El mundo sufrió su más radical viraje en mucho tiempo con el
paso de la bipolaridad a la hegemonía unipolar norteamericana. Pocas décadas
fueron suficientes para que sepamos que el fin de la “guerra fría” no fue el
fin de las guerras sino, al contrario, su multiplicación, bajo voraces ofensivas
imperiales norteamericanas. Civilizaciones enteras fueron destruidas – como en
Iraq, Afganistán, Siria -, mientras Estados Unidos de América (EUA) se
reivindica la responsabilidad de policía del mundo, guerras sin fin, focos de
conflictos que se multiplican.
Pero la hegemonía imperial norteamericana y el
fin del mundo bipolar tampoco llevaron a que la globalización del sistema
capitalista condujera el mundo a la estabilidad y la expansión económica. No ha
bastado el desempeño frágil de la economía capitalista en las últimas décadas,
desde 2008 el centro mismo del sistema se encuentra en profunda y prolongada
crisis recesiva, de la cual no se sabe cuándo pueda salir, llevando a la
destrucción de los que todavía había del sistema de bienestar social en Europa
y a niveles de desempleo récords.
¿Esa es la utopía que el sistema capitalista e
imperial propone al mundo? ¿Fue en nombre de esos escenarios que se ha
propuesto la destrucción de todo lo que se le oponía? ¿Para eso fue impuesto el
reinado del mercado y de la superioridad bélica de EUA? ¿Es con esos objetivos
es que Europa se propone a destruir su pasado de derechos sociales? ¿Es a eso
que EUA invita a que países participen de sus proyectos de tratados de libre
comercio?
Ese mundo miserable, fundado en el poder del
dinero y de las armas, si, que es un fin de ciclo. Los países que resisten
están en el comienzo de un nuevo ciclo, de construcción de un mundo basado en
los derechos y la solidaridad.
Por todo eso es que la luna de miel de la
hegemonía unipolar norteamericana duró poco. Los Brics, China, Rusia, los
gobiernos progresistas latinoamericanos son eslabones de un mundo
económicamente multipolar y que ha comienza a instalar una geopolítica basada
de nuevo en le bipolaridad mundial.
La recesión del centro del capitalismo presiona
a todos los países, pero el resto del mundo ha no entra en recesión tan
profunda y prolongada como ocurría en el pasado. EUA no pudo invadir Siria y
desatar nuevo foco de guerra, que incluiría a Irán. EUA siguen como la más
grande potencia del mundo actual, pero ya encuentra limites que no pensaba
tener cuando triunfo en la guerra fría.
El mundo marcado por la hegemonía imperial
norteamericana es un mundo de guerras y de recesión. Hace falta que Europa se
dé cuenta y, como hace el nuevo candidato a líder del Partido Laborista
británico, deje de seguir la política exterior de EUA, para, ahí sí, sentirse
más segura. Hace falta que otro modelo económico que no el de la austeridad,
sea asumido por países europeos. Los Brics apuntan hacia otra geometría
política, económica y militar en el mundo. ¿Con quienes estará Europa?
América Latina ya contribuye a ese mundo
multipolar, con el Mercosur, Unasur, Celac, con la participación directa de
Brasil en los Brics y los acuerdos firmados por países de la región con los
Brics, con China y con Rusia. EUA ya no cuenta con su antiguo patio trasero.
México se desangra al pagar el precio de la reiterada sumisión a su vecino del
norte. Europa retrocede, con la austeridad. Iraq, Afganistán, fueron destruidos
por el poderío bélico de EUA.
El siglo XXI es el escenario por la lucha por
una nueva hegemonía mundial, compartida, democrática, de negociaciones para
solución de los conflictos, de una economía basada en las necesidades de la
gente y no los imperativos del capital especulativo.
- Emir Sader, sociólogo y científico político
brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la
Universidad Estadual de Rio de Janeiro (Uerj).
GUERRAS Y RECESION: LAS PROMESAS DE LA PAZ NORTEAMERICANA