Estamos en Córdoba. Epicentro de las acciones del golpe de estado contra Perón donde viejos intereses del poder aturdidos por sus propios rencores convocaron a la población en nombre de la heroicidad, le llamaron  “Córdoba la Heroica”. No se privaron de humillar a la mayoría del pueblo que, sin entuertos ni canonjías, sin corrupción, habían votado a un gobierno que elevó el nivel de vida de los cordobeses y de los argentinos.

Era Córdoba la provincia mas beneficiada por las políticas industriales y por grandes obras de infraestructura, puestas en marcha en 1946 increíblemente aún no debidamente reconocidas por el propio empresariado beneficiado por ellas. Si es cierto que permanece en la conciencia profunda del pueblo el impresionante desarrollo transformador que posibilitó tener trabajo, vivienda, futuro para sus hijos quizás ingeniero, técnico u operario con  calificación y ocupación  asegurada dado el ingreso de la Argentina al podio de las naciones industriales modernas.

A 60 años, recordemos a los viejos luchadores gremiales, políticos, los de las organizaciones libres del pueblo, por lo general, todos ellos, anónimos. No tendrán murales, estatuas, ni doctorados “honoris causa”. Es probable que ninguna tesis académica ni evocación cultural los tenga en cuenta ni a ellos ni a las mujeres de Evita que accedieron a un oficio de corte y confección, o se hicieron operarias por primera vez accediendo así a un salario que antes desconocían y fueron madres de hijos con esperanza y futuro.

La culpa histórica recaerá inevitablemente sobre las fuerzas sociales del retroceso nacional. El aniversario es propicio para la reflexión de los motivos que condujeron la situación social argentina.

Carlos Del Campo

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