
La crisis fronteriza entre Colombia y Venezuela, que empezó
la última semana de agosto del año 2015, deja una serie de conclusiones y
realidades que permiten explicar muchas cosas, más allá del ruido mediático, la
cobardía política de muchos dirigentes con pretensiones de tribunos del pueblo,
la incoherencia ideológica y sobre todo, las solidaridades que permiten a unos
grupos de poder sojuzgar a otros a lo largo y ancho del planeta, pues de nuevo
queda claro que el valor de la solidaridad es una carencia pronunciada en los
gorreros políticos de imagen de siempre, esos que llegado el momento de la
verdad una vez más, son retratados en todas sus miserias por la metáfora tan
conocida, de las ratas abandonando el barco en desbandada, cuando sienten
cualquier turbulencia, como los marineros de agua dulce, en su bautismo de mar
embravecido a mucha distancia de la tierra firme, al sentir los bandazos
violentos de las olas rabiosas - situación ante la cual se distingue - a los
hombres o mujeres imprescindibles; los o las de enaguas o calzoncillos bien
puestos.
En primer lugar confirma la dependencia total
del oriente colombiano, de la odiada y jamás tratada como hermana nación
vecina, desde que se le ocurrió la mala idea – según las élites colombianas y
sus huele pedos profesionales que para ellos laboran o los siguen por
ignorancia política - de convertirse en República Bolivariana de Venezuela,
subsidiando los alimentos de primera necesidad, dando medicina y atención en
salud de calidad y gratuita, como su sistema educativo o su programa de
viviendas dignas, que acá en Colombia – sobre todo bien equipadas- pueden disfrutar
los empleados mejor pagados de élite; o los avispados que viven del delito de
todos los calibres: ¿Sí Venezuela fuera el desastre que pintan los medios de
(IN) comunicación privados: a qué se debe el afán de muchos colombianos para
vivir en ese infierno? ¿Por qué mientras allá hay más de seis millones de
colombianos, acá los venezolanos escuálidos no alcanzan los 500 mil?
La reacción cónsona de Uribe y de Santos,
demuestran que el estado colombiano como sistema de dominación reforzado con
unas élites mafiosas, están bien cohesionadas en torno al modelo paramilitar
que ya exportan por Honduras, El Salvador y Paraguay, fuera de las zonas de
fronteras, donde las BACRIM, que siguen siendo Urabeños o Águilas negras,
actúan como apoyo militar de la política internacional subordinada del estado
colombiano en todas sus vertientes, mientras que por el contrario la
impresentable izquierda colombiana, tan inconsecuente y falsa como la supuesta
izquierda europea de Podemos y Syriza, se caracteriza por el oportunismo y la
cobardía mediática de sus dirigentes, más preocupados por su imagen antes que
por unas posiciones ideológicas coherentes y responsables: razón tenía Jorge
Eliecer Gaitán cuando los denunciaba en sus discursos y afirmaba que el pueblo
es suprior a sus dirigentes.
Y ello muestra un contraste marcado: mientras el
estado de extrema de derecha de Colombia con las empresas vendedoras de
noticias manipuladas – en cabeza de RCN, CNN, Caracol o NTN 24 Horas el canal
paramilitar- defienden sin dobleces a terroristas de su misma línea ideológica
e intereses políticos, como Leopoldo López, José Pérez Ventas el descuartizador
de Liana Hergüeta, Luís Posada Carriles o Lorent Gómez Saleh, a través de
personajes que ejercen como periodistas, sembrando dudas y beatificaciones a su
favor, como Claudia Gurisatti y sus hampones mediáticos; por el contrario la
izquierda nacional reunida en el deshilachado Polo Democrático – dizque-
Alternativo, se raja de cabo a rabo y a través de dirigentes y periodistas como
Alfredo Molano o Claudia López, corren a condenar a Nicolás Maduro, con los
mismos argumentos de José Obdulio Gaviria o su patrón el mafioso número 82:
Hasta Piedad Córdoba salió con patas de banco.
Ello explica porque jamás gobernarán ni serán opción de poder, pues los pueblos
huelen y desprecian a los cobardes y pusilánimes, categorías de las que excluyo
a Piedad, por su pasado más reciente. Esta incoherencia que en nada los
diferencia de Pablo Iglesias o del traidor Alexis Tsipras, me recuerda las
veces que Petro atacó a Robledo y a Mauricio Trujillo Uribe, con las mismas
heces uribistas de opinión, difundidas por la extrema derecha mediática: y
luego se fugó del Polo: ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón.
Esto no es nada nuevo en una izquierda corrupta de aíre acondicionado, como la
de los hermanos Moreno Rojas que hicieron pactos para robarse a Bogotá, con
empresarios de la U de Santos y Uribe...Allí tenemos a los dos tránsfugas de
los Garzón – Angelino y Lucho- quienes terminaron jugando para fascistas light
como Peñaloza o Mockus. Nunca fue raro cuando en cada crisis que hubo en vida
de Chávez rodeaban a “su presidente” de turno: razón tuvo Nicolás Maduro y la
dirigencia del PSUV con negarle a Petro su presencia en la velación de Chávez.
Cómo epilogo de este teatro del absurdo,
mientras los expresidentes de Colombia, fundidos con los delincuentes globales
del Club de Madrid, se reunían en Bogotá a farisear sobre las deportaciones de
los “pobres compatriotas campesinos” hecha por Nicolás Maduro, olvidando que
Gaviria, Pastrana, Uribe y Santos elevaron la cifra a los seis millones, todos
viviendo en Venezuela, sin contar los del éxodo a otros países...Mientras Uribe
como su protegido Carlos Castaño, promete tierras a las víctimas de Maduro en
Córdoba; y Santos le hacía el bajo con las lacrimógenas y populistas promesas
de casas, alimentos y otras yerbas que critican al Castro Chavismo, ambos cerca
de una frontera que jamás miraron en vida presidencial, en Medellín – la tierra
de Uribe- y no en El Táchira, eran desalojados violentamente unos desplazados
afrocolombianos y de otros tonos de piel pero la misma miseria, de una invasión
donde quedaba una ladrillera, que El Espectador muestra en imágenes sin señalar
al causante del mal.
Queda claro que la extrema derecha gana el duelo
mediático y embrutecedor: Venezuela Bolivariana siempre será el mejor negocio,
para despertar el patrioterismo de a medio peso de la Selección Colombia
embanderada con el Patrocinio de la ladrona Pacific Rubiales. Gracias a Nicolás
Maduro y todo el odio desatado hasta por su sombra, el país adormilado por
tanta manipulación de opinión, olvidó que ese procurador que habla en su
ignorancia de demandar en La Haya por crimen de Lesa humanidad a Venezuela, es
el mismo que persigue a todo el que piensa diferente y exonera criminales de
guerra como los de los Falsos positivos o el Palacio de Justicia. El país
nacional que no ve una, se olvidó de que ese Uribe que ejerce como defensor de
derechos humanos, es el mismo de los crímenes de lesa humanidad en La
Escombrera y otras masacres, peores o iguales que las de Mapiripán que salpican
a Pastrana.
Olvidó el país el real causante de los más de 14
mil niños Wayuu mal contados y muertos de hambre y sed por la venta de un río a
una multinacional...Y eso que no se cuentan los muertos de los Yukpas del
Perijá. Pensando en lo mal que vive Venezuela y en su feo gobierno, el pueblo
colombiano con títulos de posgrado tan manipulable como el que habita en
cuartuchos de cartón y come una vez al día, olvida los 5 mil niños en Córdoba y
el Eje Cafetero que murieron de hambre y abandono del estado que habla de
sembrar leche y miel para los deportados de Venezuela, de los que no sabe que
fueron hallados en urbanizaciones donde secuestraban y reinaban los paracos, y
hasta tenían un burdel con niñas prostituidas a la fuerza.
Los medios de intoxicación mental masiva, jamás
dijeron que las autoridades nacionales pudieron constatar en el terreno que los
compatriotas que tenían sus papeles, como no sucede en Europa con árabes y
africanos, siguen viviendo allá sin padecer los males que la prensa dice que
sufren. Buena es Venezuela y mucho más Maduro, para hacer que el pueblo escupa
para arriba en un ascensor y hasta los choferes de taxi en Medellín, odien al
chofer de Venezuela – su colega de profesión y estrato social de origen- que no
está capacitado para gobernar. Colorín colorado, esta historia no ha
acabado...La manipulación continuará y yo la continuará denunciando, criticando
y gozando...Los supuestos eficientes y bien preparados como en otros menesteres
de la vida real, demuestran vivir bien como buenos parásitos, del trabajo de
los no preparados como Nicolás Maduro...Protestan porque el presidente de
Venezuela, se cansó de hacerles el trabajo de matarles el hambre y el desempleo
que ellos debían solucionar: ¿Acaso Nicolás Maduro es el presidente de Colombia
o el alcalde de Cúcuta?
Porque ahora las colas que había en Venezuela
con el cierre de fronteras, comienzan a aparecer en Cúcuta, la ciudad
colombiana con mayor nivel de pobreza, indigencia y desigualdad...Ahora los
anaqueles vacíos en los supermercados del oriente colombiano fronterizo,
señalan la real causa del desabastecimiento en Venezuela que tanto festejaba la
prensa privada de mi país...Hasta en el Eje cafetero bien lejos de Cúcuta, se
consiguen medicinas subsidiada para el colesterol, entre otros males del
“infierno venezolano castro chavista”...Entre otras cosas...¿Será que
exportamos las colas para tanquear gasolina? ¿No es eso acaso parte de una guerra
económica renovada usada contra Allende? ¿Por qué los gringos se unen al coro
de vestiduras rasgadas, con todo el mal trato que le dan a los
centroamericanos?
Nicolás Ramón Contreras Hernández Ciudadano
afroabyayalense de la Región Caribe en la República de Colombia Red
Independentista del Caribe – Observatorio de medios y estudios académicos
independiente desde perspectiva de género y etnia.