsión que significó la conquista, transcurridos los primeros 40 años durante los que se fundan las grandes ciudades, acontece que España va a encerrar a América en el monopolio. Nuestro continente no va a poder comerciar sino con la metrópoli, pero hay dos acontecimientos importantes que tenemos que comprender:

Muerta Isabel La Católica, asumió Fernando la regencia del Reino de Castilla y trató por todos los medios de que su nieto, que va a ser Carlos I, no se convirtiera en rey de España.

Cuando esto finalmente ocurre, el proceso industrializador comenzado por Isabel y Fernando queda disuelto. Hay que tener en cuenta que este Carlos I es una especie de Martínez de Hoz. Va a destruir la protección industrial que favorecía al artesanado español para beneficiar así a sus compinches protoindustriales de Flandes, de los Países Bajos, lo que hoy es Holanda y Bélgica. Y entonces, cuando lo sucede su hijo, Felipe II, cuando América va a quedar encerada en el monopolio, España ya es un país desindustrializado. De modo que todo aquello que quería venderle a América, tiene que comprarlo primero en los Países Bajos, en Génova, en Venecia y más tarde en Inglaterra.

 

PIRATAS BRITANICOS ATACAN BARCOS ESPAÑOLES

Pero acontece un segundo fenómeno realmente importante: una jauría de piratas británicos se lanza al mar para atacar a los barcos españoles. Y de ahí la necesidad de España de que todos sus barcos estén protegidos militarmente. Esto va a encarecer el comercio entre España y sus colonias. Debemos también recordar lo que sucedió en 1588. Nos referimos a la derrota de la Armada Invencible, la gran expedición marítima que Felipe II había ideado para terminar con esa guerra de baja intensidad. La destrucción de dicha armada (por las tormentas, la impericia del comandante español, no nos interesa ver ahora las causas) tuvo como consecuencia una gran paradoja: España es el imperio más grande del mundo, pero no tiene barcos de guerra con los cuales custodiar a su flota mercante.

Las mercaderías que llegan a nuestro continente sí o sí tienen que estar protegidas, y solamente van a salir dos flotas de España a América: una en primavera y otra en verano. A veces, sale una; a veces, ninguna. Y entonces esto, que en principio podría ser una cosa negativa para las poblaciones americanas, porque las mercaderías que llegan a América son realmente caras, se transformó en un hecho positivo. Porque como España no podía abastecer a sus colonias, y cuando lo hacía los productos eran muy costosos, América tuvo que bastarse a sí misma. Esta es una clave de interpretación importante. Comenzó entonces un proceso que hoy denominaríamos de sustitución de importaciones. Es decir, se fue creando un cordón industrial en América del Sur, que iba de Bogotá a Córdoba del Tucumán, y en ese cordón hubo pleno empleo.

 

EL AUTOABASTECIMIENTO DE HISPANOAMERICA

América, al bastarse a sí misma, consiguió el autoabastecimiento e inició un proceso de protoindustrialización, algo que fue sumamente beneficioso. El primero en discutir este tema fue José María Rosa, en su famoso libro Defensa y Pérdida de Nuestra Soberanía Económica. Yo, en el mío, La Historia Oculta, citando a María Rosa, escribo:

América tuvo que bastarse a sí misma. Y ello le significó un enorme bien: se pobló de industrias para abastecer en su casi totalidad el mercado interno. Malaspina, escritor del siglo XVII, nos dice que “el movimiento fabril de México y el Perú eran notables”. Habla de 150 “obrajes” en el Perú, que a 20 telares cada uno, daban un total de 3.000 telares. Y Cochabamba, en la actual Bolivia (antiguo Alto Perú), consumía de 30 a 40 mil arrobas de algodón en sus manufacturas. La manufactura más desarrollada en las colonias fue la textil. Un temprano desarrollo de la manufactura de la seda en Nueva España, lo que hoy llamamos México, se produjo también en los pueblos indígenas como en las ciudades españolas. Sólo las clases altas usaban telas finas importadas de España. El pueblo se vestía con los materiales del país, los tejidos de lana eran los más comunes en la meseta de Nueva España, hoy México y Perú. Había abundancia de carneros merinos, caza sumamente desarrollada en las colonias. La industria textil colonial fue reconocida oficialmente en tempranos decretos reales. Se hallaban obrajes por doquier, desde Guadalajara en México hasta Tucumán en el sur. Y mientras las manufacturas textiles decaían palpablemente en España, la cantidad de establecimientos en América siguió aumentando proporcionalmente con el crecimiento de la población.

Es decir, aquello que España hizo sin querer, que fue encerrarnos en el monopolio, se transformó en el comienzo de un proceso industrializador. Y éste, en ese momento, se caracterizaba por la utilización de las mismas técnicas que se estaban empleando en Europa. Sólo después de 1750, cuando Inglaterra realice su revolución industrial, se va a producir un desfasaje de productividad a favor de Gran Bretaña, y nuestros telares no van a estar en condiciones de competir con  la industria de Manchester y Bristol.

Entonces, como veníamos diciendo, se desarrolló la América española. Pero este desarrollo industrial generó la primera gran contradicción de nuestra historia, que va a alumbrar 1810. Porque mientras al interior de la América del Sur, en ese cordón industrial favorecido por el monopolio español, se registraba un proceso de crecimiento económico, en los bordes del continente sudamericano, más específicamente en los puertos o polis oligárquicas, había gente disconforme con este sistema.

 

LA MENTALIDAD CONTRABANDISTA

Estas polis oligárquicas están de espaldas al pueblo profundo de América del Sur, y de cara al mar, a la potencia ascendente, Gran Bretaña, que viene con sus mercaderías a tratar de establecer el contacto económico con los hombres del puerto, o sea, a desarrollar la actividad ilegal del contrabando. Entonces en las polis oligárquicas se va a ir creando un grupo de comerciantes ´-que después vamos a llamar la oligarquía argentina, chilena, venezolana-  que van a comerciar con los ingleses y que van a vivir del contrabando. Y toda actividad ilegal es la actividad que genera más ganancia. Pero al mismo tiempo que este grupo de hombres comercia con los ingleses, va tejiendo una alianza con ellos y un entramado cultural. Y las oligarquías comienzan a despreciar la cultura propia de América, criolla y mestiza, y a tener admiración por la cultura anglosajona.

Tenemos que tenerlo en cuenta, porque se ha creado antes de 1810 la primera gran contradicción que va a explicar la historia de la América del Sur hispánica: la contradicción proteccionismo/librecambio: las masas del interior del continente, a favor del proteccionismo; y las minorías ubicadas en los puertos, a favor del librecomercio.

Y un hecho histórico va a agigantar esta contradicción. Al trono de España llega una casa real francesa, la de los Borbones, que ha combatido contra España y que la odia. Y esta casa, nefasta para Argentina, va a establecer lo que hoy llamaríamos la primera apertura de la economía, equivalente a las tantas que ha tenido nuestro país y que han fundido nuestra industria nacional: la que se intentó después del 55, del 76, de los 90. Estos borbones van  a dictar el Reglamento de Librecomercio de 1778. Parcial y todavía limitado,  establece que los barcos no necesitan venir escoltados y que pueden comerciar con varios puertos españoles. Pero no con mercadería española porque España está desindustrializada, no produce nada. ¿Este reglamento a quién beneficia? Un poco a España, pero principalmente a las potencias industriales: Holanda, al remanente industrial italiano, pero sobre todo a Gran Bretaña, que algo ha tenido que ver con este reglamento porque poco tiempo atrás ha perdido su gran mercado: las 13 colonias. Entonces hay una primera liberalización del comercio y la oligarquía porteña comienza a vender mitad en contrabando y mitad legalmente.

 

BUENOS AIRES, SATELITE DE LONDRES

El puerto de Buenos Aires, como una especie de bomba de succión, comienza -como explica Vivian Trías- a convertirse en satélite de la gran metrópoli, que es Londres, pero a su vez va a satelizar a las provincias del interior. Conseguirá representantes para que vendan las mercaderías que la oligarquía ha logrado introducir legal o ilegalmente en el interior y así comienzan a aparecer burguesías comerciales ligadas al interés porteño en Tucumán, Santiago del Estero, Jujuy, Salta, Mendoza,

Buenos Aires recibe créditos para comprar mercaderías de Londres y a su vez le otorga créditos a esta burguesía comercial del interior. Empieza a tejerse un entramado económico importantísimo a través del cual también Buenos Aires recibe los productos de la tierra para enviarlos al mercado europeo. Y esto trae inevitablemente como consecuencia el primer gran proceso de desempleo del interior del país.

Se pierden los puestos de trabajo en Tucumán, Jujuy, Salta, provincias en las cuales se asentaba la gran industria textil del Virreinato del Río de la Plata, y nuestras mulas, que como camiones de la época trasladaban las mercaderías a La Paz y a Potosí, por ejemplo, comienzan a no tener sentido. Y así se va a alumbrar 1810.

Cuando inicie el proceso de separación de España, lo que está presente es esta contradicción que ya mencionamos, proteccionismo/librecambio. Y esto se relaciona con una segunda contradicción: patria grande/patria chica. ¿Por qué? Es sencillo: los hombres de la patria grande son proteccionistas porque es uno solo el mercado que se extiende desde Bogotá hasta Tucumán y Córdoba, es la yerba mate producida en el Río de la Plata la que se consume en Perú y Colombia, los productos textiles de cuero provenían de Tucumán y de Cochabamba y Ecuador, y las mulas, que eran criadas en Santa Fe, Buenos Aires y San Luis, llegaban hasta Quito y Cuzco.

 

EL PROTECCIONISMO DE LA PATRIA GRANDE

Aquellos que están en el interior de la América profunda, que están ligados a esta estructura económica basada en el proteccionismo, son naturalmente partidarios de la patria grande. Ya que si el proceso de independencia termina en la desunión, sus producciones no tienen sentido. Necesitaban un mercado único para sus productos. De modo que los hombres del proteccionismo son hombres de la patria grande.

Podemos decir que, a partir de ese momento, luchar por el proteccionismo fue luchar contra Gran Bretaña, y que luchar por el librecambio fue estar a favor de los intereses británicos. Aclaremos algo más: naturalmente, los hombres del librecomercio son pro patria chica. ¿Por qué? Por dos motivos: primero, porque a ellos sólo les interesa un Estado que puedan controlar, y que se extienda hasta donde lleguen sus cadenas de distribución. Por ejemplo, las mercaderías que entran de contrabando por el puerto de Buenos Aires tienen una cadena de distribución que ha montado la oligarquía y que llega hasta Córdoba y Mendoza.

Repitámoslo: estos hombres del puerto quieren un país, un Estado a su medida. Y esta es la lógica que explica por qué Rivadavia le va a decir a Belgrano que retroceda hasta Córdoba. ¿Por qué un hombre que está informalmente conduciendo los destinos de las Provincias Unidas le ordena a Belgrano eso? Porque Rivadavia es un hombre que representa los intereses de la oligarquía. Y le ordena que retroceda hacia Córdoba porque hasta allí llegaba la cadena de distribución. A esa oligarquía no le interesaba el territorio más al norte, por ejemplo el Alto Perú, porque allí dominaba otra mafia que tenía su sede en Antofagasta.

 

LOS ENEMIGOS DE LA AMERICA PROFUNDA

Los hombres de la patria chica son librecambistas, mientras que los de la patria grande son proteccionistas. Pero hay otro par de contradicciones que asoma rápidamente. Algo dijimos al pasar: de cara al mar, los hombres del librecambio, aliados a Gran Bretaña, de espaldas a la América profunda, también están de espaldas a la cultura de esa América profunda. Y entonces, mimetizados con los ingleses, van a pensar aquello que después Sarmiento va a sintetizar: la contradicción civilización/barbarie.

Sarmiento va a decir lo que ya estaba en el pensamiento de los oligarcas: la civilización es el idioma inglés y Gran Bretaña, que es nuestro aliado político, y la barbarie es el castellano, la religión del pueblo de nuestra América. Reiteremos: ¿qué es civilización? Nosotros, los hombres de las ciudades, aquellos que estamos con la cultura, de la mano de los ingleses. ¿Y los barbaros? Los hombres del interior, las masas indígenas, el gauchaje, el criollaje. Es barbarie todo aquello que sea hispanoamericano, hispano indígena, y civilización todo aquello que tenga relación con lo anglosajón, con lo que Sarmiento va a llamar “Europa”. Pero no es la Europa que nosotros tenemos en mente: para el escritor del Facundo, Europa termina en los pirineos y en Los Alpes. Más allá, para él, está el África. Europa, a lo máximo, era Francia y Gran Bretaña.

Ahí tenemos esa terrible contradicción: civilización y barbarie. Los hombres de la patria chica se suponen civilizados, pero aquí “civilización” implica la importación de una cultura ajena a nosotros, la anglosajona. Y esta contradicción también está presente en 1810.

Estos tres pares de contradicciones van a explicar por qué nuestro proceso de independencia termina en la desunión y no en la unión. Y van a explicar nuestras terribles guerras civiles. Porque en un principio, esta oligarquía que se adueña del proceso independentista, que quiere conducirlo y que va a causar la sublevación de las masas (éstas representadas por los caudillos), va a intentar civilizar al interior, va a querer “educar al soberano”. Pero resulta que las grandes masas populares de América del Sur no quieren aprender porque saben que están en lo cierto cuando rechazan una cultura que es importada.

Tengamos en cuenta lo que Sarmiento le recomienda a Mitre, al final de las guerras civiles: no ahorrar sangre de gaucho. Asimismo, a los indios Caupolicán y Lautaro los considera unos “piojosos” a los que hay que exterminar porque tal acción es algo casi sagrado. Sarmiento también dirá que no cree más en la democracia.

Esta contradicción civilización/barbarie va  a engendrar la mayor violencia que conoció la historia argentina e hispanoamericana.

 

ARTIGAS. EL GRAN CAUDILLO DE HISPANOAMERICA

Entonces hemos establecido ya las tres contradicciones principales: proteccionismo/librecambio, ya presente antes de 1810; patria grande/patria chica, como consecuencia de lo anterior; y cultura propia/imposición de la cultura ajena. Haber establecido esto nos permite ver los acontecimientos que se producen a partir de 1810 de otra manera, nos permite ver esa enorme reacción popular que siente que le han robado la revolución de mayo. La enorme reacción popular conducida por Campana el 5 y 6 de abril de 1811 se explica a partir de estas contradicciones. Porque el pueblo profundo de la provincia de Buenos Aires está a favor del proteccionismo, de la patria grande y de la cultura propia.

Pero sobre todo nos permitirá explicar al primer gran caudillo de la patria grande, José Gervasio Artigas, que se suma al proceso de independencia y que cruza a Buenos Aires para ponerse a las órdenes de la Junta y vuelve después a la Banda Oriental. Artigas comienza a ser una persona que no es funcional porque poco a poco él empieza a plantear aquello que el pueblo quiere. Y el acontecimiento fundamental es la Asamblea del Año XIII, donde está presente el otro gran personaje de la patria grande, que se ha reencontrado consigo mismo, que se ha reconstruido como persona. Ha partido de muy chiquito a Europa y prácticamente no tiene conciencia de la patria grande, ni de la cultura de su pueblo. Podemos decir que ni lo conoce. Sin embargo, cuando ponga pie en Buenos Aires, este hombre se va a ir nacionalizando cada vez más. Descubriendo a su pueblo se irá descubriendo a sí mismo. Estoy hablando del general José de San Martin, que ha venido en los barcos con los ingleses, pero que no es un agente inglés. Ha venido con su gran amigo, Carlos María de Alvear, su compadre, el padrino de su casamiento. Juntos, llaman a la Asamblea del Año XIII para conseguir la independencia y dictar una constitución. Pero resulta que Alvear decide ser siervo de los ingleses, y a éstos no les convenía la independencia en ese momento. La quieren demorar, pero San Martín se opone a esto, ya que ha venido a América para declararla.

 

SAN MARTIN Y ARTIGAS ATACADOS POR RIVADAVIA

Y entonces se da el primer gran enfrentamiento entre ambos y la separación de la Asamblea en dos bandos. Pero hay un grupo de diputados que, si entra a la Asamblea, va a apoyar al bando sanmartiniano. Se trata del grupo de diputados que libremente ha elegido el pueblo oriental, los artiguistas, que van a Buenos Aires con 5 objetivos precisos:

1) Declarar inmediatamente la independencia. Esto, como dijimos, incomoda a la oligarquía porteña, la cual quiere demorarla.

2) La forma de gobierno a adoptar será republicana, ya que es la que más representa el sentir de los pueblos de la cuenca del Plata, algo que también disgusta a la oligarquía. Ésta piensa en una monarquía constitucional. Los hombres del puerto sueñan con traer a un principito de Europa que los nombre a ellos condes, barones y duques del nuevo Estado.

3) La república que se cree debe ser federal, y esto es insoportable para la oligarquía. Porque, si se declara la independencia, la república debe ser unitaria, no federal, para que así el poder porteño, nombrando gobernadores, pueda imponerles el liberalismo económico a las provincias

4) Es necesario establecer un sistema económico proteccionista.

5) El nuevo Estado a crearse debe tener su capital fuera de Buenos Aires para que ésta no pueda controlar al gobierno mediante el soborno y el accionar de las logias, y esta es otra de las exigencias que la oligarquía no puede soportar.

Por supuesto, ustedes conocen la historia mejor que yo: estos diputados son rechazados, y la Asamblea del Año XIII, derrotado el bando sanmartiniano porque había un grupo de indecisos que Alvear compró con dinero, no declaró la independencia ni creó la constitución.

Y después de esto, a San Martín lo consideran prácticamente un hombre muerto. Le van a encargar la dirección del Ejército del Norte, que después de obtener algunas victorias es destrozado en Huaqui. Cuando le encomiendan a San Martín esa misión, ya estamos hablando de un ejército desmoralizado. Al general lo envían a una trampa, pero él se las arregla para evitar caer en ella: va a protestar y alegará razones de salud y otros inconvenientes para solicitar que lo trasladen a Mendoza. ¿Y cómo reacciona el poder angloporteño? El ladrón siempre cree que los otros son de su misma condición. Así que no tienen problema, piensan que San Martín quiere ir allí para enriquecerse. Lo que no saben es que él tiene otra cosa en la cabeza: armar un gran ejército de la nada, a partir del impulso estatal y del apoyo del pueblo de Cuyo (región comprendida en aquellos años por las provincias de Mendoza, San Juan, San Luis y La Rioja). Y San Martín lo creará, y estará compuesto por 5 mil hombres.

Y mientras tanto, ¿qué pasa del otro lado del Río de la Plata? Artigas insiste en los 5 puntos antes descriptos. La oligarquía querrá sobornarlo y Artigas lo considerará una afrenta. Incluso le ofrecerán la Banda Oriental para que la convierta en un Estado independiente (a los hombres del puerto no les interesa que el futuro Uruguay forme parte del Estado que está naciendo porque Montevideo, como puerto natural, le podría permitir a las provincias escapar del cerco porteño), pero Artigas lo tomará como una ofensa peor que la anterior. Sarratea, hombre de la oligarquía, le pondrá precio a su cabeza.

 

TUCUMAN Y CORDOBA CONTRA EL PODER ANGLOPORTEÑO

Esta oligarquía tampoco va a querer que el Alto Perú forme parte del futuro Estado. ¿Por qué? Las provincias no van a aceptar alegremente el librecomercio. Para imponérselos, los hombres del puerto deberán usar la fuerza bruta mediante el envío de ejércitos al interior. Y si el Alto Perú formase parte del Estado naciente, es allí adonde las provincias podrían recurrir en busca del sustento financiero necesario para formar sus propios ejércitos bien equipados y oponerse a Buenos Aires y al librecomercio. En cambio, si el Alto Perú queda fuera de la unión, entonces las provincias van a tener que pelear en cueros, armando lanzas con un cuchillo y una tacuara. Esto lo sabe el poder angloporteño, así que de entrada no querrá que el Alto Perú  se incorpore al nuevo Estado. Por esta razón es que Rivadavia le dice a Belgrano, hombre de la patria grande, que retroceda a Córdoba. La desobediencia sagrada de Belgrano hizo que hoy Tucumán y Córdoba no sean Estados independientes y formen parte de una misma república.

Pero con Artigas la oligarquía portuaria se va a ensañar. Porque cuando él rechaza el soborno y declara que no convertirá a la Banda Oriental en un país independiente, ya que sabe que dicha nación sería inviable, entonces el poder porteño toma una decisión terrible: le va a comunicar al Imperio de Portugal, el cual se ha instalado a partir de 1807 en Rio de Janeiro, que a cambio de la cabeza de Artigas le entregará la Banda Oriental.

Conseguir la Banda Oriental era un objetivo estratégico del imperio luso brasileño, que siempre había deseado llegar al Río de la Plata y dominar una de sus orillas. Y ahora la oligarquía se lo ofrecía en bandeja de plata. Terrible que uno grupo político esté dispuesto a cortarle un brazo a la nación con tal de eliminar a un enemigo político interno.

Volvamos a los Andes, porque ahí está San Martín preparando su ejército. Y ya está listo. Entonces la oligarquía le ordena volver para combatir al díscolo de Artigas, pero el general realiza un gran acto de desobediencia, y les espeta a los hombres del puerto que el ejército que lidera no tiene por objetivo pelear contra Artigas, sino acabar con el reducto más fuerte que tiene el imperialismo borbón en América, que es el Virreinato del Perú. El plan de San Martín es cruzar los Andes, liberar Chile y Perú, y luego reunir un gran congreso constituyente para hacer un solo Estado.

Nosotros conocemos a Bolívar y a su pensamiento integracionista, pero desconocemos el de San Martín, quien, como dijimos, desobedece las órdenes de la oligarquía una y otra vez, y finalmente cruza los Andes.

 

ARTIGAS Y EL IMPERIO LUSOBRASILEÑO

Artigas queda enfrentado al poder angloporteño y al poder lusobrasileño del imperio portugués, que invade la Banda Oriental. E intenta un último acto de resistencia con el objetivo de salvar la patria grande: tratar de vencer a Buenos Aires. Y para ello inventa una estrategia de tres partes. Le ordena a su hijo adoptivo, Andresito, que luche junto a las masas indígenas guaraníes contra el imperio portugués, atacándolo por la retaguardia, mientras él trata de frenar a las fuerzas lusobrasileñas para darle tiempo a su lugarteniente, Pancho Ramírez, para que avance sobre Buenos Aires y la derrote, y así proclamar la patria grande. ¿Pero por qué fracasa? No porque Andresito sea derrotado por las tropas portuguesas, ni por el revés de Tacuarembó, sino porque su mejor lugarteniente, aquel en el que Artigas había cifrado todas sus esperanzas, lo traiciona luego de vencer  a las tropas porteñas. Ramírez recibe la visita de Sarratea, quien le ofrece todo el dinero circulante de la ciudad puerto a cambio de que marche contra Artigas. Y Ramírez acepta.

Pancho cruza a su provincia natal, Entre Ríos, y enfrenta a quien fuera su jefe en la Batalla de Las Guachas, cerca de Victoria. Artigas resulta victorioso, pero no lo sabe y retrocede creyéndose derrotado. Así le da tiempo a Pancho para rehacerse. En una desesperada huida hacia el norte, Artigas atraviesa el Río Paraná hacia el Paraguay, para tratar de entrevistarse con Gaspar Rodríguez de Francia, a quien le había escrito muchas veces advirtiéndole que, si no se unían para marchar contra el poder angloporteño, éste iría tarde o temprano contra el Paraguay.

Terrible profecía la de Artigas, que Gaspar Francia no quiso oír. Después de dar cientos de batallas, Artigas cruzó finalmente al Paraguay y Gaspar Francia, al no prestarle atención y ponerlo preso, cavó su propia fosa. Porque después de la guerra civil, el poder angloporteño marcharía contra su país, haciendo la terrible Guerra de la Triple Alianza y asesinando a todo varón paraguayo mayor de 14 años.

Estamos viendo cómo este proceso independentista está terminando en la desunión, cómo van quedando jirones y se va desmembrando el cuerpo de la patria grande. Vimos que la oligarquía expulsa a la Banda Oriental del Estado naciente y desprecia al Alto Perú porque, entre otras cosas, allí están las masas indígenas y los hombres de los puertos aborrecen esa cultura por, entre otras cosas, cuestiones raciales.

 

LA PATRIOTICA DESOBEDIENCIA DE SAN MARTIN

Pero todavía nos queda San Martín como esperanza, que ha liberado ya a Chile. Y otra vez la oligarquía lo convoca para que intervenga en la guerra civil. Y otra vez una nueva desobediencia sagrada del general, que dice que el ejército de las Provincias Unidas del Río de la Plata se disolvió, y que él comanda ahora un nuevo ejército. Un artilugio, lógico, para poder guiar a esas fuerzas liberadoras hacia el Perú. Pero San Martín llega allí en las peores condiciones posibles, porque otra vez este personaje al que va a llamar “alma oscura como el carbón”, que es Bernardino Rivadavia, está de vuelta en el poder. Y entonces, siendo el más rancio representante del interés angloporteño, no le interesa que el proceso independentista termine en la unidad. Recordemos que San Martín quiere coronar el proceso con la unidad del Alto Perú, las Provincias Unidas y Chile, para luego charlar con su amigo Bolívar y consolidar la unidad desde el Caribe al Río de la Plata. Pero este proyecto, como dijimos, no le interesa a la oligarquía porteña.

Nuestro general es un hombre ya débil en el Perú, porque también está hostigado OHiggins, su gran amigo, el otro hombre de la patria grande, en Chile, y está hostigado por la oligarquía de ese país, a la que tampoco le interesa que el proceso emancipador termine en la unidad.

San Martín llega al Perú completamente debilitado, política, militar y financieramente, y va a encontrarse con ese otro gigante de la América del Sur, que es Bolívar, y se van a reunir en Guayaquil, donde no hay ningún misterio: es Mitre, en la historia oficial, el que va a tratar de ensuciar la figura de Bolívar y la de San Martín hablando de ese supuesto misterio. Lo cierto es que ese San Martín débil tiene que necesariamente decirle a bolívar que él era quien debía continuar la guerra de la independencia, porque en sus manos estaba el fin de la misma y la unidad política de la América del Sur. San Martín no poseía los recursos necesarios para terminar la guerra. No hay ninguna discusión entre los dos generales, sino que se ponen de acuerdo en la mejor manera para concluir el proceso emancipador. 

 

LA UNIDAD, MAS IMPORTANTE QUE LA INDEPENDENCIA

Pero Bolívar también está intuyendo que las cosas no están saliendo como él piensa que deben salir. Porque es también un hombre que ha venido con las logias y ha roto con ellas ya que a medida que avanza el proceso de liberación comienza a haber intrigas a través de esas logias de las oligarquías locales, porque tampoco en Colombia y Venezuela quieren que el proceso termine en la unidad. Entonces Bolívar disuelve las logias ya que intuye que son el instrumento de penetración británica en la América del Sur. Y va a ver cómo se le van a ir desarmando sus ejércitos y sublevando las poblaciones conducidas por estas oligarquías. Ese temor lo hace reflexionar y se pregunta qué es más importante, si la unidad o la independencia. Y se responde que la unidad. Así que envía un emisario para dialogar con Fernando VII, un hecho ignorado por nuestra historia, y para negociar algo increíble: está dispuesto a terminar la guerra contra los realistas a cambio de que Fernando se traslade a América y se instale en México o en Lima para crear una monarquía constitucional y salvar la unidad. Porque Bolívar tenía presente lo que estaba pasando en el Brasil, que gracias a la monarquía portuguesa conservó su integridad. Y su proceso de independencia no va a terminar en la desunión. Bolívar cree que ésa es la solución, pero Fernando VII no está a la altura de las circunstancias y lo obliga a combatir hasta el final.

Es un Bolívar debilitado, sin fuerzas, y empieza a haber sublevaciones de estas oligarquías que quieren librecomercio y patrias chicas, y que quieren culturalmente mimetizarse con los ingleses y despreciar todo lo hispanocriollo e indígena.

Y así llegamos a por qué el proceso de independencia hispanoamericano terminó en la desunión y no en la unión. Terminamos conformando una serie de Estados y no un solo Estado. Por el contrario, el proceso de independencia anglonorteamericano, como dijimos, terminó en la unidad, en un solo Estado. Ugarte, con esa gran clarividencia que tuvo, se preguntó dónde residía la fuerza de EEUU y dónde nuestra debilidad. Y llegó a la conclusión de que la fuerza de EEUU residía en el hecho de que su proceso de independencia había concluido en la unión, mientras que el origen de nuestra debilidad se encontraba en el hecho de que nuestro proceso había terminado en la desunión.

 

MIRAMOS AL MUNDO SIN MIRARNOS ENTRE NOSOTROS

No supimos ser un solo Estado, no supimos ser una sola nación, por nuestras contradicciones internas pero también por aquello que explicaba Raúl Scalabrini Ortiz en su gran libro Política Británica en el Río de la Plata: el resorte oculto de nuestra historia, la diplomacia inglesa. Y entonces nos incorporamos al mundo de las naciones, al mercado internacional, como fragmentos independientes y separados que miraban al mar sin mirarse entre ellos. Y los fragmentos nunca pueden tener la misma fuerza que un todo, y hasta perdimos la memoria de la patria grande, y olvidamos que habíamos sido una misma nación. Entonces la oligarquía sobre ese olvido construyó la falsificación de la historia y algo terrible: las guerras fratricidas para poner odio entre los hermanos, por ejemplo la de la Triple Alianza contra el Paraguay, también llamada la Guerra de la Triple Infamia, o la Guerra del Pacifico de Chile contra Perú y Bolivia. Y todo para crear odio, para hacer de esto que eran fragmentos convertidos en repúblicas, falsas naciones.

Pero como la lava, que subyace a pesar de que el volcán no esté en erupción, en el fondo de la conciencia de los pueblos latinoamericanos está presente la idea de la unidad. Por eso cada vez que estallen procesos populares, cada vez que los pueblos puedan expresarse, lo harán siempre a favor de la reconstrucción de la patria grande, que veremos resurgir a través de la historia. Muchísimas gracias.